Este es mi segundo Fanfic de esta serie (el primero que publico en esta página). Ojalá les guste. Comentarios y críticas constructivas son bienvenidas. Sin más, l s dejo leer...
Capítulo 1
-Murasame-kun, no me estás escuchando ¿cierto? –dijo la mayor mientras pisaba el acelerador
-Lo siento Tomoe, ¿de qué hablábamos? –ni siquiera traté de esconder el hecho de que definitivamente la había ignorado.
-Hablábamos de que en menos de un mes es TU aniversario.
-¿Hah? –una vez más dejo al descubierto mi falta de atención.
-De verdad no puedo creer que digas eso, ¡Eres la peor de las novias! –Dio una violenta vuelta en U, no por necesitarla, más bien por llamar mi atención.
-No quiero escuchar eso de alguien que cambia de novia cada dos semanas.
-¡Al menos recuerdo los cumpleaños de todas ellas! –frenó en seco y volvió a acelerar. –pero basta de esto… ¿cómo vas a celebrar tu aniversario con Aoi?
-… iremos a París. –respondí luego de un rato-
-¡Cielos! Nunca creí que irías a un lugar como ese. –palmeó mi hombro tan fuerte como le fue posible -¡Eres una romántica de clóset!
-No es eso… Aoi quiere visitar algunos edificios allá. –no es necesario ver su cara, sé que mi respuesta la ha decepcionado. ¿qué quiere que le diga? Quiero mucho a Aoi, eso debe bastar.
No volvimos a hablar hasta que llegamos a nuestro destino. Fue ella quien comenzó el tema, puesto que yo no mostraba señales de querer iniciar una nueva conversación.
- Murasame-kun, ¿qué es Aoi para ti? –Sentí cómo su penetrante mirada estaba puesta en mi rostro, así que me dediqué a admirar el parabrisas del Lamborgini que mi amiga conducía.
-Mi novia.- respondí fuerte y claro, como si se tratara de responder ¿cuánto es 2+2? Y la respuesta no fuese más que un producto de la lógica y no del corazón.
-¿La amas? –esta vez tomó de mi mandíbula y me obligó a verla a los ojos.
-Eso creo…
-¿eso crees? Ya son casi tres años ¿Y dices que "eso crees"?
-… -dejé escapar un largo suspiro. –Ella es importante para mí, ella ha estado conmigo cada que la necesito, ¡por supuesto que la quiero!
-Pero sabes que no es lo mismo amarla a quererla ¿cierto?
-La quiero MUCHO. –así es, MUCHO, con mayúsculas, subrayado, en negritas y en color rojo ¿qué acaso no queda claro cuánto la quiero?
-…de acuerdo, no te molesto más con el tema. –Salimos del auto. –Tienes diez minutos para concentrarte en el negocio de hoy. Sabes que es de vital importancia para la empresa hacer el trato hoy mismo.
-Lo sé… y si tanto te preocupaba el trato de hoy, en primer lugar, no debiste sacar el tema de mi relación con mi novia.
-Si, si… lo siento mucho- encendió un cigarrillo que acababa de sacar de alguno de sus bolsillos.
-"Debemos considerar que las personas están cada vez más apegadas a una vida frente a un aparato con acceso a internet… crear conciencia… entonces podemos lograr que a menos un 60% de la población en general…" –Recité el discurso de memoria con las expresiones faciales necesarias para dar énfasis, convenciendo palabra por palabra a esos sujetos de que nuestra firma proveedora de variados productos deportivos y su firma de videojuegos debían fusionarse.
La idea parecía absurda, pero al ser Tomoe la persona tras esa idea, no nos dejaba otro remedio más que seguirla en sus locuras, puesto que por absurdos que fueran sus planes, de alguna manera resultaban exitosos… asuntos relacionados a la buena suerte, algo que yo no tengo.
"Sumi-chan, yo también te amo." Una pesadilla de recuerdo se avecina y lo reprimo tanto como es posible y sonrío ante la persona que tengo enfrente.
-¡Sumika! – Se arrojó a mis brazos mi novia. –¿Pasó algo bueno? Es muy raro que llegues puntual a nuestras citas.
-¿Eh? -estoy embobada, debe ser que con los lentes de contacto su cara luce un poco más madura. -Ah, si… pudimos firmar el contrato y además conseguí vacaciones.
-¡Eso es maravilloso! Al fin podemos hacer planes.
-De hecho ya tengo planes- en un segundo, su sonrisa cambió por una expresión solitaria. -¡Q…quiero decir! Emm, ya sabes… nuestro aniversario. ¡Quiero aprovechar mis vacaciones para viajar contigo!
-¿de verdad? –Asentí y sus ojos recuperaron el brillo. -¡Te amooo!
-ajaja…ja, yo… también.- Besé sus labios y me saben a gloria. Debe ser que en verdad la amo.
-No quiero entrar al cine. –dijo con esa expresión tierna y seductora.
-Pe…p…pero eras tú quien quería ver esta película. –No es que odie la idea de tomarla de la mano y llevarla a cualquier hotel cercano… es sólo que… no sé.
-Aoi, ¿me amas? -pregunté
-tontita, te lo acabo de decir. –y sus ojos brillan como nunca -TE AMO.
¡Al diablo con el cine!
-¿hola? –mantengo el móvil entre el hombro derecho y mi cabeza, pues mis manos están ocupadas acomodando ropa en el equipaje.
-Ah, Murasame-kun. Lamento tanto interrumpir tus maravillosos planes románticos, pero quería asegurarme de que dejaste todo en orden…
-sabes que no me atrevería a irme de viaje con trabajos pendientes en la empresa.
-Sí. Te conozco, es sólo que ayer, luego de firmar… –sé lo que dirá "me fui con una chica". -… conocí a esta chica y no revisé si todo estaba en orden.
-Tomoe-san, -me permito tomar un poco de aire para mantener la calma.
-¿qué intentas decirme?
-faltan algunos papeles…
-Bien, entonces suerte con la bancarrota.- Tratar con las estupideces de Tomoe no es uno de mis deportes predilectos.
-¿eso es lo único que dirás?
-oh, lo siento, creo que en alguna parte olvidé el "eres una idiota". –De hecho es muy brillante, así que creo que lo solucionará de alguna manera, además no quiero arruinar el primer viaje con mi novia.
-jeje… me agrada ese tono de voz. –se tornó bromista. –tu relación con Azusa-kun debe estar sobre ruedas. -me pregunto cuál es ese tono de voz del que habla.
-Hum…yo…-
-no tienes que decirme nada. Lárgate de una vez a tu maldito Francia y yo arreglaré lo de los papeles faltantes, tengo la sospecha de que cierta rubia no terminó su trabajo.
-Buena suerte con Miyako. - "… con lo bien que se llevan" pienso con sarcasmo.
-No la trago. –expresó. –te juro que si no es porque la recomendó mi padre, la tipa ya estaría de patitas en la calle.
-Es una buena chica… ahora déjame empacar de una maldita vez, mi vuelo sale en un par de horas y aún debo recoger a Aoi.
-Buen viaje. –y algo me dice que del otro lado de la línea, hay una Tomoe que sonríe como si fuera mi hermana mayor, deseando lo mejor para mí.
-Gracias.
Por encima del cansancio debido a las horas de vuelo, está la promesa de un viaje inolvidable, una aventura con mi novia, la persona que me ama y que comienzo a amar.
Me aferro a su mano y dejo que me guíe hasta la habitación del hotel que ella reservó. Ignoro al tipo que carga las maletas, quien desde que entramos, no ha dejado de mirar con asco nuestras manos unidas ¿qué acaso no es ésta la capital del amor? Y amor es amor…
La beso, con una pasión desbordante, que no tengo idea de dónde surgió, que de hecho no me interesa saber de dónde surgió. Y sé que esto no será sólo una sesión de besos, ella misma lo ha demostrado, comenzando por deshacerse de su abrigo.
Por un momento creo que Paris hace milagros y que mi amor por Aoi es ya un hecho.
Tonta de mí…
