Rurouni kenshin no me pertenece, solo utilizo sus personajes para divertirme.
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Notas iniciales: Amigos, esta locura es un spin off de La Mentira, o sea en este fanfic exploraré lo que sería la relación Misao/Saito que no me da lugar a explorarlo en ese fic que he mencionado, en particular, este primer capítulo narra cómo fue el inicio de Misao, luego tendremos un capítulo más, pero luego, todos los que vendrán después estarán ubicados ya después de los sucesos del final de La Mentira, aunque no se preocupen que este fanfic no tiene spoilers de ese fanfic que también está en curso, que como ustedes saben es un AU en tiempos actuales.
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EL LOBO Y LA DONCELLA
ACTO 1
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Tenía 15 años cuando lo vió por primera vez y desde aquella vez su mundo había cambiado.
Hasta ese entonces, Misao Makimashi, huérfana de padres, y criada por su hermano mayor Aoshi, solo tenía ojos de admiración y efervescencia para su amado hermano, que era mucho más que un padre para ella, ya que la había querido y cuidado cuando más sola estuvo.
Pero cuando lo conoció a él, su concepto del mundo cambió.
Hajime Saito, el director de la Agencia de Seguridad Japonesa, y jefe de su hermano.
Su porte alto, seguro, sardónico, con una ligera sonrisa de autosuficiencia adornando sus labios y su expresión propia de un hombre quince años mayor que ella, fueron suficientes para deslumbrar a la muchacha, que desde aquella vez quedó prendada de aquel sujeto portentoso y autoritario.
Había ido hasta la oficina principal de la Agencia, a buscar a su hermano, con quien había tenido un gran disgusto, porque Aoshi no deseaba que ella entrase a la Agencia, pero Misao no había dejado de insistir y hasta amenazado con ir a presentarse a la Agencia.
Aoshi entonces la había encerrado, pero no contaba con la astucia de Misao que urdió todo tipo de tretas y escapó.
Y fue cuando quiso entrar de sigilo en las Oficinas de la Agencia, es que había sido atrapada.
Y había sido él, el mismísimo director quien la había sorprendido infraganti, cuando Misao, quiso escabullirse por una de las rendijas.
Y fue la primera vez que lo había visto.
Saito había quedado mirándola sin expresión, pero Misao se había quedado congelada observando esa mirada ámbar, que pasó a clavarse desde ese día en su memoria.
Y desde aquella vez ya nunca volvió a ser lo mismo para ella.
Saito, ante aquella tremenda imprudencia se llevó a la pequeña bribona a una de las celdas que había en el sitio, encerrándola, hasta que su hermano Aoshi volviera de una misión, y se la entregaría. Pero tampoco pensaba avisarle antes.
Saito la dejó ahí, y más tarde volvió a su oficina, pero cuando estaba entrando, pudo percibir que alguien se escondía entre las sombras de uno de los escritorios.
Saito volvió a pillarla, pero no podía negar que estaba sorprendido ante la sagacidad de la jovencita. Era ágil e inteligente, que pudo salirse de la celda sin muchos problemas. Digna hermana de Aoshi Shinomori.
Ahí fue cuando Saito se dio cuenta que la jovencita tenia habilidades, que de ser pulidas y trabajadas, la llevarían a convertirse en una gran espía.
Saito dejó el zarandeo y soltó a la chica.
—Bueno. Ahora me dirás que es lo que te traes en mano. Acabas de cometer otro delito federal saliéndote de la celda. ¿Acaso quieres que encierre a tu hermano también?— increpó el hombre.
No tenía intención de hacer eso, pero le gustaría tantear a la jovencita que lo miraba con ojos asustados ante esa insinuación.
—Se nota que su hermano es su gran debilidad—pensó Saito.
Misao sacó fuerzas de lo indecible para hablar. Los penetrantes ojos del hombre que la interrogaba parecía que eran capaces de estudiar su alma.
Aparte tenía ese nosequé que le había producido a Misao una tremenda sensación de seguridad o como si estuviera en casa. Sentía que podía confiar en ese hombre
—Yo…yo quiero…ser una espía como mi hermano— terminó confesando la chica.
—Mph—bufó Saito al tiempo que encendía un cigarrillo, sin apartar la mirada en la delgada figura que se cernía frente suyo.
Parecía estudiarla por esos segundos que a Misao que le parecieron eternos.
Luego se volteó por todo el cuarto, sin decir palabra alguna. Misao tenía mucho miedo en su interior, porque temía que con esto estuviera perjudicando a su hermano, que era un espía muy importante, aunque últimamente ya solo realizaba trabajos tácticos, y los verdaderos agentes de campo era un grupo que estaba bajo su mando, llamado los Onnibawanshu, que tenían una increíble capacidad de sigilo por lo cual Saito había accedido a darle el mando de ese escuadrón.
—Me has sorprendido con este detalle de que pudiste salirte de la celda. Pero si de verdad quieres sorprenderme, niña, tendrás que hacer mucho más que eso. Hazlo, y entrarás a la Agencia—espetó de repente Saito sentándose al sillón de su escritorio, sin dejar de fumar
Misao, que sudaba ligero, tragó saliva.
— ¿Pero que podría hacer para sorprenderlo?
—Si te lo dijera, no me servirías. Como dije, si quieres ser una espía, pues ingéniate. Hazlo, y si me sorprendes, haré una excepción contigo y te haré ingresar a la Agencia.
—Pero mi hermano quizá no esté de acuerdo—musitó Misao, recordando la causal de la pelea que habían tenido el día anterior.
— ¿Quieres o no entrar a mi equipo? no me gustan aquí las niñas lloronas ¿estamos de acuerdo?—la interrumpió Saito. Lo cual era cierto. No quería dramas familiares dentro.
—Si señor— contestó Misao tragando saliva
—Bueno….pues, lárgate, entonces—espetó Saito
—Claro, señor— se apresuró a responder la joven, y ya se estaba volteando, cuando se volvió al hombre.
— ¿Algo más?—le increpó el hombre
—Nada señor, solo me preguntaba cuál podría ser su nombre— dijo Misao, un poco dubitativa. Era claro que era algún sujeto importante, por la oficina y por su aspecto. Quería saberlo. Total estaba por cerrar trato con este demonio de ojos dorados.
El hombre alzó su mirada ámbar a ella, fijándola en los inocentes ojos verdes de la chica.
—Hajime Saito, director de la Agencia— dijo sin preámbulo.
Misao casi se cae de espaldas.
Todo el tiempo había estado charlando nada menos con Saito, el temido director del cual su hermano solía hablar en ocasiones.
Nunca supo si fue suerte o una treta del destino.
Como sea, desde aquel momento, las cartas de Misao habían sido echadas.
Lo que todavía no sabía en ese momento, es que un día su propio camino se vería ligado por completo a la vida de aquel hombre.
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Había pasado una semana, y durante ese lapso, ya hasta Saito había olvidado su encuentro con la jovencita. Tanto así que ni siquiera había informado a su hermano que Misao había irrumpido en el sitio, y tampoco Aoshi parecía sospechar nada.
Era una noche cualquiera. Al menos para Saito, cuando ocurrió la sorpresa.
Al salir, había decidido ir a un sitio, que habitualmente no se visita a esas horas, pero a Saito le interesaban un rábano esas reglas. Pero era uno de sus sitios favoritos. Sentia que mucho de lo que él era estaba plasmado en ese lugar.
No iba a encender una vela o un incienso. Nada de eso, pero el solo hecho de estar allí, le daba una relativa calma.
Solo sus reflejos hiper desarrollados se vieron alertados por algo. De inmediato se ocultó entre las sombras, y cuando vió la figura acercarse, saltó a taparle la boca y tomar sus brazos para retorcerlas hacia atrás.
Seguramente era alguna emboscada, pero él era especialista en estas cuestiones.
Pero cuando miró, abrió mucho sus ojos.
No era algún sujeto con aspecto de mercenario, como los que habitualmente se encontraba.
La soltó cuando vió que era la niña del otro día.
La muchachita, la hermana de Aoshi, la que quería ser espía.
— ¡¿Qué demonios haces aquí?!— espetó Saito, con cierto dejo de rabia, porque aparte no le gustaba que invadieran un espacio tan personal como ese.
Misao jadeó de cansancio al verse liberada del agarre del hombre.
— ¡Por dios! Solo estoy haciendo lo que usted me dijo…
— ¿Qué?
—Le traje esto— respondió Misao, extendiéndole una caja
Cuando Saito lo vió abrió mucho sus ojos.
Ese detalle de su vida casi nadie lo conocía.
—Esa caja contiene su antigua katana, la que usaba cuando formaba parte de la primera policía secreta de este país, los Shinsengumi…lo robé del Ministerio de Justicia donde estaba guardado como emblema de la caída del antiguo partido político que gobernaba antes nuestro país y del cual, usted era defensor. Y…por eso también intuí que usted podría estar en este sitio….el templo ceremonial a la memoria de los Shinsengumi muertos, durante la Guerra Civil. Usted era uno de ellos. Imaginé que podría estar en un sitio como este—increpó Misao con una seguridad sorprendente.
Saito sí que se sorprendió.
— ¿Cómo rayos…?— quiso saber
—Usted me dijo que lo sorprendiera…
El hombre entonces sonrió. Era cierto. Él se lo había puesto como condición y vaya que la chica había cumplido. En verdad se había sorprendido. No le preguntaría como había sido capaz de averiguar todo eso.
—Sera una buena espía—pensó Saito, al tiempo que volvia a encender un cigarrillo y se lo llevaba a la boca
— ¿Y luego, señor?— preguntó Misao, curiosa del futuro que podría plantearle el hombre de ojos dorados
—Y más aún si puedo moldearla para mí—siguió pensando el director.
Sus ojos sardónicos adquirieron un tono de brillo infernal ante la idea.
Se notaba a leguas que ella seria leal. Y era lo que él necesitaba para sus objetivos de Justicia.
Porque Hajime Saito, perseguía un estilo de Justicia muy particular.
"Matar al mal de Raíz, inmediatamente"
Aunque en pos de ella, rompiera todas las reglas de mando o desobedeciera la orden del Consejo de Seguridad, que era el organismo que estaba por encima de Saito en los asuntos de seguridad nacional y del servicio secreto en Japon.
Si, alguien como Misao, que pudiere moldear a su gusto…
Seria perfecta para trabajar con él.
Tendría que llamar a su otro agente de confianza, Cho "el cazador de espadas", para que se encargase del entrenamiento de la chica en este instante.
—No te preocupes por tonterías, Makimashi…desde este momento, estas bajo mi mando directo. Solo respondes ante mí. Así que bienvenida al Servicio Secreto—fueron sus palabras exactas antes de arrojar la colilla al suelo, ante la mirada estupefacta de la joven.
Y con eso, desde ese momento, a Misao Makimashi se le abrió un nuevo mundo.
Uno al que creía pertenecer.
Uno donde por fin podia mostrarle al mundo que ella tenia mucho por dar.
Un mundo junto...a Hajime Saito
CONTINUARÁ
NOTAS FINALES:
Que locura ¿no?, pero moria por hacerla, pero será un fic bien cortito,porque solo es un spin off del otro fic La Mentira, un Battousai/Kaoru, cual por cierto el capitulo 12 ya viene en curso.
Bueno, pueden dejarme sus tomatazos que con gusto estaré esperando.
Y recuerden esto es un AU, SAITO/MISAO, Spin off del fanfic La Mentira.
Muchas gracias por leer, y en pocos dias ya viene el otro capitulo.
Abrazo.
Paola.
