Capítulo 1: Conociendo la prisión.

Tatsumi Souichi

.

Aquel día en que entré a la habitación, donde jamás podré olvidar eso que vi…

Caminé entre la espesa niebla escuchando mis propios pasos agitados por tanto correr, no sé en qué momento pude llegar a este extraño lugar, ni dónde rayos queda, simplemente me atemoriza lo que escucho, unos ruidos que son como gruñidos raros, tal cual animales devorando carne. Mientras más escucho esos ruidos sólo tengo la seguridad de que debo ir en dirección opuesta a donde se oyen, no puedo permitir que algo me ataque en medio de este desconocido lugar.

Escuché el incesante aleteo de algo que me viene persiguiendo, me sentí cansado de correr pero me impulsó el temor a seguir haciéndolo, hasta que fui vencido finalmente por el agotamiento, tropezando con una piedra por no levantar bien los pies. Caí de inmediato para notar que un animal extraño que volaba con garras afiladas, cara casi humana y con dientes enormes se abalanzó contra mí, en ese momento fue lanzado lejos con el golpe de un palo. Segundos después una amigable mano me ayudó a levantarme:

— Date prisa, no creo que eso lo detenga mucho tiempo.

Corrimos hasta una tienda de donde había salido ese amable chico y entramos.

— Gracias, me has salvado la vida. — Dije con la respiración entrecortada.

— ¿Cómo llegaste a este lugar? ¿Tú vienes con ellos? ¿Ellos te mandaron para liberarme?

— ¿Quiénes? No comprendo nada de lo que dices. Para empezar ¿Cómo demonios llegué aquí?

Tocó mis manos y se desvaneció al instante, al ocurrir eso, el sobresalto me trajo de vuelta a la realidad, abriendo los ojos de golpe en la escuela. Lo que ocurrió fue que me quedé dormido en una banca, lo más deprimente del asunto es que la clase había terminado y no había nadie ya, todos se marcharon sin despertarme. No es que realmente me importe, pero por lo menos me hubiera avisado el profesor para marcharme a casa.

Mis nuevos deberes me llamaron, recoger a mis hermanos de la escuela para llevarlos a casa y darles de comer con el dinero del seguro de vida que mis padres dejaron. La existencia realmente da asco, no comprendo la razón para seguir en este detestable mundo tan lleno de cosas horribles por doquier, gente que enferma y muere, los suicidas, los asesinados y torturados como mamá. Tantas espantosas cosas por ver, por padecer, como el hambre, la sed y esa interminable sensación de pesadez con un cosquilleo ansioso que no se detiene, como si fuera un sonido exasperante que se repite una y otra vez para hacerme sentir este repugnante vacío que me envuelve; intentando hacerme notar que debería intentar algo para calmar mi angustia.

Los días son uno igual al otro, levantarme temprano para llevar a mis hermanos a la escuela y luego partir a la universidad donde veré conocimientos que no me importan. No sé qué hago estudiando o ¿para qué? Ser alguien en la jodida vida no me importa. La única cosa que me motiva a seguir en este infierno en vida son mis dos pequeños hermanos que no tienen culpa de nada, ya que miro todos los días en sus ojos la felicidad y la esperanza pero simplemente me dan lástima, puesto que aún no han entendido que la realidad es algo que sufrirán y padecerán por el resto de sus vidas. Aunque no puedo amargarlos, ellos todavía creen que existe el futuro, por lo que me encargo de que en tanto crean en que hay un lugar al cual llegar, estoy para apoyarlos, mientras las fuerzas no me abandonen todavía.

El tiempo es tan extraño cuando las cosas son insípidas, no entiendo todavía si es que mis emociones me abandonaron o qué cosa me ocurre, pero perdí la capacidad de disfrutar cualquier cosa. El único lugar donde he podido sentir algo es en mis sueños, más en esos donde estoy en ese lugar extraño lleno de neblina. Me intriga pensar en las cosas que mi cabeza puede crear, todo un mundo imaginario que me hace correr la sangre por lo menos lleno de temor. Cada día espero el llegar de la noche para entrar a ese lugar en medio de la oscuridad, en busca de respuestas y de igual forma, con la finalidad de olvidar la detestable realidad que me rodea. Hacer deberes y cuidar de mis hermanos por inercia, me hacen seguir la rutina diaria pero al final del día sólo deseo dormir para no despertar.

Recostado en la cama, pienso en que ese temible lugar tiene algo que me atrae, así que cierro los ojos para partir de inmediato a sentirme vivo.

Los sueños no son siempre lo que uno espera pues al despertarme aquella mañana, de nuevo se acrecentó el vacío que tenía mi ser, puesto que otra vez reviví el momento que me dejó marcado, lo vi todo y no he podido llorar desde esa vez…

A mis veinte años ese hecho espantoso marcó mi vida por completo.

Dormía en mi cama plácidamente hasta que escuché una discusión de mis padres, se rompieron algunas cosas y luego ningún ruido, sólo unos sollozos a lo lejos, sin que yo ni mis hermanos pequeños fuéramos a investigar la razón de todo ello. La mañana siguiente, al tocar a su puerta se abrió y divisé la imagen más espantosa que jamás podré olvidar, sangre por todos lados salpicaba las paredes incluso el techo. Caminé adentrándome pero cerré la puerta, al bajar la vista, miré el trozo de una mano pequeña en el piso, más delante de ella, unos cabellos cafés cubiertos de sangre adheridos a … la cabeza de mi madre que yacía en el piso con los ojos en blanco como si fuera una muñeca, con una mueca espantosa que recorre mis pesadillas desde el día que la vi. Cuando levanté la cara, observé un torso humano amarrado del pecho colgando de dos extremos de las paredes sin manos ni pies, la sangre goteaba todavía y se podía escuchar por todas partes aumentando como un horrible rechinido que me ensordecía. Las náuseas finalmente llegaron a mi cabeza luego de la terrible impresión, no tenía idea qué hacer, hasta que escuche las voces de mis hermanos del otro lado de la puerta:

— ¿Hermano? ¿Todo está bien? — Preguntó Tomoe.

— ¿Podemos entrar? — decía Kanako.

— Largo de aquí metiches, estas cosas no les incumben, ahora se marchan a la escuela o los van a castigar de por vida.

Escuche los pasos de mis hermanos mientras sujeté mi boca para evitar vomitar, el olor a sangre cubría mi nariz exasperando todos mis sentidos. Las cosas son tan injustas pues tuve que quedarme hasta que escuché la puerta de la entrada, para evitarle a mis hermanos el mismo trauma que yo. Intenté contener las lágrimas un poco más, antes de llamar a la policía pero fue inútil, corrí al baño en medio de lamentos y vómito que me agobió sin que pudiera tranquilizarme para hablar en el teléfono. A partir de ello, soñé una y otra vez esa misma escena, solía verla en mis pesadillas, hasta hace un par de días que finalmente he soñado cosas distintas a la muerte de mi madre.

Pero no es bueno, los sueños que tengo ahora resultan hundidos en un mundo oscuro con creaturas aterradoras que me persiguen; incluso son tan reales que a veces he creído sentir el aliento de aquellos monstruos que atormentan mi descanso. Cada día que recorro las calles del lugar, me percato que es enorme, nunca he podido ver el mismo paraje a pesar de caminar por horas ahí; aunque no puedo decirlo a ciencia cierta, puesto que la niebla no me deja reconocer el sitio por completo, a menos de que me aproxime a los lugares, pero he descubierto que caminar en medio de la calle es más seguro que caminar por la acera.

Es un lugar tranquilo y solitario, no hay personas como yo, únicamente los monstruos que vagan libremente, con excepción del muchacho que me ayudó la última vez, al cual intento recordarlo pues al verlo sentí conocerlo de alguna parte. Cabello azul un poco alborotado, más alto que yo, en conjunción con sus amables ojos verdes y las cálidas manos que salvaron mi vida.

Por la mañana, descubrí a mis hermanos intentado abrir la perilla de la habitación de nuestros padres con algunos alambres:

— ¡Qué rayos piensan que hacen! ¡Les advertí que está prohibido entrar a esa habitación!

— Pero hermano sólo queremos averiguar donde fueron papá y mamá. — Expresó Molesto Tomoe.

— Quizá dejaron una nota. — apeló Kanako.

— Les dije que salieron de viaje y no volverán hasta dentro de mucho tiempo. ¡Si no lo entienden, menos yo!

— Hay hermano, nadie te puso a cargo de nosotros, ya somos grandes para saber a dónde fueron y cuándo volverán. — demandó Tomoe.

— Además pareces disfrutar que no estén, no estás triste como nosotros, nunca te hemos visto llorar desde que se fueron, ni reír, sólo estas reclamando todo el día si no hacemos las tareas de la casa y la escuela. — Reclamó Kanako con lágrimas en los ojos.

Tomoe la abrazó, por lo cual ambos se quedaron así, pero yo sentí fastidio y los volví a amenazar:

— Más les vale alejarse de esta habitación o voy a castigarlos hasta que nuestros padres regresen.

— Cuando regresen te van a castigar a ti por ser tan malo. — gritó Kanako escapando a mis amenazas, pues corrió a su habitación azotando la puerta.

— Los quiero ver listos para la escuela en veinte minutos o se irán a pie.

Tuve ganas de recriminarles por poseer esa capacidad de sentir tristeza e ira, ya que yo no puedo más que hundirme en este hastío hacia todas las cosas. Debería decirles la verdad para que maduren y entiendan, pero llevarlos al lugar oscuro donde yo estoy, no pienso hacerlo.

Al trasladar a mis hermanos a la escuela en el carro que solía ser de papá, pensé que tarde o temprano ellos podrían entrar a la habitación, que no había quedado limpia por completo, luego de que la policía entrara a revisar la escena del crimen y tuviéramos que estar fuera una semana antes de poder volver a casa.

En aquella ocasión, pretendí limpiar pero fue inútil, demasiada sangre por todas partes, por eso opté por cerrar esa habitación. Sin embargo hoy creo que no puedo evadir más el tener ese lugar cerrado. Será mejor que recoja las cosas importantes y las guarde en el cuarto de cosas inútiles de la casa. Decidí abrir esa puerta luego de cinco meses y algunas semanas de no entrar ahí, me pareció ver la última imagen que presencié de mamá asesinada. Evadí los pensamientos comenzando a sacar las cosas de los cajones para ponerlas en bolsas que coloqué en la cochera, con la finalidad de que no las vieran y de ahí se irán a la basura. Busqué entre las que dejó la policía, quizá encontraría una pista sobre el paradero de mi padre que es el principal sospechoso pero yo no lo creo así, ya que nunca vi a dos personas más unidas que ellos dos.

La ropa del armario es demasiada y tuve que meterla en bastantes bolsas de basura, sin embargo al fondo encontré algo interesante, las pinturas de mamá que siempre pintó llena de nostalgia cuando fui niño. Saqué los cuadros y los puse en mi habitación para revisarlos luego pues el día corre sin cesar y pronto será hora de recoger a mis hermanitos de la escuela. Exhaustivamente me percaté de que todas las cosas superficiales se encontraran en bolsas y las importantes como álbumes familiares, papeles y las pinturas de mamá, a salvo en mi cuarto; por lo que sólo debo pintar la habitación para cubrir lo que resta de las marcas. El colchón ya lo había tirado luego de que la policía me permitió entrar.

Suspiré cuando terminé de levantar todo, pues me sentí sumamente cansado, aunque partí por mis hermanos y los traje junto con comida comprada ya que no pude cocinar, ni comprar comestibles.

Durante la cena, escuché como siempre sus pláticas aburridas sobre las cosas insignificantes de sus días, ambos como un equipo para apoyarse, al parecer no les hago falta más que para cosas legales porque son menores de edad. El fastidio creció por lo que me retiré a descansar, los dejé en la mesa esperando, que como todas las veces recogieran la basura y limpiaran.

Me recosté finalmente pero algo en los cuadros me hizo notar una inscripción por detrás de uno, así que tomé todos y los miré. Muchos son retratos familiares, perecen fotografías, yo de pequeño, ella embarazada, un gato negro, mis padres dándose un beso, pero muchos otros eran de lugares que no conocía, una plaza, una iglesia y una vieja casona al estilo antiguo japonés. Al girar ese cuadro noté que traía la inscripción que leí en voz alta sin notarlo:

«Te puedes alejar pero jamás escapar de tu destino, si lo ves nunca mires atrás»

Un grito de pleito de mis hermanos me hizo dejar el cuadro sobre la cama y darme la vuelta para salir, pero una mano con garras me jalo del hombro, de inmediato volteé para mirar, en la fracción de segundo que la garra me sujetó jalándome. La realidad vibro como descomponiéndose y sentí que desfallecía. Sujeté mi cabeza con ambas manos pues un dolor me apabulló, no dejé de hacer contacto visual con la casa del cuadro, hasta que se tornó real como sí pudiera estar ahí. Cerré los ojos mientras el aire salió de mis pulmones causando una ligera asfixia, pero al abrirlos me encontré en un lugar completamente oscuro, con una débil luz entrando por rendijas de la pared que me hizo saber que estoy despierto.

.

Morinaga Tetsuhiro

He vivido algún tiempo aquí encerrado, todavía recuerdo la razón por la que permaneceré en este lugar hasta el final de los tiempos…

Siendo muy pequeño se me enseñó que soy el producto de un sacrificio para salvar al mundo, y que mi propia vida sería regalada a un ser que traerá paz. Al cumplir cuatro años, con la capacidad que poseía para comprender el mundo, los mejores tutores privados de Fukuoka me enseñaron a leer y escribir. No me mandaron al colegio a razón de que dijeron que no debo conocer gente que me desvíe del camino para el cual fui concebido. Sin embargo, mientras más leí y aprendí del mundo, tenía ganas de conocer las afueras de la mansión Morinaga; un lugar enorme lleno de habitaciones y más habitaciones, con varios pisos que he recorrido una y otra vez. La cosa más hermosa es el enorme lago que rodea mi casa pero más que una casa siempre ha sido una prisión pues no se puede ni entrar ni salir a menos que lo hagan en un bote. También puedo decir que a pesar de mis horas de meditación que tengo que realizar diariamente para purificar mis pensamientos, me encanta oler las hermosas flores que cultivan ahí. Aunque de igual forma puedo decir que no debo tocar ninguna puesto que muchas son flores venenosas que podrían desde paralizarme hasta matarme.

El enorme jardín que tiene mi casa es un lugar para cultivar plantas necesarias en los rituales que se realizan diariamente, en las habitaciones superiores de la mansión. Siempre he amado los animales pero nunca me dejan nombrar a ninguno de los que tienen en las áreas para ellos, ya que también son usados para distintas cosas, así que no vivirán mucho tiempo.

Todas las noches escucho los cánticos que más que causarme seguridad como me dice mamá, me aterrorizan sin dejarme dormir tranquilo, a veces siento como si me llamara algo dentro de mí, con la finalidad de ir a presenciar las cosas que ocurren en ese lugar.

El tiempo pasa y ahora a mis cinco años, he comenzado a leer la historia mundial y creo que mis padres tienen razón respecto a salvar el mundo, los seres humanos son tan crueles con sus semejantes, pero no sólo con ellos, sino con los animales que aparentemente están a nuestro servicio, aunque no creo que deba ser así y deberíamos ser iguales, después de todo también seguimos siendo animales.

He comprendido cada vez más cosas de nosotros los humanos, comer es una necesidad en la cual el sacrificio es algo indispensable, en donde algunos animales dan su vida para que podamos subsistir, al igual que los vegetales. Aprender que el sacrificio es algo necesario, todos los días lo remarcan ¿Sentirán miedo de dejar de existir? ¿Los animales o plantas sabrán que su destino es el sacrificio al igual que el mío? De pensar en que debo ser desprendido y abandonar la existencia tal cual la conozco me da temor, pues disfruto las cosas divertidas como los dulces, el jugar en el jardín y los amigos que invento, los cuales me acompañan a viajar por los lugares que leo en los libros.

Hace poco, unos amigos de mis padres trajeron una colección de cuentos infantiles que al principio pensé que serían tonterías, pero luego de leer cosas donde un príncipe salva a su princesa de un destino como la muerte o el encierro, espero que un día llegue un príncipe que me rescatará de este lugar y viajaremos a conocer tantos lugares como la playa, los bosques, montañas y selvas.

Ahora que cumplí seis años, he sentido tantas ganas de salir lejos de esta casa, siempre que meto los pies en el agua del puerto o mientras miro el bosque que rodea la mansión donde termina el lago. Al principio tenía miedo al agua y nunca pude meter un pie en el lago, por lo que sólo admiré desde mi ventana o donde termina el jardín; todo a razón de los rituales de purificación que he recibido cada año, donde me sumergen en una caja de barrotes metálicos. La primera vez fue a mis tres años y ahí dejaron mi cabeza salida pero a los cuatro la sumergieron completamente. Luego me explicaron que todo tiene una razón para ser, ya que debo tener un contacto con el salvador, por lo cual, sentir miedo de morir y poner en peligro mi vida lo consigue. Según cuentan, los poderes deben llegar antes que el dueño de mi cuerpo, para que los acepte mi carne humana y aprenda a controlarlos. La fecha del ritual está cerca y tengo miedo, sin embargo sé que aunque llore o suplique nunca van a dejar de realizarlo, hasta que yo mismo pueda liberarme de los barrotes con ayuda de los poderes que me son enviados cada vez que lo realizan.

Conforme crecí, aprendí que no puedo ahogarme en el lago si aprendo a nadar. He visto a lo lejos, con ayuda del telescopio a los niños jugando, ninguno tiene miedo de ahogarse porque de alguna manera flotan, por lo cual investigue en los libros hasta descubrir que existe una forma, incluso un deporte en el que se aprende a controlar tu cuerpo en el agua, a lo cual llaman nadar. Supliqué por clases de nado y trajeron un maestro con el que aprendí a hacerlo e inclusive a sumergirme conteniendo la respiración. Tengo planeado salir a conocer el mundo que me rodea, por lo menos un día y luego volveré a casa, de manera que en la madrugada me escaparé nadando hasta la orilla con ayuda de un barril lleno de aire para flotar si me canso. Sé que puedo llegar y sólo será para ver el mundo.

La noche descendió sobre la mansión siendo hora de ir a dormir, pero yo con mi afán, fingí estar cansado y me marché a la cama. Esperé escuchar que la casa estuviera en un total silencio para salir de la cama con las cosas que tenía preparadas en una bolsa plástica, las cuales son una muda de ropa junto con comida para mi viaje. Además traía guardados con la ropa, algunos mapas que me robé de libros viejos en la biblioteca a la hora de mis lecturas. Caminé hasta donde dejé oculto el barril, lo arrastré hasta la orilla amarrado de mi cintura para evitar perderlo y jalarlo mientras nado. La ropa la até también al barril para marcharme. Armado de valor, aventé al lago el barril y tomé una bocanada de aire arrojando mi cuerpo al agua helada, el contacto con ella contrajo mis músculos por las heladas temperaturas, cosa que no me detuvo de mi objetivo.

Nadé con todas mis fuerzas hasta cansarme y abracé el barril cada vez que el agotamiento me apagó las ganas de continuar, consecutivamente hasta que logré ver la orilla tan cerca, que la emoción me obligó a nadar con velocidad hasta llegar a mi objetivo. Una vez que toqué el lodo de la orilla, me tiré en la tierra para recobrar las fuerzas, luego de recobrar el aliento, jale el barril con mis cosas. Cambié mi ropa y me coloqué mis zapatos, al tiempo que comí lo que traía, pues tanto ejercicio me tenía muerto de hambre. Una vez que estaba listo, caminé con la linterna de mano que logré conseguir, puesto que conozco cada rincón de la mansión. El bosque es tan distinto estando en él, además de que la noche me causa algo de miedo. Caminé orientado por las estrellas usando el mapa hasta llegar al pueblo, me sorprendió la luz que despide a lo lejos, nunca antes vi tanta luz junta.

Al llegar al lugar miré las casas con diseños distintos a la mía, algunas estilo occidental y otras totalmente tradicionales. Me encanta caminar por las hermosas aceras empedradas, contrastando con la calle pavimentada. No podía esperar a ver la luz cubriendo todo, siempre he amado el sol y la luminosidad que emite, la cual es capaz de llenarte de calor.

Los pies me pesaron, nadar y luego caminar una gran distancia hasta el pueblo me dejaron exhausto, busqué un rincón en un jardín y me recosté. Por la mañana un policía me traía cargado transportándome a la comisaría hasta que mis padres llegaron por mí al lugar. Saliendo de ahí, me transportaron en un automóvil, sin embargo pude ver por primera vez a los niños salir de la escuela, las calles y las casas con la luz del sol, las personas del pueblo, todo en general me pareció magnífico. Demasiado rápido terminó mi visita, en un santiamén ya esperaba mientras el cochero metió el coche al enorme garaje a la orilla del lago para subirnos al bote que nos trasladaría hasta la casa.

La tristeza me invadió de pensar que mi existencia será además de corta, sin disfrutar un poco las cosas bellas que los demás tienen, perdió sentido de repente todo. ¿Salvar un mundo sacrificando mi vida sin vivir antes en él? ¿Cómo puedo realmente salvar algo que no amo?

Dentro de la casa, me llevaron en completo silencio hasta uno de los cuartos lejos de la servidumbre:

— Tetsuhiro toma asiento. — Dijo mamá.

Sin responder, simplemente me senté en uno de los sillones mientras ellos hicieron lo mismo en el que se sitúa frente a mí.

— Nos decepcionas, tú eres la creatura más importante y expones tu vida e integridad por cosas tan superfluas y absurdas como salir de la mansión. — Expresó papá envuelto en ira.

— Necesito salir de la mansión. Quiero ir a la escuela con los demás niños.

— Ni de broma, tú no puedes salir de aquí, es muy arriesgado. Además aquí lo tienes todo. — Refutó mamá.

— No sé cuánto tiempo tengo antes de sacrificarme pero quiero vivir las pocas cosas que los demás tienen. Quiero conocer otros niños y jugar con ellos.

— Lo sentimos pero es algo que no podrá ocurrir. — respondió mamá.

Intentaron que estudiara ese día, pero me sentí tan cansado que no pude concentrarme en nada y simplemente me quedé dormido. La mañana siguiente mis fuerzas me abandonaron, no tenía ganas de caminar ni de comer. No tenía sentido vivir, si todo lo que conoceré es ese deprimente mundo que ya no quiero salvar. Algunos días de forzarme a comer transcurrieron, hasta que finalmente mis padres accedieron a dejarme ir a la escuela en el pueblo.

Conseguí me permitieran ir a la escuela pero lo malo es que ningún niño me habla, ni yo tengo permitido hablarles, sólo para lo más indispensable como al hacer equipos en las clases, de ahí en fuera creo que me temen y me respetan.

Las enseñanzas de casa se han vuelto pesadas, todos los días me instruyen en rituales con símbolos raros que debo dibujar y hacerlo de memoria, lo cual es muy difícil hacerlo pero practico diariamente, por lo que poco a poco voy mejorando en los dibujos. No sé cuánto tiempo tardaré en aprender todo eso, a razón de que me cuentan que mientras más conocimiento adquiera del mundo y de los ritos, puedo ser de mayor utilidad a la esencia que salvará al mundo pues al adentrarse en mí, pierde parte de sus recuerdos y le es posible acceder a todos los que yo le deje, por ello me ponen a estudiar arduamente muchos cosas.

Crecí solitario y lleno de sueños vacíos que terminarán muy pronto pues he logrado controlar mis poderes.

.

Todo cambió vertiginosamente, encerrado en la prisión que yo mismo construí no tenía posibilidad de salir, hasta que un día, mi profundo deseo de salir me hizo cerrar los ojos y aparecí por fuera del cristal. Supuse que al salir sería intangible pero al tocar los objetos me alegré de que soy libre para escapar de ese demonio.

El demonio daba vueltas como un loco alrededor de la prisión, me miró y habló:

— ¿Cómo saliste y yo no puedo hacerlo? No te vayas regresa…

Gritó mientras salí corriendo de la casa para tomar el primer bote que encontré. Unas creaturas se sujetaron de un extremo el pequeño bote intentando voltearlo, aunque con los remos los logré golpear para llegar sano y salvo a la orilla escapando. Quise saber manejar pues de esa forma podría usar alguno de los vehículos que se encontraban aparcados en el garaje; sin embargo tuve que transitar por el bosque evadiendo a distintas creaturas peligrosas que caminaban por los alrededores. Corrí lo más veloz que pude, siempre he sido bastante atlético así que me fue fácil llegar al pueblo y alcanzar a los límites del mismo. Observé el letrero de salida pero me detuve al notar que un amplio barranco separaba la carretera y la niebla no permite ver que hay más allá.

Decepcionado caminé por la orilla del barranco para buscar alguna salida. Al sentirme cansado, me recosté en una cama de una de las muchas casas vacías del todo el pueblo. Al despertar, de nuevo me encontré en la prisión, de modo que descubrí que es imposible el escapar a mi destino, no obstante tenía la fortuna de que mi prisión es enorme, abarcando todo el pueblo puesto que día con día recorrí la orilla del barranco hasta percatarme que este lugar está completamente aislado; siendo eso algo bueno para las personas en el mundo, puesto que sería horrible que estos monstruos pudieran salir de aquí.

Ahora me es posible conocer tantos lugares, la plaza del pueblo junto con lo que se llama centro comercial con tantos artefactos que requieren electricidad.

Con el paso del tiempo, me he dado cuenta que algunos poderes débiles se quedan conmigo y puedo controlar la luz eléctrica del lugar, mejor dicho producirla, lo que me permite utilizar un sinfín de aparatos que se encuentran en el centro comercial.

Ocupo mis días en leer libros y conocer el mundo que me fue negado pero que en estos momentos es todo mío. No hay más humanos, al menos por todos los lugares que he ido no he encontrado ninguno. Animales domésticos tampoco he podido ver, creo que todos escaparon, por lo que sólo algunas ratas y ciervos en el bosque he observado, de igual forma insectos, pero tampoco aves.

En la tarde de ese día, creo que han transcurrido más de cinco meses desde que fui sellado con mi hechizo, caminaba por el centro comercial, cuando escuché un extraño ruido en la silenciosa plaza. Supuse que uno de los monstruos se encontraba dentro y camine a observar cuidadosamente. El ruido provenía de la cocina, en un lugar de comida rápida. Mi corazón latió con fuerza por el miedo a ser atacado por alguna criatura. Este tiempo he descubierto que me es posible evadir a los monstruos y aunque han llegado a atraparme, al lastimarme regreso de inmediato a la prisión sano y salvo. Creo que soy inmortal a razón del demonio que se apoderó de mi cuerpo. Los sonidos se hicieron fuertes mientras más me aproxime y en ese instante un gato negro salto con un ratón en la boca. Mi primer instinto me hizo gritar de terror pero luego comprendí que ese gato podía ser la única compañía para mi soledad, lo perseguí sin éxito, pareciera que se esfumó entre la horrible neblina del lugar.

Con ese elemento en el pueblo, la vida se hizo más entretenida, escapar de monstruos y al mismo tiempo buscar ganarme la confianza de un felino misterioso que algunos días he logrado tocar un poco, con ayuda de un par de latas de atún del supermercado.

El tiempo transcurrió pero nunca me esperé lo que en ese día podría encontrar. En un callejón cerca del barranco mientras yo miraba desde la ventana, descubrí un muchacho que de la nada se materializó, por lo que me escondí tras la cortina para no ser visto. Lo observe detenidamente con ese cabello largo, su expresión sería y hermosa; no lucía aterrorizado sino parecía analizar la situación y divertirse con ello.

Decidí seguirlo a distancia prudente donde no me descubriera y de esa forma lo cuidé para que no le ocurriera nada. Un hombre bastante inteligente y curioso caminando por la calle alejado de los monstruos, cuando alguno lo detectó no dudo en correr, se detuvo varias veces al dejar de sentirse perseguido excepto por mí, y observaba las cosas del lugar intentando ubicarse. El chico miraba el cielo cubierto por la espesa niebla, por lo que caminó por distintos lugares y mientras tanto yo oculto verificando sus movimientos. Tuve muchas ganas de hablarle pero por el temor de que pueda ser alguien que quiere liberar al demonio, quizás algún sobreviviente del pueblo que desea traer el fin del mundo, preferí no hacer nada.

Lo seguí todo el rato hasta que desapareció tal cual vino. Los días subsecuentes lo encontré un par de veces por casualidad y continué siguiéndolo. La duda creció en mí, de modo que al siguiente día utilice mi poder para saber cuándo llegara y dónde. Pinté unos símbolos en el piso de una casa que tenía tapiada especialmente para usarla libre de creaturas que puedan interrumpir mi ritual. Me senté en el centro a concentrarme y relajarme; debería fijar mi atención en el tipo e imaginarlo para que funcionara. No tardó demasiado y aproximadamente en la misma hora del día anterior, lo volví a ver. El tiempo es relativo en este extraño mundo, varía de acuerdo con el humor del demonio, sin embargo para no perder mi propia cordura, reviso mi propio reloj que yo mismo sincronice gracias a mi poder de obtener energía eléctrica, en estaciones de radio y en la televisión donde dan la hora. Aunque para evitar ser atacado por las criaturas, prefiero no hacer ruido.

El concentrarme en la esencia de este humano me causa un extraño deseo, como una resonancia de algo en él que me resulta atrayente, este ritual me permitió no sólo sentir su localización sino escanear su corazón. Observé que es una persona que brilla de amor, pero envuelto en demasiado sufrimiento. Su luz es tan brillante que es fácil seguirlo por este mundo repleto de niebla, pues ilumina como faro. En esta versión inmaterial mía, me aproximé hasta la luz que despide para tocarla y pasar justo a través de él sintiendo tantas cosas raras. En el preciso instante que nuestros cuerpos se traspasaron, él se detuvo tocando su pecho y giró su rostro hacia donde yo lo miré, tal cual pudiera verme.

Me asustó mucho notar que un monstruo alado lo comenzó a perseguir, corría desesperado por lo que dejé el ritual y utilicé la mayor cantidad de energía posible de mi cuerpo para transportarme ahí. Al llegar, pude salvarlo de que lo lastimaran con un palo que tomé de una cerca, derribé al monstruo y extendí mi mano para levantarlo, justo en un pequeño momento, sus ojos miel me vieron llenando mi cuerpo de algo inesperado, un calor que me dio energía y fuerza para correr a su lado hasta estar fuera de peligro dentro de un lugar:

— Gracias, me has salvado la vida. — De inmediato me dijo el joven bastante agitado.

Requería saber la razón de su estadía, por lo cual pregunté:

— ¿Cómo llegaste a este lugar? ¿Tú vienes con ellos? ¿Ellos te mandaron para liberarme?

— ¿Quiénes? No comprendo nada de lo que dices. Para empezar ¿Cómo demonios llegue aquí?

Las fuerzas me abandonaron, intenté tocar sus manos y simplemente fui llamado a mi cuerpo que yace en la prisión con el demonio para descansar.

Al siguiente día, no podía esperar a buscarlo de nuevo, comencé el ritual de localización y descubrí al gato merodeando entre algunas casas, necesitaba hacerme amigo de ese gato por lo que tomé comida y corrí hasta el último lugar donde lo vi. Una vez ahí, persiguiendo al felino con la lata de comida, logré cargarlo pero de inmediato se liberó de mi abrazo y corrí tras él sin pensarlo, hasta que entró a una casa por una ventana ligeramente abierta y yo tras él por la puerta. Entonces se escondió tras ese hombre de cabello rubio que me miró con sorpresa:

— ¿Qué haces en este lugar tan peligroso mocoso?

Miré mis manos que se habían tornado pequeñas y en realidad todo de mí lucía diminuto. Le respondí con altanería:

— A quién le dices mocoso, yo tengo dieciocho años. ¡Entrégame a mi gato!

— No tenía idea de que alguien pudiera vivir aquí, ¿son tú y este desagradable animal los únicos en este pueblo?

— No es desagradable, es un gatito y es mi amigo.

— Más que amigo parece escapar de ti.

— No escapa de mí, es que todavía no me conoce, ni tú me conoces y no soy un niño, ya soy un adulto.

— Seguro mocoso, yo tengo veinte y tu dieciocho, eres un adulto de poco más de un metro de altura y con voz infantil. De hecho eres todavía más pequeño que mi hermana Kanako, sin duda tienes como cinco años. — Expresó burlona y sarcásticamente.

Me ofusqué con su respuesta por lo que pensé marcharme del lugar para averiguar la razón de mi cambio de edad física, sin embargo, antes de salirme de la habitación, me sujetó de la mano diciendo en tono mandón:

— No voy a permitir que algo te suceda, este lugar es muy peligroso, he estado aquí antes, hay muchos monstruos y algo puede ocurrirte niño necio.

— Suéltame yo puedo cuidarme sólo, lo que pasa es que ese gato me hace sentir como un niño, pero no lo soy, necesito calmarme y veras que el único que necesita protección eres tu como ayer.

— ¿Ayer?

— Si ayer que te tropezaste con la piedra yo te salve ¿no te acuerdas de mí? Le pegue con un palo a la cosa esa.

— ¿Tu? Pero ayer eras más alto que yo. — Se agachó sobre una rodilla para quedar a mi altura y me miró de cerca. Entonces tocó mi frente y dijo:

— Tienes un rasguño bastante feo en tu rostro. — me sonrojé de inmediato pues su cara me observó detenidamente. Sus ojos no llegaron a los míos, hasta que bajó la mirada y de pronto, me volví a sentir como un hombre gracias a su forma de ver tan profunda.

Crecí de inmediato y él cayó sorprendido sobre su espalda al piso.

— ¿Qué rayos eres tú? ¿Acaso es un sueño todo esto?

— Es que yo… bueno …yo … es que …

— ¡Habla ya idiota que me desesperan tus estupideces!

— No es un sueño, yo vivo atrapado aquí desde hace algunos meses. Mi nombre es Morinaga Tetsuhiro, lo que pasa es que mi cuerpo real está cautivo en un lugar especial que contiene a un demonio para evitar que destruya al mundo.

— Oh si, ya veo… un demonio… el fin del mundo… Debo estar soñando, ya había venido a este lugar antes y siempre desperté.

— No es un sueño, esta vez lo percibí cuando me tocaste, eres distinto, es tu cuerpo real, entraste de forma diferente. ¿A pesar de volver a la normalidad no te acuerdas de mi verdad?

— ¿Acordarme de ti? ¿Por qué tendría que hacerlo?

— Soy el único humano de este lugar, el que te salvó la vez pasada.

— De todas formas hubiera despertado, así que no te debo nada. Además no eres humano, ningún humano puede crecer de pronto.

— Si lo soy, al menos mi alma es humana, es esta representación que vez. He leído sobre esto en los libros de hechizos, mi alma salió de mi cuerpo y del confinamiento porque no tengo maldad, tomo forma real por los poderes de esa creatura que posee mi cuerpo.

— ¿Cuánto tiempo llevas atrapado aquí? — Me preguntó con curiosidad.

— Cinco meses y algunas semanas.

Al pronunciar esas palabras, su rostro se ensombreció, cambió de ser el indagador tipo que cuestionaba los porqué, para tener ese rostro cubierto de sufrimiento como la primera vez que lo pude ver. Un impulso me obligó a hacer algo por primera vez en toda mi vida, rodearlo con mis brazos, pero simplemente lo solté de inmediato diciendo:

— Lo siento, no quise invadir tu espacio, sólo quería hacerte sentir mejor.

— No importa, tampoco es que me sienta mal.

El momento más incómodo de toda mi vida me sobrecogió y casi sentí que brillaría o destellaría por dentro. Nunca recibí antes un toque tan dulce, mi madre llegó a abrazarme pero muy pocas veces, siempre me vieron como un medio para un fin. Sacar de mi cabeza esos pensamientos tan incómodos, me hizo saber que este chico no debe quedarse en este horrible lugar y es indispensable que salga lo más pronto posible, antes de que algo le pueda ocurrir.

— Debes salir de aquí. ¿Cómo llegaste a este lugar? ¿Qué es lo último que recuerdas?

— No tengo prisa, me gusta este sitio. Además descubrí que mi padre vivió aquí, quizás ande por este lugar, así que lo voy a buscar.

— Es muy peligroso, no quiero que más personas salgan dañadas por causa de esa cosa, el controla tus miedos y puede darle vida a las creaturas más horribles de tus pesadillas. Te matará si logra descubrir que hay un humano normal.

— No tengo miedo de morir, ya estoy muerto.

— ¿Muerto? No lo pareces. — Toqué su rostro con mis manos e intenté entrar en su cabeza para irrumpir en sus memorias, pero algo me lo impidió, quizá sus ojos brillantes y colmados de algo sublime, algo que me evitaba pensar en otra cosa que no fuera él. Sus cejas fruncidas en un gesto molesto pero delatando un adorable sonrojo, tal cual algunas lindas historias que había leído en cuentos de amor. ¿Amor? Siempre me pregunte qué es…

— Suéltame ya, que pareces un homo.

— ¿Homo?

— Sí. Me refiero a gays, maricas, tipos que les gustan otros hombres.

— A mí no me gustas, yo sólo quería ayudarte a salir de aquí.

— Simplemente déjame en paz y llévate este gato que no deja de frotarse en mis piernas.

Bajé a atrapar al gato que de nuevo escapó de mis manos y se escabulló a la plata alta de la casa. Por mi parte debo cuidar a ese hombre extraño, que ni siquiera me dijo su nombre, pero si su edad, por lo que es un chico de un grado superior, mi sempai.

Caminé tras él en medio de la calle y con la niebla prácticamente vendando nuestros ojos. Evidentemente que él notó mi presencia y supo perfectamente que yo lo seguía, quizá a razón de ello corrió mucho más rápido, por lo que comencé a pensar en una forma de convencerlo para que vuelva por donde llegó.

— Ya deja de seguirme, eres peor que mis hermanos.

Escuchar esa frase me hizo notar que puede que sus hermanos sean un motivo para volver a su casa, fue cuando corrí a su lado y le dije:

— Sempai espera ¿Tus hermanos no te extrañarán si no vuelves?

De golpe se detuvo en seco y simplemente maldijo en voz alta:

— ¡Maldición! ¡Ni aún aquí soy libre! ¿Tú puedes ayudarme?

— Creo que sí, sólo si me dices ¿Cómo entraste?

.

Tatsumi Souichi

Me levanté asustado ya que no sabía lo que me pasó, no es un sueño pues no me he acostado todavía a dormir. Respiré con rapidez atemorizado de recordar que una mano me introdujo a la pintura, ¿qué más da? No importa donde rayos esté, las cosas son exactamente iguales, si estoy muerto es porque ya no tengo que seguir en ese detestable mundo. Miré el lugar, extrañado de pensar en que quizá es el infierno donde me encuentro, aunque el infierno es vivir lo que yo he vivido. Así que supongo, que este lugar es mejor, sin voces, sin el ruido autos o camiones, sin sonidos de animales como aves, cigarras o perros ladrando. No hay nada de sonidos provenientes de afuera de este lugar, debo averiguar ¿dónde estoy?

Prendí mi celular que traía en el bolsillo y al revisarlo noté que no tengo cobertura de mi compañía de celular ¡pero claro! ¿Qué espero del inframundo? Prendí la luz que el celular trae de su foco de alta luminiscencia y al fin pude ver un cuarto no mayor al mío con un armario. Todas las paredes shoji (paneles de papel en marcos de madera) con muebles antiguos, al igual que lo es la cama donde aparecí. Encontré en la cómoda, una linterna de keroseno, la cual prendí para ahorrar la batería de mi celular pues no sé en qué momento me puede ser indispensable. Con la lámpara prendida revisé las cosas de la habitación, unos retratos de un niño similar a mí con cabello rubio y facciones afines, algunos con una mujer y hombre a su lado, supongo sus padres. Tomé uno de los retratos entre mis manos y lo aproximé a la linterna para ver la leyenda escrita en la base, puesto que me causó mucha curiosidad el nombre de aquel niño parecido a mí:

«Tatsumi Soujin»

Decía el retrato. Entonces comprendí la razón de nuestras similitudes, ya que es mi padre. Intenté mirar por la ventana pero al retirar la cortina, me percaté que algunas maderas la cubrían. A través de las rendijas, observé aquél lugar lleno de niebla de mis sueños de las últimas semanas. En esta ocasión creo que no estoy soñando, aunque de ser así, quizá puedo averiguar si mi padre llegó al igual que yo a este sitio.

Revisé el armario hallando cosas en el closet como ropa y zapatos, nada fuera de lo normal, no obstante todo con tamaño infantil y cubierto de polvo a diferencia de la cama y los muebles que parecen haber sido limpiados. Los pisos brillantes de toda la casa me hicieron pensar que quizá alguien vive en este lugar. ¿Será papá?

Bajé las escaleras y luego me percaté que no tengo zapatos pues estaba en casa antes de viajar, esperé que en la entrada del lugar pudiera encontrar un par pero justo cuando casi llego a la entrada, un gato saltó por una ventana y corrió detrás de mí seguido por un pequeño de aproximadamente cinco años que ingresó por la puerta. De nuevo tengo la responsabilidad de un niño bobo para cuidar, por lo que le pregunté de inmediato:

— ¿Qué haces en este lugar tan peligroso mocoso?

Sin responder se comenzó a mirar las manos, luego sus pies y la casa. Por supuesto sin antes decirme nada, quizás este pequeño es sordo o mudo, o puede que no comprenda mis palabras, hasta que al ver al gato que se restregaba en mis pies habló:

— A quién le dices mocoso, yo tengo dieciocho años. ¡Entrégame a mi gato!

El chico tiene mucho valor para hablarle a un adulto de forma tan altanera, incluso a las pocas palabras conmigo intentó marcharse, pero al instante lo detuve:

— No voy a permitir que algo te suceda, este lugar es muy peligroso, he estado aquí antes, hay muchos monstruos y algo puede ocurrirte niño necio.

— Suéltame yo puedo cuidarme sólo, lo que pasa es que ese gato me hace sentir como un niño, pero no lo soy, necesito calmarme y veras que el único que necesita protección eres tu como ayer. — Dijo el pequeño sacudiendo mi mano para zafarse.

Fue en ese momento cuando me pregunté si él conoce al muchacho que me ayudó; ya de que no ser así ¿cómo puede saber que ayer estuve aquí? Entonces pregunté:

— ¿Ayer?

— Si ayer que te tropezaste con la piedra yo te salve ¿no te acuerdas de mí? Le pegue con un palo a la cosa esa.

— ¿Tu? Pero ayer eras más alto que yo.

El niño realmente parece convencido de sus palabras, seguramente nos observaba a mí y a quizás su hermano mayor, pues al agacharme para examinarlo de cerca pude notar un parecido peculiar, tanto en sus ojos verdes de tan intenso mirar, como en las características básicas. Un rasguño en la mejilla del chico me sacó de mi letargo, puesto que se ve bastante hondo y debe atenderlo para que no se le infecte.

— Tienes un rasguño bastante feo en tu rostro.

Nuestros ojos se encontraron directamente, la calidez en esa forma de verme me hizo sentir tan vulnerable, algo tan distinto que jamás pude apreciar en toda mi vida. Pero no sólo yo, sino el pequeño se sonrojó totalmente y de pronto creció frente a mí, por lo que caí de espaldas al piso. Entonces me comentó que intenta salvar al mundo de un demonio que tiene atrapado en una prisión. ¿Será posible o todo esto es producto de un sueño? Entonces me refutó:

— No es un sueño, esta vez lo percibí cuando me tocaste, eres distinto, es tu cuerpo real, entraste de forma diferente. ¿A pesar de volver a la normalidad no te acuerdas de mi verdad?

¿Cómo podría olvidarlo? Ese muchacho tiene algo distinto a todos los demás, su forma de mirarme me hace sentir completamente desnudo ante él; además de que me rescató ayer, tan seguro de sí mismo y con esos ojos verdes decididos. Pero de ninguna manera le haré saber que me causa ese efecto, por lo que respondí de inmediato:

— ¿Acordarme de ti? ¿Por qué tendría que hacerlo?

— Soy el único humano de este lugar, el que te salvó la vez pasada.

— De todas formas hubiera despertado así que no te debo nada. Además no eres humano, ningún humano puede crecer de pronto.

— Si lo soy, al menos mi alma es humana, es esta representación que vez. He leído sobre esto en los libros de hechizos, mi alma salió de mi cuerpo y del confinamiento porque no tengo maldad, tomo forma real por los poderes de esa creatura que posee mi cuerpo.

No consideré que estuviera mintiendo, aunque su historia es tan extraña e increíble pero estoy seguro que todo es tan real, más real de lo que me ha parecido mi vida desde que mamá se fue.

— ¿Cuánto tiempo llevas atrapado aquí?

— Cinco meses y algunas semanas.

Una vez escuché que es exactamente el mismo tiempo que mamá lleva muerta, creo que todo esto está relacionado, el asesino de mamá y él que se llevó a papá debe tener que ver con este lugar por lo que averiguaré quién lo hizo. No dejaré impune a… En ese instante una suave y hermosa calidez me rodeo para sacarme de mis pensamientos llenos de odio y tristeza. El abrazo de aquél chico me estremeció y aunque sólo fuera un breve instante pudo tranquilizar mi corazón, pues me soltó totalmente nervioso.

Su mirada cambió y se tornó sería de pronto, a razón de que me exhortó a que volviera a casa, cosa que no deseo hacer, sólo quiero escapar a mi vida y averiguar la razón de la muerte de mamá o el paradero de papá. Al negarme rotundamente a volver, sujetó mi rostro con ambas manos y me miró fijamente, sólo pude escuchar el latido de mi corazón aumentando en mis oídos, por un instante imaginé que me besaba y me puse ansioso porque así ocurriera. No puede ser que un hombre me haga sentir estas cosas tan inquietantes. Tenía que ponerle un límite a mi propia cabeza, por lo que a pesar de que me soltó, grité para reafirmar mi posición:

— Suéltame ya que pareces un homo.

— ¿Homo?

— Si gays, maricas, tipos que les gustan otros hombres.

— A mí no me gustas, yo sólo quería ayudarte a salir de aquí.

— Simplemente déjame en paz y llévate este gato que no deja de frotarse en mis piernas.

El chico intentó atrapar al gato y corrió de sus manos, razón por la que yo simplemente me salí a continuar mi investigación, pero no en paz, puesto que el chico venía tras de mi corriendo a mi ritmo. Tantos ruidos de pisadas pueden ser problemáticos para nuestra seguridad, ya que los monstruos podrían seguirnos. Aumenté el paso y él conmigo hasta que corrió justo a mi lado diciendo:

— Sempai espera ¿Tus hermanos no te extrañarán si no vuelves?

¡Por supuesto los enanos! Si yo no estoy para cuidarlos irán a un orfanato tal como me dijo la policía luego de que mis padres desaparecieran. Recordé que prometí a los restos de mamá que yo los cuidaría hasta que fueran mayores para valerse por sí mismos. Aun les falta mucho tiempo para ser mayores, Tomoe con diez años y Kanako con seis son tan indefensos. La responsabilidad me trajo a la realidad, recordé que llegué a este lugar cerca de las ocho de la noche y han pasado algunas horas, debo volver antes del amanecer o ellos estarán a su suerte.

— ¡Maldición! ¡Ni aún aquí soy libre! ¿Tú puedes ayudarme?

— Creo que sí, sólo si me dices ¿Cómo entraste? Podemos ir a alguna casa segura, no quiero que algo nos pase por estar desprotegidos, también hay algunas zonas en el bosque que son seguras, pero por ahora vayamos de vuelta a donde estábamos.

Caminamos hasta la casa Tatsumi de mis abuelos, cerramos la puerta y finalmente le conté la forma en la que yo accedí a este pueblo:

— Miraba una pintura de mi madre que tenía una inscripción extraña que leí en voz alta: «Te puedes alejar pero jamás escapar de tu destino, si lo ves nunca mires atrás». Creo que mis padres tienen una relación con este lugar, puesto que esta casa fue de mis abuelos paternos. Tengo la impresión de que alguien vive aquí pues todo está muy limpio.

— Yo limpié el lugar, uso esta casa como refugio para leer sin que nada me moleste, por eso están tapiadas las ventanas y sólo hay rendijas para dejar entrar el aire y se ventile el lugar, además el gato también necesita un lugar para estar a salvo. Hay otras casas pero esta en especial, queda muy cerca del lago y por eso me gusta. Además tengo mis libros más importantes por aquí.

Tomó mi mano y me jaló hasta la biblioteca del lugar, para sacar un par de libros de los estantes, parece que conoce muy bien todos esos libros, puesto que buscó adelantando páginas y páginas de aquél enorme libro, hasta que señaló una de ellas:

— Sabía que leí hace mucho algo sobre portales, aquí lo dice todo: Los portales pueden ser usados de un lugar a otro siempre y cuando se sigan las siguientes reglas. En primera, tener alguna cosa que te conecté con ambos lugares, de igual forma un portal te transporta a otro punto cuando tienes asuntos pendientes del otro lado. También la magia debe existir en ambos lugares y por último conjurar un hechizo para abrirlo…. mmmm… — Dijo pensativo para continuar: — Entonces si las cosas son correctas yo puedo mandarte usando alguna pintura donde veamos una casa, la transformaré con mis poderes para que se vuelva la tuya pero necesito saber cómo es tu casa. Luego sólo debes recitar el conjuro y darte la vuelta frente al cuadro.

Una vez le expliqué algunos detalles de mi casa le pregunté:

— ¿Vendrás conmigo?

— Yo no puedo salir de este lugar, mi cuerpo está atrapado. Te lo dije antes y de igual forma debo usar mi poder para poder sacarte.

Yo sólo lo miré sorprendido, es tan inteligente y valiente. Nunca imagine que alguien pudiera arriesgar su integridad por un extraño.

Buscamos una pintura en la casa, al llegar él la tocó y cerró sus ojos concentrándose, no quería marcharme pero mis hermanos me esperan, por lo que dije el hechizo, pero antes de voltearme le dije:

— Volveré mañana, averiguaré sobre mi familia y alguna forma de sacarte de aquí.

Me di la vuelta sin escuchar su respuesta …

.

.

.

Sí, es una historia un tanto extraña, ¿quién me hizo enojar para que escribiera gore? Simplemente tenía en mente abrir una historia con Silent Hill y este fue un momento oportuno, además que a Carlita le gusta el drama y los gatos. En fin les dejo un corto cómico para sacarles una sonrisa, no sin antes agradecer a Gabriela Ibarra por la Ilustración tan perfecta que nos hizo para esta historia, es tétrica, dramática y a la vez es tierna, tantas emociones. De igual forma agradezco a Gaby y Mari-chan por sus consejos.

.

Tatsumi Souichi

Caminaba por los alrededores de esta extraña ciudad hasta que de pronto escuché unos pasos que se acercaron a los míos, sentí temor de pensar en la cosa que hacía el ruido pues una respiración agitada en medio del silencio se hacía cada vez más próxima. Esos pasos acelerados se aproximaban a cada segundo hasta que lo vi, pues se detuvo a pocos pasos de chocar conmigo. Un tipo alto con rasgos norteamericanos, de pantalón de mezclilla azul, con una playera blanca con otra negra encima de cuello en v y una chamarra de cuero café. Su cabello rubio oscuro con ojos café claro me miraron con angustia y sin esperar me habló en inglés:

— Hey, my name is Harry Mason. ¿Have you seen a little girl around here? Short, black hair… (Mi nombre es Harry Mason. ¿Has visto una pequeña niña por aquí? Bajita de cabello negro)

Afortunadamente hablo ingles por lo que respondí:

— Sorry, you're in the wrong town ( Lo siento estas en el pueblo equivocado)

.

.

No sé si fue cómico pero debía hacerlo, sólo las que conocen el juego comprenderán y quizá mueran de risa. Espero sus comentarios y nos vemos en la próxima actualización de otra historia