N/T: Crepúsculo es de Stephenie Meyer y la historia de direwolfy.
INTRODUCCIÓN
Apenas pasada las nueve de la mañana, Bella, Edward y Nessie partieron hacia la casa grande. Nessie, ansiosa, corría delante de sus padres con la emoción de iniciar el nuevo libro lo antes posible. Por otro lado, Bella y Edward, caminaban a paso humanos, cogidos de las manos. Ninguno se miraba, sin desear romper el silencio.
"Estas nerviosa amor" dijo Edward.
"Igual que tú" indicó Bella. Edward asintió, pero no dijo más.
"Es que… esos libros tratan temas importantes. Incluso si el siguiente libro comienza donde el último terminó, estoy segura que nos daremos cuenta de que se trata en breve"
Edward asintió, con la culpa notoria en los ojos "No tienes ni idea de cuánto lo siento. ¿Qué pensará nuestra hija de mí?"
Bella suspiró "Eso temo también… Todos comenzarán a culparse por cosas sobras las cuales no tienen control alguno"
"Yo si tenía control sobre mis decisiones" interrumpió Edward.
"Sobre las cosas cuyas consecuencias nadie hubiese imaginado" continuó Bella en una voz un poco más alta.
Ella se volteó para tomar la cara de Edward entre sus manos y mirar directamente a sus ojos "Lo que pasó, pasó. No es importante ahora. Lo que importa es el futuro. El hoy, y el mañana"
Edward asintió, pero no se veía completamente convencido.
Bella rió sin humor "Algo me dice que te estaré repitiendo lo mismo algunas veces. A ti, a Alice, a Charlie, y a Jasper" gruñó ella con el último nombre sabiendo bien que su hermano se culparía inmensamente.
"Jasper leerá ahora" dijo Edward.
Bella gruñó de nuevo. Sacudió la cabeza y tomando la mano de Edward le dijo "Vamos, todos nos esperan"
"Se tomaron bastante tiempo" avisó Emmett a la pareja al tiempo que entraban en la sala, en su voz reflejándose la insinuación. Bella y Edward le mandaron malas miradas.
"¿Tu comenzarás, Jazz?" preguntó Edward.
Su hermano arqueó una ceja ante la aprehensión de su voz, imaginando inmediatamente a qué se debía "Lo haré" respondió él con la expresión en banco.
Prefacio
"Oh, otro de esos prefacios que nos hacen incómodos y nerviosos" se quejó Emmett.
Me sentía atrapada en una de esas pesadillas aterradoras en las que tienes que correr, correr hasta que te arden los pulmones, sin lograr desplazarte nunca a la velocidad necesaria.
Bella se paralizó, sabiendo exactamente a qué momento se refería.
Las piernas parecían moverse cada vez más despacio mientras me esforzaba por avanzar entre la multitud indiferente, pero, aun así, las manecillas del gran reloj de la torre seguían avanzando, no se detenían; inexorables e insensibles se aproximaban hacia el final, hacia el final de todo.
"¿Qué mierda?" preguntó Charlie. ¿Cuándo y dónde sucedió eso? ¿En Los Ángeles?
"No en realidad" musitó Edward con la mirada gacha, haciendo que Charlie se voltee a fulminarlo con la mirada.
Bueno, tú estarás en mal momento leyendo esto, le gruñó ella mentalmente. Edward resopló. Como si no tuviese idea…
Pero esto no era un sueño y, a diferencia de las pesadillas, no corría para salvar mi vida; corría para salvar algo infinitamente más valioso. En ese momento, incluso mi propia vida parecía tener poco significado para mí.
Aquellos que no conocían detalles, se miraban confundidos. Sonaba bastante parecido al prefacio del libro anterior.
Alice había predicho que existían muchas posibilidades de que las dos muriéramos allí.
Los humanos fulminaban con la mirada a Alice, quien hizo una mueca, pero se les quedó mirando fijamente sin titubear. Ni la ira, ni la culpabilidad, le harían arrepentirse de su decisión.
Tal vez el resultado habría sido bien diferente si aquel sol deslumbrante no la hubiera retenido, de modo que sólo yo era libre de cruzar aquella plaza iluminada y atestada de gente.
Y no podía correr lo bastante rápido...
... por lo que no me importaba demasiado que estuviéramos rodeados por nuestros enemigos, extraordinariamente poderosos.
Charlie tragó saliva.
Supe que era demasiado tarde cuando el reloj comenzó a dar la hora y sus campanadas hicieron vibrar el enlosado que pisaban mis pies —demasiado lentos—. Entonces me alegré de que más de un vampiro ávido de sangre me estuviera esperando por los alrededores. Si esto salía mal, a mí ya no me quedarían deseos de seguir viviendo.
Alice gruñó "Creo que fui bastante clara en este asunto"
Bella la miró culpable "Lo sé, pero no puedes culparme de verdad"
"Touché" dijo Alice soltando un suspiro.
Todos miraban de la una a la otra como un partido de tenis, sabiendo o intentando saber de qué hablaban. La última palabra de Alice le trajo unas cuantas miradas incrédulas, pero Jasper decidió terminar el prefacio lo antes posible.
El reloj siguió dando la hora mientras el sol caía a plomo en la plaza desde el centro exacto del cielo.
"Eso es todo" dijo Jasper alejando el libro.
"¿no leerás más?" le preguntó Jacob en un tono indiferente.
"No" dijo Jasper recibiendo miradas confundidas de los demás. Pero por una extraña razón todos se sentían diferentes al respecto.
"Mi turno, entonces" dijo Esme.
Jasper hizo una mueca mirando a su madre con algo de culpa. Esme le envió una sonrisa y sacudió la cabeza un poco triste al tener que leer un libro que causaría mucho dolor entre sus niños.
