La misión más difícil

Capitulo uno: No estás.
Lo habían llamado desde el cuartel, luego de haber dejado su búsqueda un poco, solo un poco y estar tranquilo en un lugar determinado, lejos de todo, pero era imposible, habían pasado unas horas de sus "vacaciones" y ya lo estaban llamando con desesperación, era increíble. Bufó con sutileza viendo a su hermano, esa gran armadura caminando junto a él de regreso al gran cuartel, subiendo al primer tren de camino hacia aquel lugar, no le agradaba esto, para nada, algo estaba mal y aun más luego de la muerte de Maes Hughes, un gran amigo para ambos hermanos, siendo matado por un gran enemigo claro para ambos.

Al: nii-chan, ¿Qué te dijeron? –preguntó la armadura adentrándose en el tren junto con este, claro en el vagón de carga, no sin antes haberse hecho pasar por un montón de chatarra.
Ed: Dijeron que algo paso con el Taiza, probablemente se habrá ido por ahí luego de tanto beber y andar con sus mujerzuelas, como de costumbre. –murmuró y dió un gran berrinche-¡yo no soy su maldita niñera para andar cuidando de él!
Al: B-bueno nii, es que piénsalo… Hace días…. Bueno, tú sabes…
Ed: si lo sé, pero aun así no debe actuar como idiota…-murmuro nuevamente, le preocupaba, y más de lo que su hermano pensaba, era evidente lo que sentía el menor por el pelinegro sin embargo sus agallas no llegaban a tanto como para declararse a un rechazo en su rostro. El tren ya había comenzado con su recorrido y con ello este veía todo tipo de paisajes, pensando que tal vez solo había sido una noche de borrachera, y probablemente estaría en su casa, haciendo cosas como siempre, o simplemente acostándose con alguna ramera. El único que sabía cómo devolver a Roy a su estado normal era Maes, y esta vez ya no estaba allí, aun no entendía como había pasado aquello y más aun como Envy se le había escapado nuevamente, se maldecía por dentro, por la familia de aquel hombre, más solo se mantenía callado, frente a los ojos de su hermano, de aquella armadura, que en algún momento volverían a ser humanos. Y claro sabía que su hermano lo entendía perfectamente, que sabía lo que sentía, solo que también sabía que jamás le diría mientras este no fuera a decírselo.
Al: ¿Tú crees que el este bien? –pregunto mirando a su hermano con aquel tono metálico que lo caracterizaba por dicha armadura.
Ed: seguramente, el taiza es un idiota pero sabe defenderse, no hay de qué preocuparse, rayos, odio ser su niñera. –admitió con rudeza aunque le encantaba verlo, más no en las formas que creía que tendría que verlo, dio un pesado suspiro y miro nuevamente a su hermano.- Dormiré un rato, Al, avísame cuando lleguemos.- susurro recostándose en el suelo y cerrando sus ojos poco a poco durmiéndose, los sueños vagaban nuevamente en su madre, en la noche que cometieron el gran error, en donde todo se le fue de las manos y su padre una y otra vez en su interior, finalmente algo cambió, aparecía nuevamente delante de aquella puerta y con desesperación quería abrirla, claro buscando el cuerpo de su hermano mas solo recibía a Roy Mustang muerto, ensangrentado completamente y un Envy completamente sonriente, desquiciado en su deseo desesperado, pronto corría hacia este en un grito lleno de odio, de ira, mas lo único que recibía era un gran golpe, el ser atado y un gran grito, emitido por este el cual lo despertaría con Alphonse arriba, tratando de quitarlo de aquella pesadilla.

Al: nii-chan, ¿Estás bien?, fue una pesadilla –susurro acariciándolo mientras este jadeaba pensando en todo, sus ojos se notaban nervioso, finalmente suspiró y entendió que aquello no fue más que una pesadilla.

Ed: Nada…. Nada…-murmuro mientras vio como el tren poco a poco se detenía dando un suspiro. Se levanto dejando a Alphonse sentado allí cual chatarra, haciéndolo sacar y próximamente llevarlo a un callejón, entre escondites y todo llegaron al gran cuartel encontrándose con Riza la cual corría de aquí para allí, sin entender siguió a la mujer hasta llegar a la oficina de su Taiza donde Havoc detenía a Ed mirándolo.
Hav: Lo siento niño, pero no puedes entrar aquí, una escena del crimen.
Ed: ¿¡Q-qué?! ¡Déjame entrar! –lo empujo con fuerza a lo que la armadura se detuvo a pedir perdón, y lo que encontró lo dejo sin habla: el ventanal roto, la silla partida, varias cosas tiradas, signo de pelea, algunas cosas encendidas, destrozadas, comidas, rasgadas. Se adentro la mujer, la compañera de aquel hombre y lo miraba detenidamente.

Riza: ¿Ahora comprendes por qué debías venir?... Anoche lo secuestraron, no sabemos donde esta ni siquiera si yace vivo… Lo único que sabemos es que se lo llevaron aquellos homúnculos que mataron a Hughes, y esta será tu misión.

Ed: ¿Mi misión? Así que esto será… Pues bien, lo acepto.

Riza: No te queda de otra, ya sabes lo que eres.

Ed: No hace falta decirlo, ¿Qué más hay? Alguna pista… ¿Algo? –miró a la mujer la cual buscó una carta y se la dio al menor, este se dió la vuelta y camino hacia afuera, la carta era pesada, contenía algo mas no sabía qué, busco a Al y salió del lugar para buscar un buen hotel. Ya luego de haberse dado un baño y haber dejado a Al leyendo un libro de alquimia se dispuso a ver la carta, y al abrirla su sorpresa fue mayor, una piedra filosofal, pequeña, un fragmento, abrió sus ojos tanto como podía, atónito. Tomo la carta y comenzó a leerla:

"Hagane-no:

Ya tienes lo que querías, es tu momento de desaparecer y hazlo mientras puedas, Hughes me dio esto antes de morir, y pienso que no era para mí, te recomiendo usarla con tu único objetivo y disfruta de ello. Sigues siendo un niño pequeño y no sirves para esto, aléjate de aquí, de la central, de este lugar. En este último momento escribo esto antes de mi muerte, obligado frente a esto. Dile a Riza que no me casare con ella, que era lo que más deseaba, pero que no será así jamás y sobre todo cuídate mucho, niño.

Esconderé esta carta para que solo tú y Riza la encuentren, nadie debe ver la piedra, nadie debe encontrarla, al acabar de usarla destrúyela, y no vuelvas a meterte en problemas estúpidos.

Roy Mustang. "

Ed: No puede ser…. Es imposible…. –susurro mirando la piedra la cual brillaba, miro a su hermano el cual yacía frente a él y le enseño la piedra haciendo que Al se quedara aun mas atónito que el.

Al: E-eso es…. Eso…..Eso es…..
Ed: … Al…. Tenemos la piedra….-murmuro y dejo la carta sobre la cama sentándose junto a él- ¿Sabes lo que significa?... ¡Volverás a la normalidad! –Sonrió con dulzura y se abrazo a este con fuerza- ¡te devolveré tu cuerpo!

Al: ¡Que bueno hermano! Y tu brazo y tu pierna, claro que si, ¡que suerte! Nos fue fácil dentro de todo pero…-miro la carta, tomándola comenzando a leerla hasta que finalmente la termina, mirando a su hermano.- Ed…

Ed: no es él quien lo escribió, lo sé perfectamente, o por lo menos no con el objetivo de dejar que yo me quede lejos, al contrario, quiere que lo busque. El no es así, y eso me indigna aun más, el sabia que lo encontraría y sabia que no me quedaría callado, me conoce perfectamente. –Murmuró- Y al parecer quiere que me aleje de la centrar, de este lugar, por lo que probablemente este por aquí y seguramente los homúnculos deben estar con él.

Al: tienes razón, nii-chan, bien bien ahora hay que buscarlo. –Con ello los hermanos se dispusieron a abrir la puerta, no sin antes leer y entender aquella piedra, la noche paso y cuando se dio cuenta de lo que realmente era, al parecer iba a darle el cuerpo de su hermano, pero no sus partes, y el lapso seria un mes, lo cual debería mantener cerca la armadura que contenía sellada el alma de su hermano, aquello lo enfureció, mas lo uso y al ver a su hermano nuevamente en carne y hueso sus ojos se llenaron de lagrimas, se abrazo a Al y sollozo un gran tiempo hasta que finalmente lo acaricio.

Ed: sabes que es por un lapso de tiempo, pero estarás bien, tranquilo, yo llevare la armadura la última semana… no sucederá nada Al, todo estará bien…
Al: si nii pero me romperás a la mitad, a demás tengo hambre.