Los personajes ni la historia me pertenecen, pertenecen al gran Gene Roddenbery y a la maravillosa Kyliselle. Yo solo me adjudico la traducción

Advertencias: Este fanfic tiene contenido Spirk, o sea realación Spock/Kirk, así mismo reitero que el fanfic es género Angst, así que si no te gusta, no leas.


Brillante como el sol

Capitulo 1. Perplejo

Spock se paró afuera de la Academia de la Flota estelar, viendo las suaves olas de agua gris de la bahía. Detrás de él, cadetes de la Academia merodeaban los terrenos en sus uniformes escarlata. Ellos le concedieron un gran espacio para él, el mar rojo se encontraba a una respetuosa distancia de la figura oscura del alto instructor.

El era lo suficientemente disciplinado para templar de frío ante la fresca brisa, pero internamente, sabía que San Francisco nunca sería lo suficientemente cálido para él. De hecho, el día podría ser calificado como soleado para los estándares de la ciudad, pero aun así, los débiles rayos de la estrella de la Tierra palidecían en comparación con las ardientes llamas del sol de Vulcano. No se arrepentía de haber elegido la Flota Estelar encima de la Academia de Ciencias Vulcana. Pero su amado sol desértico había sido el precio que había tenido que pagar por el autoimpuesto exilio del calor de Vulcano.

Su reloj interno le dijo que solo quedaban doce minutes restantes antes de observar otro cadete intentar el Kobayashi Maru. Intentar era la palabra clave; el cadete fallaría, como lo habían hecho todos los anteriores. Pero aun así, era tiempo de irse. Se dio la vuelta, y se marchó, dejando el frio aire de San Francisco por el igualmente frio aire de la Academia.

―¿Cómo demonios ese niño logró superar tu prueba?

La mirada de Spock, como la de los otros instructores de la Flota, estaba dirigida al examinado, atravesando el delgado cristal que separaba a los instructores de la cámara de simulación. Detrás de él, en el puente de simulación en donde se administró el examen Kobayashi Maru, Spock podía ver la expresión de incredulidad en el rostro de Nyota mientras observaba al cadete que había tomado la prueba, el "niño" al que el otro instructor se había referido, un hombre humano llamado James Tiberius Kirk.

El cadete Kirk sonrió con aire de suficiencia al grupo de instructores, las mejores mentes de toda la Flota Estelar. Era flagrante su falta de respeto. Había hecho alarde de su desprecio por el Kobayashi Maru durante toda la prueba, y ahora, después de haber logrado de algún modo el objetivo de la prueba, Kirk tuvo el descaro de sonreírles, tan lleno de petulante orgullo que sus mejillas estaban cubiertas de un rubor rosa por el triunfo. Gotas de jugo de manzana aún recorrían el mentón del cadete. Spock no podía recordar haber visto una expresión tan satisfecha de sí misma desde su encuentro en la Academia de Ciencias de Vulcano años atrás.

―No lo sé ―respondió con su voz carente de emoción.

―Esta sesión ha sido convocada para resolver un asunto preocupante. James T. Kirk , un paso adelante.

Como había solicitado el administrador, el cadete Kirk se acercó a la parte delantera del auditorio repleto de cadetes. Spock lo miró, notando una vaga sensación de satisfacción ante la confusa mirada nerviosa en el rostro de Kirk. Estaba seguro de su satisfacción por la reprimenda del cadete Kirk no era una emoción, no era causada por un sentido de justicia propia o venganza. Spock simplemente creía en las reglas, y experimentaba satisfacción cuando aquellos que eluden las reglas son obligados a dar cuenta de sus acciones.

―Cadete Kirk, la evidencia que se ha presentado a este consejo sugiere que se violó el código ético de conducta de conformidad con la regla 17.43 del Código de la Flota Estelar. ¿Hay algo que quiera a decir antes de empezar?

Kirk se inclinó hacia el micrófono.

― Creo que tengo el derecho de enfrentar a mi acusador directamente

Spock había anticipado la solicitud de Kirk. Había hecho algunas investigaciones sobre el cadete cuando la acusación contra Kirk se llevó a cabo, y sospechaba que el hombre, que era a la vez inteligente y excepcionalmente agradable estéticamente para su especie, no estaba acostumbrado a que se le enfrentara por su desobediencia. Si no hubiera sido un vulcano, Spock podría haber sentido un placer perverso al saber que, en la lengua vernácula de la Tierra, puso a Kirk en su lugar.

Se levantó

―Un paso adelante por favor ―pidió el administrador

Spock se acercó a la parte delantera. La ligera gravedad de la Tierra prestó una facilidad y gracia a sus movimientos físicos, una que los humanos no podían aspirar a igualar. Era consciente de que todos los ojos estaban puestos en él. Especialmente los de Kirk, los cuales Spock que podía ver, incluso desde la distancia, que eran sobrenaturalmente azules.

―Este es el comandante Spock― dijo el administrador, a la vez Spock tomó su lugar en el podio frente a Kirk ―Es uno de nuestros más distinguidos egresados. Ha programado el examen Kobayashi Maru desde hace 4 años. ―El administrador asintió con mucho respeto a Spock―Comandante.

Spock asumió el control de la audiencia, y se dirigió directamente a Kirk.

― Cadete Kirk, usted de alguna manera instaló y activó una subrutina en el código de programación, cambiando de este modo las condiciones de la prueba.

―¿Y su punto es…?―

Kirk estaba siendo beligerante, y deliberadamente obtuso. Muy bien. Spock tendría explicarlo para él en pequeñas palabras que pudiese entender.

―En vernácula académica, hizo trampa.

Hubo un murmullo de asombro de la multitud. Pero lejos de perturbarse por la acusación de Spock, el cadete parecía impresionado.

―Permítame preguntarle algo, aunque creo que todos sabemos la respuesta. La prueba en sí es una trampa, ¿verdad? Usted lo ha programado para sea imposible de vencer.

Spock se quedó momentáneamente sorprendido, aunque no dejó que se mostrara en su rostro. No había previsto eso. Sin embargo, la visión de Kirk sólo le había tomado a medio camino de la comprensión de la prueba.

―Su argumento se opone a la existencia de un escenario invencible.

―Yo no creo en escenarios invencibles.

―Entonces no solamente violo las reglas, sino que también falló en el objetivo principal de la prueba

―Por favor ilumíneme.

Tal falta de respeto a un oficial superior era inconcebible. Spock no estaba de acuerdo. A decir verdad él no aprobaba nada de lo que había aprendido del cadete hasta la fecha. El archivo de lectura de Kirk había sido morbosamente fascinante. Kirk había sido un estudiante modelo hasta los nueve años, en ese momento él había tenido su primer encontronazo con la ley, cuando había impulsado el coche antiguo de su padrastro por un precipicio a una velocidad muy por encima del límite legal. Su expediente contenía unos cuantos incidentes en los años posteriores, a pesar de pasar brevemente por completo en blanco alrededor de 13, casi como si Kirk no hubiera existido en esa edad.

A los 14 años, el récord de Kirk explotó con delitos. Se había convertido en un criminal reincidente y un delincuente juvenil que pasó varias temporadas en la cárcel. No asistía a la escuela, apareciendo sólo en el último día de clases para pasar el examen requerido para pasar al siguiente nivel. Había estado en el hospital en varias ocasiones desde la infancia, requiriendo tratamiento por huesos rotos y contusiones. Tenía un gusto, al parecer, para las peleas.

Y, por supuesto, para las mujeres. Nyota le había contado todo al respecto de la conocida reputación de Kirk entre las hembras de la Academia, un empedernido mujeriego, sus continuos intentos de que Nyota participara con él en el coito, y sus manipulaciones a su compañera de cuarto Orion, la cadete Gaila.

El carácter deplorable del cadete probaba que sería una vergüenza para la Flota Estelar, si alguna vez se le permitía pisar el puente de una nave estelar. La prueba de Spock fue diseñada, en parte, para mantener a la gente como Kirk de lograr alguna vez llegar a desempeñar ese papel.

Spock se decidió por una explicación de la prueba que penetrara hasta la dura cabeza de James Kirk.

―Usted más que nadie debería saber, cadete Kirk, un capitán no puede engañar a la muerte.

Hubo un murmullo escandalizado de la multitud.

―¿Yo más que nadie ―repitió Kirk, sus dedos apretaron su agarre en el podio hasta que sus nudillos estuvieron blancos.

―Su padre, el teniente George Kirk, asumió el comando de su nave antes de morir en servicio, ¿no es así?

Spock habló desapasionadamente, pero sabía que sus palabras probablemente incitarían una respuesta emocional en Kirk. Era una falla de los seres humanos que se dejaran dominarse por sus pasiones. No sería culpa de Spock si Kirk se dejaba incitar a la ira por una simple explicación.

Los músculos de la mandíbula de Kirk se tensaron por un momento, pero admirablemente, no perdió los estribos.

―Pienso que a usted no le agrada el hecho de que vencí su prueba ―dijo insolente.

El tono de Kirk era lo suficientemente grosero que Spock le podría haber reprendido, pero Spock lo dejó pasar. Claramente el cadete no estaba informado de que los vulcanos estaban bastante por encima de sentir agrado o desagrado por las cosas.

―Por otra parte ―continuó Spock ―usted falló en entender el propósito de la prueba.

―Ilumíneme de nuevo por favor ―dijo Kirk cortante.

―El propósito era experimentar el miedo ―dijo Spock con serenidad, a pesar de que él mismo, por supuesto, no experimentaba tal emoción ―El miedo ante la certeza de una muerte segura. Aceptar el miedo y mantener el control de sí mismo y la tripulación. Esta es una calidad que se espera de cada capitán de la Flota Estelar.

Hubo una interrupción repentina.

―Disculpe, señor.

Spock miró como un hombre llevó el mensaje a los funcionarios. Sería gratificante, reconoció Spock, terminar la audiencia de Kirk, predijo que podría seguir no más de 4. 457 minutos terrestres. El cadete Kirk, sin duda, sería expulsado de la Flota Estelar por hacer trampa, y la probabilidad de que Spock volviera a verlo se reducía a menos del 3,721%.

Cerró los ojos para parpadear

―¡Spock, vamos hombre! Despierta, tú estúpido duende, si no lo haces Jim nos matará a ambos

Una ruidosa voz, altamente emocional y con un acento como si fuese del sur de los Estados Unidos en la Tierra, hablaba cerca de los delicados tímpanos de Spock. El vulcano abrió sus ojos. Inmediatamente sus ojos se abrieron aún más en shock.

Se encontraba en una cama que le sugería estar en la bahía médica de una nave especial. Un hombre humano en el uniforme medico de la Flota Estelar estaba parado junto a él. Había un insoportable golpeteo en su cerebro. Spock era demasiado disciplinado para mostrarlo, pero el dolor de cabeza era peor de lo que había experimentado jamás

Viendo los ojos de Spock abrirse, el extraño hizo un sonido de exclamación bastante fuerte.

―¡Ahí estas Spock! ―el médico se volteó y llamó sobre su hombro ― ¡Chapel! El maldito vulcano finalmente despertó, trae a Jim aquí inmediatamente.

Hubo una complacida exclamación por parte de la fémina. El hombre volvió a voltearse con una sonrisa y palmeó a Spock en el brazo. Spock iba a protestar por el contacto pero estaba demasiado sorprendido por las emociones que el toque le transmitió al hablar el humano. El extraño estaba genuinamente aliviado de que Spock estuviera vivo. Feliz, incluso.

Spock intentó pensar entre la punzada en su cabeza. Sus escudos telepáticos no estaban, lo que implicaba un daño. Debió tener un accidente durante el llamado y había sido llevado a bordo de una nave para ser tratado. Un procedimiento inusual, para ser exactos, pero era la más lógica explicación. Era raro que no pudiese recordar ningún accidente.

―¿Debo asumir que usted es un medico activo de la Flota estelar? ―pregunto mordaz, señalando el uniforme ― ¿Y qué no es un simple proveedor de aceite de serpiente y baratijas?

El humano se tensó.

―Carajo, Spock, tu sabes que yo…―

Spock levantó una mano.

―Solo dígame por qué me encuentro en la bahía médica de una nave. Inmediatamente, si usted es tan amable.

El hombre rodó sus ojos.

―Jimmy me va a deber una muy grande por soportar esto

―Mi explicación, Doctor… ―Spock dijo expectante, esperando por la respuesta del extraño para completar su nombre.

El doctor, que estaba prestando atención a algo en su PAAD pareció no darse cuenta.

―Caíste y golpeaste tu cabeza cuando la nave fue golpeada. A decir verdad ninguno de nosotros esperaba tanto poder de las phaser de esos cazadores furtivos.

―¿Cazadores furtivos? ―Repitió Spock confundido, notando los primeros vestigios de una verdadera perdida en su memoria

El doctor lo miró a los ojos.

―No te preocupes ―dijo tranquilizadoramente ―Jim los destruyó. Nada más que polvo espacial quedó. Aquí entre nos, no pienso que alguien esté ansioso de venir por ti otra vez. No ahora que han visto lo que Jim puede hacerles.

El doctor volvió a su PADD. Spock lo observó. Obviamente había malinterpretado la situación terriblemente. Su dolor de cabeza aumentó, al tratar de recordar qué había pasado con él.

―¿Quién es Jim?

El doctor se paralizó. Un momento después lo miró. Su rostro estaba pálido

―Por el amor de Dios ―dijo, su acento sureño se marcó al hablar ―Tú no recuerdas quién…

―¡Spock!

Un atractivo hombre de músculos marcados y cabello rubio oscuro entró en la habitación. Spock lo reconoció instantáneamente.

El cadete James Kirk.

Spock abrió su boca para hablar, pero los brazos del humano lo atraparon en un apretado abrazo al rededor de su cuello.

―Spock ―susurró Kirk ―presionando su cara en la mejilla del vulcano

La parte clínica de Spock registró que las pestañas del humano estaban húmedas. Pero la observación, fue inmediatamente borrada por la poderosa oleada de las emociones de Kirk. Colándose en su mente desprotegida por la piel de Kirk. Alivio, deleite, amor, devoción y miles de otras emociones humanas de regocijo. El doctor pareció haberse alegrado genuinamente de que Spock estuviese vivo, pero para aquel humano, parecía que su vida le daba una razón para vivir.

La sensación de tanto amor humano era exquisita. Spock quería sumergirse en ella, someterse ante su fuerza, perderse completamente. Ese toque telepático retumbó en él como nunca antes, demandando más, dejando a Spock perplejo por su hambre por Kirk. Nunca antes había experimentado nada tan poderoso, excepto durante…

Excepto durante una fusión mental.

Con un flash de entendimiento, Spock se dio cuenta de que las emociones no venían solamente del toque de Kirk. Ellas fluían directamente dentro de la mente del vulcano, exactamente desde el mismo punto en el que Spock había previamente poseído un vinculo marital con T'Pring. El de ellos había sido un vínculo mental mucho más débil, bloqueado fuertemente por el mutuo deseo de tener que ver lo menos posible el uno con el otro. Pero ese vinculo, su vinculo marital con T'Pring se había ido sin dejar rastro.

En su lugar había uno nuevo. Uno tan poderoso que le quitaba el aliento. Y las emociones de James Kirk le gritaban a través de él, como un brillante rayo de luz solar colándose a través de las nubes en un lluvioso día en San Francisco.

No había ninguna duda.

Ellos estaban vinculados.

El Cadete James Kirk era ahora su pareja de vínculo.

Los ojos de Spock se abrieron con horror.

El cadete James Kirk. El tramposo, promiscuo criminal del llamado. Era su pareja de vínculo.

Y como si hubiese sido mojado con agua helada, todo el placer que sintió mediante el vínculo se había ido. La fría furia tomó su lugar.

―Aléjese de mi en este instante ―espetó

Kirk se estremeció. Una punzada de desconcertante dolor vino desde el enlace.

―¿Spock?

Enojado con lo que ahora había calificado como contaminación de las emociones de Kirk, demasiado furioso para soportarlo un segundo más, Spock empujó a Kirk lejos de él, un poco más fuerte de lo que quería. Kirk tropezó de espaldas por la fuerza, golpeando la pared con un doloroso jadeo.

―¡Hey! ―reclamó el doctor, acercándose ―¿Qué demonios…?

―¿Cómo lo hizo Cadete? ―siseó Spock

El accidente, el shock, la lesión, el autocontrol de Spock estaba fallando miserablemente. El pensamiento de estar enlazado con ese criminal desechó toda lógica que intentó retener. Disgusto, aborrecimiento, repulsión, todas estas emociones y más echaron abajo el resto de los escudos de Spock sobre sí mismo.

―¿Cómo nos vinculó?

Los ojos de Kirk, que aún con su enojo Spock los encontró perturbadores, estaban abiertos en perplejidad.

―¿Qué? ―musitó incrédulo

Se había detenido de la pared, como si necesitase ayuda para levantarse. El doctor se paró entre ellos dos, como si protegiese a Kirk de Spock.

―¿Cuál es la última cosa que recuerdas? ―demandó a Spock

El vulcano sacudió su cabeza en la dirección de Kirk, señalándolo.

―El juicio de este cadete por hacer trampa en su Kobayashi Maru.

El doctor palideció. Así mismo, detrás de él Kirk estaba blanco como el papel. A través del vínculo, Spock sintió la angustia de Kirk.

Era asqueroso, pensaba ahora, tener contacto con ese hombre odioso a través de su propia mente. Al igual que las aguas residuales que se vierten en un lago prístino, o arenas blancas ensuciadas con la basura vil, los sentimientos de Kirk estaban ensuciando las llanuras ordenada de su propia mente.

Hubo una terrible oleada de dolor por parte de Kirk. Spock creía que podría vomitar si Kirk no mantenía sus emociones para sí.

―Bloquee su mente, cadete Kirk ―gruñó.

Hubo un sonido roto provino de Kirk

―Yo… Yo no sé lo que eso significa

Y de repente, se dio cuenta Spock que él mismo no estaba protegido ante el cadete. Kirk podía sentir exactamente lo que Spock sentía. Cada emoción que Spock estaba experimentando se estaba transmitiendo directamente a la mente de Kirk a través de su unión.

Enfurecido por la invasión de su vida privada, Spock alzó sus escudos mentales tan duro como pudo, tan fuerte que Kirk hizo una mueca de dolor físico. Sus rodillas se doblaron, y empezó a deslizarse por la pared.

―¡Jim! ―El médico tomó Kirk por la parte superior del brazo, lo sostuvo.

―¡Fuera, los dos ―replicó Spock ―Mi control está rompiéndose. Debo centrarme con la meditación inmediatamente. Tengo que estar solo.

El médico lo miró con apoplejía.

―No, escúchame

―No ―Spock rechinó los dientes apretándolos ―A menos que desee que la ira de un vulcano incontrolado recaiga en ustedes.

El médico sureño parecía que estaba listo para una pelea, pero Kirk de pronto se separó de las manos del médico.

―Vámonos ―dijo con voz ahogada.

―Pero Jim.

―Hay que darle lo que quiera, Bones.

Kirk se fue. Con una última mirada a Spock, el doctor lo siguió.

Spock se levantó, cerró la puerta y la ventana. Con privacidad, por fin, cerró los ojos.


Hola chicos, espero que les guste esta maravillosa historia de mi amada Kyliselle. Amo esta historia y no pude evitar contactarla para que me permitiera traducirla.

Con esta traducción estoy inugurando mi celebración personal por el aniversario de ST (hoy, 8 de septiembre) y el Día Spirk (15 de septiembre). Durante toda la semana habrá una actualización diaria de esta traducción. Para los que siguen mis historias también habrá doble actualización de FAS, a demás de algunas sorpresillas por ahí. Este es mi primer año como trekkie y como spirker, así que lo celebraré en grande.

No odien a Spock. Recuerden cómo era antes de que pasara ese episodio de su vida con Kirk. A decir verdad aún no hay razón para odiarlo... mejor ya no les doy spoilers. Si quieren saber como continua (y por qué lloré como vil Magdalena) no se despeguen de sus computadoras, mañana sabrán un poco más.

Feliz Aniversario de Star Trek

Bliss fuera.