Había terminado la Guerra.

Harry Potter había logrado vencer a Voldemort.

El mundo mágico trataba de sobre ponerse al principio de la posguerra; Los magos y brujas velaban a sus seres queridos caídos en batalla, algunos magos simplemente luchaban con el día a día, para tratar de continuar con una vida normal, y otros un pequeño grupo, eran juzgados por su lealtad al Señor Tenebroso, todo aquel que aun luchara, defendiera o simplemente portara la marca de aquel mago era sometido a Juicio.

Incluso otros éramos juzgados por un breve momento.

-¨ ¡Pero él está ahí! ¡Potter está allí! ¡Que alguien lo agarre! ¨- Fue lo único que me hizo falta de mi parte, para ser tachada como traidora, como alguien cobarde, incluso como alguien a quien darle la espalda.

No había bruja, ni mago que no me culpara, por mis solas palabras, por la sola insinuación de querer entregar a Potter al Señor Tenebroso.

¿Era tan malo haber sentido Miedo? Si, temía por mi vida, lo reconozco.

Por la vida de mis amigos y de mi Seres queridos.

En sus miradas también había temor, pero considero que fui la única tan valiente o tan estúpida como para decirlo, decir lo que se, varios estaban pensando en este momento.