Cap. 1: "Rojo y azul"

Muy buenos amigos, un preciado tesoro mayor a cualquier otra riqueza jamás imaginada por ninguno de los cuatro Hunters es lo que obtuvieron junto a su licencia tras el examen; esto es lo que impulso a tres de ellos a dejas sus respectivas metas a un lado para recuperar al cuarto de su propia casa, o mejor dicho, de su propia familia.
Gon, Leorio y Kurapika se encontraban bajo entrenamiento en la propiedad Zoldyck con el fin de poder entrar por la puerta principal dignamente y continuar camino hacia la mansión, contando con menos de treinta días delante, por haber entrado con visa turista a elección de Gon, los chicos no perdían el tiempo entrenando duramente durante día y descansado rendidos durante las noches en la habitación que compartían.

- ¡¿Vieron eso?! ¡Hoy casi abro la primera puerta primero!
- Creo que vas a tener que esforzarte aun mas para eso Leorio, Gon parece muy decidido.
- Jeje creo que los tres estamos haciendo un gran trabajo ¡Buenas noches!

Los dos mayores le devolvieron el saludo al niño y se acurrucaron en sus camas entregándose al cansancio... O al menos no el joven Kuruta, algo lo tenía inquieto, dio un par de vueltas en la cama pero lejos de encontrar una posición cómoda se encontró con un pequeño visitante de ocho patas caminando entre las sabanas, en un movimiento rápido la hizo volar de la cama sin recibir mordida alguna pero el encuentro basto para que sus ojos se tornaran escarlata. Rápidamente se calzo y salió de la habitación buscando la fresca brisa nocturna en su rostro para calmarse.
La tranquilidad de la noche tan solo se veía afectada por el rondar de los animales nocturnos de la zona, insectos, algunas alimañas buscando su comida y el susurro de los arboles meciéndose lentamente, creando una tranquila atmosfera que destenso su cuerpo y mente, incluso al escuchar los pasos que se aproximaban hacia él.

- ¿Te encuentras bien?
- Si, gracias Leorio, lamento haberte despertado ¿Gon también está despierto?
- No te preocupes, él duerme como un perrito, se esfuerza duro cada día para ver a Killua.
- Me gusta eso de él, cuando se le mete algo en la cabeza no lo deja en paz hasta lograrlo.

Ambos sonrieron al recordar el entusiasmo del menor gracias al cual ahora se encontraban allí.

- Si quieres vuelve a la cama, yo daré una vuelta y me acostare en un rato.
- Prefiero quedarme aquí contigo.

La brisa soplo un poco más fuerte rodeándolos, el rubio se abrazó a si mismo con algo de frio ya que solo había salido con la ropa que suele llevar debajo de su tabardo, a lo que automáticamente Leorio se quitó su saco ofreciéndoselo.

- Toma, supuse que no habías traído abrigo.
- No, gracias, yo... Bueno, gracias.

No pudo negarse ante la insistente cara del más alto y se envolvió en aquel saco azul un par de talles más grandes que él, apoyándolo en sus hombros sin usar las mangas cruzándose de brazos.

- Vas a ser un gran doctor, siempre estas preocupándote por los demás.
- Principalmente por los que más me importan.

Leorio miro aquellos celestes ojos dedicándoles una sonrisa y Kurapika nervioso por algún motivo que desconocía desvió la mirada. A pesar de conocerse hace relativamente poco habían atravesado muchas situaciones y emociones fuertes juntos, y eso era algo que ninguno había experimentado antes con nadie más.

- Gracias... Tu... También me importas... Todos ustedes son muy importantes para mí.

Sonrió nerviosamente pero ni el mismo entendía aquella sensación que lo invadía, si bien lo que había dicho era verdad sentía que no era exactamente lo que quería decir.

- Kurapika...

El más alto lo tomo repentinamente de una mano atrayéndolo hacia su pecho, cruzando fugazmente miradas bajo la brillante luna llena, a partir de ahí para Kurapika cada segundo transcurrió lentamente como una secuencia de imágenes donde no tuvo tiempo a reaccionar, viviéndolo como si tan solo fuera un espectador viendo como Leorio acortaba la distancia entre ellos depositándole un beso en los labios.
Sus ojos se abrieron como platos cayendo en lo que sucedía y de inmediato un oscuro pensamiento se apodero de su mente rompiendo el momento tanto como el beso separadose violentamente de su compañero al mismo tiempo que se limpiaba los labios con el dorso de la mano.

- ¡No soy una de tus mujeres!

Leorio abrió la boca con intenciones de explicarse pero ya era demasiado tarde, sin tiempo a nada aquellos ojos escarlata se perdieron en el bosque junto al sonido de sus pasos apresurados sobre la graba, y sin dudarlo comenzó a seguirlo.

- ¡Kurapika! ¡Espera!

Miro hacia todos lados mientras corría en la dirección que lo vio salir, pero fue inútil, lo había perdido en la oscuridad del denso bosque, se detuvo un momento apoyando las manos en sus rodilla recuperando el aliento y volvió a mirar a su alrededor disgustado.

- ¡Maldición!

El rubio desde la rama de un árbol lo vio alejarse frustrado por el camino donde había venido ¿Que acababa de suceder? Angustiado apoyo la cabeza contra el tronco mirando el estrellado cielo mientras abrazaba aquel saco que desprendía su característico aroma a after shave. Su mente se encontraba muy confusa pero su corazón aún más.