Título: Mandato

Disclameir: Katekyo Hitman Reborn pertenece a Amano Akira, sólo la historia es el mi autoria... realizada sin fines de lucro

Rated: K mas adelante subirá

Advertencia: AU

Summary:El menor de los Hibari, afilo su mirada, "jugar", eso no, él quería seguir con su entrenamiento, no tenía tiempo que desperdiciar con aquel miedoso herbívoro, abrió ligeramente sus labios, dispuesto a replicar, sin embargo, volvió a cerrarlos, al contemplar las orbes de aquel niño, estaban ligeramente brillosas, ¿a caso ese herbívoro lloraría? Cerró sus orbes. No era su asunto. Abrió rápidamente sus parpados, buscando a su padre, sin éxito alguno, al parecer se había ido, refunfuño por lo bajo, observando al "impedimento" de su entrenamiento.


つ*

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El pequeño observo detenidamente al "visitante". No era más que otro simple herbívoro asustadizo; de enormes ojos avellana, cabellos del mismo tono y tez blanca, sus facciones eran hasta cierto punto finas. Su estatura delataba su edad, asegurándole que era por lo menos un año menor que él. Miro a su padre, con algo de enojo, reprochándole en silencio. Su padre desvió la mirada, contemplando al menor que se escondía detrás de su pierna.

– Él es mi hijo Hibari Kyouya – giro observando al menor de los Hibari – él es Sawada Tsunayoshi – presento al menor a su hijo, éste sólo frunció el ceño – Kyouya – llamo despacio el mayor – él se quedara por un tiempo – indico – se amable, no quiero ninguna queja – advirtió mandándole una severa mirada, antes de agacharse, hasta quedar a la altura del pequeñín – No te preocupes, Kyouya jugara contigo – el pequeño asintió algo inseguro, tenía miedo, no quería quedarse con aquel niño, algo en su interior le advertía del peligro.

El menor de los Hibari, afilo su mirada, "jugar", eso no, él quería seguir con su entrenamiento, no tenía tiempo que desperdiciar con aquel miedoso herbívoro, abrió ligeramente sus labios, dispuesto a replicar, sin embargo, volvió a cerrarlos, al contemplar las orbes de aquel niño, estaban ligeramente brillosas, ¿a caso ese herbívoro lloraría? Cerró sus orbes. No era su asunto. Abrió rápidamente sus parpados, buscando a su padre, sin éxito alguno, al parecer se había ido, refunfuño por lo bajo, observando al "impedimento" de su entrenamiento.

El pequeño se aferraba del marco de la puerta, escondiendo la mitad de su cuerpo detrás de ella. Dando a notar el nerviosismo o el inmenso temor que le tenía, sonrió de medio lado, aquel herbívoro, conocía su lugar, y hacia caso a sus instintos. Sacudió levemente su cabeza, ahora no era momento de regocijarse por aquello, tenía que convivir con él, como lo había ordenado su padre.

– Sawada Tsunayoshi – llamo, el pequeño se estremeció al escuchar su nombre, entrecerró sus orbes mientras retiraba sus manos de la puerta corrediza.

Hibari suspiro, no sabía tratar con herbívoros, y ese parecía estar demasiado asustado para querer cooperar con él. Tenía que acercarse, aunque odiara que alguien – más si se trataba de un herbívoro – compartiera su espacio personal. Por un momento dudo, al contemplar que el pequeño retrocedía, al parecer huiría antes de que pudiera dar un paso. Frunció el ceño molesto. Acción que asusto más al menor.

– Espera, Sawada Tsunayoshi – intento relajar sus facciones, no quería ser regañado y probablemente castigado por culpa de aquel ser – cual – desvió su vista – a que te gustaría jugar – procuro que su voz sonara lo más suave posible, intentando así no asustar mas al herbívoro.

Tsuna titubeo en contestar, estaba demasiado aterrado para hacerlo.

Hibari no tenía mucha paciencia, por lo que, sin querer realmente, afilo su mirada, demando una rápida respuesta, el pequeño brinco retrocediendo mientras sus orbes se empañaban, alertándole a Hibari que en cualquier momento Tsunayoshi huiría despavorido hacia su padre llorando.

– No te hare daño – prometió – ¿a qué te gustaría jugar? – volvió a preguntar, desviando la mirada, no quería volver a repetir aquello.

– Y-yo – tartamudeo el menor indeciso, volviendo a colocar sus manos en la puerta de madera.

Hibari sabía que ese niño no respondería, así que elevo su vista buscando a su ave. Esta se situaba en uno de los cerezos, Hibari estiro su mano, y el pequeño animal emprendió vuelo para situarse allí.

– ¿Te gustan las aves? – Tsuna observo al mayor, notando una pequeña bolita amarilla entre sus manos – se llama Hibird – continuo, sin esperar respuesta del menor. Éste se acerco un poco, tratando de contemplar al pequeño animal. Hibari noto la acción del menor, sin embargo, siguió viendo fuera del doyo, contemplando los cerezos. Tsuna redujo mas la distancia, quedando a solo un metro.

Hibari bajo su mirada enfocándola en el pequeño pajarillo amarillo – ve – susurro estirando su mano, pero sin voltear a ver en ningún momento a Tsuna. El ave sacudió sus alas antes de comenzar a volar una vez que su dueño desvió la mirada.

Y sin previo aviso comenzó a canturrear – Hibari, Hibari – repetía antes de posarse en la cabecilla de Tsuna. El pequeño sonrió, aquella ave volvió a volar, esta vez se situó en su hombro, la sonrisa del pequeño se ensancho, mientras tocaba el pequeño pajarillo.

Hibari sonrió de medio lado, ahora podría seguir con su entrenamiento. Se levanto, haría un par de flexiones dentro. Paso a un costado del menor, sin parar en voltear a verlo, realmente no le interesaba, sólo quería seguir entrenando.

– Hi-Hibari-san – susurro aun temeroso el pequeño, tomando entre sus manos al pequeño animalito.

Hibari se detuvo molesto, suspiro tenía que controlarse – ¿qué ocurre Sawada Tsunayoshi? – pregunto con toda la amabilidad que pudo.

Tsuna tembló, aun inseguro se acerco más a Kyouya, aun cuando el pequeño le había prometido que no lo dañaría aun así, su miedo no desvanecía del todo – y-yo – y el tartamudeo que presentaba sólo lo confirmaba. Hibari giro viendo al pequeño.

– ¿Quieres jugar? – Tsuna asintió. Hibari sólo lo contemplo pensando en un buen juego, dudaba que el pequeño pudiera darle una buena partida de ajedrez, así que descarto la idea de inmediato, probablemente ni siquiera sabría como jugarlo y él no tenía la paciencia suficiente por el momento para enseñarle… podría llevarlo a su cuarto y dejarlo jugar con sus videojuegos, eso parecía lo más conveniente…

– Es-escondidillas – expreso el niño al notar que el mayor se debatía, probablemente buscando un buen juego. Sabía que era un juego muy viejo y que el mayor lo rechazaría pero él deseaba jugar aquel juego en ese momento.

Hibari sonrió ese herbívoro era realmente interesante.

– Sólo somos dos, el juego del escondite requieren de más personas – concreto desechando la absurda idea del pequeño, Tsuna negó enérgicamente con su cabecita.

– Somos tres – confirmo sonriendo señalando a la pequeña ave que volaba arriba de ambos. Realmente el pequeño era interesante o realmente ingenuo y estúpido.

– Tienen un minuto para esconderse – expreso dirigiéndose a la pared más cercana siguiéndole el juego, cerro sus orbes mientras comenzaba a contar. Aquello no le llevaría mucho, Hibird saldría apenas escuchara su llamado o sin este, y aquel herbívoro se escondería cerca. Antes de que el pequeño se alejara escucho a su ave canturrear y a Tsunayoshi susurrar algo por lo bajo. Realmente no le dio importancia, concentrándose en seguir contando mientras las pisadas del pequeño desaparecían…

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Continuará


つ* (tsu): uno