Sailor Moon No Me Pertenece.

Serena y la bestia.

Compromiso.

- Serena por favor quédate quieta.- La regaño lady Tsukino, su madre.- No puedo arreglarte el cabello sino dejas de moverte.

- Es que estoy muy nerviosa mamá. . . Papá dijo que Darien venía para hablar algo muy importante con él sobre mi. . . ¿Para qué crees que venga mamá?

- Lo sabes perfectamente cariño. . . Él viene a pedir tu mano.

La joven lady sonrió ante aquel comentario de su madre, entonces no era la única que pensaba en eso, ella amaba profundamente a Darien Chiba, el vecino de la propiedad de junto a la de su familia, y desde hace algún tiempo el joven visitaba su hogar para verla, secretamente ella siempre había soñado con el día en que él pidiera su mano, y todo parecía indicar que ese era el gran día.

- Madre.- La joven tomo su perfume del tocador.- ¿Y si no viene a pedir mi mano?

- Querida deja de decir tonterías, los nervios te están controlando.

- Madre yo amo a Darien, lo he amado desde hace mucho.

- Querida solo tienes quince años. . .- Murmuro su madre con una risita.- Eres muy joven para saber lo que es el amor. . .

- Lo amo madre y nada podrá cambiar eso.

.

Darien estaba un tanto nervioso pero seguro de lo que iba a hacer, respiro hondo, vio a lord Tsukino detrás de su escritorio, lo había hecho pasar al despacho después de que le hubiese pedido hablar a solas con él.

- Bien tu dirás Darien.- La alentó el hombre mayor.

- Bueno yo. . .- Casi se ahogó con sus palabras.- Usted ya sabe que aprecio mucho a la señorita Serena, y nada me haría más feliz que usted me diera su mano en matrimonio.

- Bueno a decir verdad yo ya esperaba esto.- Murmuro el hombre.- Es evidente que sientes un gran afecto por mi hija pequeña, pero comprende que ella solo tiene quince años. .

- Lo sé y comprendo lord Tsukino, pero lo que siento por su hija en un amor muy profundo, usted sabe que pronto he de partir a la guerra y no me quiero ir sin tener un motivo valioso por el cual vivir y regresar

- ¿Cuántos años estará en el ejército?

- Primeramente serán dos, según lo que se me ha informado puedo llegar a quedarme hasta cuatro años más si la situación así lo amerita.

- Ya veo. . .- Lord Kenji Tsukino respiro hondo.- ¿Comprendes que con tu partida corres el riesgo de que me hija se fije en otro hombre? Con tu ausencia prolongada ella. . .

- Es un riesgo que estoy dispuesto a correr.- Dijo con seguridad.

Él amaba a aquella pequeña rubia que había robado su corazón siendo solo una niña de diez años, desde ese momento él no había hecho otra cosa que soñar con verla convertida en su esposa y ahora que estaba a portas de dejar el que hubiese sido su hogar durante sus casi veintidós años de edad no quería irse sin antes declararse a ella y pedirle formalmente que fuese su prometida.

- Bien yo te conozco muy bien y confió en ti, pero depende de Serena la decisión. . . Mandare por ella. . .- El hombre mayor hiso sonar una campana.

- Gracias señor.

- ¿Necesita algo mi señor?- Una de las criadas entro en el despacho.

- Manda por mi hija por favor.

- Si señor. . .

- ¿Lord Tsukino me permitiría estar a solas con su hija en los jardines traseros?

- Claro, pero de todas formas alguien estaba cerca de ustedes.

- Por supuesto.

.

- Buenos días señor Chiba.- Serena se acercó al hombre que estaba apoyado en un árbol del jardín.- Mi padre me ha dicho que necesita hablar conmigo.

- Si señorita Serena, yo solicite permiso para poder hablar con usted a solas.- Murmuro algo nervioso.

- Bueno tan solos no estamos.

Ambos jóvenes vieron a la nana de la rubia a unos cuantos metros de distancia, su padre había insistido en que ella fuera con ellos, pero Luna, su nana de toda la vida comprendía su necesidad de estar cerca de Darien por lo que estaba a bastante distancia, cerca de una banqueta.

- Aun así necesito decirle algo importante señorita.

- Lo escucho señor Chiba.- La joven sonrió expectante ante la idea de estar a solas con él y asi poder escuchar lo que tanto anhelaba oir de sus labios.

- Yo. . . Como usted sabrá pronto partiré a la guerra señorita Serena.

- Es lo que se comenta. ¿Partirá por mucho tiempo señor?

- Pueden llegar a ser seis años.

- Eso es mucho tiempo.

La rubia de pronto tuvo un mal presentimiento. ¿Sería que Darien había pedido hablar con ella para despedirse? Eso sería muy crudo, ella lo amaba desde la primera vez que lo había visto y desde que había escuchado que él iba a irse a la guerra la idea se le había hecho intolerable, pero su padre le había hablado de la reputación que los Chiba tenían en el ejército y el deber que tenían de cumplir ante cualquier llamado, por eso ella había aceptado la idea de verlo irse, pero no estaba preparada para la despedida.

- ¿Viene a despedirse?

- Bueno yo. . . Señorita Serena lo que vengo a discutir con usted es algo de suma importancia, algo que tiene que ver con el futuro.

- No creo comprender.- La joven camino lentamente hasta donde estaba el hombre.

- Usted debe comprender mis sentimientos señorita Serena.- Darien se armo de valor para tomar sus manos.- Lo que siento por usted es un afecto muy grande mi querida señorita Serena.

- Mi afecto hacia usted es tanto o más grande que el suyo señor Chiba. . .

- ¿De verdad?

- Si, ya no puedo seguir ocultando lo que siento por usted.

- Eso me hace muy feliz y me llena de esperanza para lo que tengo que preguntarle.

- ¿Preguntarme?

- Pronto me iré pero no quiero irme sin antes tener una promesa de su parte.

- ¿Una promesa de mi parte?

- He hablado con su padre sobre esto, él me ha dicho que todo depende de usted, le he pedido a su padre su mano mi hermosa y querida señorita Serena.

- ¿Quiere que nos casemos?

- Naturalmente usted debe crecer antes, es aún muy pequeña, pero si me voy a ir a la guerra quiero considerarme su prometido. . . Pero ese depende de usted, de que si usted me acepta mi querida.

- Claro que acepto señor Darien, claro que acepto ser su prometida y esperar a su regreso.

- Mi querida Serena.- A pesar de que sabía que estaba cometiendo una falta Darien estrecho a su ahora prometida en sus brazos.- Te amo tanto Serena. . .

- Y yo a ti Darien.- Era un indiscreción pero ella le ofreció sus labios.

.

- Luna debería detenerlos.- Gruño el lord.

- Querido déjalos, ellos estarán largo tiempo separados, merecen este tiempo para ellos dos.

- Mmm. . . Si tu lo dices.

- Ven mi amor, tu café ya debe estar listo.- Ikuko uso todos sus encantos para alejar a su marido de la ventana que tenía vista donde estaba su hija.

- Si. . .

.

La brisa del día los envolvía en una atmosfera de armonía y tranquilidad, Serena estaba sentada debajo de un gran roble y Darien tenía puesta su cabeza en las faldas de ella, la joven tenía una de sus manos en la cabellera oscura de su prometido y la otra estaba entrelazada con la de él.

- ¿Me echaras de menos mi amor?

- Mucho mi amado Darien, pero sé que debes cumplir con tu deber y una vez que vuelvas a mi lado podremos casarnos.

- Si. . . Ya sueño con el día en que te haga mi esposa.

- Pronto mi amor. . .

- Muy pronto, cuando vuelva nos casaremos rápidamente.

- ¿Tardara muchos años?

- Los necesarios mi amor, una guerra puede tardar años.

- Lo sé.- Serena le acaricio a mejilla.- Mis oraciones siempre serán para su protección mi amor.

- Gracias. . . Tratare de enviarte algunas cartas, pero no sé cuánto podrán tardar en llegar.

- Lo comprendo.

- No quiero dejarte.- El pelinegro busco la manos de su amada.- Por favor no dejes de quererme, volveré a tu lado tan rápido como pueda.

- Darien. . . Nunca podría dejar de amarte, te lo prometo cuando vuelvas mis sentimientos por ti no van a cambiar, al contrario se van a incrementar.

- Eres tan hermosa y adorable.

.

Por la noche la rubia no dejaba de ir de un lado al otro, aun sin poder creer que aquello estuviese pasando, era la prometida de Darien, la joven que en un futuro seria su esposa, él la amaba profundamente, iba a esperarlo todo el tiempo que fuese necesario, ella sabía que la guerra podía ser durante mucho tiempo, pero tenía la promesa de amor de él en sus labios.

- ¿Querida?- Su madre entro en el cuarto.- ¿Puedo pasar?

- Por supuesto madre.- La joven se sentó en la orilla de la cama.- ¿Necesita algo?

- Hablar contigo sobre la importante etapa que están iniciando, ahora eres una joven comprometida debes respetar a tu prometido y tu propio honor.

- Lo sé madre, nunca le faltaría el respeto a mi querido Darien, lo amo y seguiré amando una vez que él vuelva para cumplir con su promesa de matrimonio.

- Me agrade oir eso, a pesar de lo joven que eres mi querida tienes una imponente madurez, comprendes tu situación ahora y lo respetas, eso me hace muy feliz y a su vez me deja tranquila, no quiero que el joven Chiba tengo una preocupación extra aparte de resguardar su vida.

.

- Me dijo que si abuela.- Darien entro rápidamente al cuarto de su abuela Galaxia.- Serena ha aceptado ser mi prometida.

- Que alegría por ti hijo.- Galaxia sonrió desde su sillón donde estaba bordando.- Esa chica debe ser muy especial para ti, llevas años interesado en Serena.

- Abuela la amo con todo mi corazón, sin ella creo que me moriría.

- De verdad estás enamorado hijo.

La mujer estaba contenta por su nieto, pero a la vez el miedo de la guerra la embargaba, Darien era su único nieto vivo, ya nadie más de la familia Chiba quedaba vivo, solo ella, quien tarde o temprano iba a partir y su nieto se quedaría solo en el mundo.

Cuando supo del afecto de Darien por la joven Tsukino entendió que su nieto tal vez no estaría tan solo, pero la convocatoria a la guerra había llegado y entonces sus sueños de ver a sus bisnietos se había ido lejos, aunque Darien había sido instruido muy bien para la batalla, nada la aseguraba regresar con vida y era lo que la tenía con el alma en vilo.

- ¿Sucede algo abuela?- Darien se le acerco.- Te has quedado callada.

- Solo pensaba en tu prometida. . . ¿Le llevaste el anillo de la familia?

- No abuela.- El joven se sonrojo ligeramente.- Yo no tenía mucha confianza en que lord Tsukino me diera la mano.

- Oh mi nieto querido.- La mujer mayor se levantó y dejo su labor de lado para acercarse a él.- Eres un tonto, debiste entregarle el anillo familiar a penas te ha aceptado.

- Se lo llevare mañana y así podre verla otra vez y quizá besarla.

- ¿Te han permitido besarla?- Pregunto extrañada.

- Bueno, probablemente mañana el padre me regañe, pero es que no pude evitarlo.

- Oh mi querido.- La mujer comenzó a reír de buena gana.- Se hace tarde, ve a descansar, mañana ve y entrégale a tu prometida el símbolo de su compromiso contigo.

- Si abuela, buenas noches.

.

Al día siguiente el mensajero de los Tsukino llego a la casa para entregarles una invitación a cenar esa noche, Darien la aceptó gustoso, era la oportunidad perfecta para entregarle a su querida Serena la sortija de compromiso de la familia.

- Dígale por favor que iremos.- Le dijo Galaxia al hombre.- Y no deje de agradecerles por la invitación.

- Si señora, con su permiso.

- Querido tienes la oportunidad perfecta para poder entregarle la sortija a tu prometida.- Comento la mujer mayor cuando se reunieron para ir a desayunar.- Iré esta tarde al pueblo a comprarle obsequios a la familia Tsukino.

- Gracias abuela. . . Estoy seguro que Serena estará feliz de saber que es bien recibida por ti.

- Ahora mi querido toma.- La mujer le entrego una pequeña caja.- Es la sortija de la familia.

- Gracias abuela, te prometo que la cuidare hasta que llegue al lugar indicado.

.

Al despertar Serena le sonrió al mundo, a esa hora el mensajero ya debía de haber llegado a la casa Chiba, antes de dejar su cuarto la noche anterior su madre le había hablado de la idea de invitar a su prometido y su abuela a una cena esa noche, de esa forma entrelazar más los lazos entre las dos familias, aunque ella lo veía como la mejor ocasión para estar cerca de su prometido.

Después de haberlo besado lo echaba terriblemente de menos, extrañaba sus labios, sus brazos alrededor de ella, sabía que no eran pensamientos propios de una señorita pero no podía evitarlo, se prepararía para esa noche, quería lucir hermosa para su prometido, no quería que Darien se fuera a la guerra sin tenerla en sus pensamientos a cada segundo.

- Señorita llego esto para usted.- Una de las empleadas entro en su cuarto, llevando una caja grande.

- ¿Quién lo envió?- Serena se sentó con pereza en la cama.

- Me parece que oi decir que es el mensajero de la casa Chiba.

- ¿Será algo de Darien?- La joven estiro los brazos para recibir el paquete.- Gracias por traerlo.

La empleada abandono el cuarto, Serena desato el rosón que sujetaba la tapa del resto de la caja, ansiosa por descubrir que era lo que Darien le había enviado, pues estaba segura de que se trataba de algo de él. Al abrir la caja sonrió al ver que era un precioso sombrero, de color crema con un lazo de color rosa, tenía una nota a su costado, al tomarla sonrió al ver que la firma era de Darien.

"Mi preciosa señorita Serena, me tome el atrevimiento de comprarle un sombrero, el verano se acerca y odiaría que el sol dañara su hermoso rostro, espero que sea de su agrado. Con amor Darien Chiba, su feliz prometido".

- Claro que me gusta.- La joven se levantó rápidamente y fue hasta el espejo de cuerpo completo, el sombrero le sentaba de maravilla.- Gracias mi amado.

.

Ya estaban yendo por el sendero que conducía a la entrega principal de la casa Tsukino, estaba a poco de poder reunirse de nuevo con su ahora prometida, quería entregarle el anillo, saberse oficialmente comprometido con ella y que nadie dudara de la intensidad y sobre todo sinceridad de los sentimientos que tenia hacia Serena.

- Querido ya estamos llegando.- Le dijo de pronto su abuela Galaxia.- Debes estar ansioso por estar cerca de la señorita Serena.

- Muy ansioso abuela.

- Deberás siempre tratar de mantener contacto con ella, no debes olvidar que aunque vayas a estar lejos tiene un deber que cumplir con ella, si la dejas de lado sus afectos pueden cambiar.

- Jamás permite que pase eso. . . Aunque ya le dije a Serena que quizá pueda tardar en mandarle correspondencia, dado que un ignoro donde seré llevado.

- Lo sé, aun los detalles de la guerra son inciertas, tratare de mantenerme siempre informada.

- Te pido que jamás compartas las malas informaciones con Serena, no quiero que su vida este llena de preocupaciones, quiero que me espere con felicidad.

- Y estoy segura de que lo hará.- Le sonrió la mujer mayor.- Mira ya hemos llegado.

El carruaje de detuvo, y Darien bajo para ayudar a su abuela a hacer lo mismo, la familia Tsukino se reunió con ellos en la entrada, Serena estaba del brazo de su madre unos cuantos pasos más atrás del jefe de la familia.

- Buenas noches Señora Galaxia. . . Joven Darien, sean bienvenidos a mi casa.

- Agradecemos su invitación señor Tsukino.- Galaxia miro a la esposa del hombre.- Buenas noches señora Tsukino.

- Sea bienvenida señora Chiba. . . Joven Darien.

- Señora Tsukino buenas noches.- Darien hablo luego de estrechar la mano del hombre, aunque inmediatamente después su atención fue a dar a su prometida.- Buena noches señorita Serena.

- Señor Darien, buenas noches.- La joven algo sonrojada miro a la mujer mayor.- Bienvenida a casa señora Chiba.

- Por favor pasemos a la sala. . .

El grupo entro en la sala principal de la casa, siendo conducidos a la sala de estar más pequeña, de inmediato fueron atendidos por los sirvientes, quien llevaron bocadillos y bebidas, las mujeres se sentaron a un lado de la sala, y los dos hombres en el otro extremo, dejando en distancia a la joven pareja.

- No nos veíamos desde hace ya un par de meses.- Comento de pronto Galaxia.- Creo que desde la fiesta de Lady William.

- Es cierto, ahora con el invierno no hay muchas actividades aquí en la campiña inglesa.

- Lo bueno es que ahora pronto comenzara la primavera, el clima estará mejor y creo que ahora que Darien y la señorita Serena son prometidos debemos estrechar los lazos, en el futuro seremos algo más que simples vecinos. . .

- Seremos familia.- Concordó Ikuko con una sonrisa.- ¿No lo crees hija?

- Si madre.- Respondió la rubia, pero en todo momento miraba en dirección a su prometido.

- Parece que nuestra querida señorita solo tiene ojos para mi nieto.- Murmuro Galaxia entre pequeñas risas.

.

En tanto Darien trataba de poner atención en la charla que le presentaba el señor Tsukino, perolo cierto era que estaba tratando con todas sus fuerzas de poner cruzar aunque fuese una pequeña mirada con su prometida.

- Ha habido rumores de la guerra, dicen esperan poder recibir el apoyo de los estados unidos.- Comento Kenji Tsukino.- Pero que ellos aun se rehúsan a cooperar.

- Es cierto, tengo un amigo que vive cerca en el centro de la capital, ya ha escuchado aquellos rumores, pero dicen que no son fidedignos.

- Comprendo.

- Pero no hay de que alarmarse, la situación hasta ahora está controlada, aunque hay que reponer fuerzas.

- Señor.- Una de las sirvientas entro en el cuarto.- La cena ya está lista, pueden pasar si asi lo desean.

- Antes de hacerlo.- Intervino Darien.- Quisiera poder entregarle algo importante a mi prometida.

- ¿De que se trata?- Pregunto Ikuko.

- Tengo para Serena la sortija de mi familia.- Le sonrió.- Quería entregársela ayer, pero lo olvide por completo, era más importante para mi que me aceptara.

- Acércate hija.- Kenji le tendio la mano a su hija.

- No era necesario señor Darien. . .

- Por favor. . . Me gustaría que a partir de ahora me pudiese llamar solo Darien.- Le sonrió cuando puso en su dedo la sortija.

- Es hermosa, muchas gracias. . . Darien. . .

La pareja se quedó mirándose a los ojos, ninguno dijo nada, pero era evidente que estaban transmitiéndose fuertes sentimientos el uno al otro. Ikuko se levantó e insto Galaxia a hacer lo mismo, por lo que ambas mujeres lograron convencer al hombre de familia de darles un poco de intimidad a los jóvenes.

- Pero solo por cinco minutos.- Murmuro él algo enfadado.

- Serena.- Darien tomo ambas mano de la joven a penas se quedaron solos.- Todo el día he soñado en hacer esto.

- Mi querido Darien.- Le ofreció descaradamente y sin reservas sus labios.

Tomo con cuidado su rostro, no debía olvidar que ella era delicada, no debía asustarla, pero lo cierto era que se moría por probar sus labios otra vez. La estrecho entre sus brazos, la beso en un principio con delicadeza y luego fue consumido por el fuego de su ansia.

La rubia puso sus brazos alrededor del cuello de su prometido, ahora con aquella sortija en su dedo se sentía cada vez cercana a él, mucho más ahora que la estaba besando de aquella forma que le quitaba el aliento por completo.

- Mi querido Darien.- Susurro débilmente.- Te amo.

- Y yo a ti mi hermosa Serena, hare todo lo que este de mi parte para volver pronto a tus brazos y así poder casarnos.

- Me dedicare en cuerpo y alma a ti una vez estemos casados.- Prometió llena de felicidad la joven.

- Prometo hacer de tu vida una felicidad constante.

- Ahora debemos ir al comedor, conozco a mi papá, ya debe estar ordenando le a alguien que venga por nosotros.

.

La cena transcurrió en absoluta tranquilidad, por supuesto nadie toco el tema de la inminente guerra, nadie quería entristecer a la pareja, hablaron de la temporada, de los nuevos coches que se estaban fabricando, etc.

- Una noche maravillosa sin duda.- Comento Galaxia cuando era hora de marcharse.- Esperemos que la próxima vez sea en mi casa.

- Por supuesto.- Le sonrió Ikuko.- Estaremos felices de ir nosotros a su casa. ¿Verdad querido?

- Mi esposa, no olviden que esta casa es suya también.

Unos metros más lejos de ellos Darien estaba mirando a su prometida, ella estaba sonrojada por completo, entre pequeños susurros le había dicho cuando la amaba lo cual había provocado tan grado de vergüenza.

- Tratare de venir pronto a visitarla, debo partir rápidamente a la capital dentro del día de mañana, pero no será una despidida, el batallón al que pertenezco solo tendrá una reunión informativa, volveré dentro de la próxima semana y solo entonces tendré certeza de cuando deberé separarme de ti mi querida.

- Mi amado, estaré esperando tu regreso, y rezare para que solo traigas buenas noticias.

- Eso espero yo también.

- Ya es tarde Darien.- Kenji Tsukino se les acerco.- Mi hija ya debería estar en la cama.

- Lo sé señor, pido mi disculpas, me retiro.

Serena vio el coche de los Chiba alejarse, suspiro ante la idea de que no veria a Darien en los siguientes día, aunque consiente de que no podía exigirle que se quedara, él era parte del ejercito del Reino Unido, no podía faltar a sus deberes.

- Vamos querida.- Le hablo su madre.- Es tarde.

- Lo sé madre, buenas noches.- Se abrazo a la mujer mayor y luego miro a su padre.- Buenas noches padre.

- Descansa hija.

.

Las noticias no eran para nada alentadoras, todo parecía indicar que el país iba a involucrarse en la que muchos ya llamaban la gran guerra, al partir a Londres había esperado mejores noticias, pero las cosas estaban complicadas por completo.

- Se dice que el cualquier momento le declararemos la guerra al imperio Alemán.- Le comento Malachite, su compañero de batallón.

- No crei que las cosas fueran tan serias. . . En tu ultimo telegrama, no me dijiste estas cosas.

- Solo porque en ese entonces se desconocía del asesinato de Sarajevo.

- Comprendo.- Cada vez la idea de estar cerca de Serena se le escapaba de las manos.

- Lo mejor es estar preparado, por eso he decido dejar de ver a una señorita que me interesaba.

- ¿Pretendías a alguien?- Le consulto.

- La hija del embajador en España, la señorita Mina.

- Creo haber escuchado algo de ella.- Murmuro distraído, él solo tenia pensamientos para su Serena.

- Mi afecto por ella es muy grande, pero he de dejarla, no quiero ilusionarla.

- Yo me he comprometido con una joven se la campiña.

- ¿Vas a casarte?- Malachite lo miro sorprendido.- No puedes hablar enserio.

- La promesa fue hecha para mi retorno de la guerra, ella conoce mi situación y aun así ha aceptado.

- Yo. . . Creo comprender. . .

.

Serena llenaba sus días con las actividades cotidianas, odiaba saberse lejos de Darien, ayudaba a sus madres en las labores del hogar, la acompañaba a las compras de compras, e incluso tomaba los libros de su padre de la biblioteca. Sus padres notaban su tristeza e intentaban agradarla, pero sabían que a su vez era una prueba para su hija, si no podía esperar por su prometido tan solo unos días, será imposible que esperase por el los casi cuatro años que en un principio esperaba estar lejos.

- Mi querido. . .- Suspiro ella una tarde que estaba sentada en el jardín trasero de la casa familiar.

- ¿Soy el dueño de tan hermoso suspiro mi querida?- Una voz absolutamente familiar le llamo la atención.

- ¡Darien!- La joven rápidamente se levanto de la silla y corrió a sus brazos.- Te eche tanto de menos mi amor. . . Mi querido. . .

- Y yo a ti hermosa.- Darien se vio en la obligación se separarse de ella.

- Pero. . .- Solo en ese momento la joven descubrió la presencia de su padre detrás de su prometido.- Lo siento mucho. . .

- Cuida tu comportamiento jovencita.

- Si padre lo siento.- Serena se sentía avergonzada.- Lo siento mucho Darien.

Darien hubiese deseado lo que fuese por que estuviesen en ese momento a solas, más el padre de su amorosa prometida se lo había prohibido. Recordar que Serena aun era joven le costaba mucho, más cuando ella le dedicaba aquellas sonrisas y lo mira con amor en sus ojos.

- He venido a verte mi querida tan pronto he llegado.- Murmuro él.

- ¿Tu viaje fue sin problema?

- Ninguno.- Darien le tendió la mano.- Te he traído algunos obsequios de Londres, están a dentro.

- Vamos.

Su padre en todo momento estuvo cerca de ella, de todo que Serena no pudo acercarse más a su prometido. Entraron en la sala y la joven pudo ver varias cajas sobre los sillones de la sala, la joven se separo del agarre de la mano de su prometido.

- Ábrelos mi querida.- La insto Darien.

- Gracias Darien, no tenias porque. . .

- Tranquila mi querida, quería traerte todo esto.

- No la consientas Darien, la malcriaras. . .- Le dijo Kenji desde la esquina de la habitación.

- Papa. . .

Serena abrió la primera caja, eran listones y una peinetilla para el cabello, la siguiente caja era un espejo para tocador, que tenia su nombre inscrito en la parte de atrás, otras de las cajas contenía dos pares de guantes, unos cortos y otros pequeños, parecía una niña pequeña expectante ante tantas cajas. La ultima contenía un chal de lana, de color crema.

- Para el invierno.- Le dijo Darien.- Aunque aun queda otra caja más.

- ¿Otra?- La joven miro en todas direcciones.- No veo otra caja.

- Porque la tengo yo.- Darien saco de su chaqueta una caja pequeña pero larga.- Espero que te guste.

Era un brazalete de brillantes con una figura de plata en forma de corazón que tenía las letras principales de sus nombres DyS. La joven le ofreció el brazo para que la ayudara a ponerse la joya.

- Es preciosa mi querido, muchas gracias.

- Me alegro que te gustara.- Darien hablo más fuerte.- Vengo a invitarlos a un almuerzo pasado mañana a mi casa, mi abuela los esta preparando todo para poder deleitarlos, también invito a otras familias de la campiña

- Estaremos encantados de ir, por favor agradécele a tu abuela la invitación.- Murmuro Kenji.

- Debo irme ya. . . Mi visita debía ser rápida, nos veremos entonces pasado mañana mi querida.

.

El dia de la reunión había llegado, Galaxia había supervisado cada detalle de la organización, las familias más importantes de la zona estaban llegando y aunque Darien estaba al lado de su abuela para recibirlos lo único que le importaba era ver que Serena llegase.

- Mira ahí vienen.- Comento su abuela.- Recuerda que debes sociabilizar con todos los demás, no monopolices a tu prometida o pueden enojar a su padre.

- No sabes cuanto deseo besarla, pero no he podido estar un segundo a solas con ella.- Murmuro él un tanto distraído, pero de pronto sintió que su abuela le tiraba el cabello.- Auch. . . Abuela eso dolió.

- Comportare querido, no debes poner en vergüenza a la señorita Serena.

- Lo sé, tranquila sabre comportarme.

Los Tsukino bajaron del coche, Serena lo miro dedicándole una de sus hermosas sonrisas, esperaba tener la oportunidad de concertar un pequeño encuentro con Serena, entre tanta genta estaba seguro de que podría escabullirse.

- Buenos días, me alegra tanto que hayan podido venir.

- Gracias por la invitación.- Ikuko se reunió con la mujer.- Nos emociona tanto la idea de poder ver a nuestros conocidos.

- Por favor pasen y disfruten del dia de campo.

La gente había formado algunos grupos, los hombres por supuesto hablaban de negocios y de la inminente guerra, las damas en cambio hablaban de la moda de la estación del año. De modo que la rubia aprovecho para separase del grupo y tratar de buscar un poco de intimidad.

Darien noto como su prometida se alejaba poco a poco del grupo de las damas, busco al padre de la rubia y sonrió al ver que estaba metido de lleno en la conversación con los demás hombres que estaban en el grupo, sigilosamente abandono el grupo donde estaba.

- Al fin.- Dijo momento después en que ambos estaban escondidos en un pequeño cuarto junto a la cocina que servía como gran despensa.- Mi dulce amor.

- Darien querido. . .- Serena se puso de puntitas para poder besarlo.- Te eche tanto de menos, que cuando te vi hace algunos días en mi casa me volví loca de amor por ti.

- Amada mía. . .

La rubia se entrego a los abrazo y besos de su prometido, si los rumores eran ciertos pronto podría verse en la obligación de separarse de su amado, y ante eso no quería dejarlo ir antes de que sus labios solo sintieran la esencia de él.

- ¿Te ha gustado todo lo que te traje de Londres? No tuve tiempo de preguntarte aquel día.- Le dijo momentos después mientras estaban abrazados.

- Todo mi dulce amor. . . Todo.- Serena sonrió mientras le mostraba las manos.- Estos son los guantes cortos que me diste.

- Te amo.

- Y yo a ti mi cielo.- La joven comenzó a buscar entre su bolso.- Mientras estuviste lejos hice algo para ti. . .

- ¿Qué es?

- Un pañuelo bordado con tu nombre y el mío, así siempre podrás recordar que tienes a una joven esperando por ti.

- Volveré a tu brazos aunque sea lo último que haga mi amor.- Darien la beso fugazmente.- Ahora debemos volver, no podemos faltar por mucho tiempo al día de campo.

- Lo sé.

- Ve tu primero mi amor, yo iré dentro de unos minutos así no despertaremos sospechas.

- Claro, me iré.- Serena lo beso antes de salir del pequeño cuarto.

Darien respiro hondo, no estaba seguro de cómo iba a poder soportar estar lejos de ella, pero al menos se iría con el sabor de sus labios, con sus palabras de amor y su promesa de esperarlo, y eso en gran parte alimentaba su amor por aquella rubia que lo había vuelto loco de amor.

Al volver noto que ella estaba al lado de su madre, ambas riendo ante lo que parecía un comentario de su abuela, se acercó entonces al grupo de hombres, todo parecía indicar que nadie había notado la ausencia de ninguno de los dos, sonrió aliviado, pues no quería provocarle una vergüenza a su Serena.

- El almuerzo al aire libre ya esta servido.- Anuncio poco después su abuela.- Si me siguen por favor.

Las personas comenzaron a sentarse, para su buena suerte le permitieron sentarse al lado de Serena, los padres de la rubia estaban en frente y su abuela como cabeza de mesa, los sirvientes comenzaron a servir la comida, para cuando acabaron de servir y antes de que las personas comieran hubo un alboroto.

- ¡Traigo noticias del telégrafo!- Grito un hombre, Darien lo reconoció como uno de los hombres que trabajaban en el pueblo.- ¡Hemos entrado en la gran guerra!

- No. . .- Serena susurro débilmente ante de tomar la mano de su prometido.

- Tranquila mi amor.- Darien se puso de pie.- ¿Quién te ha dicho eso?

- La noticia ha llegado al telégrafo para el regidor del orden del pueblo.- Respondió.- El mensaje también indica que todo hombre que haya recibido entrenamiento debe reportarse cuanto antes al regimiento al cual pertenece. Fue el regidor quien me ha enviad a mi y a otros compañeros del pueblo a divulgar la noticia.

- Deberé partir cuanto antes.- Concluyo Darien.- Abuela preparare mis cosas.

- Darien. . .

- Lo siento mi querida, una orden es una orden.

- Lo sé, pero por favor toma todos los resguardos, vuelve conmigo te lo ruego.

Darien dejo la mesa y se dirigió al interior de la casa, desde su último viaje a Londres había dejado todas sus cosas prácticamente listas para su partida, de modo que no tardo mucho en reunirse otra vez con su abuela, su prometido y los padres de esta.

- Ten cuidado hijo, manda siempre noticias por favor.- Le dijo Galaxia.

- Estaré rezando por tu buena salud querido.- Ikuko le sonrió.

- Sabes que cuentas con mi apoyo.- Kenji le palmo el hombro.

- Mi querido.- Ikuko tomo el brazo a su esposo.- ¿No crees que esta pareja merece un poco de intimidad para despedirse?

- Yo. . .- El hombre miro la tristeza de su hija.- Bien, vamos.

- Mi amor.- Serena tomo las manos de su prometido.- Creí que tendríamos más tiempo para estar juntos, no pensé que me tendrás que dejar tan pronto.

- Hermosa mía, yo tampoco creí que esto podía pasar tan pronto.- Darien la abrazo.- Promete que me esperaras. . . Que no vas a renunciar a nuestro amor.

- Lo hare si tu me prometes lo mismo.

- Lo prometo, no voy a renunciar a nuestro amor.

- Te esperare y nunca. . . Te lo prometo nunca voy a renunciar a nuestro amor.

Darien la beso, si debía partir iba a llevarse un recuerdo fresco de ella en sus labios, nunca dejaría de amarla, lucharía día a día por volver al lado de su prometida, se montó en el caballo y se dirigió a la oficina del regidor, necesitaba más información y saber cómo estaba la situación.

- Volveré a tu lado mi dulce Serena. . .- Susurró él antes de partir.

- Esperare por ti mi amado Darien.- La joven sintió las lágrimas correr por sus mejillas.

Dejes sus Reviews.

Hola mis amigas queridas aquí reportándome con lo que será el primer capitulo de esta nueva historia, la cual espero que les guste, ya saben que todo comentario es bien recibido, para las que no me conocen pueden buscarme en Facebook como Fifogato y asi sabrán cuando actualizare esta historia, aunque espero que sea rápida, les mando un fuerte abrazo lunar y un buen comienzo de semana. Cariños!