Hola ¿Cómo están? Espero que muy bien.
HE notado que casi nadie escribe de esa pareja y pensé ¿Por qué no hacerlo uno? Así que me tome la molestia de hacerlo, espero que sea de su agrado.
Disclamer: como todos saben Kishimoto es el dueño de todo yo lo hago por fine s no lucrativos.
Tomo aire sintiendo el mismo pesado al pasar por sus fosas nasales; estaba cansado de todo eso y aunque su mente le trataba de convencerle que todo eso pasaría rápido él no lo creía. Ese tipo de cosas nunca pasaban rápido: incluso le parecía una eternidad a pesar que en realidad solo había trascurrido una hora desde que llego.
Sintió una punzada fuerte y latente en su pecho que interrumpió sus aislados pensamientos. Dolía, dolía mucho. Quería llorar, pero no era el momento no por ahora.
Respiro de nuevo hondo para recuperar fuerzas mirando a su alrededor a toda la gente que estaba callada o hablaban en pequeños y secretos murmullos penosos; se sentía como un niño perdido en medio de la muchedumbre indiferente. Daba igual eso, no le importaba para nada la atención de esa gente.
Empezó a andar de nuevo por la enorme habitación. Ya le había merodeado muchas veces. Toda o en realidad casi toda. No había ido todavía donde estaba su hermano, no había tenía el valor de valor. Ahí toda su seguridad y buena voluntad de no llorar se iría al demonio. Tarde o temprano tendría que verlo.
Volteo a verlo a una distancia considerable pero no podía verle en esos momentos ya que su padre obstruía su campo de visión. Aunque con aquel hombre así sin dudas fue algo. Toda su vida había tenido la imagen de su padre como algo simplemente inquebrantable y seguro de sí mismo. Ahora era justamente lo contrario: se veía más viejo, la piel más pálida y les ojeras más marcadas. Sin duda se veía totalmente demacrado y eso no era nada alentador.
Por un momento noto que lo estaba también observando y desvió la mirada con rapidez ¿Por qué había hecho eso? No lo sabía muy bien, le faltaba todavía valor. Volteo luego de unos momentos pero su padre ya no estaba, solo su hermano.
No quería acercarse, no quería no siquiera moverse, no obstante su cuerpo era un sucio traidor que lo jugaba de la peor manera posible que le hacía caminar hasta su hermano y él no podía decir nada. Como si lo último fuera una novedad, pensó irónico.
Se detuvo en el momento exacto para no chocar con su querido hermano; Su pulso disminuyo y por un momento pensó que se desmayaría. Había algo que se lo impedía y agradecía que estuviera ahí.
"Madara" pensó el joven acercando su mano el rostro de esta que no hablaba o decía algo al respecto.
Era natural, él tampoco hablaba, aunque a diferencia de él no había sido de nacimiento si no que fue por un evento reciente que le impedía el habla y otras funciones vitales. Simple: los muertos no pueden hablar. Si, Madara estaba muerto y eso era un funeral.
Un funeral que él se negaba aceptar en lo más profundo de su corazón. Su hermano no podía estar muerto. Lagrimas silenciosas corrían libres por sus mejillas. Debía aceptar esa verdad por muy cruel que fuese.
Tenía que aceptarlo y decirle adiós ¿Por qué sonaba tan sencillo y era tan difícil? No entendía ni entienda porque así como las cosas que sucedían a su alrededor.
Solo entendía que su hermano estaba muerto y que todo se había calmado por fin en todas partes. Un final muy turbio a su punto de vista.
Se quedó un momento acariciando la fría piel de Madara. Odiaba verlo así, tenía que salir así que abandono la sala rápidamente sintiendo como la presión se aligeraba aunque sea un poco, más no desaparecía por completo. Por lo menos era llevadero.
Deambulo sin rumbo por su casa hasta llegar a su habitación. Entro en el mirando con nostalgia todo. Ese cuarto guardaba tantos recuerdos y secretos que se callarían por siempre como él.
Suspiro cerrando sus ojos y de una manera acertada y sin incidentes se echó a la cama sin golpearse con nada. Ahora podía pensar mejor. ¿Desde cuándo paso todo eso y cuánto duro? Porque esto no sería el final, solo un incidente bastante lamentable; porque no anunciaba un final sino un panorama diferente.
Los recuerdos escondidos en lo más escondido de su memoria resonaron como un visitante inesperado. Bueno, tenía tiempo y se podía dar el lujo de adentrarse donde todo comenzó.
Continuara.
