DISCLAIMER: LOS PERSONAJES PERTENECEN A J. K. ROWLING

Hola chicas! bienvenidas =D

Pues esta pequeña historia es una respuesta la Reto "5 cosas" del foro Weird Sisters. Consistirá en 5 viñetas solamente.

Aqui les traig la primera de ellas, espero que la disfruten y me dejen sus opiniones

Cariñitos!

Irene

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Negativa #1:

… No te vuelvas a acercar a mi, hurón estúpido …

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Si, lo admito. Mi mayor problema desde que entré a Hogwarts ha sido mi obsesión por cierta ratoncita de biblioteca, pero es algo que no he podido evitar, mas allá de la voluntad, irrevocablemente termino sumergido en su mirada altiva y cautivado por esos pequeños y rosados labios que me invitan sin saberlo a perderme entre evocaciones que parecen imposibles.

Al principio lo manejé como cualquier niño pasando por la caótica etapa púber… molestándola por cualquier cosa y haciéndole la vida imposible a la menor oportunidad. Luego intenté pasar a la indiferencia, y posteriormente al espionaje. Pero el asunto ha ido creciendo.

Ahora, cada vez que la miro me siento impelido por su fuerza gravitacional, y yo estoy dispuesto a mandar al carajo 17 años de educación y creencias, solo por intentar acercarme a ella.

Porque no importa cuantas veces tenga que intentarlo, Hermione Granger, será mía, como que mi nombre es Draco Malfoy…

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La tenía en la mira.

Estaba ahí, como siempre, completamente sola en la biblioteca, sumergida entre libros absurdamente gruesos y de apariencia complicada.

Después de pensarlo muchas veces, decidió que el primer paso coherente sería acercarse a ella e intentar mantenerse cerca sin que surgiera algún tipo de agresión, tanto verbal por parte de él como física por parte de ella.

Nunca podría olvidar el cachetadón que recibió al finalizar el tercer año… Su mejilla quedó marcada con los dedos de la muchacha por más de 8 días, eso sin considerar su apreciado ego, ése quedo con secuelas palpables que lo torturaron hasta dos meses después del suceso.

Pero no valía la pena ponerse a pensar tan negativamente, ahora eran personas maduras y centradas… seguramente Hermione podría tolerar sin problemas su presencia, y él se comportaría como todo un caballero. Definitivo.

Así que sin previo aviso caminó directamente hacia su mesa y tras apartar la silla que se encontraba justo frente a su sitio se sentó con lentitud y se apoyó en la mesa. Estuvo mirando fijamente la portada del libro que servia de barrera entre ambos, seguro de que la chica estaba ignorándolo deliberadamente. Pero fue paciente, y tras unos minutos el libro bajó bruscamente para dar paso a un par de orbes color miel que centellaban con furia.

Sus miradas permanecieron fijas una sobre la otra, hasta que la castaña decidió poner fin al incomodo silencio que comenzaba a invadirlos.

- ¿Qué se te ofrece Malfoy?

- Nada, Granger… solo pasaba por aquí y decidí observarte un rato.

- ¿Tan patéticamente aburrida se ha vuelto tu vida que lo mejor que puedes hacer es contemplarme leer un libro sobre runas antiguas?

- Podría decirse que si…

Hermione no agregó nada más, se limitó a volver a abrir su libro por la página donde se encontraba hasta que el maldito Malfoy había decidido estropearle el día y se dispuso a ignorarlo olímpicamente. No duraría ni 5 minutos antes de aburrirse y se largaría.

Media hora después, levantó su vista y contempló azorada que el rubio continuaba ahí, mirándola. Sin decir nada, sin hacer nada… solo ahí, estático, con su mirada atravesándola como una cuchilla de plata.

Sus dedos comenzaron a tamborilear ansiosos sobre la mesa, puesto que la incomodidad que sentía al tener al chico mirándola como si se tratara de lo más interesante que había visto en su vida estaba empezando a evidenciarse a través de un ligero tono rojizo en sus mejillas.

- Malfoy

- Dime Granger

- Si lo que querías era conseguir que me estresara, déjame decirte que ya lo lograste. Felicidades. Ahora puedes largarte tranquilo.

- ¿Qué te hace pensar que eso es lo que quiero Granger? ¿No puedo simplemente estar aquí, observándote mientras estudias?

- No, no puedes. Me molestas.

- Pero que delicada, si ni ruido estoy haciendo. Está bien, si tanto te molesta que te mire, entonces me pondré a hacer otra cosa.

- Bien. Haz lo que quieras, pero déjame tranquila.

Draco solamente la miró con una media sonrisa en el rostro y se levantó de su asiento. Entonces Hermione suspiró aliviada y reacomodándose en su silla comenzó a leer de nuevo los últimos párrafos de su lectura, los cuales, por culpa del maldito Hurón, había tenido que leer tres veces sin entender una sola palabra de lo que ahí decía.

Pasaron aproximadamente cinco minutos cuando volvió a sentirse incómoda, así que levantó su vista y giró a su derecha, para casi brincar de la impresión al encontrar a Malfoy sentado a su lado, muy cerca… demasiado cerca.

El chico tenía un libro entre sus manos y estaba leyendo tranquilamente a su lado, aparentemente indiferente a la mirada de reproche de la castaña.

- Malfoy, ¿Qué pretendes?

El chico apartó su mirada del libro y la clavó en el rostro de Hermione, haciendo que a la chica involuntariamente le temblaran las rodillas bajo la mesa. Nunca había visto tan cerca de Malfoy, ni se había percatado de lo asombrosamente gris que era su mirada, casi como plata. Se reprendió mentalmente al pensar que eran los ojos mas bonitos que había visto en su vida.

- ¿Qué pretendo de qué Granger? Solamente estoy leyendo

- ¿Y porqué no lees en otra parte?

- Porque quiero hacerlo aquí.

Hermione bufó molesta, totalmente segura de lo que pretendía el maldito Hurón. Quería sulfurarla hasta hacer que sus orejas comenzaran a echar humo, o tal vez hasta lograr una combustión espontánea producto de la ira que sentía en ese momento… cualquier cosa era probable tratándose de él, pero seguramente su fin último era hacerla rendirse y largarse. Pero no lo conseguiría… ella era fuerte, y si quería jugar, entonces jugaría.

La chica giró su cuerpo un poco, para intentar apartarse de el chico y volvió a abrir su libro, por cuarta vez en el día, en la misma página. Comenzó a releer el párrafo, pero tras terminar la hoja comprobó que no había podido entender absolutamente nada.

Y todo porque cierto aroma se estaba colando sin su consentimiento por sus fosas nasales, haciendo que su respiración se tornara irregular y frenética. Ese maldito olor, endemoniadamente atractivo, era sin duda del tarado que estaba sentado a su lado.

Se encontró a si misma analizándolo, intentando determinar los componentes que hacían ese olor tan irresistible. Sin duda había un acento mentolado en él, pero poseía cierto olor a agua, a brisa… algún tipo de esencia que la remontaba a una tarde de verano, con la sensación del pasto bajo sus pies y el fresco rocío de un río…

Momentáneamente se sintió extasiada, rodeada por el aroma imaginario que evocaba su subconsciente al estar en contacto con la loción de Draco. Porque entre sus divagaciones olfativas comenzó a percibir uno de sus aromas favoritos, el pasto recién cortado, humedecido por el rocío matinal. Y ese aroma se entremezcló con el olor del libro que tenía entre sus manos y…

Demonios.

Con un movimiento brusco aventó el libro hacia la mesa, y se giró para contemplar a Draco. Se llevó una sorpresa enorme al encontrarlo frente a su cara, a solo unos centímetros de distancia, mirándola directamente a los ojos y sonriendo arrogantemente, con su característica mueca soberbia de medio lado.

La chica sintió que su corazón se paraba una fracción de segundo, para después comenzar a latir desaforadamente, llevando más sangre de la necesaria hacia su cabeza y coloreando sus mejillas del más vivido tono de rojo.

Estaba cerca, muy cerca… peligrosamente cerca. Y su aroma estaba volviéndola loca.

- ¿Algún problema Granger? ¿Cómo pudo haberte ofendido el libro para que lo aventaras de esa manera?

El aliento de Draco la golpeó directamente, dejando a su paso un hueco en el estómago similar al que se siente cuando el aire te abandona de golpe.

Hermione se levantó de su asiento, y mirándolo con rabia no disimulada, le espetó entre dientes

- No te vuelvas a acercar a mi, Hurón estúpido. Mantente a una distancia prudente, o sabrás lo que mi varita puede hacerle a tu aristocrático trasero.

Y sin esperar una sola contestación del rubio, recogió sus cosas de la mesa y salio casi corriendo de la biblioteca.

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Tengo un grave problema. Uno verdaderamente gordo… y ese problema tiene nombre y apellido.

Y aunque intento no pensar en el revoloteo que me causó el tenerlo tan descaradamente cerca, no puedo sacarme de la cabeza sus malditos ojos taladrándome, ni su maldito olor…

Porque precisamente tenía que acercarse a mí en la biblioteca, donde el olor a libros y pergamino imperan sobre cualquier otro. Porque precisamente tenía que usar una loción que me llevara a pensar en verano y pasto recién cortado, y porque para mi mayor desgracia el olor a menta terminó de formar un cuadro olfativo muy particular…

Y bajo ningún concepto voy a permitir que el maldito Hurón Botador complete mi maldita Amortentia…

Y no, no quiero a Draco Malfoy cerca de mí. Tan segura estoy de eso como que mi nombre es Hermione Granger…

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Hasta aqui llegamos por hoy, pero descuiden, este fic será terminado muy prontito, pues el límite es la segunda semana de diciembre, asi que no tendrán que esperar mucho =D

Por lo pronto si te quedaste con ganas de leer, te invito a pasar por mi fic Onírica, o por el one Shot Fin de Octubre.

Nos leemos prontito

Abrazos gandotes

Irene