Relato de una Guerrera

Una buena historia suele iniciar con una familia feliz, unida que se ríen por cualquier pelotudes y suelen pasar todo el tiempo juntos. Ya sabes la típica idea de que se necesita a dos hijos y dos padres para tener una vida feliz. Incluso en el mundo mágico tienen la misma idea de felicidad.

Mi vida feliz nunca existió, no tuve a un padre que me apoyara y me quisiera, mi madre no era maternal, ni tampoco amable y por supuestos con mis hermanas menores no tengo las mejores relaciones. ¿Por qué? Bastante simple, pero lo entenderán cuando me presente cosa que no hice.

Mi nombre es Sakura, hija de Nadeshiko líder de las amazonas, soy lo que educaron y seré lo que forjaron. Luchare en cada guerra a la que me enfrente y demostrare mi valentía con cada hombre que me encuentre.

No pereceré fácilmente, si lo hago recibiré de los mismos dioses ofrendas por mis esfuerzos. Desde joven edad me entrenaron para el combate. Luchar cuerpo a acuerpo era muy importante.

Recuerdo perfectamente cuando tenía siete años, debía enfrentarme a mi tía que era general del batallón más fuerte de toda la tribu. La espada se volvió mi amiga en ese combate, en el momento en que la alcé recibí las envestidas de mi tía.

Fuertes, poderosas, capaz de matar a un oso de un saque ¿y yo?, bueno, hice mi mejor esfuerzo, lo esquive mientras retrocedía al mismo tiempo. El segundo ataque vino tan rápido como el primero, casi sin darme tiempo de reaccionar, logre detenerlo apenas con mi espada.

Pero el hombro me dolió como si me hubieran dado una patada, fuerte desorientador, me saco todo el aire de los pulmones. Con un grito de guerra vino el tercero directo a mi tobillo, me levanto de un movimiento rápido, produciendo que terminara en el piso.

Pude ver como la punta de la espada se acercaba a mis ojos para detenerse a un centímetro de ellos, mi corazón latía como loco debido a la adrenalina, mientras podría sentir como el sabor metálico a sangre inundaba mi boca.

Me desperté a la semana en una cama de hospital, mientras que la curandera seguía atendiendo a mis compañeras a mí alrededor. No entendía nada, cuando logre recordar lo que había pasado me sentí como un escarabajo, no podía hacer nada por mi edad, solo esperar a que me pisotearan.

Y créanme la pisada de una amazona adulta puede provocar tanto daño como el de un elefante sentándose en tu espalda y encima bailara arriba de ella. No es agradable, ni una buena opción, pero para mi desgracia era la única que tenia.

Podía ver como las adolecentes desaparecían todas las temporadas, algunas no regresaban, otras apenas lo hacían, pero cuando volvían, estaban cambiadas, mas fuertes, independientes, capaces, eran una más de la tribu, eran amazonas por fin.

Pero ser una niña pequeña en esta sociedad, no es fácil, mi madre puso todas sus expectativas y esperanzas en mis hombros, en la sucesora al cargo de jefa de la tribu, no es bueno poner esa carga en unos hombros tan pequeños y frágiles.

Todos los días, eran los mismos, levantarse al salir el Sol, cuando los basiliscos cacareaban, para entrenar con la luz de la mañana temprana, su frio y más importante sus obstaculos.

Si perdías la batalla de la mañana no comías, podías tener suerte y que te tocara alguien de tu edad, o una adolecente. Podías tener muy mala suerte y tocarte una adulta, enojada y avergonzada de pelear contigo.

La jefa es la que decide los combates, muchos pensaran tu madre te ayudara, pues no, siempre me hacia entrenar con sus tenientes para ver cómo me pateaban el trasero. Así eran mis mañanas, salir a cazar para comer algo, ya que siempre perdía en los combates y honestamente estaba harta de morirme de hambre.

Al llegar a la edad de los 12 años fue cuando me di cuenta de algo muy importante en mi vida, se supone que toda familia feliz tenía dos padres, pero yo jamás conocí al mío. Siempre tuve la ilusión que sería como yo, ya saben tranquila amable y sin ansias de pelear.

Por supuesto mi madre no le agrado que pensara en esto, por lo que me destruyo casi de inmediato mis deseos, pero no lo hizo tan bien como hubiera deseado.

Verán la tradición de las amazonas es que el ritual que se completa a los 16 años, es un justamente una manera de ingresar a la sociedad, pero después de esto se debe completar un segundo ritual, para ser una mujer guerrera, si completabas este te permitirá ascender por la cadena de mando.

Cuál era su objetivo, bueno tener una hija, darle a nuestra sociedad descendientes, este se intenta completar casi de inmediato después del otro. Llevan al grupo sobreviviente a la ciudad más cercana para que estas, en palabras crudas, se preñaran.

Si suena feo, lo es. Si el bebe era mujer, era entrenada como cualquier amazonas, pero si era un varón se debía regresar al padre o abandonar a la criatura. No se podía tener a hombres en la sociedad, era una prohibición que no tenía excepciones.

Podrán imaginarse realmente la reacción de mi madre cuando le pedí conocer a mi padre, no fue nada buena, me castigo durante unos tres meses a la intemperie, ¿Qué quiere decir? Simple me tiraron en mitad de la selva, sola, sin suministros, ni nada por el estilo, para que me las empañara y ¿Qué me dijeron?

_Te vengo a buscar en tres meses –me miro casi con asco –haber si te sacas de la cabeza esa ridícula idea.

Si muy bonito de su parte, por supuesto no me quede sola en el sitio simplemente para verle la cara de satisfacción mientras le rogaba que me volviera a aceptar. Algo que me enseño es a no pedir disculpas y a no deberle nada a quien te abandona.

Y eso fue lo que hice empecé a caminar hacia el horizonte sin mirar atrás, solo camine pasando arboles verdes durante horas y horas. ¿Mi objetivo? Encontrar a mi padre.

Lo sé, en realidad es estúpido siquiera intentarlo, pero debía hacerlo tenía que hacerlo. Quería verlo, conocerlo, saber que herede de él y que no. ¿Tenía las esperanzas de que me recibiera? Si, supongo que las tenía. Era una niña solo eso.

Cuando llegue a la ciudad más cercana que era una llamada Delphos, después de más de tres semanas caminando sin descanso, me escondí en las alcantarillas. Rogando que los Sacerdotes no me encontraran, ¿Quiénes son? Bueno serian los policías de tu mundo, pero al mismo tiempo los militares.

La ciudad se encontraba manejada por ellos, casi como una dictadura y las amazonas no eran bienvenidas. Lo primero que intente encontrar es una guía, mi madre solo me dijo el nombre de mi padre, nada más, ni la ciudad, edad, nada. Su nombre es Fujita Kinomoto, ese era o es, no estoy segura.

Pero por los conocimientos que me dieron, sabia que toda ciudad tenía una guía completa con sus habitantes, se podía conseguir en los registros, pero no era muy seguro hacerlo. Tenía que entrar a la fuerza y robarlo, cosa que hice.

¿Qué paso? Me atraparon, por supuesto que lo hicieron, me arrastraron durante dos calles por los pelos, hasta un edificio enorme negro con rejas, era muy tenebroso por afuera y por dentro. Me dio mucho miedo, quiero decirles.

Me tiraron en una celda con olor a orina, sucia y negra, a mi derecha se encontraba una mujer claramente mayor a mí, tendría unos treinta años tal vez, su pelo era rojizo, muy extraño pero hermoso y por su rostro era claramente una mujer de sociedad. Aun en la mugre no se le veía un pelo fuera de lugar. Su nombre era Kaho.

Del otro lado se encontraba una morocha, con cara de ser juguetona y una sonrisa angelical, podría pasar por una niña tranquilamente si las arrugas no la delataran, jamás le pregunte la edad y tampoco quise adivinarla, parecía un insulto. Su nombre es Ruby.

Ambas me ayudaron en esa etapa de mi vida, me dieron esperanzas de volver a salir, de ser libre y jamás regresar a ese lugar. Todas las noches nos la pasábamos hablando de lo que era el exterior, de lo que habíamos perdido y lo que habíamos conseguido.

Ambas eran madres, ¿su crimen? Proteger a sus hijas, en esta sociedad las mujeres son esclavas consideradas como basuras, que no pueden realizar magia o protegerse por sí solas. Las dos eran de familias muy importantes pero debido a que intentaron alejar a sus hijas de este lugar fueron encarceladas.

¿Sus hijas? Según ellas se encuentran en otro territorio, muy alejado del nuestro, donde son aceptadas y tiene la vida que ellas siempre soñaron.

Estas dos grandes mujeres me demostraron como debe ser los padres, más exacto las madres, ellas deben ser maternales, cariñosas y siempre pensado en la hija primero, me daban ganas de ser su hija.

Pase más de tres años en ese lugar hasta que un acontecimiento cambio por completo toda mi vida, la Aparicio de "el".

Te preguntaras ¿Quién es él? Bueno el "mensajero" nunca supe su nombre solo que venía por parte de "ella". La llamaban la "profeta", ya que tenía la capacidad de ver el futuro; otros la le decían la "titiritera", pero su verdadero nombre era Tomoyo.

Ella estaba en contra del gobernante de Delphos, es más le había declarado la guerra. Para eso tenia espías dentro de las murallas de la ciudad, uno de ellos era el "mensajero". Ese día en que se me acerco en la cárcel, me miro a los ojos y no vi maldad, solo miedo y desconfianza.

_ ¿Tú eres Sakura? –Me pregunto mientras veía a todos los lados, yo asistí con la cabeza confundida –vengo por parte de "ella".

Incluso antes de conocerla había escuchado los rumores, siempre se comunicaba con gente de la prisión, más específicamente con los prisioneros.

_ ¿Qué quiere de mi?

_ ¿Qué es lo que mas deseas? –me pregunto mientras seguía viendo a su alrededor.

_Libertad, salir de este ciudad, ir a los mundos más alejados –el sonrió y por primeras vez vi felicidad en su mirada, me tendió la mano, mientras esperaba.

_Si le juras lealtad, ella te otorgará tus más profundos deseos, solo cuando cumpla con tu pedido formaras parte de su ejército –sin pensarlo le di la mano, un dolor profundo me penetro por la muñeca, al retirarla para mirarla más de cerca pude verlo.

La marca de una balanza apareció en mi muñeca parecía que había sido tatuado con fuego, el dolor seguía presente y cada vez era más fuerte. Mire al "mensajero" abrir la puerta de mi celda mientras que me indicaba que lo siguiera, solo pude prestar atención a mis compañeras que con una sonrisa y al mismo tiempo me dijeron:

_Ve, encuentra a nuestras hijas y diles que estamos bien, aun sobreviviendo –asistí con la cabeza, para empezar a caminar arrastrando los pies. Solo tuve que seguir un pasillo de piedra musgosa, para después abrir la puerta a mi libertad, mire a mi héroe por última vez.

_Ella, enviará a alguien por ti, puede tardar segundos, minutos, horas, días, semanas, meses o años. El o ella te encontrara y te cumplirá tu deseo, te llevara a tu más preciosa libertad, te lo puedo asegurar –me empujo sin remordimiento alguno, no pude sentir la caída, solo me desperté en el suelo, rodeada de pasto, con el Sol en mi rostro.

Deseosa de poder continuar, me escabullí de nuevo a las alcantarillas y ahí espere. Espere durante horas, veía los días pasar, me aburría durante semanas, soñé con su llegada durante meses y así pasaron 6 años.

En los que mis sueños y esperanzas murieron, ya no tenía nada por lo que vivir, solo un sueño de un ángel que tarde o temprano me vendría a buscar.

Desde este momentos les hablo yo, ¿Por qué?, no puedo mas es tan simple como eso. Quiero morir, de una vez, de una forma majestuosa para mi tribu, quiero ser recibida por los dioses. Por eso me levante, me sacudí la ropa que por años lleve.

Me lavé el cuerpo entero, junto a mi pelo para estar radiante en mi mejor momento.

Camine con pasos seguros y lentos, simplemente seguí mientras las explosiones me sacudían el cuerpo, los gritos de niños me llegaban a los oídos, pero no escuchaba nada, solo veía mi destino. Fue en ese momento en que el apareció, con sus cabellos marrones y sus ojos castaños.

Me sacudió por completo, mi cuerpo y mi alma, me dejo tirada ahí sin poder razonar. Su sonrisa ilumino las masacres que ocurrían al mismo tiempo y solo con ella se me acerco para decirme algo que haría que mi vida tuviera un nuevo significado:

_Sakura, te estado buscando durante mucho tiempo.

Gracias por leer.

Se me acaba de ocurrir hace unas horas y lo único que hice fue empezar a escribirla. Jamás había publicado una historia de la cual no haya pensado su desarrollo con anterioridad. Pero tenía ganas de mostrarles algo de espontaneidad. Por favor díganme que tal les pareció.

Espero que les guste.

Con todo corazón me despido (eso sonó cursi)

Nos Vemos.