Nota. Aquí os dejo el primer capítulo de esta historia que tenía en borrador pero tenía dudas sobre publicarla o no después de haber escrito "Nada". Me gustaría saber vuestra opinión, porque como ya he comentado varias veces, estos temas son difíciles de escribir, y a pesar de que siempre termino mis historias, no creo que valga la pena continuarla si resulta desagradable o no es algo que os apetezca leer. Hago la advertencia de que comenzará a partir de una agresión sexual, pero no la veréis descrita. De todas formas, por la temática, la historia tendrá calificación "M".
Capítulo 1
- Reunión informativa.
Anunció Penélope al resto de sus compañeros, que inmediatamente resoplaron con hastío. Había llegado hasta ellos con paso apresurado y cargada de expedientes. Todos sabían lo que suponía eso. Revisión de casos antiguos sin resolver.
Reid y J.J. intercambiaron miradas de resignación, mientras que Morgan dejó caer con desgana el bolígrafo que sujetaba entre los dedos. Rossi esbozó una sonrisa, pero en realidad, estaba tan disgustado como el resto.
- Vamos allá- Dijo al fin el italiano, esforzándose por aparentar más entusiasmo del que sentía.
En la sala de reuniones, ya Hotch estaba esperándoles con otro montón de expedientes a su lado. Los miró de reojo sin cambiar mínimamente su expresión, a pesar de que podía darse cuenta perfectamente de su frustración. No podía culparles, a él tampoco le gustaba esa parte del trabajo, pero Strauss exigía mensualmente esa revisión.
- ¿Y Emily?- Preguntó Hotch al notar su ausencia. Hacía casi tres meses que había regresado, y aún estaba preocupado por su adaptación al equipo. Le estaba dando cierto margen, a pesar de que ella no se lo había pedido, pero era raro que no estuviera allí. Solía ser puntual.
- ¿No ha llegado?- Se extrañó Morgan. Hasta aquel momento había supuesto que quizás estuviera reunida con Hotch. Aún se estaba poniendo al día de todos los casos, y todavía no había terminado con su evaluación psicológica. Todos sabían que se esforzaba por aparentar que estaba bien, pero en el fondo eran conscientes de que trababa de evitar que se preocuparan por ella. Normalmente eso provocaba el efecto contrario.
- La he llamado hace un rato, pero no contesta al teléfono- Informó García brevemente- Supongo que estará de camino.
- La pondré al día cuando llegue- Añadió Hotch, instándolos a comenzar con la reunión.
Después de revisados los casos sin llegar a ninguna conclusión efectiva, como era de suponer, cada uno de los miembros del equipo regresaron a sus puestos con otra tonelada de informes cortesía de Strauss. Derek se encerró en su despacho, y refunfuñó al recordar que le quedaba otra pila semejante sobre su escritorio. Iba a estar metido allí todo el día. Pensó en llamar a Emily, pero ésta le había pedido espacio y tuvo que contenerse. Aún quedaban demasiados cabos sueltos que recomponer de su relación. Demasiadas heridas que cerrar antes de poder restablecer la confianza entre ellos.
Al cabo de casi una hora, Penélope entró en su despacho después de golpear un par de veces su puerta.
Derek enseguida percibió su expresión angustiada. Se levantó de su asiento, y se acercó a ella, tomándola por los hombros.
- ¿Qué ocurre?- Le preguntó con preocupación.
Ella balbuceó un par de palabras inconexas, hasta que consiguió ordenar sus ideas.
- Creo que a Emily le ha pasado algo...
Morgan sintió cómo su corazón se paralizaba durante unos segundos. No podía hablar en serio. No después de lo sucedido con Doyle. Pero también era consciente de que Penélope estaba un poco paranoica con la seguridad del equipo, y no hacía falta demasiado para que saltaran sus alarmas.
- ¿No ha llegado aún?... Posiblemente sólo le haya surgido un imprevisto- Trató de calmarla, pero por la expresión de la rubia, era evidente que no había funcionado.
- No... Derek... Como no podía contactar con ella, he localizado su móvil a través del GPS y... No tiene sentido... Está en un almacén abandonado a las afueras... Y haciendo un seguimiento hacia atrás, lleva allí desde ayer por la noche.- Le informó casi al borde del llanto.
Morgan se quedó congelado. Aquello era malo, realmente malo. Pero no podía permitir que García se diera cuenta del escalofrío que lo recorrió. Trató de calmarse, dentro de la urgencia con la que debía actuar.
- Envíame la información de la localización a mi móvil. Voy a acercarme hasta el lugar- Le dijo mientras volvía hasta su mesa para recoger su glock- No les digas nada al resto hasta que yo me cerciore de lo que ocurre, ¿De acuerdo? No quiero que se preocupen sin motivo.
Aunque estaba bastante seguro de que había suficientes motivos para que lo hicieran..
Salió disparado en dirección hacia el almacén, rezando para que no le hubiera ocurrido nada malo.
Quince minutos después, estaba a las puertas de aquel. Efectivamente era un edificio abandonado. Parecía una antigua fábrica textil. La cerradura de la puerta había sido forzada. Supuso que era lugar habitual de yonkis y delincuentes. Respiró hondo antes de entrar, con su glock en alto.
En el interior, apenas había luz. Con la linterna sobre su arma, recorrió en silencio la estancia, que estaba llena de maquinaria abandonada y restos de telas raídas. Había una sola planta de grandes dimensiones, pero la visibilidad era tan escasa que solo podía ver a un par de metros de distancia. Se acercó a una de las ventanas, tapiada con madera, y tiró de los tablones para que entrara algo más de luz. Ahora, con una mejor visión, resultaba más deprimente aún. El polvo, la suciedad, la basura, los restos de jeringuillas y Dios sabía qué más, lo ocupaban todo.
Al menos no parecía haber nadie allí. Pensó que quizás el GPS del móvil de Emily tuviera alguna avería. El pensamiento le duró poco, porque casi inmediatamente vio a alguien tendido junto a la pared del fondo.
Antes de acercarse, ya estaba seguro de que era ella. Rezó para que estuviera con vida, mientras corría hacia ella, arrodillándose junto a su cuerpo maltratado.
Se le heló la sangre al darse cuenta del estado en que se encontraba. Estaba de lado, con el cabello desmadejado cubriéndole el rostro. Tenía las manos atadas con cuerda y sujetas a la pared. Reconocía la ropa que llevaba puesta. Un vestido negro de tirantes, ajustado, que le llegaba por la rodilla. Se lo había visto varias veces, y era uno de sus favoritos. Solo que ahora estaba prácticamente hecho jirones, especialmente a la altura del pecho dejando entrever su sujetador, o lo que quedaba de él. Comprobó su pulso y suspiró aliviado al notar su corazón latir. Despacio, pero allí estaba. Tuvo que apartar sus propias emociones, tratando de mantenerse profesional, para poder hacer lo que tenía que hacer. Rápidamente evaluó sus heridas. Hasta donde podía ver, tenía hematomas y arañazos por todas partes. Examinó su rostro, sus brazos, y cuando finalmente llegó a sus piernas, jadeó horrorizado al notar la sangre y los cardenales que comenzaban a formarse en el interior de sus muslos. Sabía perfectamente lo que significaba eso.
Iba a llamar al resto del equipo cuando Emily se movió ligeramente. Derek dejó el teléfono a un lado, y la llamó suavemente, mientras le acariciaba el cabello.
- Emily...
Ella abrió los ojos sobrecogida al darse cuenta de que no estaba sola, e instintivamente se apartó de Derek gimiendo asustada. Un segundo después, lo reconoció y se arrastró hacia él entre sollozos histéricos. Aún tenía las manos atadas y tuvo que conformarse con que él la estrechara firmemente entre sus brazos.
- Está bien... Está bien... Te tengo...- Trató Morgan de calmarla, mientras rodeaba su cuerpo tembloroso- Vamos a soltarte, ¿De acuerdo?.
Cuando consiguió tranquilizarla un poco, se apartó de ella para tener acceso a la cuerda. Al deshacer el nudo, se dio cuenta de que Emilly tenía sangre en las muñecas. Había luchado por soltarse hasta hacerse un corte con las cuerdas. Derek reconoció el nudo marinero. Cuando era niño su padre lo llevaba a veces a pescar, y le había enseñado a hacer ese nudo. Emily, al tratar de tirar de él, lo había tensado aún más. En un par de minutos, Derek consiguió deshacerlo, y ahora sí, con sus manos libres Emily se volvió a abrazar a él, desesperada.
Se quedaron así durante varios minutos, hasta que ella dejó de temblar. La apartó nuevamente, para mirarla a los ojos. Quería evaluar su estado psicológico. Aún estaba asustada, pero al menos no parecía ausente. Sin embargo, no había dicho una palabra en todo aquel tiempo.
- Emily...- La llamó en voz baja, con sus manos colocados a ambos lados de su mejillas- Tengo que llamar al resto del equipo.- Le dijo mientras trataba de localizar su teléfono, que había dejado en el suelo.
Ella negó rápidamente con la cabeza, casi aterrorizada.
- Sabes que tenemos que hacerlo...- Le recordó él con voz serena. No podía perder la calma. Si ella notaba lo angustiado que se encontraba, sólo empeoraría la situación.
- No quiero que me vean así...- Susurró ella con las lágrimas de nuevo desbordando sus ojos.- Derek... No quiero que me vean así...Por favor- Suplicó de nuevo.
Derek suspiró debatiéndose entre seguir el protocolo o hacer lo que le pedía. Podía entender sus reticencias. Conociéndola, no soportaría sus miradas compasivas.
- Está bien.. Te llevaré al hospital, y les llamaré desde allí, ¿De acuerdo?- Le propuso. Esperó una respuesta suya, y finalmente Emily asintió con la cabeza- ¿Puedes ponerte de pie?.
- Creo que sí..- Le contestó ella. Aunque no estaba realmente segura. Le dolía cada centímetro de su cuerpo, y desconocía la gravedad de sus lesiones. Sabía que el shock podía atenuar el dolor real.
Consiguió incorporarse con la ayuda de Derek. Éste, la había rodeado por la cintura y le había sujetado la mano, hasta estar seguro de que podía mantenerse en pie. Al tenerla frente a él, ambos se percataron del estado real de su ropa. Emily esquivó su mirada compasiva y trató de cubrirse el pecho, tirando de los restos de su vestido. Derek inmediatamente se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros.
- Gracias...- Susurró ella con voz apenas audible.
Se dio cuenta de que su vestido se había subido hasta la mitad del muslo, y trató de ajustárselo. Al principio ni siquiera se dio cuenta. No fue hasta que vio la expresión de dolor en los ojos de Morgan, cuando notó los restos de sangre en sus manos. Un segundo después comprobó por sí misma, su origen, y se le hizo un nudo en el estómago al tomar consciencia de lo que significaba. Miró hacia Derek con una mezcla de confusión, angustia y terror, y fue cuando éste tuvo la certeza de que ella no tenía ni idea de que la habían agredido de aquella forma. ¿Habría estado inconsciente mientras todo ocurría?.
- Emily...- La llamó Derek alarmado.
Pero ella se apartó bruscamente a un lado buscando apoyo en la pared, y comenzó a vomitar.
Sintió las manos de Derek sosteniéndola suavemente, mientras le retiraba el pelo hacia atrás. Aún sin ver su rostro, éste supo que estaba llorando de nuevo. Apretó la mandíbula, en un esfuerzo por controlar sus propias lágrimas.
Finalmente ella se volvió hacia él.
- Sácame de aquí...- Le rogó casi sin aliento, mientras las lágrimas caían por su rostro- Sácame de aquí, por favor.
Cuando intentó dar un paso hacia él, sintió que sus piernas desfallecían, y tuvo que agarrarse a Derek para no caer. Éste no se lo pensó dos veces, la alzó en brazos y la llevó hasta su camioneta en dirección al hospital.
El trayecto transcurrió en silencio. Derek había envuelto a Emily en una manta que tenía en el maletero, y la había sentado en el asiento del copiloto. Le había ajustado el cinturón de seguridad, mientras que ella simplemente había permanecido allí, con la cabeza apoyada en el cristal, sin decir una sola palabra. Derek la miraba cada varios segundos, sólo para asegurarse de que seguía consciente. Al llegar al hospital, se bajó apresuradamente del coche, y gritó pidiendo una camilla.
Cuando la vio rodeada del equipo médico, por fin pudo permitirse jadear horrorizado..
- ¿Qué le ha pasado?- Le preguntó uno de los médicos que la atendían.
- No estoy seguro...- Le informó aún conmocionado- Pero necesitará un kit de violación.
Inmediatamente desaparecieron con ella en la camilla, y Derek se quedó en la sala de espera, mientras en su cabeza resonaban con crueldad las últimas palabras que él mismo le había dicho al médico que la atendía.
Fue cuando por fin, cogió su móvil y llamó al resto del equipo.
