Título: 20 Years Before.
Character(s): Yen Sid. Disney Heroes/Heroines (No voy a decir quién(es) específicamente porque ya veremos). Disney Villains (Claramente).
Pairings(?): Las obvias de Disney.
Genre: Drama.
Rated: T.
Summary: Un nuevo día se avecinaba por el gran ventanal a sus espaldas, un nuevo día en ese nuevo mundo, un nuevo comienzo lleno de incertidumbre y tentaciones para los hombres mortales. "El ímpetu puede ser necesario a veces, pero siempre hay que pararse un momento a evaluar las cosas." – Yen Sid.
Disclaimer: ¡Seamos honestos! Si mi apellido fuese Disney o fuese un mágico ratón antropomórfico solo vestido con pantalones rojos, zapatos y guantes, no estaría aquí ni sufriendo con la idea de que mis padres tengan que continuar pagando una universidad en un país donde la devaluación es el pan de cada día. Así que no, Disney, Descendants y sus respectivos personajes no son de mi propiedad.
N/A: No es necesario decir que no soy la mayor fanática de Descendientes, tanto como tampoco odio estas películas, simplemente las tomo como lo que son: un proyecto más del séptimo arte hecho como simple medio de entretenimiento, sin pensar mucho, y para ganar dinero...
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(¿Se le consideraría parte del séptimo arte considerando que requiere de los sentidos superiores para ser apreciado como un arte superior al igual que el cine al mezclar fotografía y teatro…? En fin, no me meteré tan a fondo en mis comentarios con respecto a la numeración de las artes… Aún…).
¿Admito que me siento un poco decepcionada con este mundo creado? Sí, un poco. ¡Hay tantas posibilidades en un gran crossover de Disney! Pero bueno, Disney Channel es un canal para niños, Kenny Ortega es un director y coreógrafo de/para películas de/para adolescentes. En resumen, está bien, pero de igual forma me siento un poco decepcionada. ¡Pero bueno! Para algo existen los fanfics, ¿No es así? ;)
No es necesario decir que este fic ha nacido de mis frustraciones con los personajes (O la falta de estos), mi país, y las ships de una película para adolescentes. No, yo no puedo escribir algo mejor porque me siento incapaz de hacerlo, tampoco estoy insultando aunque lo parezca (ME DISCULPO DE ANTEMANO SI ASÍ LES PARECE D': ESTE FANDOM SUELE SACARME UNA AMPLIA SONRISA :'D); me limito a tratar de intentar darle sentido a este mundo… Extraño y demasiado… Juvenil para mi gusto (Maldita sea, ya y parezco una anciana).
En fin, ¿Qué intento hacer aquí? Intentar explorar lo que fueron aquellos primeros veinte años, cómo fue antes de que naciera/se creara Alcatraz- ¡Digo! La Isla de los Perdidos, ¿Y qué mejor forma de iniciar que con el personaje que considero el más poderoso, interesante y misterioso de todo el universo Disney? Yen Sid. Porque claro, un villano es un villano, y eso es más que simplemente matar, para ser un villano tienes que ser realmente malo, y tanto en nuestro mundo como en la ficción hay cosas mucho peores que la muerte misma.
Aunque claro… Yen Sid a la ecuación parece que no entra, ¿No es así? Pero no se preocupen, pues lo hará. Por ahora, ¿Qué le llevó a nuestro anciano amigo decidir residir en la Isla? Tomen sus palomitas, siéntense cómodos y empecemos esta (rara) historia.
"El ímpetu puede ser necesario a veces, pero siempre hay que pararse un momento a evaluar las cosas." – Yen Sid.
Haberle preguntado a Yen Sid hacía varios años qué opinaba de toda la situación alrededor suyo y quizá, tan solo quizá, sus palabras habrían sido tomadas en cuenta. Eran momentos como estos los que le hacían extrañar los tiempos oscuros, cuando la antigua religión no era un deber sino una responsabilidad que las personas como él debían manejar, cuidar y vigilar, una época donde los bandos de la luz y oscuridad se encontraban tan fuertemente divididos que era fácil diferenciar quién era el bueno y quién el malo.
Sí, Yen Sid extrañaba la facilidad y felicidad que venía junto a la ignorancia y antes de tomar decisiones.
Pero ahora eso ya no importaba, ¿Cierto?
Ahora la facilidad que sentía de toda esa situación era notar cómo la frágil línea que dividía a un héroe de un villano era en verdad algo demasiado delgado, que donde los ideales están presentes lo que divide a una buena persona de una mala son las acciones que reflejan estos pensamientos, que la zona gris en que se encontraba podría servir fácilmente para acusarle de traidor y ser cazado una vez más luego de tantos años de ser libre – si es que no era obligado a cumplir el mismo castigo que estaban discutiendo en esos momentos –. Y entonces se preguntaba qué seguía haciendo allí.
Yen Sid era conocido como un mago poderoso, un hombre de muchas capacidades y pocas debilidades que le contrarrestaran – aunque por muy pocas que fuesen, eran tan importantes que aquél que las supiera fácilmente podría dominarle –, en ese caso, ¿Por qué al momento de la verdad no se había levantado de su asiento y decidido salir de la sala de reuniones al no estar de acuerdo? Porque sabía que, en su condición de supremo hechicero, más fuerte que el propio Merlín allí presente, nadie osaría en detenerle o decirle lo contrario por miedo.
No.
Iban a permitir que mantuviera su punto de vista de no estar de acuerdo con ellos y de eso estaba feliz. Él era un juez, no un verdugo. Y sin embargo seguía allí sentado, escuchando cómo el rencor y los deseos de venganza disfrazados de justicia convertían a las almas puras en algo que no eran.
Cada persona, al momento de tomar una decisión, tiene que estar consciente que sus acciones generarán algún tipo de consecuencia; esta es la base fundamental de lo que diferencia lo bueno de lo malo, no los ideales, sino las acciones. Sin embargo, Yen Sid notaba que toda la situación no sonaba en verdad a lo que originalmente había sido.
Los villanos de este mundo, su mundo, los mundos que él con tanto gusto había decidido unificar para lograr mantener un orden en todo el desastre que recorría cada reino, no solo tenían los peores planes, las peores decisiones y acciones escogidas, no solo eran considerados por él y el resto como los peores seres y de corazón más oscuro que alguna vez hayan plagado la tierra, sino que habían sido capaces con todo esto tergiversar de tal manera su última esperanza hasta el punto de hacerle notar – o mejor dicho recordar – por qué había decidido ser un hechicero neutro y agradecer a la vez que empezar a añorar que todos los reinos estuviesen separados en su momento.
Parece ser que todos los años del mundo y la sabiduría que se supone había adquirido de años de experiencia, preparación, madurez y envejecimiento, no habían servido para nada. Vaya error había cometido.
Una vez más desvió la mirada hacia el reloj de bolsillo de plata que había depositado sobre la mesa, la silueta de la cabeza de un ratón en todo el dorso brillando con el reflejo de las luces del candelabro que colgaba sobre sus cabezas y la mesa redonda en la que se encontraban. Había pasado una hora y, en lo que iba de reunión, casi todos habían llegado a la misma conclusión. No pudo evitar soltar un suspiro, por supuesto que los que escriben la historia son aquellos que resultan los vencedores de un conflicto.
Ah…
En verdad estaba demasiado viejo para todo esto. Necesitaba una taza de té…
-En ese caso la decisión está tomada, se cierra esta sesión –
O algo más fuerte, un vaso de brandy no sonaba tan mal en ese momento.
-Tu cara era bastante obvia en medio de la reunión, amigo mío-La voz del mago británico le sacó nuevamente de sus pensamientos, por lo cual se volvió hacia él dándole toda su atención-Quizá ningún monarca lo notó porque no son más que unos mocosos jugando con la gran responsabilidad que se les fue proveída, pero alguien que te ha conocido por tanto tiempo fácilmente puede notar cómo los engranajes de tu cerebro estaban trabajando sin descanso –
No era una situación extraña en la que se encontraba, él y Merlín hablando sobre el resto de los mundos y discutiendo sobre su época original, lo que era nuevo era la tensión que fácilmente se notaba entre ellos, no tanto por estar sentados juntos en el carruaje que les habían proporcionado innecesariamente – cabe destacar –, sino por las decisiones correspondientes a la Isla de los Perdidos – vaya nombre se les había ocurrido –. Merlín y él casi nunca estaban de acuerdo en ciertos asuntos ante su personalidad algo libertina, pero que por primera vez hayan decidido algo similar solo le dejaba más claro que nunca que no estaba equivocado, que todo era un error.
Nunca despegó la vista de la figura de su acompañante, eso sería de mala educación en primer lugar-El problema no son ellos, Merlín…-Pausó brevemente buscando las palabras más adecuadas para continuar con su hilo de pensamiento, honestamente, tenía miedo de que al hacerse más viejo empezase a padecer de lagunas y- se había desviado-El problema es que hay una fina línea que está separando las verdaderas razones por las que se inició esta reunión y una sensación de venganza –
-¿Solo eso te molesta? –
No…
No, eso no era lo único que le molestaba, ¿Pero cómo iba a decirle que no estaba de acuerdo con casi ninguno de los monarcas, al estar viajando en un carruaje que les fue proporcionado por uno ellos y quizá siendo vigilados considerando que sabía que nadie podría ser tan despistado como para no notar su decepción en medio de la reunión? Cenicienta, la demasiado amable Cenicienta, fácilmente había abogado por su hermanastra Anastasia para ser rechazada e ignorada inmediatamente de igual forma que Arturo y el propio Merlín con sus argumentos a favor de Morgan le Fay y Madam Mim, así como la propia Bella- Reina Bella I de Auradon.
Las palabras se sentían extrañas al momento en que las decía en voz alta, como si fuesen ajenas a su persona, sin embargo, lo atribuyó al hecho de sentir nerviosismo y tensión desde que se encontró en la reunión previa, no al hecho de revelarse en contra del gran monarca que todos habían escogido. Sarcasmo, no todos le habían elegido-No me parece que su majestad Adam I de Auradon haya sido una buena elección para rey –
Un bache en el camino causó que su carruaje saltase un poco, intentó estabilizar su taza de té en lo que esperaba por la respuesta de su acompañante, la cual no tardó en llegar-Pero al final ha sido escogido por todos, amigo mío –
-Mayoría, no todos. Hay una gran diferencia –
-Una manera democrática que nos demuestra la evolución que nuestro mundo está atravesando, Yen Sid-La sonrisa que el mago inglés le dedicó, sabía, tenía la intención de generarle cierta calma, sin embargo, había conocido al mago ya por tanto tiempo que sabía cuándo el otro estaba mintiendo-¿Cuánto no hemos esperado por esto? –
-No está listo-Finalmente decidió añadir.
-¿Y quién sí? –
No quería decir que ellos lo estaban por el hecho de que habían visto más de un imperio nacer y ser destruido trágicamente por la inconformidad de la gente y las propias malas decisiones de los gobernantes, que ellos fácilmente habían estado presentes mientras aquellas opciones eran escogidas y notaron cuándo en verdad iba a ocurrir el acabose. No pensaba en decir que ellos estaban listos porque en el momento que habían decidido dedicarse a las artes antiguas habían sellado su camino de neutralidad.
O más bien, él, Retlaw Yen Sid, lo había hecho.
Volviendo a desviar la mirada hacia el camino, las nubes grises oscureciendo el cielo afuera del carruaje, amenazándoles con el mal clima, volvió a tomar un sorbo de la taza en sus manos antes de responder-Sabes muy bien cuál es mi respuesta, Myrddin Emrys –
Sí, si alguien les estuviese escuchando sería acusado rápidamente de traidor a la corona de Auradon. Ninguna novedad.
-Hace mucho que no escuchaba ese nombre, no esperé que lo supiera, maestro Yen Sid –
-No empieces ahora, mocoso, has estado tuteándome desde hace mucho tiempo sin importarte realmente por lo banal que son las edades –
El cielo avecinaba una tormenta, pero si había algo que le tranquilizaba un poco era, por lo menos, platicar por un tiempo corto con el hombre a su lado.
La carta con el sello de Auradon había llegado pocos días después solicitando su presencia en el castillo de sus majestades. Corto, sencillo y directo: le necesitaban para enviar a sus dos mejores guerreros y un diplomático al inframundo para tratar negocios con el mismísimo Hades.
Las ambiciones de su majestad, sus intenciones de hacer algo bueno por el mundo como resultado de haber estado durante tantos años bajo la influencia de una maldición – por su propia culpa, cabía destacar –, no dejaban de sorprenderle. Respetaba al hombre, honestamente lo hacía, después de todo, no había conocido a muchos hombres nobles que luego de haber cometido horribles errores o comportarse de la peor manera con sus súbditos, buscaban remediar las cosas o algún tipo de absolución al sentirse verdaderamente arrepentidos – eso era lo otro: estaba arrepentido –, sin embargo, la situación actual solo hacía que se sintiera más alejado de su gente y su reinado.
Entendía la ambición perfectamente bien.
Yen Sid recordaba un tiempo en que no había sido él, después de todo, un tiempo en el que Retlaw Yen Sid en primer lugar no había nacido por estos mismos deseos y ambiciones de un hombre joven hacía ya muchos años, llamado Walter.
Walter, desafortunadamente, había aprendido por las malas que con espíritus antiguos nunca se jugaban o terminarías pagando un precio muy caro.
Las versiones de la historia cambiaban a medida que envejecía, pero todas mantenían en común ese pequeño pueblo asentado al pie de una gran y alta montaña donde cada noche toda clase de espectros y seres malignos que no resultaban más que ser almas atormentadas y simples marionetas, llegaban por comando de un ser- un ente más poderoso, una criatura que solo podía ser relacionada como el mar encarnado en la tierra misma de los hombres.
Tan solo recordar al pobre Walter hacía que Yen Sid temblara y agradeciese ser completamente lo opuesto a él.
No necesitaba volver a leer la carta, tampoco empacar algo para el viaje, lo único que necesitaba realmente era su sombrero por lo cual permaneció sentado en la mesa de su estudio con la pequeña ave mecánica – mezcla entre un mecanismo y el cuerpo que le daba forma hecho de madera brillante y pulida – entre sus manos, le había fallado un ala y necesitaba volver a arreglarla para que pudiera continuar volando.
Un nuevo día se avecinaba por el gran ventanal a sus espaldas, un nuevo día en ese nuevo mundo, un nuevo comienzo lleno de incertidumbre y tentaciones para los hombres mortales. Se llevó ambas manos al rostro luego de dejar el pequeño ser artificial nuevamente sobre la superficie de su escritorio.
-En verdad necesito ese vaso de brandy –
Notas de la Autora
(1) El título es una referencia a la novela de Alexandre Dumas, padre: "Twenty Years After", en español conocida como "20 Años Después", la continuación directa de su novela "Los Tres Mosqueteros."
(2) Según las palabras de Chad en Descendientes 2, o al menos lo que dejó en claro de manera indirecta, es que Auradon es una mezcla entre una monarquía hereditaria y una monarquía electiva en caso de no haber descendiente de la familia real principal, sin embargo, me parece más una monarquía constitucional. Aunque muy honestamente, HONESTAMENTE, me parece una monarquía parlamentaria ante… Todo, si lo comparamos… Espero no estarme liando, es algo difícil de entender si vives en una dictadura- ¡Digo! Presidencia.
(3) Así los personajes de Disney tengan el título de reyes o reinas, al unificarse todos los mundos de Disney y dejar a Adam y Bella como principales monarcas, técnicamente sus territorios serían principados… Me puedo estar liando nuevamente. Obviamente seguiré investigando.
(3) De forma personal, quiero creer que Auradon tiene sentido y lógica, así que debe mantener registro y/o algún tipo de orden de todo lo que sucede en su historia, no que se limita a celebrar y denigrar a otros… O al menos los héroes. Así que sí, eso incluye tener un sistema para clasificar sus prisioneros, especialmente los de máxima seguridad.
(4) Sobre lo anterior. Si lo que Kenny Ortega y Disney nos quisieron enseñar con Descendientes es que los crímenes de los padres no afectan (O no deberían afectar también) a los hijos porque estos no son culpables, que no todo es blanco y negro sino que también existe el gris, que no todo el mundo es malo sino que hasta los que menos te esperas pueden sorprenderte, que las apariencias engañan, que no siempre los héroes son héroes y los villanos villanos, que TÚ y SOLO TÚ eres dueño de tu vida y tus decisiones, que la humanidad es estúpida e hipócrita con lo que les corresponde y/o beneficia y ciegos ante lo que no les importa y/o afecta; entonces lo hicieron muy mal porque Disney tiene historias mejor planeadas, con mundos mucho mejor estructurados y con personajes menos planos que una tabla y vacíos como una concha. Básicamente cometieron un error como cuando le dieron un tipo de redención a Maléfica y a la Reina Roja. ¿Por qué digo esto? Dejémoslo con que los villanos son villanos, los héroes héroes, pero la humanidad sigue siendo estúpida ante lo que no entiende y rencorosa de manera natural porque es algo normal… Yeah… Poetic shit. NO puedes redimir a un villano, pero puedes hacer lo suficiente como para convertir a un pseudo héroe en un villano, después de todo: lo único que necesario para esto es unmal día… O malos, plural.
No, no me pude resistir a utilizar aquella frase.
(5) Se dan cuenta de que Yen Sid tiene todos los años del mundo al igual que Merlín y, posiblemente, el Hada Madrina, ¿No es así?
N/A: Espero continuar pronto con el siguiente capítulo, sin tantas notas que lo hagan tan largo, espero- ¡OH! Esta historia está publicada simultáneamente en Wattpad. Siendo esto todo, por ahora me despido.
Bye, besos, espero que se encuentren perfectamente.
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