Naruto no me pertenece.
Folklore es obra de BlushingLotus, quien amablemente me ha dado permiso para traducir su preciosa historia.
Folklore
Obra de BlushingLotus.
Traducido por Miss Mantequilla.
I
- A veces los antiguos nos prestan su sabiduría. Los problemas no son más que interminables repeticiones... un círculo sin fin. Sus cuentos comparten la solución al ciclo.
Sakura miró hacia arriba, alzando una ceja hacia la vieja mujer – era la clienta de una misión en la que debía ser escoltada.
La mujer tenía una tremenda influencia política, y debido a sus famosos y sabios consejos estaba en peligro cada vez que viajaba. Por suerte, el equipo de Sakura había sido el encargado de esa misión. Durante ésta, la mujer había tropezado accidentalmente con una botella de cristal perdida en el camino, impidiéndole al equipo cualquier movimiento hasta que fuese curada. Naruto, murmurando durante todo el camino, había llevado a la anciana hasta un poblado cercano a fin de que Sakura pudiese hacerse cargo de la herida en un entorno más esterilizado.
Sakura observó el pie de la mujer, escuchado el vago sonido de una queja en el pasillo. No lo sabía, pero algo había golpeado a Naruto.
La anciana, Nandi era su nombre, miró a la joven enfermera a sus pies. Una sonrisa bailó en sus labios mientras observaba a Sakura.
- Eres una luchadora fuerte – observó la mujer – Puedes derribar montañas con tus puños... un remarcable control.
Habló suavemente, tomándose su tiempo. Sus ademanes eran tranquilos a pesar de estar sangrando, el dolor quemando en su pie.
- Pero aún así podrías ser mejor.
- ¿Le gustaría algo para dolor? - Preguntó Sakura, eligiendo no hacer comentarios sobre la observación de la mujer. Ésta sacudió la cabeza negativamente, deseando no ser medicada.
Sakura había sido molestado demasiadas veces por Sasuke durante sus sesiones de entrenamiento sobre su necesidad de mejorar. Mientras que su nivel no decaían frente a los miembros de los demás equipos, no podía decir lo mismo con respecto a Sasuke y Naruto. Naruto nunca había dicho que estuviese de acuerdo con Sasuke, pero Salura creía las oscuras palabras del ninja. Tanto él como Naruto eran legendarios en su desarrollo y poder. Ella había quedado atrás. Pedir que se pusiese a su nivel era algo imposible. Aún así, se mantenía determinada.
Sakura examinó el pie con detenimiento. Tenía que remover cada pedacito de cristal individualmente antes de poder curar a la mujer. Era mejor mantenerla hablando. Cuanto más hablase la anciana, más segura estaría de que la mujer podía soportar el dolor.
- Adelante – urgió Sakura, sin creer que el consejo de Nandi pudiese ayudarla realmente. Era una sabia de la política, no del ninjutsu.
- Mejora tu flexibilidad y serás una igual entre tus compañeros de equipo. La flexibilidad refleja una mente disciplinada – contestó la mujer. Las cejas de Sakura se fruncieron. La flexibilidad era algo importante en la vida de un ninja, pero no más esencial que velocidad y fuerza.
- También, si mejoras tu flexibilidad, deberías mejorar considerablemente tu vida sexual.
En ese momento Sakura comenzó a sonrojarse y tuvo que controlar su reflejo de quedarse en shock.
- No te avergüences, joven. El sexo es una bonita unión, la manifestación física del amor. No es un acto sucio si es entre dos personas que comparten amor. La única vergüenza es cuando esa unión se produce entre dos personas que no se aman. Mancillan el ritual.
Los ojos de Sakura volvieron a subir hacia Nandi. Sus dedos enguantados, ensangrentados a causa del pie de la mujer, era incapaz de deshacerse del zumbido en su oído.
- ¡Necesito ayuda! - llamó por encima de su hombro, tratando de olvidar la charla sexual de la anciana. Esperó que Nandi no continuase con la conversación sobre el ritual del sexo cuando la ayuda llegase. Sakura esperaba que Naruto irrumpiese en el cuarto, pero para su sorpresa, Sasuke entró calladamente.
La mujer herida observó a Sasuke mientras él entraba. Su desordenado cabello indicaba que él y Naruto había estado en algún tipo de enfrentamiento, sólo el cielo lo sabría exactamente. Sin hablar, miró a Sakura esperando sus ordenes.
- ¿Puedes coger las horquillas en mi bolsillo de enfrente de mi mochila y poner mi cabello hacia atrás? - Preguntó ella. Su tono pretendía ser casual, pero se obviaba la molestia. Estaba rígida, nerviosa por su toque suave. Mientras esperaba, su corazón empezó a palpitar con fervor. Él se acercó suavemente.
Cuando sus dedos peinaron las raíces de sus cabellos, un escalofrío de deleite la atravesó, pero se las arregló para mantener la compostura. El sujetó las hebras rebeldes de cabello rosa y las sujetó hacia atrás con una horquilla. Su toque era algo inesperadamente y sorprendentemente gentil. Se mantuvo quieto, observándola trabajar. Después se marchó sin decir una sola palabra.
La vieja mujer murmuró para sí misma, negando con la cabeza mirando a la puerta. Obviamente, no aprobaba las maneras de Uchiha Sasuke. Después sus ojos giraron hacia Sakura. Y luego nuevamente hacia la puerta. Evidentemente analizaba la transacción entre esos dos. Sus labios se torcieron mientras sus pensamientos parecían cobrar forma. Cerró los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás para descansar.
¿Qué te parecería una pequeña fábula mientras trabajas, enfermera?
Cualquier cosa que desee – contestó educadamente Sakura con la intención de escuchar la historia sólo a medias. Nandi asintió en signo de aprobación.
El rostro de Sakura tomó su expresión de concentración mientras sacaba pedazos de cristal del pie de la mujer. Mientras limpiaba y vendaba la herida, la mujer habló.
ººº
Completaron la misión y volvieron a la villa, pero el cuento se mantenía fresco en los oídos de Sakura. Cuando se acostaba al llegar la noche, la historia susurrante se convertía en una voz alta y clara.
Incluso después de que hubiese pasado una semana entera, Sakura no podía dejar ir el cuento. Había vuelto a casa. Había entrenado. Trabajado en el hospital. Pasado tiempo son sus padres. Pasado tiempo con Ino. Limpiado su apartamento. Pero nada podía arrancarle las palabras de la mujer. Mientras se mantenía tumbada en medio de la oscuridad, las sentía recorrerla entera. Su cuerpo se sumergía y bañaba en la historia, una y otra vez. Se asustó, en su nueva obsesión alargada en demasía, de que pronto perdería la noción de la realidad.
Hubo una vez un dios increíblemente poderoso. Había amado mucho, pero la tragedia se había llevado todo aquello que amaba. El dios calló en una danza de destrucción que sólo podría ser parada por un dios igual de poderoso. El dios se aisló del cosmos, en soledad. Sin su poder, la balanza se desestabilizó. Sin el caos que creaba el mundo se mantuvo estático y dejó de crecer. Los demás dioses y diosas temieron su desapego. vez una
Cuando Nandi comenzó su historia sobre un dios de la destrucción, Sakura pensó para sí misma cuán parecido el dios era a Sasuke. Casi creyó por un momento que la vieja mujer estaba haciendo un comentario sobre Sasuke a través de la historia, pero Sakura razonó que era imposible. Sí, Sasuke era tanto retraído como destructivo, pero la mujer no conocía esos detalles sobre él, como la pérdida de su familia. Manteniendo eso mente, Sakura asumió que sólo era una coincidencia en la historia.
Giró para quedarse sobre su estómago. Presionó una mejilla contra la almohada, inhalando profundamente. Despacio, soltó el aire.
Había más detalles que se parecían a la realidad.
Una diosa de la montaña calló profundamente enamorada del solitario dios. Cuando era niña, su alma lloraba lamentándose, rezando por una unión entre ellos. Pese a ello él decidió ignorarla.
Las palabras hicieron eco a través de su mente mucho tiempo después de que la misión hubiese acabado. La estremecían, volviéndola loca. Le daba vueltas a las palabras constantemente.
¿Había tratado de decirle algo la anciana?
Sakura giró sobre su espalda.
Las emociones que le evocaba la historia eran todavía más estremecedoras. La anciana había despertado sentimientos y pensamientos reprimidos. Reprimidos por necesidad. Reprimidos para que pudiese funcionar.
Cuando creció en la adultez, se mantuvo obsesiva y devotamente enamorada de su amado, distante dios.
Girando de lado, Sakura apretó sus rodillas hacia su pecho.
Nandi la había mirado fijamente después de decir esa frase. Sus viejos, pero aún afilados ojos, estaban atrapado en su mente.
No quiero seguir pensando en esto – murmuró para sí misma.
Se sintió como si, con una sola mirada, esa mujer hubiese sido capaz de ver su verdadera naturaleza. Supo del amor de Sakura... su confusión... dolor... cosas que no podían ser expresadas con palabras.
Incluso con la fuerza de una montaña todos somos vulnerables ante aquellos que amamos. Así era la diosa frente a su amado.
Sus dedos se crisparon al rededor de la almohada.
Supo la verdad sobre por qué la historia la quemaba tanto. La verdad, cualquiera podía adivinarlo... pero no estaba preparada para soportar las emociones que le provocaba la historia. No estaba preparada para moverse y actuar. Ciertamente, no podía ni averiguar cómo mantener el su propio equilibro mental.
Porque incluso admitiendo su loco amor... incluso sólo a ella misma... no daría resultado. Aún así, tratar de olvidarlo no daba resultados.
Otra noche sin dormir. Otra noche gastada dando vueltas en la cama.
ººº
Cuando la siguiente noche llegó sufrió el mismo fenómeno.
Sólo que esa vez no estaba plagada sólo por un cuento para dormir. Aquella vez estaba llena del peso de la culpa.
Cuando había llegado al trabajo esa mañana Tsunade la miró, tosió, y la mandó a casa.
- Tu coordinación y equilibrio están mal – dijo Tsunade de forma abrupta – Han estado mal. Vete a casa y duerme. Tienes la semana libre.
Su mentora no había pretendido castigarla. Le había regalado tiempo libre. Aún así, le dolía haber sido mandada a casa, sobre todo teniendo en cuenta que el trabajo le suponía un alivio con el asunto de cuento.
Cuando Sakura regresó a casa, calló en el sofá y quedó dormida durante todo el día. El sueño había sido reparador pero era irritante que la caída de la noche hubiese llegado y ella estuviese completamente desvelada. Todavía más irritante era pensar que en unas horas tenía que ir a entrenar con su equipo.
Sakura gruñó en su almohada.
- Para de molestar, anciana – suplicó Sakura – Sólo quiero que las cosas sean normales.
El silencio fue la única respuesta. Claro, no había nadie para responderle.
Sakura dejó salir un profundo suspiró de frustración. Enfadada, se levantó y cruzó la habitación hacia su armario. Su pijama fue removido y sustituido por la ropa que usaba para entrenar.
Fue hacia la cómoda y cogió unos cuantos kunais. No iba a permanecer quieta y expectante ni un minuto más. No iba a ser débil ni fantasear sobre ridículas historietas con implícitos significados. Estaba harta del asunto.
Iba a entrenar ella sola. En algún lugar donde nadie pudiese encontrarla ni molestarla. Iba a encontrar una nueva forma de aliviar su frustración.
ººº
El dios no podía ser molestado en su meditación. Tomó el estilo de vida de un ermitaño y aisló su verdadera forma de ser del mundo. Todo lo que el mundo podía ver era su durmiente forma, que se mantenía a la espera.
Sus pies chocaron con la tierra. Izquierdo. Derecho. Moviéndose más deprisa. Más deprisa.
Cuando Sasuke entrenada con Naruto entrenaba su fuerza y puntería. Cuando entrenaba solo se concentraba en la agilidad y la velocidad.
Nunca había planeado sus entrenamientos en solitario durante la noche, pero cuando el sol caía, empezaba el tormento. Su casa parecía crecer, imparable. Reflejaba el pasado, trayendo culpa, enfado y tortura, No tenía descanso a menos que su cuerpo estuviera completamente exhausto. Algunas noches después de sus largas carreras, colapsaba en la entrada de la casa, no lograba llegar ni al dormitorio.
Seguramente, si los aldeanos lo vieran recorriendo las calles de noche sospecharían. Así que se dirigía a los densos bosques de Konoha, esos usados para los entrenamientos muy difícil. Nunca vio un alma, aunque tampoco es que quisiera hacerlo.
Así que cuando escuchó el sonido de un kunai clavándose en un árbol, se paró inmediatamente. Balanceó la cabeza buscando el origen del sonido.
Escuchó el sonido una segunda vez.
Se acercó despacio en su dirección. Sabía que venía de un claro junto al río. Se movió silenciosamente, no queriendo alertar al desconocido de su presencia. No quería la atención de la persona pero deseaba saber quién más estaría entrenando a esas horas de la noche.
De hecho, ya a penas se podía llamar noche. Eran las tres de la mañana. En unas cuantas horas el sol saldría.
Se movió hacia el claro. Sus ojos se posaron en una visión que no había esperado encontrar.
Sakura se sentó, sus piernas cruzadas, junto a un árbol en flor. Mientras las flores caían en la tierra ella les tiró un kunai, que atravesó la flor y la clavó en el tronco de un árbol cercano. Era claramente un ejercicio ya desgastado y perfeccionado.
Su frente estaba cubierta de una fina capa de sudor, lo cuál indicaba que había estado entrenando durante un largo rato. Enormes agujeros se repartían a su al rededor, diciéndole que había estado ejercitando sus puños. Todo indicaba que había estado entrenando más rato que él.
Inseguro de por qué estaba ella ahí sola, Sasuke balanceó su peso, haciendo crujir repentinamente una rama detrás de sus pies. La cabeza de Sakura se giró hacia su dirección. Podía sentir la presencia escondida detrás de ella.
Una alarma sonó en su cabeza.
- ¿Quién está ahí? - llamó, mirando suspicazmente por encima de su hombro. Los árboles oscurecían la sombra de un hombre, asustandola. Sentía que lo conocía, pero la oscuridad de la noche la hacía sospechar.
En vez de contestarle Sasuke dio un paso hacia adelante. La luz de la luna realzó su figura y ella se relajó en seguida. Una débil e insegura sonrisa se estiró en su rostro.
A veces la diosa intentaba llamar la atención del dios, y lo lograba ínfimamente. Pero aún así él volvía a ignorarla después de un tiempo.
- Sasuke – dijo ella como saludo. Él no dijo nada.
- ¿Por qué estás aquí? - le preguntó, moviéndose hacia ella. La complacida máscara de Sakura falló. Mirando hacia otro lado observó un pétalo caer hacia el suelo. Cogió el kunai a su lado pero no lo encontró.
Sasuke lo tenía entre sus manos, jugando con él, esperando su respuesta.
¿Qué se suponía que tenía que decir? La verdad estaba claramente descartada.
"No puedo dormir, Sasuke, porque estoy obsesionada con una estúpida historia que una anciana me contó... la cuál dice que estoy perdiendo contacto con la realidad."
Sacudió la cabeza.
- No puedo dormir – contestó suavemente. Las medias verdades funcionan mejor.
Unos cuántos pétalos más cayeron del árbol. Sus ojos siguieron el kunai cuando Sasuke lo lanzó, sonriendo mientras veía el arma clavarse en varias flores seguidas para luego ser clavadas en un tronco.
- Luchemos, entonces – demandó, alzándola por el brazo.
A pesar de que había regresado a la villa bastante tiempo atrás, nunca habían estado solos en ningún momento. El estómago de Sakura se revolvió al darse cuenta de ello.
No tuvo mucho tiempo para pensar en ello dado que él ya cargaba contra ella. Pétalos cayendo del árbol en flor y la oscuridad dificultaban la vista. Corrió, tratando de acelerar su carrera para evitar la puntería del joven. Pero era un vano esfuerzo. Él era condenadamente rápido. Un doloroso pinchazo en su costado, pero logró darle un coordinado puñetazo en respuesta, forzándolo a alejarse de ella.
Qué bizarra es el estilo de vida de un ninja. Era, quizás, la única cultura del mundo donde las peleas eran aceptadas como una conducta social entre compañeros. Pese al rápido desarrollo de la pelea pudo pensar en la ironía de ello: si Sasuke no le hubiese ofrecido una lucha contra ella habría sido considerado maleducado.
Bueno, tampoco era que Sasuke fuese un hombre a quien le importasen las maneras o el protocolo.
En cuestión de minutos un extraño ritmo se estableció entre ellos. Sus golpes eran rápidos, dolorosos. La perseguía y la hería duramente. Su respuesta para él eran lentas pero seguras – lo bastante como para desestabilizarlo. A veces el dolor era suficiente para que perdiese el aliento.
Así pasó la noche. La respiración de Sakura raspaba su pecho, pero se negaba a parar. Era una lucha amistosa, pero estaba lejos de sentirse segura con su contrincante. Así que siguió peleando con él hasta que superó el punto en el que debió parar - el punto en el que el dolor ciega a la productividad.
Como uno lucharía contra el enemigo.
La lucha fue corta, para prevenir cualquier daño permanente para alguno de los dos, cuando Sasuke tiró de los dos a través de las pequeñas muñecas de la muchacha, tirándolos al suelo, clavando la espalda de la pelirrosa con una única, y gran, mano. Qué cruel ventaja de la anatomía masculina por encima de la femenina. La sujetó ahí un momento, observando el sudo en la piel de ella.
Cuando aguantó el dolor más tiempo del que podía, un suave sonido de angustia salió de su garganta. Él la miró.
- Déjame ir – soltó. Instantáneamente, él la soltó.
ººº
- Frentona, ¿podrías dejar de mirar esa esquina y hacerme caso?
Sakura parpadeó un par de veces, tratando de mantenerse alerta. Su mente viajaba constantemente a los hechos de la noche anterior. Su desesperada necesidad por dormir. Su lucha contra Sasuke. La extraña historia de Nandi aún atascada en su mente.
Las palabras de Ino empujaron su nueva obsesión y la devolvieron a la realidad.
Estaban en el apartamento de la rubia, básicamente porque a Ino no le gustaban los aperitivos "sanos" que Sakura tenía en su casa. Había encontrado a la pelirrosa junto al puesto de ramen después de la tradicional cena del equipo siete. Había agarrado su brazo, alejándola del equipo, y le había dicho al oído que tenía una jugosa noticia y que necesitaba contársela ya. Sintiendo que estaba siendo secuestrada, Sakura había mirado a sus compañeros en busca de ayuda. El único al que pareció importarle fue Naruto, pero no estaba preparado para pelear contra Ino. Dada la capacidad de persuasión de Ino, Sakura se vio arrastrada hasta el apartamento de su amiga.
Viendo que Sakura volvía a prestar atención, siguió con su relato.
- Así que le dije "Deberíamos volver a mi casa y-"
- ¡Ino! - soltó Sakura, cubriendo sus oídos – No necesito escuchar nada de eso.
Ino rodó los ojos.
Aveces me encantaría que mi mejor amiga no se comportase como un bebé – murmuró la rubia con una pequeña sonrisa en los labios – Dado que no puedo contar mi historia... ¿por qué no me cuentas en qué estabas pensando tan intensamente?
La cara de Sakura enrojeció y apartó sus ojos de Ino.
- ¿Es porque te he llamado culogordo en el puesto de ramen? Porque no tienes un culo gordo. Simplemente el término llegó a mi mente al verte comiendo. Tienes un buen trasero. Muy mono y todo eso. Así que no seas una pesada.
- Um... ¿gracias? - cuestionó Sakura, no muy segura de cómo contestarle a Ino – Pero no es eso...
Ino colocó un dedo sobre los labios de Sakura, risueña.
- Espera, espera. ¡Déjame adivinar! - chilló ella, y luego miró hacia arriba, sopesando las posibilidades.
- Estaba esa anciana – comenzó la pelirrosa.
- ¡Sakura! ¡Te he dicho que me dejes adivinarlo!
- ¡No lo adivinarías! - argumentó Sakura – ¡Es imposible que lo adivines!
Ino bufó pero dejó que su amiga siguiera con su historia.
- Bueno, pues estaba esa mujer que escoltamos y ella me contó una historia. Y ahora no puedo sacarla de mi cabeza. No para de repetirse.
- ¿Como cuando tienes una canción en la cabeza?
- Algo así... - Sakura se rascó la cabeza.
- Eh, lo superarás – razonó Ino moviendo la mano – Y no te rasques la cabeza así, pareces Naruto. Te lo juro, tu equipo te influencia demasiado.
Sakura le dio una débil sonrisa y rodó los ojos. La brutal honestidad de Ino era hiriente a veces.
- ¿Nada más está molestándote? En plan, ¿nada más está pasando? Pareces mega-cansada, así que pensé que habría algo más.
Sakura negó. Consideró por un momento el contarle su extraño encuentro con Sasuke la pasada noche, pero decidió no hacerlo. Prefería quedarse unos pocos secretos para sí misma, sobre todo si incluían incómodos hechos como Uchiha Sasuke. Sólo Kami sabía lo que saldría de la boca de Ino si se lo contaba.
"Mejora tu flexibilidad y serás una igual entre tus compañeros" eso había dicho la mujer recordó Sakura. Desesperada por hacer que la historia parase le pidió ayuda a Ino.
- ¿Puedes enseñarme yoga? - le preguntó, sintiéndose tonta. En respuesta, Ino le dio una pícara sonrisa.
- ¡Claro! ¿Planeando usarlo en el sexo?
Sakura abrió mucho los ojos y se sonrojó instantáneamente. Quizás pedirle ayuda a su mejor amiga no había sido una sabia idea...
ººº
La siguiente noche fue una réplica de la primera.
Sabía que tenía que entrenar a la mañana siguiente.
Debía dormir.
Pero no podía.
Sólo que esta vez no se sintió invadida por la rabia. Se levantó suavemente de la cama. Se tomó su tiempo para vestirse, casi parecía natural levantarse a medianoche.
Después de colocarse los zapatos corrió al exterior. No tomó ningún camino concreto, pero, por supuesto, se encontró en el bosque de la noche pasada. Curiosamente, con familiaridad, se acercó al cerezo en flor con el que había practicado. Se paró, quedándose quieta bajo el árbol.
Un leve dolor en su pantorrilla la devolvió a la realidad, recordándole que había corrido muy lejos y muy deprisa. Se sentó en el suelo, envolviendo su pierna con la manos brillando verdosamente. Un suspiro de alivio escapó de sus labios.
Escuchó a alguien aclarándose la garganta detrás de ella, sacándola de su momento de paz. Saltó por la sorpresa, asustada por saber que no había estado sola todo ese tiempo.
Echó una mirada reflexiva por encima de su hombro. Sasuke se apoyaba contra un árbol, mirándola. Sus ojos observaron su pierna y luego regresaron a su rostro.
- No debería poder sorprenderte tan fácilmente – le dijo escuetamente.
Sakura frunció levemente el ceño y rodó los ojos.
- No estaba tratando de encontrarte – dijo suavemente – No estaba en guardia.
- Deberías estar siempre en guardia – continuó regañándola – Ella soltó un suspiró de exasperación. Pese a todos los buenos maestros que había tenido a lo largo de su vida Sasuke seguía siendo la persona que remarcaba siempre sus errores. Sus pesadas exigencias por perfección le daba una sensación de desesperanza constante.
Él caminó hacia ella.
- Eres demasiado predecible – se mofó.
- ¿Porque sabías que estaría aquí? - preguntó ella, masajeando su pantorilla para asegurarse de que estaba mejor.
- Aa – contestó él suavemente, mirándola de nuevo. Sus ojos se posaron en su pierna y luego volvieron a mirarla expectante.
- Estoy bien – contestó a la pregunta no formulada – He corrido demasiado deprisa y demasiado lejos. No había calentado antes.
No contestó. La miró, esperando algo. Ella seguía masajeándose, nerviosa bajo su escrutinio.
- No podía dormir hoy tampoco – empezó a explicarle. Esto era más bien para ella misma, sabía que a él no le importaba en lo más mínimo y que probablemente ya había deducido por qué estaba ahí – Está siendo realmente molesto. Tenemos entrenamiento mañana, necesito estar descansada, pero no puedo dormir. Si no duermo nada no podré trabajar en el hospital.
Le dio un último apretón a su pierna, confirmándose que ya podía ponerse en pie.
Miró hacia arriba para ver que él se había marchado. Su labio inferior sobresalió en un puchero. ¡¿Cómo se atrevía a marcharse así sin decir nada?!
Una fuerte mano agarró su hombro. Se sobresaltó, saltando y girándose para escapar de su contacto.
- En serio, no deberías dejar que te sobresalte de esa forma – dijo de nuevo él – Sobre todo teniendo en cuenta que ya sabías que estaba aquí.
Jadeó, tratando de recuperar el resuello. Su boca se abrió un poco.
- Y tus obligaciones están con el equipo. No el hospital – siguió hablando, algo de desdén en su voz – Antes que nada eres una ninja.
¿Por qué sólo sentía la necesidad de hablar para insultarla o instruirla?
- Mira, la única razón por la cuál puedes estar así conmigo es porque no presto atención cuando tú sí lo haces. No voy a estar siempre en guardia, especialmente si sólo se trata de ti.
- Necesitas estar siempre con la guardia puesta. Especialmente cuando se trata de mi.
Se preguntó vagamente por qué había dicho eso. Él agarró su brazo, poniéndola de pie a la fuerza.
- Lucharemos. Y luego te irás a casa – ordenó.
Volvieron a luchar. Él ganó, a pesar de las estrategias de Sakura. Lo máximo que pudo hacer por su dignidad era al menos ser un reto para Sasuke, Tristemente luchar contra ella no parecía ser un estímulo lo bastante grande como para que tuviese que activar el Sharingan. Eso la enervó en cuanto lo notó, haciendo que golpease más fuerte en su piel. Cuando estaba enfurecida olvidaba que era un compañero... incluso que era alguien a quien quería. La lucha la consumía. Empezó la lucha para herirlo, ni si quiera quería entrenar ya.
Él era su enemigo.
Sasuke se las arregló la para dañarla de la misma forma que él estaba siendo dañado. De alguna forma, no importaba cuánto trataba ella de mantener un ojo en él, siempre aparecía detrás de ella. Agarró sus hombros, forzándola a pegar su espalda contra él.
El golpe contra su pecho la despertó de su urgencia de luchar contra él. De repente se puso más seria, dándose cuenta de dónde y con quién estaba. Trató de alejarse de él, pero había rodeado su cintura con sus brazos.
Apretó su agarre al pegarla más a su pecho, obligandola a rendirse – permitiendole ganar la pelea. Sakura luchó. Su agarre apretándose cuando ella se removió, pero nunca hasta el punto de hacerle daño, sólo lo bastante como para volver a pegarla a su pecho.
Su respiración estaba acelerada, estrangulada por su fuerza. El calor se repartió por su cuerpo rígido en cuanto se dio cuenta de lo cerca que estaban. Cuán apretada la tenía.
- Te tengo – se burló él en su oído.
Su murmullo, la voz baja, vibraron por su cuerpo, cosquilleándola. Provocándola. Tembló.
Su calor y olor empezaron a intoxicarla, haciendo sus esfuerzos inútiles. Se relajó entre sus brazos, dejando de luchar.
La tenía.
ººº
Bueno, bueno, bueno. ¿Pero qué es esto? Ayer terminé un longfic y hoy mismo me pongo con otra cosa. No paro, es que no paro.
Pues veréis, resulta que hace un tiempecito me encontré con esta historia - de tan sólo cuatro capítulos - y quedé tan fascinada que le pedí permiso a la autora para traducirlo. Ayer me contestó el privado, dándome su consentimiento. Entre ayer y hoy ya tengo la mitad del fic traducido, así que no me va a llevar mucho tiempo publicarlo por completo :'D
Si queréis leerlo en versión orignial, no dudéis en acudir al perfil de la autora: BlushingLotus
En todo caso, muchas gracias por abrirlo y por leer.
Matta ne!
