Auspicio

1

No sé cuántas veces llevo ya de no morir.
Pero la herida es un vestigio, un recuerdo.
La constatación de un hecho:
Aquí todavía estoy vivo.
La vida está aquí dentro.
Aún.

—Herson Barona, Tanto no morir.

Renacer

No pongas esa cara, Tyki Mikk. Volverás a conocerlo. El placer arraigado en tu esencia de Noé se ha encaprichado con él a tal punto que lo reconocerás dentro de 200 años, cuando vuelvas a renacer; cuando la memoria te desgarre la piel; cuando el dolor rezagado (pero latente) del exorcismo vuelva a quemarte los órganos, justo en esa marca que, como humano, pensarás que es de nacimiento; cuando el martirio de la reencarnación quiera obligarte a implorar muerte.

Será entonces que terminarás en aquella catedral lúgubre y onerosa, con un aire viciado por el incienso y las oraciones, sudoroso y ensangrentado, obcecado por la tortura que representan las agujas de dolor que se encajan inmisericordes en tu cuerpo, que él volverá a presentarse ante ti, con crucifijo y sotana, pero con atisbos de la misma personalidad que tanto te cautivó, mas en esos instantes, a dos espiraciones del desfallecimiento, no recordarás. Es más, te parecerá efigie seráfica con aquellas hebras albas y la piel de alabastro; su voz se te antojará almíbar y pensarás que sus manos (sin esa asquerosa Inocencia) no pueden ser sino creación divina. Imaginarás un cuerpo grácil que se corrompa, arquee, lacere, clame debajo el tuyo.

Al borde del colapso, te marearás preguntándote de qué lugar insondable nace el ardor de tus deseos. De qué manera aquel hombre que reza frenético y barbota conjuros ya estaba entremetido en tu vida incluso antes de conocerle. Querrás exigirle explicaciones, pues una reminiscencia de él aparecerá en el caleidoscopio de memorias, en las imágenes fugaces que te abofeteen cuantos más estigmas se presenten.

Él, en esa vida, seguirá condenado a servir a un Dios impiadoso que no le ha permitido desligarse jamás de su deber como elegido, el más amado por la Inocencia. Y tú, por empecinarte en conservar tu humanidad, no delegarás tu deber como recipiente. Tu alma estará atada para siempre con la memoria de Noé, de modo que seguirás siendo Tyki Mikk, sin oportunidad de que Joyd sea, quizás, un Aarón Leclerc o un León Valdivia.

En sus ojos argénteos adivinarás la mirada tramposa de antaño; la misma que te dirigiera acompañada de una sonrisa al desnudarte con su juego de cartas. Ahí seguirá, contaminada de resentimiento y soledad acumuladas por tantos años de servicio. Y te asfixiará.

Te asfixiará reconocer una fascinación somnolienta por ese rostro que sabrás pecador y que se fingirá santo. Y él, advirtiendo desde las entrañas la prefiguración del estigma Noé, te acogerá en el lugar donde todo corroe.

Lo hará con una sonrisa insidiosa entremetida en esos labios mentirosos que hoy ansías besar.

434 palabras.


¡Más de dos años sin publicar! Pero heme aquí con una nueva historia entre manos después de mucho tiempo con un hiatus creativo. Espero que sea de su agrado, porque me divertí (y frustré) mucho escribiendo este capítulo. Casi temo no hacerle justicia a Tyki, pero aquí está.
Ojalá se entienda lo que intento hacer, de no ser así, son libres de preguntar y yo daré las explicaciones necesarias. Creo que esto será un SemiAu, ya lo verán. Me gustaría seguirlos viendo por aquí. Las críticas y ganas de platicar se reciben con muchísimo gusto en los reviews.

D. Gray-Man es propiedad de Katsura Hoshino-sensei . Este conjunto de drabbles participa en el reto: Mes de Apreciación: Septiembre- 2016 - "Tyki Mikk" del foro: Resurgiendo entre las Cenizas.
Debe poseer las siguientes características:
Género: Romance. (Es el que intenta resaltarse en este primer capítulo)

Emoción: Locura.

Rated: M.

Término de póker: ACTION (Acción)

Besos empapados de cariño,

Bonnie.