Vale la pena
By Ireth
(APH no me pertenece)
El miedo amenaza con paralizarla pero ya ha comenzado. No puede dejar que suceda, está pronta a llegar. Va cubierta con un velo, como si no fuera más que una anciana o una pordiosera. Es horrible; sentirte prisionera en tu propio país, susurra en su idioma, sintiendo como en un acto reflejo, las lágrimas comienzan a cubrirle la cara. Comienza a apresurar el paso a medida que se acerca a la frontera, siente que la siguen y no puede dejarse detener. Nada más importa, debe verlo otra vez. Las lágrimas siguen traicionando a su visión, cuando piensa en el "¿qué pasaría si...?". Se limpia los ojos y se dice que debe ser fuerte, por él. Por quien la espera.
Cuando por fin ha cruzado la frontera y ha dejado atrás la Unión Soviética (luego de sobornar a algunos guardias y gracias a la "genial" ayuda de Gilbert), corre directo hasta la casa de Ludwig, donde él ha de estar esperándola. Su corazón palpita con más fuerza de lo habitual y sus llorosos ojos la hacen andar a tropezones en la oscura noche del Berlín Occidental, pero sigue sin importarle, sólo quiere volver a verlo.
Alemania la espera con la puerta abierta y en cuanto entra a la pequeña habitación se quita los harapos que llevaba por ropa y se lanza a los brazos de su amado, quien la recibe gustoso. En un segundo Ludwig ha desaparecido, para darles espacio. El joven de rubios cabellos y ojos violeta la besa con ternura, acariciando con delicadeza su corta cabellera.
-Me tenías tan preocupado, Katya- susurra a su oído con un hilo de voz, dejando escapar un suspiro de alivio -Temía que algo te hubiera pasado.
-Estoy bien, Matvey- responde ella con su peculiar acento, en voz quebrada, pero sonriendo, dándole como siempre el mejor de sus ánimos -Ambos estamos bien, ¿Nyet?
Él baja la vista -No deberías hacerlo. No deberías haberte ido así. Es demasiado riesgo- dice él, con más seguridad que antes, pero sin elevar ni un poco la voz -Si tu hermano o... o incluso el mio, si se llegan a ente--
Y ella lo calla con un beso.
-Vale la pena- asegura, abrazándolo con más fuerza que antes, sabiendo que, aunque no lo diga y tenga tanto o más miedo que ella, Matthew siente lo mismo -Por los dos, vale la pena.
