Disclaimer: Todo lo que reconozcas aquí, no es mío, sino propiedad de James Matthew Barrie, Disney, y Spielberg creo xD.
Yo no gano nada con esto, lo hago por creer en las hadas xD, por amor al arte.
Never ever
By Dobbina
1. Quien no creía en cuentos de hadas
Presentación:
Hay muchas razones dentro de una dedición para una persona...
Dicen algunos que son el resultado de cómo la vida los ha ido formando
Hay cosas que simplemente están fuera del alcance de uno... Y de lo demás
Cosas que no tienen explicación...
Pero, tienen un origen, una historia...
Y bien, este es el origen, de una historia, una historia más allá de mis explicaciones y de mis razones, más allá de lo imaginado por mi...
No sé bien a bien cómo o porqué sucedió justamente a mí, pero lo hizo... Y todo se resumen al día en que lo conocí, y el día en que supe de él...
Yo, tan sólo contaba con 13 años, y era parte de una de las familias más respetadas de toda Gran Bretaña, gracias a un legado que empezó desde mi bisabuela, justo la persona de la cual hubiera sido útil saber un poco más...
Aquel día me desperté con un aire somnoliento, era día de descanso, uno de esos días que no estás dispuesto a echar por la borda, sino gozarlos al máximo.
Mi hermano menor, como siempre, como una saeta por toda la casa, como si nunca en su vida pudiera vivir un descanso nuevamente, o como si fuera su último día sobre la tierra... Jugando a juegos fantásticos, llenos de aventura... Cosas que yo catalogaba como estúpidas, y es que yo era así... La persona más escéptica del mundo, al contrario de mi hermano Michael.
Toda la mañana, mis padres me subrayaban con especial énfasis, lo importante que era ese día, el día en que iríamos a visitar a la bisabuela Wendy. Era oficial, adiós al día de descanso...
Y es que la rutina en Londres era algo asfixiante, las cosas habían cambiado desde los tiempos de mi bisabuela, de mis abuelos, de mis padres, pero a ellos les gustaba pretender que no era así.
Ciertamente mi meta hasta ese entonces era estudiar medicina, la enfermería, y es que¿Qué más podría pedir, mis padres, ambos, trabajaban en un hospital, pero en el área de la psicología, unos "loqueros" de categoría, pensaba yo... La bisabuela había sido escritora, de ahí la fascinación de mis padres como de mi hermano hacia lo fantástico, aunque, para ser franca, era la única de la familia que no había leído alguno de sus libros, ni siquiera el más famoso de todos, y es que me resultaba tan tedioso... A decir verdad, no eran muchas las cosas que sabía de la bisabuela, de vez en cuando, pero muy de vez en cuando escuchaba hablar de ella, y la última vez que la había visto, era con el nacimiento de Michael, hacía ya nueve años. A pesar de que era una persona que de alguna manera marcaba mi vida, y es que yo también llevaba su nombre, en su "gran" honor. Como otro dato, esta vez más apegado a la casualidad, llevaba también su apellido, su apellido había llegado hasta mí, pero no pasaría de mí, pasaría de mi hermano 'Darling'... En fin... De alguna manera, así había llevado mi vida en ese entonces, en una familia unida, si, pero era la apartada en algunos "detalles"¿Era tan malo no creer en lo que no se ha visto?
— Michael, Wendy, vallan subiendo al auto¡en unos momentos más nos vamos! — Era mi padre, James, un apasionado por los libros de mi bisabuela, al igual que mi abuelo y su padre Michael, de ahí que mi hermano se llame así, no era una familia con mucha imaginación para los nombres...
Momentos después nos hallábamos todos en el auto, exceptuando mi madre, Eloise, una amante más de la fantasía y la lectura... De ahí tal vez que se casara con mi padre.
— Muy bien, de aquí sólo es una hora de camino — Dijo mi madre ya dentro, mi padre asintió, y comenzamos el camino.
Habían pasado al rededor de quince minutos, y Michael no dejaba de hablar de la vida de la bisabuela.
—...Ella contaba e inventaba historias desde niña a mis tíos bisabuelos, y ¡dicen que la historia que más me gusta fue algo real!
— ¡Si claro, Michael, son cuentos, historias ficticias, nada de eso ocurrió en realidad — Dije ya cansada de toda esa platica, llevaba ignorándola desde que había comenzado, pero eso último no lo toleraba.
— ¿Y tú cómo sabes¡nunca has leído una! — Me dijo Michael enfadado.
— No necesito leerlas para saber que los cuentos son hechos ficticios, de la imaginación— Le dije como única defensa a mi favor, la cosa parecía empeorar.
— ¡Mírala mamá! — Gritó Michael en vez de decir cualquier otra cosa, coloqué mis ojos en blanco, Eloise iría en su rescate.
— Wendy, no discutas con tu hermano, deja que nos siga contando.
— Pero todo eso ustedes ya lo saben, desde antes que él naciera, además que tengo razón en que
— ¡Nada! — Me interrumpió — Si no quieres ser parte de la plática, puedes permanecer callada, señorita. —
Me crucé de brazos y el resto del caminó miré hacia la ventana dejando de prestar atención a lo que decían, yo estaba sola en opiniones en esa familia, era yo contra ellos, no había mucho que hacer en un debate de ideas, lo peor es que no estaba dispuesta a aceptar lo que ellos pensaban, en ese momento deseaba que alguna vez, uno estuviera de mi lado... El resto del viaje fue tan largo y tedioso como un viaje puede ser.
Por fin llegamos, era una casa a las orillas de lo que en ese entonces era el centro de Londres, realmente era una casa ya vieja, sin embargo, con cierto estilo que no la hacía muy diferente a las demás casas, por otro lado era bastante amplia, cosa que me desconcertó un poco ¿Eran tantos en la familia en ese otro entonces?
— ¡Es como la describe¡es enorme¡la ampliaron por los niños perdidos¿verdad mamá? — Mi madre le respondió con una enorme sonrisa también contemplando la casa, yo seguía cruzada de brazos, haciendo muecas al verlos¡Qué patético¿Qué era eso de los niños perdidos¡Calamidades, ni siquiera me molestaría en preguntar.
Tocamos la puerta, los abuelos nos abrieron al instante, pasamos, y empezaron los saludos
— ¡James! — Decían a mi padre mientras él los abrazaba
— ¡Eloise! — Dijeron a mi madre y ella los saludó cordialmente
— Padres, recordarán a mis hijos, Wendy y Michael.
— ¡Pero qué nombres tan bellos! — Dijo el abuelo abrazándonos a los dos y riéndose un poco Por supuesto que los recordamos.
— ¡Cómo han crecido desde la última vez! — Decía la abuela Elizabeth muy contenta y yendo a saludarnos.
Después de la sesión de abrazos pude respirar un poco, en verdad que tenían fuerza y eran emotivos.
Pasamos del recibidor a la sala, un lugar muy abrigador y con ese toque clásico que la hacía ver muy elegante, principalmente, por que los sillones eran demasiado cómodos.
Iniciaron una larga plática de qué habían hecho en el tiempo en el que no los habíamos visto, los abuelos eran personas que viajaban frecuentemente.
Michael, jugaba con las cosas que había traído en la alfombra de la habitación, yo simplemente no veía el momento en el que acabara todo aquello.
Y Michael Dijo de repente el abuelo dirigiéndose a mi hermano. — ¿A qué te gustaría dedicarte cuando grande? Mi hermano se apartó de su juego y se paró frente al abuelo.
— Si es posible¡Escritor como la bisabuela! — Dijo lleno de ilusión y emocionando a los abuelos, mala señal, ahora empezaría otra "entretenidísima" y "estupenda" plática sobre la bisabuela... Y a mí que se me había quitado el mal sabor de boca. No era que odiara a la bisabuela, ni que estuviera enojada todo el tiempo, era simplemente que me irritaba que hablaran de un tema del cual yo no estuviera de acuerdo, o peor aún, totalmente en contra, como lo eran los relatos ficticios de la bisabuela y la afición de toda mi familia hacia ellos.
— ¡Estupendo, en verdad es un agasajo de esta familia la escritura, la curiosidad y la imaginación— Dijo el abuelo mirando a todos con una gran sonrisa — No sabes cómo me recuerdas a mi, a tu edad, armaba mis historias fantásticas, siempre se me ocurrían después de que mi madre, Wendy, me contaba una de sus historias.
— ¡Por eso me llamo Michael! — Dijo mi hermano sonriente y muy convencido de lo que decía.
— ¡Por supuesto! — Dijo el abuelo aún más sonriente y abrazándolo, de momento, la abuela se levantó.
— Iré a ver si Wendy ya está lista, ya se tardó un poco — Dijo finalmente yéndose hacía unas largas y anchas escaleras.
— Y no podemos olvidar a la pequeña Wendy— Dijo esta vez volviéndose a mí, yo sólo me temía que me relacionara con la actitud de la bisabuela.
— ¿A ti también te encantan los relatos de la bisabuela, no? — Demasiado tarde... Ya lo había hecho
— Er... — Balbuceé un poco antes de hablar, no se me venía nada en mente, nada distinto a lo que normalmente diría, papá y Michael me miraban con ojos casi asesinos advirtiéndome si decía alguna cosa mala... — Pues...yo... No he tenido la oportunidad... De leerlos, pero dicen que son buenos. — Dije lo más cortésmente que pude.
— ¡Por supuesto que lo son! — Dijo el abuelo un poco sorprendido pero aún alegre. — Tienes que haber leído tan sólo uno. — Dijo no dando crédito a lo que había dicho, como si yo hubiera exagerado.
— ¡Por lo menos el favorito de la familia! — Lo completó Michael ya emocionado y viendo la oportunidad de reprenderme.
—Lo que pasa— Empezó a decir mi padre — es que Wendy es un poco más científica, quiere estudiar medicina.
— ¡Medicina¿A quién se parecerá? — Dijo el abuelo mirando a mi padre.
— No exactamente, quiero ver si está la oportunidad de ser enfermera, o una carrera que estudie y se dedique a hechos concretos y reales. — Dije cometiendo dos grandes errores, el primero, yendo contra el pensamiento, de que una mujer no se puede meter mucho en esos campos, que tenían los abuelos, y el segundo e increíblemente más importante, dar a entender que no me parecía interesante la fantasía.
— ¡Mírala papá¿oíste lo que dijo? — Acusó mi hermano indignado. Mi padre hizo que se callara mientras mi abuelo se acomodaba en su asiento mirando el suelo.
— Ideas revolucionarias, eso es lo de los jóvenes... — Dijo mirándome directamente, yo me mordía la lengua para no volver a contestar nada, sabía que con lo que acababa de decir ya tenía un castigo ganado. — Pero no dejas de hacer honor a tu nombre, eres muy parecida a Wendy, cuando crezcas serás una bella señorita. — Dijo cobrando su buen humor y olvidando lo que había dicho, simplemente no dije nada. En eso se oyeron pasos, volteé, eran la abuela Elizabeth y la bisabuela Wendy, la bisabuela se hallaba muy arreglada, y, a pesar de su edad se veía muy llamativa y hermosa.
Todos nos colocamos de pie para saludarla, se veía como una persona muy amable, cada uno iba tomando asiento mientras terminaba de saludarla, la última, fui yo, todos se hallaban mirándome atentos. La bisabuela me miró por algunos instantes, luego me abrazó.
— Pero que criaturas, como crecen. — Dijo finalmente y sentándose al lado mío. — Eres Wendy¿no es así? — Asentí algo desconcertada.
— Así es, son tan parecidas. — Dijo el abuelo Michael algo emocionado, se incorporó y se dirigió hacia un librero que se hallaba hasta el otro extremo de la habitación, tomó uno de los libros y regresó, empezó a hojearlo, era uno de los libros de la abuela a mi parecer, paró en una página.
— Aquí hay una foto que lo demuestra. — La bisabuela se acercó a ver, lo tomó y sonrió como si hubiera entrado en algún tipo de "rincón de los recuerdos".
— Pero si tengo 13 años ahí— suspiró— valla tiempos. — Me dio aquel libro, miré por un momento la imagen... Y... ¡Si me parecía a ella, seguí mirando la imagen algo impactada.
— ¡A esa edad fue la primera aventura! — Dijo mi hermano emocionado acercándose a ver la imagen. La bisabuela rió un poco.
— Si, y ese es el libro. — Dijo sonriendo. Mi hermano miró aún más detenidamente la foto, pronto todos se hallaban viéndola, era la primera edición, de ahí que ninguno de ellos la había visto.
—Y así dice la descripción. — Apuntó nuevamente mi hermano.
—Y le va muy bien a tu hermana. — Empezó a decir mi padre. — Piel blanca, pelo como los rayos del sol en el atardecer, labios carnosos y rojos, pero principalmente... — Dijo como si dejara esa parte en suspenso, lo miré frunciendo el seño por un momento. — "La marca del beso perdido". — Dijo triunfalmente, todos rieron un poco.
— ¿Qué? — Pregunté totalmente desconcertada, no pude evitarlo.
— Ésta marca que tienes en el labio — Dijo el abuelo, ahora todos me observaban, empezaba a fastidiarme.
— ¡Y lo que significa! — Siguió mi hermano, todos seguían riendo¿qué era tan divertido sobre mi? La bisabuela intentó decirme algo, pero se alzó otra voz.
— ¿Y a quién le pertenecerá ese beso? — Las risas se alzaron aún más, ya no lo aguanté más.
— ¡Ya déjenme en paz con sus cuentos infantiles! — Grité sin esperarme que sería lo más fuerte que pude.
— ¡Wendy! — Gritó mi madre furiosa.
— ¡No me lo digan, voy a cualquier habitación! — Dije tomando mi equipaje y subiendo las escaleras, entré al primer cuarto que tuve enfrente.
Una vez que tuve la puerta cerrada, me aventé a la cama, pero mi cara chocó con algo... Me había llevado el libro, por un momento tuve unas inmensas ganas de aventarlo, pero lo abrí en la primera página... Respiré, y con todo mi orgullo de ese momento, empecé a leerlo, sentía que después de leerlo mis palabras tendrían más fuerza al decir que yo no creía en los cuentos.
Así, estuve toda la tarde leyendo, no sabía qué horas eran, ni cuanto tiempo había pasado ahí... Pero había llegado un poco más lejos de la mitad de aquel libro, y, para ser franca... No era menos de lo que imaginaba.
¿Un sanbernardo llamado Nana¿un barco que vuela¡No, es más¡Niños que vuelan al pensar cosas felices¡Hadas, un país llamado ¡Nunca Jamás, pero lo peor¡Un niño llamado Peter Pan!
¿Qué tal? Espero que les halla gustado¡dejen muchos RR's!
Viva la Familia Darling xD
