Atrapado
Esta es la historia de un joven común y corriente salvo por una diferencia, un secreto que para muchos lo hará alguien distinto a los demás lo cual lo obligará a enfrentarse con muchas sensaciones durante su vida, situaciones y hasta con personas.
¿Quién dijo que la vida era color de rosa? Bueno justamente en esta historia ese color no enlaza y este chico lo sabe muy bien, lo cual deberá defenderlo a toda costa.
¿Has sentido alguna vez que no encajas en el mundo? Que va, ¿en el universo? ¿O que todos están en tu contra por verte "diferente"? Bueno esto le sucede al joven de esta historia.
Desde muy pequeño aparecieron señales que le indicaban que algo sucedía con él, algo que no a todos los niños de su edad le pasaba. Pero entre la inocencia de la edad ¿que se pudo imaginar lo que sucedería y lo que le depararía el destino?.
Un día en el colegio se dispuso a ir hacia el baño, al salir el psicólogo de la escuela lo estaba esperando ahí mismo en el pasillo con cara muy seria.
-¿Qué sucede? ¿Qué hice?- preguntó el pequeño.
-Nada malo, solo acompáñame- le dijo un hombre bastante alto y con porte de no muy buenos amigos tomándolo del hombro pero de una manera que lo direccionaba si o si hacia donde le indicaba.
El trayecto hasta la oficina del psicólogo le pareció eterno. Esa fría mano que lo agarraba fuertemente sin darle posibilidad de escapar le daba mucho miedo. Lo estaba tratando como si quisiera huir de el por alguna razón y este no se lo permitiría, ni que fuera un fugitivo el pobre niño.
Al llegar a la misma la situación no cambió, el lugar se sentía como el dueño, fría y casi podríamos decir con un toque de amargura que se podía apreciar gracia a la decoración, si lo que había allí se podía la llamar de esa manera. Pero bueno sigamos.
-Siéntate aquí- le ordenó.
Y el pequeño obedeció sentándose en esa gran silla. Sus piecitos no llegaban al suelo, claro que no si era aun un niño de uno años.
-¿Estás bien?- le preguntó.
-Si-
-¿Quieres contarme algo?-
-No, si no me pasa nada-
-A ver, hazme un dibujo aquí- le indicó entregándole un trozo de papel en blanco y un tarro con lápices, crayones y demás cosas para dibujar que sacó de un cajón de su escritorio. Antes de terminar de entregarle los objetos especificó:
-Dibújame a tu familia-
-Está bien- dijo el pequeño y comenzó a dibujar. Esbozó a sus padres, a sus hermanas y hermanos y luego a él mismo. Cada personaje tenía detalles, claro esta que dentro de lo posible para alguien de su edad, estaban muy bien dibujados pero parecía que eso no era lo que buscaba el psicólogo.
Este se lo quedó observando intrigado por algunos minutos hasta que por fin exclamó un gesto, que más que gesto pareció un murmullo.
-¿Puedo irme ya?-
-Si ve a clases, pero al salir quiero que regreses, haremos otras pruebas-
El pequeño obedeció y se marchó hacia su aula, no sabía lo que le depararía.
Continuará…
Este es un capítulo muy corto lo se pero es a modo de introducción. Espero les guste.
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