No me retén, ya sé lo que dirán: 'Actualiza Deseos de cosas imposibles, aweoná! D: ', 'Actualiza Mi complemento, vaga de mierda' LO HARÉ! Cuando la inspiración para eso llegue a mi xD Es que últimamente he tenido unas cuantas situaciones con estos hombres bien especiales, además, hablando con ciertas niñas por ahí, como por ejemplo Jell, La Señora Darcy (Tímida y reservada Roww xD), FrancaisBaiser, Lau, y otras amigas más, somos varias las que estamos o hemos estado en situaciones así, y es bien penca...
En fin, como dice en el Summary, va dedicado a todas nosotras :D Porque todas alguna vez hemos sufrido los acosos o disgustos de estos hombres weónes (huevones) Así que disfruten :D
Eso no más les digo xD
Aclaraciones: Digimon no me pertenece :( La historia sí, en parte, aunque las situaciones son sacadas de las vivencias de algunas de las niñas con las que he hablado, o de lo mismo que me ha pasado xD En este caso, hay de todo :) Así que no me demanden porque tengo permiso xD
Hombres Huevones
Capítulo I: En todas partes
Suspiró profundo y exhaló al mismo tiempo que cerraba sus ojos y cubría sus ojos con su mano derecha, en tanto la izquierda se encargaba de sostener su celular contra su oreja.
Hombres huevones… Hombres huevones en todas partes.
Levantabas una piedra, y ahí había uno.
Estaban en todos lados… Eran como una plaga los imbéciles.
—¿En qué idioma te explico que no quiero nada contigo?
El tipo siguió reclamándole unas cuantas cosas más, que él la amaba, que daría todo por ella, inclusive su vida… Y pensar que lo había conocido hace un par de semanas y él insistía en que ella era la mujer de su vida. A cualquier mujer le espantaría alguien así, era lógico que no querría nada con él, incluso ella, Mimi Tachikawa, la romántica empedernida.
Ella, que su principal sueño, que mantenía de niña y motivo por el cual muchas veces su amiga la tildaba de ridícula pero no le importaba, era que llegase su príncipe azul en su elegante y blanco corcel, que tomara su mano y la llevara a un lugar hermoso y desconocido donde solo ellos dos existieran y poder vivir su amor con total plenitud. Pero con ese tonto, ni a la esquina.
Finalmente, y luego de muchas insistencias por parte del patético muchacho, la castaña le cortó las alas como solo ella sabía hacerlo, de manera sutil y nunca quedando mal con nadie. No era el típico "No eres tú, soy yo", porque en realidad, sí, era él el del problema. Pero ella supo manejarlo muy bien. Le dijo que era muy pronto para que él sintiera algo hacia ella, que era una gran persona y lo sabía, que merecía a alguien que se encontrara a su altura, alguien con sus mismos ideales, blah, blah, blah…
Con tan de que el tipo dejara de molestarla, no le importaba convertirse en la mejor actriz ni mucho menos irse al infierno por mentirle.
Suspiró con pesadez nuevamente, pero esta vez cargado de un gran alivio al verse al fin libre de aquel insistente. Su amiga, apenas ella había cortado la llamada, soltó una gran y audible carcajada a medida que daba vueltas de un lado a otro en la cama y rodeaba su estómago con sus brazos.
Mimi no sabía si reír con ella, así como ella, o indignarse por la actitud de burla que se apoderó de su mejor amiga. Oprimió sus labios, optando por no reír y de paso ponerle un poco de seriedad a la situación, seriedad que su amiga con sus agudas risas le restaba al momento que había vivido… ¡No era para la risa! Al contrario, era grave… El tipo pudo haber sido un psicópata y ella se reía como si su vida dependiera de ello.
—Que mala mejor amiga tengo, creo que me conseguiré otra…
—Ay… —la pelirroja intentó calmarse un poco, respiró profundo y con su índice limpió algunas lágrimas. —Amiga, no puedes negar que es muy gracioso todo esto. —dicho eso la pelirroja volvió a reír descontroladamente, ganándose por ello con cojinazo por parte de Mimi.
—Tan gracioso como tú con aquel tipo con el que sales hace tres semanas y que le falta poco para pedirte matrimonio.
—Ni me lo recuerdes…
Mimi sonrió con algo de malicia. Al fin el karma se había vuelto donde su amiga, ahora era su turno de reír.
Caminaba con glamour, como siempre, en la compañía de Izzy y Matt, se sentía como una reina y sus amigos custodiaban su camino. Iban hablando de cualquier cosa, típico en ellos, se conocían hace años, cualquier cosa era tema de conversación para ellos.
—¡Hey!
Llegó Ryo por la espalda, abrazando a los dos chicos, ella volteó.
—Hola linda. —Mimi entrecerró sus ojos, casi imperceptible para él. No era un secreto para nadie que al tipo le gustaba, pero ella lo tenía en un lugar mucho más lejos de la "Friend-zone", estaba en la "Púdrete-zone".
—Hola. —siguió su camino.
Seguía caminando hasta su sala de clases por aquel pasillo lleno de estudiantes y algunos profesores. Ahora tenía, por decirlo así, tres guarda espaldas, solo que ahora ya no iban precisamente custodiando su espalda, iban… Delante de ella.
Se detuvo en seco. Aquel imbécil le había quitado a sus amigos, y los tontos no se daban ni cuenta de ello. Alzó una ceja con indignación, ¿cómo podía ser posible?
Ese Ryo siempre hacía algo para hacerla enojar.
Irían a comprar lo justo y necesario para su fiesta, cervezas principalmente, un par de botellas de ron, entre otros licores, también cosas para comer y poder pasarlo bien sin tener que lamentarlo a la mañana siguiente.
Los chicos llevaban el carrito cargado con botellas de alcohol, se habían ido a otro lado, mientras que ella, junto con Sora y Yolei, se habían quedado en el sector de los licores, viendo qué otra cosa poder comprar.
—Mira, Mojito. —dijo la de anteojos. —Que rico.
—Sí, podríamos comprar un pack. O también un Vodka y Granadina, queda exquisito con jugo de naranja.
—O ambas. —habló esta vez Sora.
No supieron cuanto rato siguieron ahí, al parecer fue mucho.
—'Atención por favor, Mimi Tachikawa, favor de acercarse al sector de niños perdidos, Mimi Tachikawa, acérquese al sector de niños perdidos, su tutor Ryosuke la está esperando.'
Sora y Yolei se echaron a reír inmediatamente, mientras la castaña cada vez se ponía más ropa de la vergüenza.
Ese imbécil… La había llamado por altoparlante, dejándola como una estúpida y escurridiza, además ¿dirigirse al sector de niños perdidos?, ¿Qué era ella, UNA PENDEJA? Y ¿Por qué no había dicho los nombres de Sora y Yolei también? Si estaban con ella, también estaban "perdidas".
—Maldito imbécil.
Hombres huevones. Levantas una piedra y salen miles.
Luego de su electivo de Canto, la castaña junto con Sora, habían ido a llorarle a Izzy para que les enseñara la materia de Cálculo que entraría en el examen de más tarde. El pelirrojo aceptó sin ningún problema, por lo que habían ido a una sala vacía, donde no molestaran a nadie. Izzy anotaba un ejercicio en la pizarra y luego entre todos lo resolvía, y así. Al principio era tranquilo, pues estaban solo ellos tres, luego llegó Tai, lo más probable a pedirle otro favor a su amiga, luego Matt que los andaba buscando y Ryo que había llegado junto con Matt.
—Mmm… ¡Chocolatito! —le dijo a la castaña.
Así había empezado a decirle él a Mimi, porque, según él, ella era tan exquisita como un chocolatito, y que cuando se la comiera, se derretiría en su boca.
Hombres huevones… Huevones y asquerosos.
¡Qué espanto!
El rubio, que algo entendía también de Cálculo, les ayudaba con algunas cosas que ellos no entendían, Tai solo se dedicaba a hacer chistes estúpidos para pasar el rato, ella suspiró agotada, no entendía qué estaba haciendo ahí si tanto le aburría, pero bueno, su compañía no le molestaba, era la del otro estúpido la que le molestaba.
Una vez, era pasable, dos veces, lo podía soportar, tres veces, OK tenía paciencia, pero cuatro, cinco, hasta seis veces… ¿El tipo ese creía que era muy chistoso arrojarle papelitos arrugados en forma de bolita?
Mimi se volteó más que enojada, había agotado su paciencia. Tan pronto como lo hizo, se arrepintió.
—¡Bien! Le atiné. —cantó victorioso Ryo.
Nadie entendió a qué le había atinado ni por qué estaba tan feliz, hasta que vieron a Mimi, incómoda, intentando alguna forma de sacar la bolita de papel que había caído dentro de su escote.
Lo dejó pasar solo porque a su amiga le causó gracia, y porque a ella también le habían caído unos cuantos papelitos, ambas eran parte del blanco al que quería llegar el chico con sus ridículas bolitas de papel. Izzy puso calma en el lugar y siguió con su cátedra.
Al principio no le molestó tanto, se había repetido una y mil veces que ella era una mujer paciente, pero cuando entre sus senos tenía un montón de miserables bolitas, ya la paciencia estaba extinta en su ser.
—Se perdieron las bolitas entre las gemelas. —dijo luego, porque claro, para él todo era una broma cuando se trataba de ella.
Mimi se levantó, expresándole todo su enojo a través de la mirada al pobre imbécil y tomó el borde inferior de su camiseta y la agitó para que cayeran los papeles. Ryo comenzó a reír al ver como caían una tras otra, cuando ya no tuvo ninguna más, se volvió a sentar para seguir con su estudio.
Luego de unos minutos, Matt junto al molestoso se levantaron y se fueron rumbo a su clase, El chico de cabello y ojos oscuros de vez en cuando se reía al recordar el fastidio que había causado en la castaña.
—Dímelo una vez más ¿Cómo crees que haciéndola enfadar, te tomará en cuenta?
El muchacho sonrió divertido. —Fácil, siempre tomas más en cuenta a las personas que te hacen enojar que a los que son lindos contigo.
—¿Esa es tu lógica?
—Sí. Matt, tú eres más cercano a ella, ¿Crees que le guste?
—Le gustarías más si dejaras de molestarla.
—¿Tú crees? —preguntó Ryo con extrañeza. —Pero es ridículo…
—Lo ridículo es que seas tan pendejo y la molestes tanto, eso a ella no le gusta, te terminará odiando.
—No, no lo creo. —comentó confiado.
—Bueno, allá tú. Si quieres sigue molestándola, pero si la lastimas, te juro que te muelo la cara a golpes.
Rió. —Tú no harías eso, somos amigos.
—También soy amigo de ella, y no me gusta verla mal.
Ryo lo pensó por unos momentos. Si quería que Mimi se fijara en él, tenía que llamar su atención de algún modo, y con sus bromas inofensivas, nadie se podía enojar, mucho menos ella que siempre era tan dulce, alegre y educada. Sin duda Matt estaba en un error…
Para su alegría, el profesor había revisado los exámenes inmediatamente y había aprobado, no con una excelente calificación, pero sí era buena. Y su felicidad continuaba pues en la noche había una fiesta en el departamento de Matt, donde desquitaría todo su estrés de fin de semestre.
¿Qué mejor?
Estaba tan feliz que sentía que debía hacérselo saber al mundo entero.
Lo publicó en Facebook, en Twitter, en su estado de Whatsapp, comentaba las publicaciones que le hacían, marcaba como favoritos y les daba RT a los comentarios con felicitaciones para ella y su buena calificación en Cálculo. Nada podía arruinar su felicidad.
—¡Camisetas mojadas!
Lo escuchó, se volteó y luego no reaccionó más, hasta el momento en que se vio a sí misma empapada de pies a cabeza, de su cabello escurrían pequeñas gotas de agua que seguían mojando su camiseta. Oyó una risa malvada y burlona, no podía ser otra que la del imbécil de Ryó, ya era inconfundible para ella, se había burlado tanto de ella en ese último tiempo.
Se quedó ahí unos segundos, con su cabeza hacia abajo, sus hombros alzados al igual que sus manos, en la derecha además sostenía su celular, nuevo por cierto, que ahora estaba obsoleto al haberse mojado, y además su camiseta… Tan perfecta, y ahora estaba…
—A-arrui…nada… —susurró, aún con su cabeza agacha.
El muchacho se acercó hacia ella aún riendo. —¿No fue divertido? —Mimi se había quedado tiesa como una estatua. —Ya, chocolatito, no te enojes, solo fue una broma.
No, ella no era un "chocolatito", y sí, estaba enojada… Más que enojada… Estaba…
Frustrada.
—¡¿Qué no me enoje?! ¡MIRA LO QUE HICISTE, IDIOTA! —le gritó extendiéndole su celular, todo mojado e indicándole su camiseta. Él sonrió de lado.
—Lindas lolas. —comentó él, baboso sin parar de mirarlas.
Ella gritó, en un intento de descargar su frustración que estaba ya en niveles elevados, y tapó con sus manos su escote.
Tanta era su desesperación y enojo, además de la frustración que le provocaba lo imbécil que era aquel tonto, que no lo soportó más, no quería quedar nuevamente como la llorona del lugar, pero no lo soportó más. Comenzó a llorar de rabia e impotencia y salió corriendo.
Llegó hasta donde sus piernas ya cansadas la llevaron, a lo más lejos de uno de los jardines, estaba sentada sobre el pasto, apoyada en una pared de concreto y para su suerte, nadie podía verla, pues había un gran árbol que la tapaba de la vista de todos. No quería saber nada del mundo por un buen rato.
Estornudó.
Mierda, lo que le faltaba… Resfriarse justo comenzando el verano ¡Pero que bonito!
Y todo gracias a ese huevón Y pendejo de Ryo.
Sollozó un poco más, al menos su llanto ya estaba parando, posiblemente porque ya no tenía más lágrimas que botar. Apoyó su frente sobre sus brazos y se quedó así un buen rato, al menos hasta que sintió un suave golpeteo en su cabeza. Inmediatamente levantó la vista y encontró unos hermosos ojos azules frente a ella, además de una sonrisa, casi escasas en él.
—Matt… ¿Qué te pasó? —preguntó al ver el labio del rubio sangrando levemente por un costado y su pómulo enrojecido.
—Nada, fue una tontería.
—Lindas lolas. —comentó él, baboso sin parar de mirarlas.
Mimi gritó y salió corriendo del lugar, dejándolo a él muerto de la risa. A lo lejos divisó a Matt que se acercaba hacia él. —Oye Matt, te perdiste la mejor vista de todas. —expuso entre risas aún. —Los chocolatitos más lindos del mundo ente-
De un solo golpe lo había botado al suelo.
—¡Te dije imbécil! —dijo mirándolo hacia abajo. —Te dije que si le hacías daño te iba a moler la cara a golpes, ¿o a caso se te olvidó?
—Oye, no es para tanto —se levantó. —, yo sólo… —otro golpe más en su rostro, esta vez sin provocando solo que volteara su rostro.
—Sólo la hiciste llorar ¡MARICÓN! —le gritó Matt, lo tomó del cuello de su camisa y lo empujó para luego abalanzarle sobre él y repartirle una serie de golpes en todas partes, recibiendo unos cuantos también, pero por defender a su amiga de un huevón que la había hecho llorar, él era capaz de soportar todo.
—Ryo ya no volverá a molestarte.
—¿Le pegaste? —él asintió. —Matt, no tienes que hacer eso por mi… Mira como te dejó.
—No me hizo nada —dijo él limpiándose con el pulgar un poco de la sangre que tenía en la comisura del labio. —, yo lo dejé mucho peor. Para que aprenda que no debe molestarte, ni mucho menos hacerte llorar.
Mimi le sonrió con ternura y luego estornudó muy a su pesar. Matt sonrió, se quitó la chaqueta y la puso sobre los hombros de Mimi, teniendo cuidado también se cubrir su espalda. —Póntela, no quiero que te enfermes.
Así lo hizo ella.
Matt podía ser un tipo rudo y a veces hasta medio matón, era frío y serio y de sus amigos, era el que menos expresaba sus sentimientos, y a ella eso le encantaba, andaba por ahí contándole a sus amigos todo lo que le pasaba, pero él, en el fondo, se preocupaba por ella, por su bienestar, a tal punto de que era capaz de pegarle a alguien por haberla hecha llorar.
Sonrió por lo bajo.
Al parecer no todos eran hombres huevones, habían excepciones, como Matt.
En un principio, cuando Matt sacó el tema de la fiesta, ella le comentó que ya no tenía ganas de ir, que todo eso de las camisetas mojadas la había dejado mal, que le dolía la cabeza de tanto llorar y que solo quería descansar, todo entre estornudos y tos.
—¿Aún tienes la ropa húmeda? —ella asintió cubriéndose la nariz para no ahogar otro estornudo. —Vamos a mi departamento.
—Matt, en serio no quiero ir a la fiesta.
—No es por la fiesta, tu casa está muy lejos, mi departamento está a dos cuadras de aquí. Te duchas y te daré algo caliente mientras se seca tu ropa. Si no quieres quedarte a la fiesta, no tengo ningún problema en ir a dejarte a tu casa, pero no dejaré que te enfermes por culpa de un hijo de puta que te tiró agua solo para verte los…
Mimi rió, y comenzó a toser un poco después. Ya no sabía si Matt estaba molesto porque el tipo la había hecho llorar, o porque le había visto las "lolas"
Ni siquiera había aceptado la propuesta de Matt y ya se encontraba en la puerta del departamento del rubio, metió la llave en la cerradura y cuando abrió la puerta se hizo a un lado para dejarla pasar, le dijo que se pusiera cómoda mientras fue a su habitación a buscarle algo de ropa.
Luego de ducharse, secó su cuerpo con una toalla que le había pasado Matt, se puso el buzo y la camiseta de Guns N' Roses, se vio al espejo y por un momento se sintió como una hip-hopera y metalera a la vez. Sonrió para sus adentros, tomó el borde de la camiseta y en un costado le hizo un nudo, dejándola de ese modo hasta la altura de su cintura, dejando ver parte de su abdomen.
Salió del baño con la toalla y su ropa aún húmeda en sus manos.
—¿Matt?
—¿Ya saliste? La secadora está a un lado del baño.
—¿Dónde estás?
—En la cocina. —Mimi dejó su ropa en la secadora y luego caminó hacia donde le decía Matt. —El agua ya casi hierve, te prepararé un… —volteó a verla. —té.
Tragó saliva. Mimi siempre se veía bien, sentía que no necesitaba hacer un gran esfuerzo para ello, pero verla usando su ropa… Se veía perfectamente sensual.
Ella le sonrió. —¿Qué pasa?
—N-nada… Mira, ya está lista el agua.
Mimi volvió a sonreír, se estaba comportando de un modo bastante extraño, Matt no solía hablar tanto ni de un modo tan alegre ni rápido, esa era ella.
Acomodó su cabello hacia un lado, que todavía húmedo, se le ondulaba levemente.
Se tomó el té que le había preparado el rubio, y la tensión que alguna vez hubo cuando ella llegó a la cocina, desapareció en el mismo momento en que empezaron a conversar de cosas triviales. Durante ese poco rato había logrado ver la sonrisa de más veces que durante todos los años que lo conocía. Estaba pasando un tiempo realmente agradable con él, al menos hasta que sonó su celular y el rubio tuvo que contestar, dijo algo de media hora más y que trajera unas cervezas, claro, lo había olvidado por completo.
—Los demás van a comenzar a llegar en media hora… —le dijo. —¿Ya estás de ánimo como para quedarte?
Torció sus labios y luego le sonrió. Quedarse no parecía tan malo ahora.
(…)
Y en un principio no lo fue, lo pasó bien, se divirtió junto a sus amigos, bailó, bebió, todo era excelente, hasta que al rubio se le había ocurrido tomar más de la cuenta…
—Matt, deberías dejar eso. —le dijo Mimi con calma al momento de tomar la nueva botella de cerveza que había sacado Matt del refrigerador. Pero él fue más rápido.
—¡No!
—Matt, no estás bien.
—Claro que estoy bien… Estoy perfecto, mira. —pidió al momento de hacer equilibrio, con bastante dificultad, con una pierna mientras la otra la mantenía flectada. —Puedo hacer el cuatro, ¿ves?
Su equilibrio lo traicionó y se desestabilizó un poco para luego reír. Por alguna razón, ella no le encontraba la gracia a todo eso.
—¿Sabes qué? Te prepararé un café.
—No es necesario. Estoy bien.
—No te pregunté. Te haré un café y te lo vas a tomar quieras o no. —ese fue el ultimátum de la castaña.
Puso agua en el hervidor y mientras el agua se calentaba, sacó todo lo necesario, un tazón, una cuchara pequeña, azúcar, aunque no necesitaría tanta, y café. Nada podía desconcentrarla de su tarea, salvo que Matt se posara justo detrás de ella, y para rematarla, la abrazara hundiendo su rostro en el cuello de ella. Respiró nerviosa al sentir la respiración del rubio chocar con su piel.
¿Cómo era posible que con esa sola acción la tuviera así?
Hombres huevones… Causaban estragos en ella.
¡Y no se quitaba!
Por un momento pensó que Matt se había quedado dormido en esa posición, pues el rubio no se movía para nada, solo podía sentir su respiración chocando una y otra vez en su cuello y sinceramente, eso no le permitía pensar con claridad.
Estuvo así, sin moverse siquiera hasta que el agua estuvo lista, se iba a mover para preparar el café que Matt tanto necesitaba, pero él la abrazó más fuerte, impidiéndolo.
—¿Qué ocurre? —le preguntó aún nerviosa. Matt se enderezó, la tomó por los brazos y la obligó a voltearse, quedando frente a frente ambos.
Mantuvo su mirada seria por unos instantes y luego comenzó a acercarse hacia ella. Mimi tragó saliva, cada vez más nerviosa. Pensó en cerrar los ojos, estirar sus labios y flectar el pie, como una princesa. Matt se detuvo cuando apoyó su frente con la de ella… —Te gustan puros huevones.
—¡¿Qué?!
—Es verdad.
—¡Claro que no! No me gustan, ellos se me pegan, son como lapas, están en todas partes.
¿Por qué le decía esas cosas? Y, lo más importante, ¿por qué ahora se sentía así delante de él? Es decir, sí, Matt siempre fue, es y será sumamente atractivo, andaban muchas locas detrás de él, sin exagerar. Pero ella nunca fue una de esas locas, nunca creyó sentir nada más por el rubio que no fuera amistad, a diferencia de su amiga, que sentía algo por Tai y se esmeraba todos los días en mentir. Entonces, ¿por qué ahora se sentía nerviosa con él?
¿Por qué Matt tenía esas actitudes raras?
¿Por qué estaba solo con ella siendo que tenía a todos sus amigos en su departamento, pasándolo bien?
¿Dónde estaba Sora cuando la necesitaba?
¿Dónde estaba Tai para que se lo llevara?
Matt no se movió ni un solo centímetro de donde estaba, simplemente se dedicaba a mirarla detenidamente a los ojos, poniéndola cada vez más nerviosa.
—Y tú no les dices nada… —continuó él con la misma seriedad de antes. —A todo esto, —acercó sus labios a los oídos de la castaña y le susurró. —te quedan perfectas mis camisetas.
Dicho eso, el rubio volvió a refrigerador, importándole un rábano el café que le obligaría a beber ella, abrió, sacó una cerveza helada, tiró la rapa al basurero y se dispuso a beber su contenido relajadamente para luego alejarse con sus amigos.
Mimi se quedó ahí, estática en el lugar, viendo como Matt llegaba donde sus amigos y se perdía entre la multitud en la sala. ¿Y ella? Bien, gracias. Sola en la cocina, con el agua hervida, queriendo hacerle un café al rubio y él muy malagradecido ni siquiera lo había tomado en cuenta, o valorado al menos.
Por un momento dudó entre irse indignada a su casa, pese a lo tarde que era, o restarle importancia a lo sucedido y seguir disfrutando de la fiesta donde estaba todo pasando…
—¿Y tú dónde estabas? —le preguntó Sora cuando la vio salir por el ventanal hacia el balcón.
—Buscándote. ¿Qué hacen aquí? —preguntó extrañada y sugerente a la vez, sabía que no era raro que estuvieran juntos, después de todo, eran grandes amigos, pero juntos y solos… Todo pasaba ahí.
—Es que todos allá se están poniendo "amorosos" y Sora no quería quedarse sola con el psicópata, ya sabes…
Oh, claro que sabía.
—¿Y esa camiseta? —preguntó Tai moviendo sus cejas.
—Es de Matt, es una larga historia.
Y el tema había quedado hasta ahí, de pronto Tai se aburrió de la charla de mujeres que había empezado con su amiga y entró a la habitación, poco después ella le suplicaba a Sora entrar también porque le estaba dando frío, su amiga accedió y la perdió rápidamente porque Tai la había obligado a bailar con él, sabiendo que a Sora no le gustaba bailar, pues decía que lo hacía pésimo.
Se vio otra vez sola.
Bueno, ya que estaba ahí, no le quedaría más que tomar algún trago y comenzar a bailar… No se quedaría ahí parada sin hacer nada, era una fiesta después de todo, además, tenía frío y quería entrar en calor, ¿qué mejor forma de hacerlo que bebiendo y bailando?
En el refrigerador no encontró nada más que cervezas, y para su paladar tan refinado eran simplemente asquerosas, buscó en todas las gavetas algo que ella pusiera tragar, algo más decente que una cerveza, encontró una botella de ron casi vacía y un poco de coca-cola. Esto servirá… Tomó un vaso y le añadió el poco de ron y completó con bebida, además de un par de hielo y salió a la sala a bailar y pasarlo bien.
Su vaso prácticamente se estaba acabando, se había bebido casi todo el contenido mientras bailaba alegremente con un chico al que ella jamás había visto, tan solo sabía que se llamaba Satoshi, que bailaba bien y era simpático, hasta ahí no necesitaba más. El tipo cada vez se acercaba más hacia ella, posesionó ambas manos sobre sus caderas y la atrajo hacia él, y pese a que la canción no era para nada lenta, los movimientos que realizaba él lo eran.
—Mimi, tengo que hablar contigo.
Ella lo escuchó, y en cuanto fue conciente otra vez ya se encontraba al interior de la habitación de Matt.
—¿Qué mierda crees que estás haciendo?
—¿Disculpa?
—Bailando con ese imbécil así de cerca, manoseándote entera y tú no hacías nada, pareciera como si te gustara, ¿Ves? Tengo razón, ¡te gustan los huevones!
—¿Qué pasa contigo? Lo estaba pasando bien.
—Pues no deberías pasarlo bien con ese tipo, no vale la pena.
—¿Ahora quién te crees, mi papá?
Matt llevó ambas manos a las mejillas de la castaña y rompió la poca distancia que había entre ambos. La besó con pasión y desespero, y ella no tuvo ganas ni tampoco intensiones de separarlo y terminar con ese beso.
Le gustaba, le encantaba. Incluso el sabor a la cerveza, mezclada con otros licores, además del tabaco, no le pareció tan mala como lo pensaba antes, de los labios de Matt tenía un sabor completamente distinto.
A medida que se intensificaba el beso, sentían la necesidad de más, mucho más que un simple besito, quizás gracias al alcohol, quizás no…
Sus manos recorrían la espalda del rubio, y las de él acariciaban su cintura y sus caderas, de vez en cuando pasaba sus manos por debajo de la camiseta y tocaban su espalda, causando más estragos de los que ya le brindaba. Las manos de Matt dejaron de acariciar su cuerpo y se separó de ella lo suficiente para tomar su camiseta y sacársela, apenas lo hizo volvió a besar sus labios con mucho más desespero. Deshizo el nudo en la camiseta que Mimi llevaba al mismo tiempo que la guiaba, sin romper el beso, hasta su cama para caer ambos en ella. Mimi dio pasos hacia atrás hasta que sintió que sus piernas chocaban, con lo que supuso, era el colchón.
Ella nunca había tenido la oportunidad de verlo dormir, y sin duda no podría describirlo jamás. Era todo lo opuesto a lo que veía a diario en él.
Matt, calmado, sin el ceño fruncido siempre, tranquilo, pacífico…
Sonrió.
De pronto él comenzó a oprimir sus párpados, quizá ya agotado de dormir, abrió sus ojos lentamente, parpadeó un par de veces y luego la vio con impresión.
—¿Cómo dormiste?
—¿Qué haces aquí? —en efecto. Mimi estaba ahí, con él, en su cama… —No me digas que tuvimos sexo anoche…
Ella rió con suavidad. —No, no tuvimos sexo, no te preocupes.
Matt respiró un poco más relajado. Pero aún no se explicaba como había llegado hasta ahí, a dormir con él.
—¿No te acuerdas de nada?
Matt la miró a los ojos. Quería decir que no, pero corría el riesgo de haber dicho algo comprometedor, ilusionar a Mimi y recibir una fuerte cachetada por haber sido tan maricón, y además formar parte de la extensa lista de "HUEVONES" a los que atraía la castaña. Ella volvió a reír y negó levemente.
Matt había separado sus labios de los de ella por unos segundos, y no le importó mucho, después de todo, al estar los dos juntos en la cama, darían riendas sueltas a su pasión. Ella cayó sobre el colchón y esperó que Matt lo hiciera también, pero ante eso, solo escuchó un golpe y luego un quejido de dolor.
—¡Mierda! —gritó él, con ambas manos en su frente.
Ella no aguantó más y soltó una fuerte carcajada. Matt siguió retorciéndose de dolor por un rato, quizá a la espera de que ella dejara de reír y comenzara a preocuparse por él, pero ese momento nunca llegó. —Oye, para… Me duele.
—Lo… Lo siento, no puedo… Es que… Eso fue tan mata-pasiones. —dijo volviendo a reír. Él rió con ella, en realidad tenía razón, con aquel golpe, y queriendo ser más apasionado, había hecho todo lo contrario.
Huevón.
Cuando su risa cesó se encontró con la mirada de Matt, seria, como siempre.
—No me mires así.
—¿Así, cómo?
—Así, tan serio… No me gusta.
—Lo siento, es la única mirada que tengo.
—No…
Frunció sus labios. —A mi no me gusta que estés con puros imbéciles. Quiero que estés con alguien que realmente te valore, que te entienda, que te escuche, que se sienta feliz de estar contigo… No como esa tropa de pelotudos que no valen la pena.
Quiso rebatirle, pues después de todo, a los pelotudos que él se refería, eran los mismos a los que ella no les daba importancia, aquellos que ella consideraba como "huevones", a los cuales calificaba de muchas formas, pero nunca llegó a "estar con ellos" como decía él. De todos modos, quiso ver hasta donde llegaba con todo eso.
—¿Y quien vale la pena según tú, con quién debería estar?
—Conmigo. —dijo decidido.
Ella sonrió. No creyó que llegaría a eso, pero le gustó que lo dijera, con o sin alcohol en el cuerpo que lo impulsara a decirlo, pero lo había dicho. Se acercó más a su cuerpo para apagarse a él, y ser rodeada por sus brazos. Él besó su frente y luego sus labios, ya no de una forma desesperada, sino más bien tierna y dulce, que sin duda había sido mucho mejor que el beso anterior. Poco tiempo después, Matt cayó dormido, sin dejar de abrazarla.
Finalmente negó, con miedo en su mirada. Ella le sonrió.
Quizás era mejor así, no quería forzarlo a nada. Si bien, le gustaba, y Sora siempre decía que los chicos ebrios decían siempre la verdad, no quiso indagar más. No quiso que se sintiera obligado a estar con ella por una tontería que había dicho estando en ese estado, y que luego se sintiera incomodo por ello.
Las cosas estaban mejor así, él, siendo su amigo, defendiéndola de los tontos que se le acercaban, y ella, queriéndolo en secreto.
Vio expectante como Matt se acercaba un poco hacia ella, acarició su mejilla mientras le dedicaba una sonrisa. Luego la distancia se hizo nula cuando Matt besó sus labios, del mismo modo tierno como lo había hecho poco antes de dormir.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó cuando se separó nuevamente. Él se encogió de hombros.
—Simplemente quise hacerlo.
Ella sonrió de nuevo.
Existía la posibilidad de que después de todo, si se den las cosas entre ellos. Nada forzado, nada obligado, simplemente, dejaría que se diera…
No todos los hombres eran huevones, como ella creía, solo había visto en la dirección incorrecta.
Y así con los hombres weónes xD Yo sé que todas tenemos nuestras historias por ahí con estos peculiares hombres, nunca faltan xD
En este capítulo le tocó sufrir a Mimi, aunque al final vimos que no fue taaaaanto lo que sufrió xD Ojalá todas las historias con hombres weónes tuvieran un final así :( aguantarlos tendría su recompensa :D
Bueno, espero de todo corazón que les haya gustado, y para su tranquilidad, estoy escribiendo Mi complemento xD Más bien, lo estoy rellenando :B Para que no me reten xD
Nos leemos en el próximo capítulo :D
Cuídense ;*
*Len~
