Hola. ¿Cómo está el apreciable público de Icarly fanfiction? Ah, que me pasaba.
Seguramente muchos de ustedes no me conocen, porque tengo años que no subo ninguna historia de ICarly, ni de ninguna otra cosa en realidad. Así que estoy un poco desgastada.
Después del final del programa lo único que quería era echarme en mi cama, hacerme un ovillo y llorar a mares. No tengo idea de donde surgió esta idea, pero quería plasmarla de alguna manera y decidí escribir esta pequeña historia.
En fin, espero que la disfruten.
Después de Carly.
Era definitivamente un día horrible.
Como de costumbre el cielo en Seattle estaba lleno de nubes anunciando lluvia, y había una especie de humedad aplastante en el aire. Las personas parecían caminar de prisa pisoteando con fuerza los charcos de agua que se habían formado la noche anterior. Simplemente era un día horrible.
Se mordió el labio con inquietud mientras continuaba caminando hacia la escuela, caminaba lentamente a pesar de que iba con 20 minutos de retraso, no encontraba sentido en ir corriendo como una loca solo para intentar llegar un poco más temprano. En otros días definitivamente lo habría intentado, habría tomado un taxi para llegar al colegio a tiempo y después habría pedido dinero a Carly para pagar el taxi, Carly habría negado con la cabeza pero aun así le daría el dinero y después le reprendería por no levantarse temprano y ella se defendería diciendo que tenía un hermoso sueño donde un jamón le hablaba.
Sonrió amargamente.
Carly ya no estaba, ahora se encontraba a kilómetros de distancia.
¿Qué sentido tenia llegar temprano? No había nadie esperándola en los pasillos junto a los lockers, tampoco habría nadie guardándole un asiento en clases ni dejándole copiar sus apuntes siempre que llegara tarde. Y vamos, no quería pensar que haría después de la escuela. No más ensayos de ICarly, no más licuados locos después de clases, no más maratones de series empalagosas.
Ahora mismo sentía como que nada podía mejorar el vacío que sentía en alguna parte de su pecho. Había intentado comiéndose una docena de burritos congelados que su madre había dejado en el refrigerador, pero el vacío continuaba ahí. Recordándole que su mejor amiga ya no estaba, y ni siquiera podía hablar con ella porque la recepción del lugar donde se encontraba era terrible y su llamada terminaba cortándose cada 9 segundos por la falta de señal.
Vislumbro la escuela enfrente de ella y por un segundo se planteó seriamente darse media vuelta y faltar ese día. ¿Qué tanto daño hace una falta?
Pero imagino que Carly habría estado sumamente disgustada, y se encogió de hombros lanzando un suspiro y cruzo por la puerta principal. Los pasillos como ya lo había imaginado estaban vacíos, todos debían ya de haber entrado a sus respectivas clases desde hace media hora.
Se dirigió hacia su locker, intentando apartar la mirada del locker vecino de su mejor amiga que ahora estaba ocupado por alguna otra chica que lo había llenado de estampas de corazones y fotos de patitos. Enarco una ceja reprimiendo las ganas de reír, era extraño. Imagino que ella y Carly habrían echo buenos comentarios acerca de ello.
-¿Sam?
La voz era inconfundible. Se giró para mirar a su dueño con una expresión aburrida en el rostro
-¿Freddie?- pregunto ella con un tono de cansancio en su voz.
De hecho ni siquiera entendía que hacia Freddie ahí, sospecho que una vez que Carly se fuera ellos se apartarían completamente y cada uno seguiría con su vida tal y como lo habían hecho antes de que Carly los presentara. La menor de los Shay era la única razón por la cual ambos se dirigían la palabra, lo único que les impedía arrancarse los ojos entre si, y la única razón por la cual convivían, ahora que no estaba no había ninguna razón para que el le hablara.
-¿Por qué has llegado tan tarde?- pregunto el ignorando el tono aburrido de su voz.
-¿Por qué siempre tienes esa horrible cara pegada al rostro?
-Sam…- advirtió el chico rodando los ojos- No quiero comenzar una pelea. No son ni siquiera las ocho de la mañana.
-Lo siento, pensé que estábamos jugando a hacer preguntas tontas. – repuso ella frunciendo los labios- De cualquier manera, ¿Qué te importa a ti que llegara tarde?
Freddie negó con la cabeza murmurando unas palabras que no alcanzo a descifrar a la perfección.
-Supongo que tienes hambre. – dijo el inclinando la cabeza, ella iba a lanzar un mal comentario pero el chico continuo- ¿Vamos a la cafetería? yo tampoco he tomado nada esta mañana, me sentía algo extraño. Ya sabes Carly.
Esta vez no se le ocurrió que hubiera nada malicioso que pudiera decir contra él, ella también se sentía mal así que solo se limitó a asentir con la cabeza y seguirlo hasta la cafetería. Ambos se sentaron en la mesa favorita de Carly una de las pocas que no apestaba a comida podrida y tenía una pequeña ventana que daba hacia la calle.
Freddie le sonrió amistosamente.
-Yo pago hoy, ¿Qué quieres que traiga?
-Papas fritas, una hamburguesa con queso y una soda.- dijo la chica enumerando las cosas mientras señalaba sus dedos- De cualquier manera no traía dinero, tu ibas a pagar.
-No hace falta que me lo agradezcas Sam, deberías dejar de ser tan agradecida y amable.- comento el chico con sarcasmo pero aun así se marchó a comprar las cosas.
¿Por qué Freddie continuaba ahí? Ella siempre era malvada y despectiva con el chico, acostumbraba a atormentarlo y hacer miserable su vida. Tal vez ella no lo sabía y el chico disfrutaba del sufrimiento. O tal vez sentía lastima de ella….¡Eso sí que no! Nadie siente lastima de Samantha Puckett.
Se sentía furiosa de un de repente, seguramente Freddie la había visto con su cara deprimida y las lágrimas en su rostro después de que Carly se fuera. Fredward debía de haber pensado en ella como un cachorro abandonado en una caja de cartón en medio de la calle, y claro el señor Benson siempre tiene que ayudar a los más necesitados. Si era así podía llevarse toda su amabilidad y gentileza a otra parte.
Freddie se sentó en frente de ella empujando su comida hacia ella, el simplemente tenía un jugo de naranja y un paquete de galletas de chocolate.
-Le puse mostaza, sé que nunca te acuerdas de pedirla y siempre me terminas haciendo ir ponerle.- le dijo el señalando a la hamburguesa.
-¿Por qué estás aquí?
-¿Te refieres aquí como la cafetería o aquí como una pregunta existencial?- pregunto el sumamente confundido- Supongo que estamos en este mundo con algún propósito ¿cierto? No creo que existamos simplemente porque si, en mi caso creo que quiero crear algo grande… algo que ayude a la humanidad a….
-No te hagas el idiota, porque bueno… ya lo eres- dijo ella lanzándole una mirada mordaz.- ¿Por qué estás aquí? Ya no está Carly para que estés besando el piso donde ella camina, no necesitas ser amable conmigo para agradarle.
Freddie la miro enarcando una ceja, y sofoco una risa que no tardo en salir amplia. Cuando vio que ella lo miraba enojada se esforzó por detener la risa sin mucha suerte.
-Lo siento…- dijo el intentando ahogar la risa con su mano. Después de unos segundos finalmente pudo calmarse y hablar normalmente.-¿Crees que solo te hablo por Carly?
-Es eso o eres un masoquista, no tengo muchas opciones.
-Te hablo porque eres mi mejor amiga Sam.
La rubia se mordió el labio con fuerza.
-¿Tu mejor amiga? Déjame informarte que uno no odia a sus mejores amigos, no sé si alguien te lo ha dicho anteriormente.- comento ella con voz seca.
-No te odio, y estoy seguro que tú tampoco me odias. En realidad me agradas bastante, además de odiosa puedes ser divertida, eres graciosa e ingeniosa. – dice el mirándola seriamente- Puede que cuando comenzáramos ICarly pensara que eras la persona más horrible que había conocido jamás, pero con el tiempo aprendí que esa rubia loca que me dejaba moretones en el brazo era bastante agradable cuando se lo proponía.
-Supongo que tu tampoco eres tan bobo todo el tiempo- mustio ella.
Siguieron comiendo en silencio, de vez en cuando sus miradas de cruzaban pero ambos apartaban la mirada rápidamente. Fue Sam esta vez quien decidió romper el silencio.
-Extraño a Carly- soltó ella, admitiéndolo por primera vez en voz alta- Odio el hecho de que se fuera. Odio el hecho de que fuera tan egoísta y se marchara lejos. ¿Qué se supone que hagamos nosotros sin ella? Éramos el trio de ICarly. Ahora no somos nada, absolutamente nada.
-Yo también le extraño, muchísimo- admitió el mirando su plato vacío como si fuera la cosa más interesante del mundo- Pero si hubiera tenido la oportunidad de ir con mi padre como ella, también lo hubiera hecho.
-Tienes razón, solo que todo se siente tan raro sin ella. Ahora ni siquiera tengo un lugar donde pasar las tardes, ICarly era mi refugio. Se siente raro tener que regresar a casa después de la escuela.
Freddie asintió con la cabeza, ambos compartían el mismo pensamiento. Ambos escapaban en el departamento de los Shay. Cuando el timbre sonó ellos se limitaron a despedirse con un movimiento de cabeza y caminar cada uno hacia su respectiva clase.
Al finalizar la larga jornada de clases, una rubia muy cansada se arrastraba (no literalmente) por los pasillos de la escuela. El solo pensar en llegar a casa y tener que soportar la música a todo volumen de su madre y el aroma de algún nuevo perfume hacia que le doliera la cabeza. Pensó que podía encerrarse en su cuarto y mirar videos gatos.
Choco con alguien, y gimió disgustada dispuesta a darle una buena porción de puñetazos al estilo Puckett. Levanto la mirada y vio que Benson la observaba con una sonrisa ladeada.
-¿Ahora que?
-He estado pensando, y bueno. Yo odio mi casa, tú odias tu casa. ¿Por qué tenemos que ser miserables?
-¿Por qué Carly nos abandonó?- pregunto ella con sarcasmo en su voz.
-Precisamente, Carly se fue… y no va a regresar en algún tiempo. No podemos hacer nada, pero si queremos ser un poco menos infelices podríamos ahorrarnos el martirio de tener que ir a casa.
-¿Qué estas proponiendo Fredunci?
-Vamos a Licuados Locos, como siempre lo hacemos.
Ella no estaba segura si aquello era una buena idea.
-Se que ya no somos el trio de ICarly, pero por ahora Sam y Freddie suena bien ¿No es cierto?
-Supongo…- dijo ella insegura- Pero te advierto que si en algún momento siento que quiero matarme a mi misma del aburrimiento no lo pensare ni dos segundos y saldré corriendo.
-Digo exactamente lo mismo.
-Bien.
-Bien.
Sam y Freddie sonrieron al mismo tiempo, lanzándose una mirada cómplice. Porque por lo menos por ahora solo se tenían los unos a los otros.
Dejen sus comentarios, y esas cosas tan lindas que ustedes hacen. Si les gusto por favor háganmelo saber estaré encantada de saberlo, si no les gusto no estaré tan feliz pero también háganmelo saber.
