Era ya de madrugada donde la mayoría de las personas de Paris se encontraban dormidas. En cambio otras intentaban dormir como Marinette, quien ya pensaba miles de formas de asesinar fríamente un gato.

"¡Ya cállate!"

Repetía ella en su mente tratando de dejar de oír cantar a Chat Noir, mientras ponía su almohada en sus orejas, tratando de cubrir todo sonido.

"¡Ya déjame dormir!"

Exclamaba internamente esperando que sus "maullidos" se detengan. No obstante no lo hacían, cada vez lo hacía más fuerte y no es que cantara tan mal que sus oídos parecían que iban a sangrar, pero que se pusiera a hacerlo en su balcón, a la madrugada y que unos gatos callejeros le hicieran acompañamiento, le provocaba un tic nervioso en su ceja izquierda y muchas ganas de golpearlo.

Entonces ya no aguantándolo más, se levantó y subió por la escotilla, quien vio a Chat Noir apoyado en el barandal del balcón, cantando con mucho entusiasmo y tres gatos maullando al unísono.

—Mi Princess has escuchado mi canción de am...

Empezó a decir, antes de que Marinette le lanzara una pantufla hacia su persona, pero Chat Noir la esquivo hábilmente o más bien Marinette erro, espantando los gatos que estaban hace unos momentos.

— ¿Qué crees que estás haciendo? —Le pregunto sin esperar respuesta— ¡Son las tres de la madrugada! No me importa si los gatos son nocturnos ¡Ya cállate!

—Pero...

Empezó a decir con la orejas gachas, deprimido al sentirse regañado.

— ¡Pero nada! ¡Déjame dormir! y la próxima vez si se te ocurre cantar en la madrugada hazlo en otro balcón.

No obstante antes de que se pudiera ir a dormir, escucho de nuevo a los gatos maullar acercándose otra vez a Chat.

— ¡Ya vete! —Exclamo sin poder soportar ni un segundo más y le lanzo la otra pantufla que le quedaba a Chat Noir, la cual se estampo contra la cara provocando que el minino cayera para atrás.

Sin embargo a Marinette eso no le preocupo, estaba segura que había caído de pie, tampoco le preocupaba las pantuflas, después las buscaría. Ahora solo quería dormir y desde hace horas eso es lo que deseaba. Por eso al estar dirigiéndose de nuevo a su cama, Marinette solo esperaba que ese gato tonto no se pusiera como las anteriores veces a "maullar"