Ranma ½ y sus personajes no me pertenecen son la creación de Rumiko Takahashi. Escribo esto por diversión y sin ningún fin de lucro.
Entre gatos y truenos
Gatos
La brisa había enfriado la noche que recién caía, habían pasado varias horas desde que salieron del instituto y los habían emboscado las otras prometidas y una loca; buscaban un nuevo desafío para concretar por fin un solo compromiso como válido.
Trataron en vano razonar con ellas… razonar no se les daba bien; como siempre todo termino en un enfrentamiento en el que el pelinegro busco a toda costa no quedar en medio y que no dañaran a la chica que le acompañaba, aquella a la que él sentía en desventaja ante las otras tres… Akane, esa chica testaruda que no entendía que lo único que él quería era que no saliera lastimada.
Todo esfuerzo por calmar la trifulca fue en vano, así que el chico hizo lo que consideró más apropiado, tomó en brazos a la chica de cabellos cortos y azulados y salió despavorido sin rumbo fijo.
Acto seguido tenía de tras suyo, aunque con algo de ventaja a las causantes de todo el problema y para agravar la situación la chica que traía acuestas no paraba de recriminarle la forma tan absurda en la que quiso solucionar el embrollo… huyendo.
Si en algún momento pensaron que la cosa no podía empeorar, se dieron cuenta de su error cuando llegaron a la esquina del mercado… de frente a ellos se toparon con una manada de gatos que hurgaban en la basura algo que comer y que al verlos llegar pensaron que esas personas extrañas querían arrebatarles su bocado.
El chico entro en pánico, Akane trato desesperadamente en calmarlo, los gatos maullaban y se erizaban enojados; tres chicas llegaron al lugar y el circo comenzó.
El chico trasmuto a su estado gatuno, Akane soltó un gran suspiro porque de antemano sabía que la cosa no iba a terminar bien, los gatos salieron despavoridos al escuchar el maullido amenazador del chico y las tres chicas pararon su carrera en seco, en sus rostros se veía en miedo cuando la mirada gatuna del chico se posó en ellas y adopto una pose en la que buscaba defender a toda costa a su dueña.
No había nada más que hacer que emprender la carrera de regreso y esperar que aquel felino humano no intentara perseguirlas.
Cuando el chico logro ahuyentar a las causantes de todo ese pandemonio, regreso con la chica que consideraba su dueña y enredándose en sus piernas tal y como lo haría un gato real le rogaba le recompensara el haberla protegido; la peliazul suspiro aliviada de que por fin todo hubiera terminado, se agacho a la altura de Ranma- gato y acarició con ternura su cabeza, para después emprender juntos el camino de regreso a casa.
El viento era cada vez más frío y fuerte, mecía las copas de los árboles violentamente arrancando sus hojas y haciéndolas volar por los aires, las nubes no dejaban pasar la luz de la luna y por la humedad del ambiente era fácil descifrar que se avecinaba una tormenta.
La chica se abrazaba a sí misma en un intento vano para entrar en calor, a su lado; aún en su estado fóbico, el chico la observaba con algo de preocupación. Llegaron cerca de las ocho de la noche a la casa, la familia ya había cenado y se habían retirado a sus respectivas habitaciones para descansar, tal vez con la noche tan fría ninguno quiso quedarse en la sala pasando el rato, la peliazul pensó que era mejor que nadie los viera llegar y menos en el estado en el que aún se encontraba su prometido.
Entro a la cocina seguida por su guardián personal, sirvió un plato de comida para ella y otro para él, ambos comieron en silencio, aunque de vez en cuando el chico la observaba curioso.
Cuando terminaron de cenar, la chica cerro las puertas de la casa, apago las luce y llamo a su felino para que la siguiera escaleras arriba.
Ambos entraron en su habitación, ella se sentó en la cama con la espalda recargada en la pared y las rodillas flexionadas, el chico observaba sentado cual gato, muy quieto y atento a sus movimientos, y cuando ella le hizo una seña con la mano para que subiera, gustoso saltó a la cama y se acomodó sobre sus piernas dejándose acariciar por esas pequeñas manos que adoraba.
No había sensación más placentera para él, que la que ella le brindaba cada vez que el miedo extremo a los felinos lo obligaba a transmutarse a su estado Neko-ken, estar tan cerca de ella era su nirvana personal.
A Ranma-gato le gustaba el calor que emanaba de su cuerpo, el aroma de la chica para él, era el equivalente a su hierba para gatos*; lo ponía tan feliz que ronroneaba de gusto, se sentía tan amado recibiendo sus atenciones y tan tranquilo de escuchar el corazón de su ama latir tan cerca de él que le era fácil relajarse y disfrutar ese momento tan íntimo.
El chico se dejó mimar y pronto entro en un estado de relajación tal, que se quedó dormido sobre las piernas de su prometida, las horas pasaron y poco a poco la peliazul también se quedó dormida.
Continuará…
Hola a todos! Espero que este nuevo proyecto sea de su agrado, ya saben! Me encanta leerlos así que espero sus comentarios!
*Para los que no lo saben, la hierba para gatos o Catnip es una planta de la familia de la menta que, segrega un aceite mentolado llamado nepetalactona y que a los gatos los pone muy felices y extasiados.
