Un año había pasado desde que Naruto, junto con Sakura y varios amigos mas, fueron a rescatar a Hinata a manos de un demente que intentaba destruir el mundo.

Sasuke, después de esto y luego de que pasará su año de redención, volvió a la Hoja, un poco mas aclarado de ideas y con muchas cosas que contar, quizás, con su mejor amigo Naruto.

Pasó las enormes puertas de Konoha, saludando a los dos hombres que siempre estaban ahí custodiándola. Estos primero se sorprendieron, pero luego les saludaron con una sonrisa forzada. La villa tenía completamente prohibido volver a sacar el tema de la traición de Sasuke, gracias a que Kakashi como nuevo hokage y a un Naruto pesado se pusieron de acuerdo para que el pelinegro no tuviera problemas.

-Hmp. - siguió caminando por las estruendosas calles. Todas estaban vivas. Había un montón de luces de adorno esperando a que llegara cierta hora de la noche para que pudieran mostrar sus bonitos colores. Tiras rojas pasaban de una casa a otra y las calles estaban perfumadas con un olor que el conocía demasiado bien. Cerezo.

Ignoro todo eso y llego hasta la parada de ramen mas conocida, gracias a cierto rubio que se encontraba ahí cada día de su vida.

-Dobe... - se sentó a un lado de su amigo, y este, al darse cuenta de quien estaba se atraganto con un fideo.

-¡Teme! - grito a todo pulmón para luego abrazar a su amigo como su fuera un peluche de felpa.

-Quítate estúpido, nos están mirando. - lo separó y se recompuso aquel poncho, que bien ayudaba a esconder el brazo que no tenia. -Veo que lo llevas. - dijo fijándose en las vendas de su brazo derecho.

-Si. - siguió comiendo de su tazón. -¿Como ha sido tu viaje? ¿Que has visto? - y así siguió toda una serie de preguntas donde Sasuke no iba a responder ni la mitad. Pero se sentía bien. Desde que paso aquellas grandes puertas una paz le invadió por dentro. Estaba en casa.

-N-Naruto-kun... - susurro una ojiperla detrás de ellos. Hinata estaba tan roja que se podía camuflar perfectamente con los adornos que estaban puestos por las calles.

-¡Ah! ¡Hinata-chan! Ven un momento. - la cogió de la muñeca y le sentó a su otro lado. -Teme, te presento a mi novia, Hinata. - sonrió con suficiencia dejando espacio para que ambos compartieran miradas. Una de vergüenza y otra de incredulidad.

-¿Hinata es tu novia?- pregunto Sasuke con gran sorpresa. No lo podía evitar. ¿Cuanto tiempo estuvo ella detrás de él y este por fin se daba cuenta? -¿No era que te gustaba Sakura? - le pico la garganta al pronunciar su nombre.

-Bueno... desde hace mucho tiempo que supe que Sakura nunca me amaría... como lo hace contigo- esto ultimo lo susurro tan flojo que ninguno de los dos lo escucho. -¡Pero eso no significa que no quiera a Hinata-chan! - le paso un brazo por los hombros de su novia. -Desde que termino la guerra algo de ella me empezó a gustar, ¿y a que no sabes que? ¡Hinata-chan estuvo enamorada de mi desde los doce años! -Una gota empezó a resbalarse en la cabeza de Sasuke. Estúpido. - Llevamos casi un año juntos, creo que fue un poco después de que te fueras y...

-Ya no quiero saber nada mas, dobe. - se levanto del taburete y se acomodo la ropa.

-Pero teme, aún no te he contado la mejor parte. - sonrió Naruto, casi estrangulando a su novia, que no podía estar mas nerviosa.

-No lo quiero saber. - y camino sin rumbo fijo. Algo dentro de él se removía. Como si hubiera comido algo en mal estado y pidiera salir a gritos.

-¡Por cierto! Si buscas a Sakura-chan esta en el hospital. - y con esto volvió a hacerle caso a su novia y a su tazón de fideos dejando a Sasuke con un leve sonrojo. No la estaba buscando, ni mucho menos, ¿o si? Le dijo que cuando volviera se verían, pero ahora estaba muy nervioso como si recién empezara de nueva la escuela.

Camino de nuevo, pensando, ¿a donde se estaba dirigiendo? Levanto la mirada encontrándose con las cabezas de los Hokages. Sonrió ampliamente al encontrarse el rostro de su profesor, de su segundo padre. Ya sabía donde iba a ir.

Toco varias veces a la puerta. No había respuesta. Justo cuando se iba a ir la puerta se abrió de golpe saliendo una cabeza rosada de ella. Ambos se quedaron tiesos. Sakura estaba con la boca abierta esperando decir algo, pero lo único que salio fue una gran sonrisa abriéndole la puerta tras ella.

-Sakura... - dijo Sasuke al ver que aquella gran sonrisa tenía una mezcla de tristeza.

-Bienvenido a casa, Sasuke-kun...

Se habían encontrado después de aquella ultima vez. Donde le prometió que se verían. Se había preparado mentalmente un mini dialogo en su cabeza repasando las palabras que iba a utilizar en este momento, pero de su boca salio un simple:

-Hmp.

Cuando la pelirosa estaba por irse, y después de darse varios golpes mentales, logro situarse:

-Sakura... - suspiro fuertemente, y cuando capto la atención de ella y sus ojos se cruzaron, sonrió tiernamente. - Me alegro de verte. - y entro a la sala del Hokage, dejando a una ojijade con el corazón casi en la boca. Era la segunda vez que le había sonreído así. Se tocó la cara dando por hecho que la calentura y el color rojo estaban presentes. Así que con las piernas temblandole y con una gran sonrisa, se dirigió al hospital.

-Sasuke. - saludo Kakashi desde el otro lado de la mesa. El pelinegro paso la mirada por toda la habitación encontrándose montones de papeles y libros desperdigados por ella.

-Veo que sigues igual que siempre. - sonrió de lado y se sentó en una de las dos sillas.

-Y yo veo que algo en ti ha cambiado. - se cruzo de manos y se quedo mirando aquel leve sonrojo que le había provocado esas palabras. Sasuke tosió un poco para librarse de aquel momento.

-He vuelto. - informo.

-Ya lo veo. - sonrió cerrando su único ojo visible.- Bienvenido... ¿Y bien? - pregunto. - ¿Has descubierto algo sobre tu yo interior Sasuke?

Ambos estuvieron hablando por largas horas, recibiendo un montón de quejas de Shizune, quien estaba esperando varios documentos para ser firmados por el Hokage. Cuando por fin la charla acabo, el cielo había cambiado de color. Atardecer. Las calles estaban desiertas. Las tiendas cerradas. Lo único que se escuchaban eran sus pasos.

-¡Sasuke! - grito Naruto desde la ventana de su casa. -¿Que haces?

-¿Como que qué hago? Caminar imbécil.

-¿Pero no sabes que día es hoy? - se quedo pensando en que gran festival se podía celebrar en esas fechas. -Por tu cara sé que ya te has acordado. - sonrió el rubio con suficiencia, Sasuke solo soltó su típico "Hmp". Hoy es el festival de los cerezos. Donde tienes que ir vestido con yukatas e ir bien peinado. -Y adivino también que no tienes el traje. - y volvió a responderle con su típico monosílabo. -Sube.

Contra su voluntad, y por que Naruto lo había obligado, por que fue así, le mando varias copias de él para que no intentara escaparse, y en la entrada de la casa del rubio, él le esperaba con los brazos cruzados y con una sonrisa para nada inocente.

El rubio estuvo haciendo que el pelinegro se probara una pequeña colección de yukatas que Jiraya le había regalado por su cumpleaños numero quince, quedándose al final con una de color negro con estampados de un azul zafiro.

-Genial. - sonrió el rubio al ver su trabajo terminado. - Así seguro que Sakura-chan querrá pasar una noche a solas contigo. -guiño varias veces antes de recibir un puñetazo en la cara.

-Yo no soy como tu, pervertido, ademas, no pienso acercarme a Sakura. - arreglo una manga que estaba fuera de su sitio.

-¿No has ido a verla? ¡Pero si te dije donde estaba! - grito el rubio sobándose la mejilla golpeada. -Si que eres dobe, ella ha estado esperando por ti este año y medio y ahora que vuelves ni te has dignado en ir a verla.

-Yo solo dije que la vería cuando volviera, no que le pediría algo. - Mintió. Él lo sabía, Naruto lo sabía, todo el mundo lo sabía.

-¿Ah, si? - pregunto el ojiazul alzando las cejas, provocando que Sasuke se pusiera nervioso. - ¿Pues sabes que? Espero que ese Kohaku se le declare esta noche a Sakura. Así no tendrá que esperar algo de un dobe como tú.

-¿Kohaku? ¿Quien es ese? - esta ultima pregunto la hizo con un deje de amenaza que no paso desapercibida por el rubio, quien sonrió abiertamente.

-Uno de los pretendientes de Sakura, por que sí, tiene montoooooones, de todas las villas. -sabía que exageraba, pero lo iba a hacer aún mas hasta que el pelinegro reaccionara. -Y este tiene altas posibilidades de que Sakura sea su futura esposa.

¿Esposa? ¿Había escuchado bien? De la única persona que podía ser su esposa era de él. Por que si. Por que la marco desde que tenía doce años. No quería que sonara como si fuera un perro que iba marcando territorio, pero Sakura era de él, y no iba a dejar que ninguno mas la tocara.

-¿A que hora empieza el festival? - y su amigo sonrió victorioso.

-A las diez.

-Bien. - cogió sus pertenencias y salio rumbo a su casa. Tenía que hacerse unos ultimo retoques y quizás esconder su katana en algún lugar de su yukata, por si tenía que cortar cabezas y eso, lo normal.