Harry se encontraba en su habitación, tumbado en la cama como todos los
días anteriores desde que habían comenzado las vacaciones. Ese verano su
cicatriz no había dejado de dolerle en casi ningún momento del día. Sentía
la presencia de Voldemort en todas partes, se sentía afligido, no había
tenido muchas noticias de sus amigos ni de la Orden y su estado de ánimo
empeoraba a cada momento. Todo el verano había sido así, en ese estado,
pero por suerte el último día de vacaciones había llegado, aunque Harry
estaba más preocupado que contento ya que no había podido ir al Callejón
Diagon para comprar sus libros y ni siquiera le había llegado la típica
carta de la profesora McGonagall anunciando que las clases comenzaban el 1
de septiembre. Harry se había decidido mandarles una lechuza a los Weasley
por si tenían novedades pero en ese preciso momento apareció una lechuza
gris en la ventana; traía el diario El Profeta, que Harry compraba todas
las semanas. Depositó un sickle de plata en la bolsita que traía el animal
y abrió el periódico. A Harry casi se le cayó el alma a los pies al ver la
portada: ALBUS DUMBLEDORE Y EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS MUEREN EN UNA FEROZ
BATALLA.
-No puede ser-pensó Harry. Se sentía totalmente afligido y sorprendido a la vez: el peor de sus enemigos y Dumbledore habían muerto. No sabía si reír o llorar, su cabeza era una mezcla de preguntas sin respuesta y una gran confusión se le había armado. ¿Cómo podía ser que Voldemort hubiera muerto si le había dolido la cicatriz todas las vacaciones?¿Quién tomaría la conducción de Hogwarts ahora?¿Se cerraría Hogwarts? Miles y miles de preguntas rondaban en su cabeza y de pronto una nueva lechuza aterrizó en la ventana de la habitación. Traía una carta escrita con tinta esmeralda, si duda de Hogwarts. Harry la abrió con desesperación y la leyó para sus adentros:
Estimados alumnos de Hogwarts:
Es muy desagradable para mí, informar que el director del colegio, Albus Percival Wolfric Brian Dumbledore ha fallecido en un acto de valentía, derrotando así al Señor de las Tinieblas, Lord Voldemort. Por este motivo, el comienzo de clases se retrasará hasta la segunda semana de julio. Adjunto con esta carta la lista de libros que se utilizarán este año en Hogwarts.
Atentamente, Profesora Minerva McGonagall.
A continuación se encontraba la lista de libros, pero Harry no la leyó, seguía con una confusión tremenda en su cabeza y estaba pensando qué hacer cuando una nueva lechuza entró por la ventana. Traía una carta de Sirius; Harry la tomó y leyó su contenido que estaba escrito con una letra muy desprolija:
Harry:
Prepara todas tus cosas que los Weasley van a buscarte dentro de un rato y ni se te ocurra salir de tu casa por ningún motivo. ESTATE ALERTA.
Hocicos.
Ahora Harry se sentía más confuso todavía y esa carta le recordaba mucho a la que el señor Weasley le había escrito el año pasado cuando el Ministerio quería destruir su varita. A pesar de su incertidumbre Harry tomó todas sus cosas, las guardó apresuradamente, metió a Hedwig en la jaula y bajó las escaleras para esperar en el comedor a los Weasley. -¿Qué haces aquí con esas cosas?-preguntó el tío Vernon con aire despectivo. -Los Weasley vendrán a buscarme-contestó Harry, que no tenía muchas ganas de hablar. -¿Qué? inquirió el tío Vernon y su voz tembló ligeramente ya que había recordado cuando los Weasley lo habían venido a buscar a través de la red flu. -Me iré a su casa- dijo Harry. -Pero cuándo...- dijo el tío Vernon pero lo interrumpieron unos golpes en la puerta. Tía Petunia abrió y las caras del señor y la señora Weasley, Remus Lupin y Ojoloco Moody se asomaron en el umbral. Todos tenían una expresión muy seria. -Buenas noches- dijo el señor Weasley-¿podemos llevarlo a Harry nuestra casa?- preguntó. -P...p...por supuesto que sí-respondió el tío Vernon con voz temblorosa. -Muy bien, hasta luego-se despidió el señor Weasley. Los tres Dursley se quedaron con expresiones de susto y sorpresa en el rostro y eso agradó a Harry. -Harry, mi cielo-dijo la señora Weasley mientras caminaban en dirección a la plaza-disculpa el desorden, pero ya te explicaremos todo-concluyó. -Sí Potter, por ahora sólo podemos contarte que Voldemort no ha muerto, pero cuando lleguemos a Grimmauld Place te lo contaremos todo-agregó Moody.
-No puede ser-pensó Harry. Se sentía totalmente afligido y sorprendido a la vez: el peor de sus enemigos y Dumbledore habían muerto. No sabía si reír o llorar, su cabeza era una mezcla de preguntas sin respuesta y una gran confusión se le había armado. ¿Cómo podía ser que Voldemort hubiera muerto si le había dolido la cicatriz todas las vacaciones?¿Quién tomaría la conducción de Hogwarts ahora?¿Se cerraría Hogwarts? Miles y miles de preguntas rondaban en su cabeza y de pronto una nueva lechuza aterrizó en la ventana de la habitación. Traía una carta escrita con tinta esmeralda, si duda de Hogwarts. Harry la abrió con desesperación y la leyó para sus adentros:
Estimados alumnos de Hogwarts:
Es muy desagradable para mí, informar que el director del colegio, Albus Percival Wolfric Brian Dumbledore ha fallecido en un acto de valentía, derrotando así al Señor de las Tinieblas, Lord Voldemort. Por este motivo, el comienzo de clases se retrasará hasta la segunda semana de julio. Adjunto con esta carta la lista de libros que se utilizarán este año en Hogwarts.
Atentamente, Profesora Minerva McGonagall.
A continuación se encontraba la lista de libros, pero Harry no la leyó, seguía con una confusión tremenda en su cabeza y estaba pensando qué hacer cuando una nueva lechuza entró por la ventana. Traía una carta de Sirius; Harry la tomó y leyó su contenido que estaba escrito con una letra muy desprolija:
Harry:
Prepara todas tus cosas que los Weasley van a buscarte dentro de un rato y ni se te ocurra salir de tu casa por ningún motivo. ESTATE ALERTA.
Hocicos.
Ahora Harry se sentía más confuso todavía y esa carta le recordaba mucho a la que el señor Weasley le había escrito el año pasado cuando el Ministerio quería destruir su varita. A pesar de su incertidumbre Harry tomó todas sus cosas, las guardó apresuradamente, metió a Hedwig en la jaula y bajó las escaleras para esperar en el comedor a los Weasley. -¿Qué haces aquí con esas cosas?-preguntó el tío Vernon con aire despectivo. -Los Weasley vendrán a buscarme-contestó Harry, que no tenía muchas ganas de hablar. -¿Qué? inquirió el tío Vernon y su voz tembló ligeramente ya que había recordado cuando los Weasley lo habían venido a buscar a través de la red flu. -Me iré a su casa- dijo Harry. -Pero cuándo...- dijo el tío Vernon pero lo interrumpieron unos golpes en la puerta. Tía Petunia abrió y las caras del señor y la señora Weasley, Remus Lupin y Ojoloco Moody se asomaron en el umbral. Todos tenían una expresión muy seria. -Buenas noches- dijo el señor Weasley-¿podemos llevarlo a Harry nuestra casa?- preguntó. -P...p...por supuesto que sí-respondió el tío Vernon con voz temblorosa. -Muy bien, hasta luego-se despidió el señor Weasley. Los tres Dursley se quedaron con expresiones de susto y sorpresa en el rostro y eso agradó a Harry. -Harry, mi cielo-dijo la señora Weasley mientras caminaban en dirección a la plaza-disculpa el desorden, pero ya te explicaremos todo-concluyó. -Sí Potter, por ahora sólo podemos contarte que Voldemort no ha muerto, pero cuando lleguemos a Grimmauld Place te lo contaremos todo-agregó Moody.
