DISCLAIMERS: Ni "Seraph of the end" ni sus personajes me pertenecen, sino a 'Takaya Kagami' *Si fuera mío, volvería parejas oficiales de una vez al YuuichiroxMitsuba y al ShinyaxSayuri, Akane no habría muerto y le daría a Ferid una Krul para que éste deje de insinuar yaoi e.é (?)* Únicamente me pertenece esta historia~.~
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ADVERTENCIAS: Algunos Spoilers de la serie, tanto de Anime y Manga como del CD-Drama "The Untold Story". De antemano y por si alguna estúpida personita no leyó el Summary (?) aviso que ésta será una trilogía principalmente de 'YUUMITSU' (Yuuichiro Hyakuya x Mitsuba Sangu) sumada a un extra/epílogo centrado en el 'KIMINOA' (Shiho Kimizuki x Shinoa Hiragi) Aparte, contendrá claras referencias sexuales y algunas 'palabrotas' ocasionalmente –pero sin abusar de ellas (?)- Si no te gusta ninguna de las parejas anteriormente mencionadas, ni tampoco este tipo de material: entonces te sugiero amablemente que cierres la ventana y respetes gustos ajenos, ¡muchas gracias! Ahora sí… ¡Disfruten la lectura!~.~
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[I]
"Confusiones y confesiones"
[Parte A]
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Vistiendo un mini-short celeste que contrastaba bien con su blusa blanca cuyas mangas llegaban hasta los codos, de franjas azuladas y sobre la cual lucía un 'pachoncito' suéter de color negro, Mitsuba Sangu caminaba rápidamente por los pasillos del dormitorio de los chicos. El ligero eco de sus pasos se escuchaba rítmicamente a medida que sus botas oscuras impactaban con el suelo, lo único en su apariencia que no lucía 'diferente a lo usual' eran sus simpáticas y esponjosas coletas que amarraban sus rubios cabellos. Se encontraba vistiendo de forma super-casual —sin su típico uniforme del "Ejército Demonio Imperial Japonés"— porque les habían otorgado un período de descanso semejante a 'vacaciones' de sus ocupaciones militares.
Habían pasado dos semanas desde su última gran batalla en Shinjuku. Aunque en la mitad de dicho enfrentamiento ella y sus camaradas acabaron siendo sometidos por los vampiros, al igual que mordidos por estos —y hablando de eso… ¡Diablos! La marca que le dejó la tal "Chess Belle" o como fuera que ella se llamara resultó especialmente dolorosa, ¡la había mordido en la garganta!— el 'clímax' fue sin dudas lo más aterrador de todo. Un poder oscuro había despertado en Yuuichiro Hyakuya, de no haber sido por la intervención de un aliado desconocido y que logró someter a Yuu llevándolo a sus sentidos: ella estaba segura de que ninguno de ellos habría logrado salir con vida. Ese aliado resultó ser Mikaela Hyakuya, miembro de la preciosa familia de Yuu y quien se había convertido en un vampiro.
No sólo eso, también el tal 'Mika' había protegido a Shinoa Hiragi del ataque del 'Serafín' de cabello-negro. A pesar de que éste la trató con "desprecio" cuando la misma chica de cabello-púrpura fue la que se aventuró a abrazar a Yuuichiro, logrando hacer que éste volviera completamente en sí y que luego cayera inconsciente… en los brazos de su misma capitana de escuadrón, para los ligeros celos de la chica rubia. Celos por no haber sido ella la que lo rodeara protectoramente entre sus brazos, acariciándole el cabello, siendo la que velara por su seguridad más que ninguna otra persona. Y si bien Mitsuba estaba aliviada de que tanto Yuu como Shinoa estuvieran a salvo… ella sentía rabia hacia sí misma por no haber sido capaz ni de tocarlo en ese momento. Había tenido la oportunidad de acariciarlo, darle una palmada, algo… pero no pudo, sus manos dudaban en acercársele siempre a último minuto.*(1)
Y por si fuera poco, culminando la semana en que Yuuichiro estuvo inconsciente, cuando ella corrió a verlo a su habitación del hospital —luego de que su amigo Yoichi Saotome les informara a ella y a Shiho Kimizuki que el Hyakuya por fin había despertado de su coma— Mitsuba había encontrado a Yuu consciente, sí… pero acompañado de Shinoa, muy cerca uno del otro, él con una mano acariciándole el cuello y ella bastante roja. ¿Cuándo diablos habían estado tan así de 'íntimos'? ¿Cuándo diantres el peli-negro había mostrado tanta preocupación por la Hiragi? Si bien Shinoa le había explicado que sólo le mostraba la mordida que el vampiro noble Crowley Eusford le había dejado, y aunque él también se había mostrado preocupado por su propia mordida que le dejó Chess, ¿por qué le dolía tanto a Mitsuba sentirse como en segundo plano?
Quizás por esa razón y también por su orgullo, ella había terminado negándose a mostrarle a Yuu su propia herida, éste nunca había podido verla. Aunque quizás en algún momento él tendría la oportunidad, ya que para disgusto de la rubia: su herida no había desaparecido por completo en comparación a las de los demás. ¿¡Qué tan fuerte la había mordido la vampiresa esa para que ese fuera el caso!? Quizás lo que la atormentaba en el fondo de su ser era pensar que la tan sospechosa cercanía entre el Hyakuya y la Hiragi… se debiera a que ella ya había perdido su'oportunidad' con él desde hace tiempo.
—Yuu… —El nombre hizo eco por el pasillo cuando Mitsuba lo pronunció, entrecerrando sus ojos violáceos en lo que continuaba dirigiéndose a la habitación del aludido. Ella podía sentir su corazón latiendo más rápido por cada paso que daba, incapaz de detener la sangre que corría a través de sus mejillas.
—¿Y a dónde vas con tanta prisa, Micchan~? —La aludida se detuvo en seco. Ella reconocería esa voz arrogante y con cierto toque burlón en cualquier parte, en especial por ese cariñoso apodo por el que se había dirigido a ella.
—Shinoa…
Riendo y asomando su cabeza por la esquina del pasillo, Shinoa Hiragi hizo acto de presencia. Con su cabello lavanda pálido amarrado por su usual lazo rojo y sus ojos de un intenso tono caoba, la contratista de 'Shikama Doji'también vestía ropas casuales en lugar de su uniforme del "EDIJ"*(2); las que consistían en una camisa sin mangas y de tirantes de color rosa pastel, junto a unos pantalones blancos largos hasta las rodillas que combinaban con sus sandalias del mismo color.
—¿Qué pasa con ese tono irritado? ¿Acaso te atrapé en pleno dormitorio masculino a punto de hacer algo… travieso~?
—¿¡T-t-travieso!? ¡No seas ridícula! —Con su cara tiñéndose de un suave carmín ante las malinterpretaciones ajenas, Mitsuba giró sobre sus talones y empezó a alejarse en la dirección opuesta.
—Estabas de camino a ver a Yuu-san, ¿cierto? ¿Vas a confesarle finalmente tus sentimientos~? —La chica cuyos cabellos tenían el color del oro jadeó y se dio la vuelta. Ella esperaba ver a una Shinoa mirándola divertida y con su típica sonrisa de burla, pero en su lugar se encontró con una expresión de entendimiento y hasta un poco triste.
—¿C-cómo… lo sabías? ¿Q-quién te lo dijo? —Cuestionó la rubia en voz baja, teniéndola un poco temblorosa.
La sonrisa infame de la más bajita de las chicas estaba de vuelta en su cara—. Tú lo hiciste. Justo ahora~.
—¡Aaaaaaargh! —Mitsuba se cubrió la cara con las manos y se agachó en el suelo, a pesar de que no tenía sentido; no era como si fuera a desvanecerse haciendo tal cosa. Shinoa podía ver sus mejillas rojas hasta una milla de distancia.
—¡Está bien! Incluso si no decías nada, yo ya lo sabía desde antes. Y de no haber sido así, yo lo habría descubierto más temprano que tarde… —La Sangu se destapó los ojos lentamente mientras la Hiragi se arrodillaba frente a ella y le daba unas compasivas palmaditas sobre su cabeza, ambas quedaron cara a cara—. ¿Sabes? Las dos tuvimos en algún momento el mismo plan de juego. Yo estaba pensando en ir a confesarme a la persona que me gusta desde hace tiempo…—A medida que ella hablaba y sin que la rubia lo notara, la peli-púrpura coló una de sus manos en un bolsillo del suéter oscuro ajeno y pareció guardar algo desconocido allí.
—… E-espera… ¿¡Qué!? —Antes de que Mitsuba tuviera la oportunidad de procesar completamente lo que Shinoa acababa de decir, la última ya se había puesto de pie y se dirigía corriendo por el pasillo hacia la habitación de Yuu. La rubia la alcanzó y la agarró del brazo antes de que la chica girara por otra esquina, resoplando inquieta al volver a hablar—. ¡Espera un minuto! ¿¡Q-qué quisiste decir con lo de hace un momento!?
—Quise decir lo que quise decir… —Respondió la peli-lavanda, como si se tratara de algo tan obvio cual afirmar que el cielo era azul—. Te gusta Yuu-san, ¿no? Afortunadamente, eso ya no es ningún inconveniente… ya no lo considero una 'amenaza' para mí, ju ju jú~.
Mitsuba soltó el brazo de su capitana de escuadrón con incredulidad. Esto no podía estar pasándole, esa persona que ella dijo que le gustaba… ¿¡Shinoa también estaba enamorada de Yuuichiro!? Por alguna razón eso no la sorprendía, en realidad… le estrujaba algo dentro de su pecho, causándole un dolor extraño. El mismo de hace una semana atrás, cuando los encontró solos y tan 'íntimos' en aquél cuarto de hospital. Cosa que la hacía suponer lo más devastador y lógico en su opinión: ¿ellos dos ya eran pareja? Ellos dos pasaban mucho tiempo juntos, aunque eso no fuera suficiente fundamento, pero aún así…
—¡Anímate, Micchan! —Le dijo Shinoa, dándole una palmadita en su hombro al notar la expresión decaída que su amiga puso—. ¡Todo se vale en la guerra y el amor! En los tiempos que corren, los humanos no podemos darnos el lujo de ser exigentes y monógamos… por lo que estoy dispuesta a 'compartir' a la persona que me gusta, si así lo desea ésta~ —Antes de que ella pudiera reaccionar ante tan atrevida oferta, la rubia soltó un ligero chillido al sentir a la más baja propinándole una pequeña nalgada—. ¡Además mírate, chica! Con ese cuerpazo que tienes, podrás hacer caer a tus pies a cualquier hombre… o incluso a cualquier mujer~.
—¿¡D-de qué diablos estás hablando!? —Exclamó la rubia llevándose las manos a su retaguardia y retrocediendo, horrorizada al igual que ruborizada.
¿¡Qué acaso Shinoa era bisexual o algo por el estilo!? No era como que Mitsuba tuviera inconveniente con que su amiga tuviera 'esos' gustos, ¡claro que no! Ella era de mente-abierta y de las que defendían el ideal de "El amor tiene muchas formas, vive y deja vivir". Pero a diferencia de la Hiragi… ¡La Sangu no era de 'esas'! ¡No le gustaba que la manosearan ni en juego! Tan sólo acordarse de la 'broma de las duchas' la hacía estremecerse, pero no porque fueran gratas de recordar… y lo más importante: ¿¡A qué se refería ella con "compartir a la persona que le gustaba"!?
—Pero aún así… —Mitsuba salió de sus traumáticos pensamientos al oír que Shinoa volvía a hablar—. Yuu-san ha estado muy preocupado por ti, aunque no lo diga ni admita tan abiertamente… ¿no crees que es un encanto~?
—¿P-preocupado… por mí?
Al ver a la oji-café asentir, la de ojos-púrpuras no pudo evitar sonreír entre conmovida y algo vacía. Lo primero al saber que -por lo menos- Yuuichiro sí estaba pendiente de su estado de salud… pero lo segundo al sentir que también era un mero 'consuelo', como si ella ya no debía tener esperanzas de que dicha preocupación significase 'algo más'. La Hiragi entrecerró sus ojos al notar lo que la sonrisa de su amiga ocultaba, por lo que riéndose de burlesco gozo para sus adentros, se acercó a ella y la empezó a empujar por sus hombros desde atrás.
—¡Vamos, vamos! Ya que ambas vinimos a los dormitorios masculinos con la intención de visitar a Yuu-san, ¡podemos ir a verlo juntas~!
Mitsuba todavía no podía creer lo que estaba oyendo, pero sin ser capaz de resistirse sólo se dejó hacer; y no hubo necesidad de que Shinoa siguiera empujándola, la rubia caminó a su lado luego de unos minutos. Cada una perdida en sus pensamientos. La Sangu no iba a negarle al Hyakuya la oportunidad de verla si tan preocupado lo tenía, aunque sería deprimente el tener que aguantarse verlo junto a la Hiragi. Trataría de acostumbrarse a la idea y de sentirse feliz por sus dos amigos, los apoyaría con todo el corazón… por más doloroso que fuera para éste.
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Tras caminar un corto período de tiempo, ya ambas estaban delante de la habitación del Hyakuya. La chica de menor estatura golpeó la puerta suavemente.
—Yuu-san, ¿estás ahí? ¿Hola? —Gritó la peli-púrpura para hacerse oír desde afuera. Nadie le contestó, así que agravó su voz hasta sonar como una vieja decrépita y amargada—. Hyakuya-san, es el servicio de limpieza. ¡Abra la puerta! —Aún nada. Ahora fingió hablar con una voz masculina del típico puberto repartidor y rebosante de acné—. ¿Qué pasó, 'mano~? ¡Llegó tu pizza a domicilio! Me tardé media hora en llegar, así que es gratis~.
Los segundos pasaban y no había respuesta, Mitsuba golpeó su pie contra el suelo con impaciencia. Cuanto más esperaba, más sentía que perdería los nervios. Además, ¿qué se creía el 'Baka-Yuu' ese haciendo esperar de esa manera a su… novia Shinoa? ¡Eso era insultante, una grosería! Por lo que agarró con impaciencia el pomo de la puerta y le dio un giro rápido.
—¿Qué diablos-…? —Las dos chicas se sorprendieron al encontrar la puerta abierta, pero no había ni rastro de Yuuichiro Hyakuya en la habitación. Antes de que Mitsuba pudiera decidir si pasar o no, su amiga entró bailando un curioso vals relajadamente. La de cabellos dorados la siguió poco después, mirándola sudando una gota gorda y enarcando una ceja—. Los cuartos de los chicos no son tan grandes, ¿eh? —Comentó la Sangu mientras miraba alrededor de la recamara escasamente decorada.
—Bueno, es mucho más grande de lo que era antes, especialmente cuando Yuu-san vivía en el dormitorio de la escuela… —Respondió Shinoa, dejándose caer de lleno sobre la cama -a medio hacer- del muchacho y viendo hacia al techo.
Las sábanas y la almohada eran sencillas, al igual que el edredón. Su estantería llena de diversos textos se ubicaba por la ventana. Su arma demoníaca en forma de espada, "Asuramaru", se encontraba justo al lado. El otro extremo de la habitación contenía un armario y una cómoda, junto a un escritorio que actualmente se encontraba lleno de libros sobre Kanji y gramática japonesa. Cierto, tal como Yoichi había dicho hace tiempo, contrario al aparente gran dominio del inglés y del latín por parte de Yuuichiro —resultado de vivir cuatro años en Sanguinem, la capital de la ciudad subterránea de los vampiros— su japonés era lamentable. Por eso actualmente sólo podía escribirlo y leerlo en su etapa más básica, estudiándolo por su cuenta; tal como un extranjero de antaño que quería aprender el idioma del país del sol naciente.*(3)
—¡Ay, vaya! ¿Qué es esto~? —Mitsuba dio un respingo sorprendida, ya que había estado mirando alrededor de la habitación, y giró su cabeza en la dirección de la voz de Shinoa—. ¡Ven a ver que lindo era Yuu-san de niño! ¡Ay, mi vida~!
La oji-púrpura no pudo dejar pasar algo así. Por lo que ella se estableció al lado de la otra chica, observando la foto en las manos de la última. La imagen en cuestión plasmaba a un Yuuichiro más joven —con un aspecto malhumorado igual que siempre— acompañado de un Mikaela igual chaparrito y de otros niños felizmente sonrientes, parados en frente de un pequeño edificio de aspecto rústico.
—Esta es… la familia de Yuu. Los niños del orfanato Hyakuya… —Murmuró Mitsuba, sorprendida pero interesada ya que era la primera vez que los veía al menos en una imagen. Sólo había escuchado de ellos lo que Shinoa, y aún más importante, el mismo Hyakuya le habían contado.
La mayoría de los niños aparentaban estar por debajo de los seis u ocho años, siendo los de mayor edad —quizás rondando los diez u once años en aquél entonces— el sonriente Mika, el amargado Yuu y una chica de ojos castaños, al igual que su cabello amarrado en una trenza y de cálida sonrisa. Dicha chiquilla se ubicaba entre el rubio de ojos azules y el peli-negro de ojos esmeraldas, quienes estaban a su izquierda y a su derecha respectivamente, también aparentaba ser apenas un año mayor que esos dos. Mikaela parecía rodear un hombro de la peli-castaña con un brazo y a su vez, ésta hacía lo mismo con un Yuuichiro ligeramente sonrojado; quien se encontraba con los brazos cruzados frente a su pecho. Sin embargo, imitaba vagamente y por lo bajo con una de sus manos el 'símbolo de la paz' —ése que se lograba realizar alzando los dedos Índice y Corazón hasta quedar en forma de 'V'— que el otro par de niños más grandes hacían con sus manos disponibles.
Era simpatiquísima la foto, humilde pero precisa y bien tomada. Aunque todos estuvieran usando el denigrante uniforme monocromático de "ganado", parecían muy felices de estar todos juntos y de tomarse dicha fotografía; la cual daba la impresión de haberse tomado con una cámara instantánea o algo así. A Mitsuba le entró ligera curiosidad por saber quién lo habría hecho: aceptar tomarles dicha foto a esos adorables niños. Ningún vampiro arrogante y hasta racista se habría ofrecido de buenas a primeras… ¿o sí? Eso era lo que la intrigaba tanto, quizás podría preguntárselo algún día a Yuuichiro.*(4)
—Hmmm… todos los pequeñitos están subiéndose encima de él y de su hermano Mikaela-san, como changos locos buscando bananas en un par de palmeras~. Realmente debieron adorar a estos dos… —Concluyó Shinoa, tratando de sonar alegre. A pesar de que se sentía profundamente deprimida.
La Hiragi pudo no haber tenido una relación demasiado cercana con su hermana mayor, pero se sintió muy triste y solitaria al enterarse de la muerte de Mahiru. Ella sólo pudo imaginar cómo debió sentirse Yuu al perder a su familia y suponer cuánto atesoraba el mismo chico aquella fotografía; su último recuerdo estando con ellos. No era como que Shinoa se pusiera tan sensible como para llorar, pero sí sintió un nudo en su garganta al pensar en todo eso. Ella también tenía corazón y empatía.
—Oye, Shinoa… ¿dónde encontraste esta foto? —Preguntó de pronto Mitsuba, al caer finalmente en cuenta de aquél detalle.
Ella se arrepintió de haber preguntado al ver que la chica esbozaba otra de sus sonrisas típicas—. ¡Debajo de su almohada! ¿No es un gesto adorable de parte de Yuu-san, quien siempre se hace el duro~?
—¿¡S-su almohada!? ¿Realmente te atreves a escarbar en las cosas de otra persona? —Corrección: ¿Shinoa realmente se atrevía a escarbar en las cosas de su novio? Aunque la última palabra reavivó la depresión de Mitsuba, tampoco impedía que ella mirara a su amiga muy desaprobatoriamente. ¡Menuda falta de respeto tan grande! Por más cercanos que debieran ser los miembros de una pareja, la privacidad y el espacio personal del otro era sagrado… ¡sobre-todo si se ocultaba debajo de la almohada! ¡Era casi un sacrilegio profanar eso!
—¡Es culpa suya por tener una cama tan desaliñada! —Exclamó Shinoa en su defensa—. Sólo me dan ganas de arreglársela, tal como Dios manda. ¿Todos los chicos son tan desordenados?
Si bien la Sangu se sentía igual que la Hiragi respecto al querer ordenar esa selva de sábanas y prendas enmarañadas —conocida en términos poco exagerados como la "cama de Yuuichiro"— sólo le quitó la foto de un manotazo para volver a ponerla con extremo cuidado debajo de la almohada. No había que ser un genio para saber que era uno de los mayores tesoros del Hyakuya; y eso, Mitsuba lo respetaba mucho. Especialmente al recordar la seriedad y algo de triste nostalgia con las que el contratista de"Asuramaru" le habló personalmente de su familia, y de cómo no había podido hacer nada por salvarlos. Aquello fue luego de completar exitosamente su primera misión con el resto del 'Escuadrón Shinoa'*(5)… aunque ahora él tenía una oportunidad de recuperar a su hermano Mika, sin importarle que ahora éste fuese un vampiro.
La Hiragi se rió cuando Mitsuba la agarró por el cuello de su blusa. Antes de que la adolescente rubia pudiera replicarle o incluso regañarla por lo de antes, ésta hizo una pausa y de repente la miró alarma—. ¿Escuchaste eso?
Shinoa dejó de reír y agudizó uno de sus oídos, al llevarse una mano al lado de éste—. Suena como… agua corriendo. ¡Oh, es cierto! La 'sala adyacente' a cada habitación en este dormitorio es realmente un cuarto de baño contiguo.
Mitsuba se levantó bruscamente, girándose a verla con la cara tornándose roja—. ¿E-entonces piensas que la razón por la que Yuu no esté aquí es porque… T-tal vez él esté en la ducha?
Shinoa no pudo evitar soltar la carcajada ante eso. Mitsuba podía ser tan inocente que resultaba completamente adorable—. ¡Vaya, vaya, Micchan~! Nerviosa, ¿verdad? ¡Apuesto a que te sonrojaste como manzana porque estabas imaginando a un Yuu-san mo-ja-do y des-nu-do~!
—¡C-cállate!
Al notar que el rubor ajeno se intensificó un poco, la peli-púrpura se llevó las manos a las mejillas y exclamó nostálgicamente—. ¡Oh, dios…! Mi pequeña rubia ya es toda una adulta, ¡crecen tan rápido~!
—¡D-dije que te callaras! Además… ¡soy más alta que tú, 'chaparrita'!
Ante ese 'golpe crítico' contra su punto débil y al parecer bajándole el autoestima ligeramente, Shinoa la señaló y le gritó—. ¡Grosera! ¡Te pasaste! —Por lo que dispuesta a 'vengar su honor', se cruzó de brazos y repitió—. Aparte de grosera… eres una pervertida que fantasea con Yuuichiros desnudos y mojados. ¡Oh! ¿En qué me equivoqué contigo, Micchan~?
Shinoa no podía haber asegurado si —ante ese contra-ataque tan mortífero de su parte— Mitsuba estaba roja de la ira, de la vergüenza, o quizás de ambas. Ya que ella no tuvo tiempo para reflexionar, la chica más alta la empujó sobre la cama y la más pequeña sólo pudo aullar de emoción. Las dos muchachas lucharon un rato, de seguro tratando seriamente de someter a la otra y de tampoco dejarse vencer tan fácilmente. Pronto, ambas chicas se reían… sin embargo, sus risas se truncaron al oír el ruido desde fuera de la puerta del cuarto contiguo.
Justo cuando las dos detuvieron su 'épica lucha', cesó el sonido del agua corriendo. Segundos después, la puerta del baño se abrió… revelando a un Yuuichiro únicamente cubierto por una toalla muy flojamente amarrada de cintura para abajo, con otra toalla reposando sobre sus cabellos oscuros. Su torso masculino quedaba expuesto, humildemente tonificado y formado al igual que sus brazos, así como cubierto por algunas cuantas gotas de agua resultantes de su reciente ducha. Para ser un chico virgen y no tener un físico exagerado… vaya que lucía deseable.
—¿Huh? ¿Qué hacen ustedes aquí? —Tal interrogante fue lo primero que salió de los labios del extrañado peli-negro y de brillantes ojos esmeraldas, bastante curioso en lo que las miraba casi que con inocencia. Pero tan sólo recibió un leve grito ahogado de parte de la muchacha rubia de coletas, seguido de una ligera carcajada de la chica de cabellos púrpuras. La intriga del joven aumentó al notar que la primera evitaba a toda costa establecer contacto visual con él, ésta miraba el suelo como si fuese la octava maravilla del mundo y se había sonrojado a escalas bíblicas. "¿Ahora qué mosca le habrá picado a Mitsuba?"
—¡Caray, Yuu-san! Aunque tu cama está hecha un asco, al menos sabes 'limpiarte a ti mismo' como es debido… —Y llevándose una mano a su boca quizás para controlar las ganas de reír que tenía, a causa de la 'despistes' del único varón por no comprender las circunstancias, Shinoa canturreó con picardía—. Será mejor que amarres bien esa toalla… no queremos ver más allá de lo que ésta cubre, ¿verdad, Micchan~?
—¡C-cierra el pico, Shinoa! —Gritó la otra, con su cara más roja que antes y cerrando fuertemente los ojos antes de encarar a Yuu, posiblemente para no verlo aunque su cabeza apuntase hacia él—. ¡Y t-t-tú, Baka-Yuu! ¿¡C-cómo demonios puedes estar tan calmado estando en t-t-to-toalla en frente de dos chicas!?
Él tardó aproximadamente unos tres o cuatro segundos en procesar el 'reclamo' de la Sangu, hasta que por fin cayó en cuenta de la situación… de la extremadamente bochornosasituación. Al final dio un respingo, y con sus mejillas enrojeciéndose tanto o incluso más que las de la rubia, Yuuichiro Hyakuya frunció su ceño en lo que amarró con más fuerza la toalla a su cintura—. ¡Yo soy el que debería reclamar aquí! ¿¡C-cuándo diablos entraron a mi departamento!?
—Justo ahora… —Respondió Mitsuba, con su rubor sorprendentemente aumentando de intensidad, ya que al fin reunió el valor suficiente para mirarlo. Aunque sin despegar sus ojos púrpuras de los esmeraldas ajenos, al seguramente no querer ver nada más del 'humildemente escultural' cuerpo de su compañero—. Y en nuestra defensa… ¡N-no esperábamos que estuvieras duchándote!
—Y además, ¡mira lo cochina que tienes tu cama, Yuu-san! —Replicó Shinoa, aguantándose la risa—. ¡Me-nu-do as-coooooo~!
A lo que en perfecta sincronía y con sus ceños fruncidos de igual manera, los otros dos se giraron a verla gritando coléricos—. ¿¡Y eso qué carajos tiene que ver!?
—Nada~
Respirando hondo para intentar calmarse, el de cabellos negros aún cubiertos por una de las toallas se aproximó, posando sus manos sobre las espaldas de ambas chicas—. Agh… como sea, ¡sólo salgan de una vez!
—¡Nunca! —Exclamó Shinoa con tal firmeza, convicción y volumen que sobresaltó a los dos más altos. A lo que ella automáticamente se giró, encarando a Yuu y añadiendo en lo que lo señalaba contundentemente—. ¡Primero, debemos supervisar la limpieza de tu cama!
—¿¡Cómo!? —La chica hobbit debía estar de broma, ¿verdad? Enarcando una ceja y con un rubor más suave apareciendo en sus mejillas, el Hyakuya cuestionó—. ¿No podrías al menos esperar a que me vista?
—Un asunto tan serio como la limpieza no puede esperar, mi querido Yuu-san~ —Shinoa asintió varias veces como dándose la razón a sí misma. Yuuichiro se llevó una mano a su rostro, susurrando algo como: «¿Por qué a mí? Si tan sólo quería darme una relajante ducha…». A lo que la peli-púrpura rió y sorprendiendo un poco a los otros dos presentes: tomó la toalla de la cabeza del único varón, comenzando a secarle sus cabellos oscuros de forma que lucía hasta cariñosa—. Al menos no eres tan puerco y te preocupas por tu aseo personal, mereces una estrellita por eso~
—¡Y-yo puedo hacerlo solo! —Se quejó el Hyakuya en un ligero puchero, poniendo mala cara. Más para su pesar, Shinoa sólo rió y continuó 'mimándolo'. A lo que Yuu sólo bufó resignado, con otro sonrojo apareciendo en su rostro.
Pero algo que ninguno de los dos notó, fue la mueca de incomodidad y algo de melancolía que adornó el rostro de cierta rubia. Ésta intentó sólo darse la vuelta y retirarse para dejar solos al par de 'tórtolos', disfrutando de su mutua compañía. Más algo que le dolía en lo más profundo de su alma, y que a la vez la hacía sentirse aliviada, era que ellos dos lucían felices, a su singular manera… pero eso no evitaba que resultase doloroso para su corazón. Mitsuba Sangu sentía que sobraba, que era innecesaria su presencia en ese momento. Si Yuuichiro de verdad estaba preocupado por ella, prefería que mostrara dicha preocupación cuando Shinoa no estuviera… sonaba egoísta, pero era mejor así. No odiaba a Shinoa ni le guardaba rencor alguno, en lo absoluto, pero Mitsuba lo prefería así.
—Yuu-san, ¿te digo algo preocupante?
—¿Ahora qué…?
—Pues… parece que la herida de Micchan no sana…—La nombrada se detuvo a medio camino de tomar el pomo de la puerta, abriendo sus ojos de par en par y llevándose por instinto una mano hacia su garganta, donde la ropa ocultaba las vendas que cubrían la mordida de Chess Belle. Un silencio incómodo inundó la habitación, y aunque Mitsuba no se atrevía a voltear: sin dudas podía sentir la mirada esmeralda de Yuuichiro Hyakuya clavada en su espalda. Shinoa añadió con una auténtica seriedad en su cara—. A comparación de las que tuvimos Kimizuki-san, Yoichi-san y yo: su marca de mordida no se ha curado tan rápido.
—¿¡Ah!? ¿Es eso cierto, Mitsuba? —La chica de coletas dio un respingo al oír que se dirigía a ella, poniéndose nerviosa. Por lo que dándose media-vuelta y aún sin quitar su mano de su garganta, la Sangu notó sorprendida una emoción indescifrable reflejada en los ojos de Yuu—. Oye… ¿por qué te la tocas?
—P-pues, yo… —Ella se apartó rápidamente la mano de allí, intentando acabar con esa errónea suposición de su compañero. Si bien fue cierto que se la tocó, había sido de forma inconsciente y no porque le doliera. Mitsuba no tuvo tiempo de explicar eso, ya que notó como él se acercó para intentar rozar sus dedos por esa zona—. ¡E-espera-…!
—¿Acaso… te duele todavía, Mitsuba? —El extremadamente atento y extrañamente amable tono con que Yuu le habló, ligado a la emoción en sus ojos que la rubia al fin identificó como una mezcla de tristeza y preocupación: la hicieron morderse el labio inferior. ¿Por qué diantres él le hacía eso? ¿Por qué se comportaba así con ella -como dándole falsas esperanzas- cuando ya estaba con Shinoa? Si bien la conmovía el sentir que ella le importaba, a la vez la hacía querer gritar de rabia. El Hyakuya dio un respingo al notar lo cristalinos que se ponían los ojos de la muchacha, por lo que con algo de angustia le preguntó—. ¡O-oye! ¿Te sucede al-…?
—¡Y-ya para con eso, maldita sea! —El repentino grito que la contratista de "Tenjiryu" soltó y el manotazo con que le apartó bruscamente sus dedos de su garganta, hicieron que él retrocediera alarmado.
Shinoa sólo abrió sus ojos caobas de par en par, al parecer igual de sorprendida, pero sin decir nada. Que ella recordara, era la primera vez que Mitsuba reaccionaba de manera tan temperamental. Si bien era una chica dura, tampoco le gustaba causar problemas ni llamar la atención, normalmente era la Sangu quien intervenía para detener las peleas que viera; como las de Kimizuki y el mismo Yuu, por ejemplo.*(6) Al caer en cuenta de su acción, ella se ruborizó de vergüenza y ante la mirada sobrecogida del portador de "Asuramaru": se dio la vuelta y abrió la puerta, huyendo del lugar de una forma nada disimulada.
Lo escuchó gritar «¡Mitsuba!» a sus espaldas, pero la chica no se detuvo ni para verlo de reojo.
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"CONTINUARÁ…"
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N/A: *(1) Verificable en la serie, tanto en el manga como en el episodio 12 del Anime~.~
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*(2) "EDIJ" es la abreviatura -a través de sus siglas- del "Ejército Demonio Imperial Japonés", para no quedarnos sin aire al repetirlo tanto (?)~.~
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*(3) No miento, pueden verificar las palabras de Yoichi en el episodio 5 del Anime, al igual que en el manga. ¡Yuuichiro es un japonés gringo por culpa de los vampiros! (?) XD~.~
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*(4) No es algo 'canon' visto en la serie, sino una idea de su servidora. Las dudas respecto a eso las aclararé en otra historia (One-shot) que publicaré a futuro~.~
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*(5) Sólo en la versión manga fue Yuuichiro quien le habló a Mitsuba, ya que en el Anime fue Shinoa quien le narró a la rubia el pasado del mismo chico~.~
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*(6) Verificable en el magnífico CD-Drama "The Untold Story" (o "La historia sin contar" traducido), considerado oficial porque fue el mismo Takaya Kagami quien lo escribió, a diferencia del fanservice inexistente del anime LOL~.~
