Eran las 6 de la tarde en Plastic Beach y todo estaba quieto: Cyborg Noodle estaba recargando su batería en su cuarto especial, Murdoc observaba somnoliento desde su habitación secreta cada movimiento que registraban los monitores pendientes de las imágenes de la isla, Russel se hallaba dormido en el jardín superior y la pequeña Noods hacía lo mismo desde otro cuarto, ya subacuatico y apartado, compartido con 2D quien, mientras tanto, mezclaba notas en su teclado. Sí, todo se encontraba muy tranquilo, incluso David el ingeniero estaba solamente tomando té.
Esa misma tarde, hacía dos horas, habían reaparecido Noodle y Russel. En su momento fue una gran conmoción. Primero, Russel emergiendo del océano en su nueva forma tóxica y enorme mientras Cyborg, por ordenes de su creador, Murdoc, disparaba frenéticamente hacia el gigante y después, saliendo de su boca, Noodle quien con su sola presencia pareció frenar el ruido de esa arma que portaba su clon malvado. Todos boquiaberitos, todos pasmados: los hombrecillos pescadores, ese clon, Big Ricky, David, inclusive Murdoc. El único que no supo algo fue 2D, hasta que salio de su arrinconado cuarto hacia la cocina para conseguir algo de comida. Apartó al fin su mirada de la ventana, se dio la media vuelta pues ya no tenia miedo de aquella ballena sino simplemente hambre, se alzo la mascara y, dirigiéndose al ascensor, presionó sus botones. Esperó y entró una vez que esas oxidadas y sucias puertas se le abrieron de par en par. Mientras subía pensaba que esa tarde seria igual que otras con la única variable de que Murdoc le atosigaría de distinta manera, pues siempre se las ingeniaba para molestarlo de formas impredecibles. Así es, esa tarde no sabría a nada así como la vida ya no le sabía a algo. Sin embargo, frente a sus apáticos pensamientos parecía haber una especie de presentimiento, intuía que esta vez habría algo distinto al llegar. Sonó el timbre del ascensor y al irse abriendo de nuevo las puertas poco a poco presenció una escena inesperada: en el comedor estaban sentados Murdoc, Cyborg y Noodle y mas atrás en la ventana se vislumbraba la cabeza de un Russel de gran tamaño. Cual fue la reacción de Stu sino tambalear de la emoción mientras intentaba fallidamente decir algo consiguiendo solo atropellados sonidos guturales saliendo de su garganta para después impulsarse y correr hasta Noodle alcanzándola con un efusivo abrazo.
La nipona se quedo quieta recibiendo el abrazo del peliazul y extendiendo de poco en poco los brazos le coloco las manos una en la cabeza y la otra en un hombro a modo en verdad delicado, como si su amigo pudiera llegar a asfixiarle de tanta emoción si ella se la correspondía. Tan solo estaba pasmada.
-¡Noodle!- dijo el vocalista con lagrimas en los ojos-. . . no sabes cuanto los eché de menos.- Hundió tanto como pudo su rostro en el cuello de la chica, igual que un niño asustado. Dijo algo más, pero apenas y se le entendió.
-Hey… Toochi.- Le acogió con amabas manos sosteniendo firmemente la nuca del joven y tratando de tranquilizarlo comenzó a acariciar su cabeza. –C-calma, calma.- En realidad no sabía muy bien que hacer. Había estado tanto tiempo lejos de todos y de todo y llena de rencores por Murdoc que había olvidado lo demás.
Murdoc, el único mas conciente y reactivo en presenciar tal escena (pues su creación era después de todo un androide y la radioactividad había afectado a Russel tanto que parecía ausente siempre), se extraño bastante en un comienzo pero después paso a valerle, como todas las muestras de afecto entre las demás personas. Sin embargo, al ver que no se separaban, se sintió fastidiado pues sabia que Noodle no había venido en son de paz y reunión con su querida banda, sino a saldar cuentas con él, cuentas que el mismo Mudz quería aclarar para justificarse y librarse lo mas rápido posible de esa incomoda situación. Así que alzó su voz.
-¡Tú, Wasabi Biitch! ¿Viniste a restregarle tus pechos en la cara a Faceache?- Lo decía por la posición en que se encontraba 2D aun recargado en Noodle. Y mientras se separaban, D timido y asustado y Noods apenada, el bajista hablaba.
–Sin importar a que hallas venido, debes saber que yo no soy responsable de nada más que de tu popularidad como guitarrista y del rotundo éxito de nuestra banda a lo largo de estos 10 años. Los incidentes ocurridos durante el rodaje de los videos son responsabilidad de los productores y de la disquera quienes nos apresuran a terminar los videos hasta sus ultimas consecuencias.- Decía todo esto recargado cómodamente en su silla con un tono entre prepotente y serio.
Mientras oía todo eso, la japonesa ya había acumulado la suficiente indignación e ira para acercarse a su excompañero, tomarlo del cuello de la camisa, levantarlo de su cómodo asiento y asestarle un golpe bien merecido por debajo de la barbilla, pero en su lugar solo giro la cabeza y removió suavemente los cabellos que cubrían su ojo derecho para mostrar la herida que en él llevaba. Levantó un brazo para apuntar con su índice hacia aquella marca.
–Es la marca de tu interés por el dinero, que no por las personas. Mírala bien. ¡No se porque soy yo quien debe portarla!- Dijo esto ultimo con la voz algo descompuesta de la rabia, golpeando sus manos contra la mesa y levantándose.
Stuart, en pie, los miraba a ambos angustiado. A juzgar por el semblante de cada uno, se veían dispuestos a matarse mutuamente si era necesario. El peliazul tenia aun mas miedo de que no hubiera alguien que frenara la situación, cosa de la que antes Russel se encargaba; si no era por las buenas con su calmada aura que parecía traer quietud solo de oírlo hablar, lo hacia por las malas sacando su mas amenazador y duro rostro, pero a final de cuentas lo hacia. Ahora Russ parecía mas una criatura marítima sin rumbo, que un hombre pasional y lleno de mística vibra como solía ser. ¡Ah! Russel. Ya no podría jugar videojuegos con él, ni les prepararía deliciosa comida. En cambio ahora tendrían que resignarse a consumir siempre medusas y uno que otro pan mohoso, mientras habitaran en esa isla.
Una fuerte sacudida sacó al cantante de estos pensamientos. Al inicio creyó que se trataba de alguna de sus crisis nerviosas pero luego observó su entorno y notó como todos estaban alarmados. Parecía que el techo se iba a caer a pedazos.
-¡Eestaa bieen, laa dejar-re en paaz, peroo deetent-te yaaa! -Se escuchó la voz raposa y vibratoria de Murdoc gritando para ser escuchado. El temblor paró y el bretón supo entonces que, a diferencia de lo que creía, Russel seguía siendo el mismo.
-Uff…- bufo el satánico a la par que acomodaba su camisa. -Por poco esa gran bola marrón hace añicos mi preciosa isla.- y ya parecía que otro temblor iba a comenzar cuando el bajista se adelanto proclamando: –Pero claro que me haré responsable de lo sucedido.- Miró con algo de odio a Noodle, deseando que nada de lo ocurrido en la grabación de El Mañana hubiese sido cierto para no tener que soportar ese molesto asunto.
-Si el proyecto sigue, quiero que me devuelvas mi puesto en la banda.- respondió con antelación la muchacha a la pregunta aun no expresada por el pelinegro.
–Y también quiero que desaparezca. . . eso.- inquirió señalando a su copia androide. –Solo eso quiero, ni dinero, ni reembolsos, ni una demanda, nada de ello. Porque no hay cosa que aprecie mas que el camino que la música me ha mostrado hasta ahora con ustedes.
Niccals cruzo los brazos y miró a su apreciada creación con algo de tristeza pero al final aceptó, pues nadie era mejor tocando la guitarra que Noodle y rechazar las ganancias que su talento podía proporcionarle, le parecía algo que solo un idiota permitiría. Aunque los planes de un nuevo proyecto seguían siendo inciertos, a todos parecía agradarles estar de nuevo juntos, hasta a Murdoc aunque no lo admitiera; se notaba en su modo de ir de un sitio a otro ofreciéndoles a todos botanas y cerveza hasta a 2D. Comenzaron a bromear entre ellos y las memorias tampoco faltaron.
-Jaja, eso me recuerda a la vez que Faceache se quedó encerrado en el baño toda una noche porque Russ y yo ya estábamos dormidos y ni siquiera había papel jajaja.
-Cállate Murdoc, recuerdas eso cada vez solo porque no podías ganarme en los videojuegos.
-Jajaja ¡Si eso fue antes de que nos llevaran la consola a los Kong Studios!
Tuss-Pot se sentía algo avergonzado pero al mismo tiempo no podía evitar reírse de sí mismo. Noodle ya no estaba nada molesta, le parecía fantástico tener a sus compañeros cerca nuevamente, era lo que le hacia falta para darle a su alma paz, aun si esta situación no era para toda la vida, ya que lo importante para ella era que ahí estaba ahora y lo disfrutaría al máximo.
La única que no podía gozar algo de lo que estaba pasando era Cyborg Noodle: ella no traía esta clase de recuerdos consigo y además era un androide biológico, solo sentía si acaso la primitiva ira y arrebatos de locura más bien desapegada de sí y del resto del mundo y tampoco parecía impactarle el conocimiento de su futura desaparición. Lo que eligiera Murdoc sería por seguro lo mejor para los dos pues para ella, él era su creador, su amo y su señor. De haber sabido Noods todo lo relativo al papel que jugaba su reemplazo en la relación con ese vago de piel verdosa de seguro se habría enfadado de nuevo, pero ignoraba rotundamente este hecho y no le interesaba saber nada sobre aquel robot. Se dedicó, al igual que el resto de su banda, a pasar la tarde alegremente en su cálida compañía.
Pasadas las seis, D sentía aun el ánimo acelerado, lo cual lo condujo a desear hacer su propia música desde su cuarto. "Debemos recargar tu batería una ultima vez" había dicho al androide el pelinegro; "Iré a dormir, realmente estoy cansada" bostezó Noodle; "Yo te puedo mostrar una habitación para ti si quieres" inquirió 2D entusiasta pese a no conocer bien la construcción donde estaban; "¡Déjalo, inútil! Se quedará contigo, no tenemos mas habitaciones" refunfuñó Murdoc ofendido por lo que él mismo creía que era una estúpida pretensión de su compañero de explorar aquel islote. "Dormiré también" dijo Russel con la mirada, subiendo al tejado.
Así lo recordaba D y así le gustaba, tanto que le animaba el alma como pocas veces le ocurría. Aun contento, no pudo evitar recordar la herida de Noodle. Esto lo puso triste y pensativo. Pensó como ella no era la única que cargaba la marca de la avaricia del creador de la banda: esas dos cuencas vacías y el par de dientes de los que carecía su boca, hacían de 2D otro estigmatizado por el amor de Murdoc al dinero y lo material. Era una especie de caso perdido: el caótico, vicioso y avaro Mudz, el líder ansioso de grandeza y hambriento de poder y admiración y fama rotundas, incapaz de apreciar la cosas bellas de la vida y la autentica belleza en otros, sólo la propia.
2D, sentado en el piso como estaba, volvió su mirada hacia la ya mujer que se hallaba dormida en su cama. Pese a haber crecido seguía teniendo en su rostro la inocencia de una niña. De pronto sonrió. Parecía soñar algo agradable y eso tranquilizaba al chico del teclado. Sin embargo ya no contaba con el mismo humor que hace unos momentos. Triste, nostálgico y algo desolado pero al mismo tiempo en cierta armonía y calma, prosiguió con sus intenciones de componer una pieza, incluso con mayor deseo. Gracias a su gran talento comenzó a crear algo con forma aún no tan definida, pero lo suficientemente bueno, sin tener que esforzarse más que por ir plasmando con continuidad las emociones que iban saliendo.
'Oh, Lord send me transmition,
forgive me for what I become.
The sun as come to save me
put a little love into my
lonely soul…'
Noodle despertó por el sonido de las notas del teclado de D. Al ir abriendo los ojos se encontró con un 2D distinto al que recordaba haber visto todo el tiempo previo al incidente de El Mañana. Permaneció inmóvil observándolo, no quería desconcentrarlo. Melancólico y al mismo tiempo misterioso: así lucia en ese instante. De su garganta reverberaban plácidas y densas notas de calibre leve y tristón, ligadas por el hilo de su impresionante voz gruesa y masculina. Con una sola mano producía el impecable sonido moviendo sus dedos pacientemente sobre cada tecla. En cierto momento su espalda se irguió y alzó la cabeza como un lobo aullando a la diáfana luz lunar en una fresca y solitaria noche. Sus azules cabellos rozaban sus hombros en esa posición y podía verse parte de su rostro cuyos ojos estaban cerrados en una expresión de pasiva pasionalidad. Y en un completo estado de trance musical cantaba:
'Oh, don't you know
I need her loving you?'
Noodle sintió. Sintió una serie de pulsaciones aceleradas e intensas, experimentó una especie de embelesamiento y no sabia si estaba hipnotizada por la música o por las visiones del de cuencas vacías. No le importaba tanto resolver esa duda, fuera lo que fuera era atrayente y le hacia sentir como nunca antes, estaba sintiendo algo místico y extrañamente agradable.
Ya estaba oscureciendo y Stu seguía sin encender las luces. Con la misma expresión pasiva e intensa con que tocó aquella canción, giró de nuevo a ver a Noodle. El rostro de ésta apenas y se notaba pero su contemplación fue sonreída por el cantante. Ella sonrió también y el creyó que seguía tratándose del agradable sueño que estaba teniendo. Se levantó en busca del Doncatron encendiendo así las luces: necesitaba algo más sofisticado para poder componer lo que quería. Noods se sentó en la cama y Stuart, alcanzando a notarla, se sorprendió un poco.
-¿Ya estabas despierta?- interrogó el muchacho asustadizo. La ojiverde solo se terminó de parar de la cama y se estiró. Rondó por el pequeño y desacomodado cuarto en busca de algo interesante. De pronto vislumbró por encima de un montón de ropa sucia algo que le pareció curioso. 2-dent solo la observaba, no quería que fuera a descomponer algo delicado e importante. Entonces se dio cuenta de sus propios pensamientos y recordó que aquella muchacha era eso y no una niña ya. Noodle sostuvo aquello que había captado su atención entre sus manos y lo colocó en su rostro.
-¿Y, que tal me queda?- 2D rió un poco al verla, lucia tiernamente graciosa. La mascara de payaso era algo grande para su pequeña cara. –Te ves graciosa.- dijo sincero. La de cabellos moradazos se quitó el objeto y sus labios, en una sonrisa ladeada, soltaron una risita muy propia de su voz. Sin soltar el artefacto, caminó hasta la cama y tomó su propio antifaz. Los sostuvo firmes, uno en cada mano y los puso de frente a Toochi a la altura de su pecho sonriendo. Él, a su vez, entendió. No necesitaban palabras para saber como su lazo espiritual era mas intenso de lo que imaginaban: estar separados por tantos años en circunstancias distintas, en sitios muy lejanos el uno del otro, con preocupaciones diferentes y coincidir en el uso de una mascara para encarar sus situaciones.
-Por cosas así la gente cree que nos amamos en secreto.-Se atrevió a decir el joven del teclado riendo divertido.
-Verdad.-Aseveró la chica sin dejar de sonreír. Así se miraron un rato, de un modo que confundió a ambos al cabo de unos segundos. Cuando se trataba de confusiones, ninguno era capaz de saber lo que le ocurría al otro. No los distrajo otra cosa sino una nueva oscilación en la gran construcción. Y rebotaron caóticamente por la habitación sin lograr sostenerse de ningún objeto hasta que chocaron con el otro y en un abrazo intentaron protegerse, escondiéndose debajo de algún objeto resistente. Las luces comenzaron a parpadear y se apagaron.
