Este drabble participa en la Dramione Week del forum El Mapa del Mortífago con el Prompt especial: Beso.

Nada de lo que podáis reconocer me pertenece, todo le pertenece a JK Rowling y a la Warner.

Gracias a todas las que habéis participado, y estáis participando, difundiendo, comentando... La Dramione Week, sois maravillosas, gracias.


Capítulo único: El primero de muchos.

.

.

.

Hay cosas que uno espera toda su vida para experimentarlas. Quizás porque realmente las deseas, o quizás porque te han hecho creerte que quieres o debes experimentarlas. Hay otras cosas, situaciones, que parecen las mismas, repetitivas, y que sin embargo, sigues esperando experimentar una, y otra, y otra vez.

Como el primer beso.

El dichoso, maldito, y tan esperado, demasiado, primer beso.

Hermione siempre había creído que eso del primer beso estaba sobrevalorado. No es algo que nunca haya esperado con ilusión, ni que le pareciera de una trascendental importancia en su vida, al contrario, siempre ha creído que ese empeño que todo el mundo ha tenido siempre sobre convencerla de que, de hecho, el primer beso es algo que toda mujer, léase la anotación machista, mujer, debe esperar con ansias toda su vida es una soberana y gran estupidez.

Lo que a Hermione le hacía más gracia es que ese primer beso, se suponía que debía ser de un solo hombre, tu amor verdadero. Esa era una idea que siempre se le había atragantado. No. De ninguna manera. Eso era algo que no estaba dispuesta a creerse, reservar un beso, un beso, para tu amor verdadero, que encima era único, irrepetible e irremplazable, era una tontería.

Hermione estaba convencida de que eso era fruto de una conspiración mágica y no mágica para que las mujeres esperaran algo que tampoco era la gran cosa. Debía reconocer que, incluso hoy en día, Viktor Krum le seguía pareciendo guapísimo, pero su primer, y único, beso con él le había dejado mucho que desear, había sido seco y duro. No le gustó para nada.

Con Ronald sí que se dio más besos, muchos, muchísimos más. Pero aun así tampoco le pareció nada especial, eran babosos y muy húmedos. No entendía cómo él y Lavander habían pasado tanto tiempo en sexto curso morreándose. Ugh.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, contra toda ideología y contra todo pensamiento lógico y coherente, ahí estaba ella, Hermione Jane Granger, firme defensora de que los primeros besos no eran la gran cosa, que no eran especiales, que no se debían esperar con ansias porque luego te desilusionabas, esperando a que Draco Malfoy la besara, por primera vez.

Y es que no era algo que su loca cabeza romántica se imaginara, no, Draco la tenía cogida por la cintura, pegada a su cuerpo, con su mano derecha le acunaba ligeramente la cabeza, y sus labios, sus perfectos, rosados y llenos labios se dirigían a lentitud exasperante hacía los suyos. Sentía todos esos clichés románticos que le habían dicho que sentiría, la presión en el estómago, las llamadas mariposas de la anticipación, los labios le picaban, su respiración acelerada, su sangre burbujeando por sus venas…

Todo era una auténtica locura.

Y contra su voluntad ahí estaba, de pie, esperando a que Draco Malfoy le diera el primer gran beso de todos los tiempos. El primero de todos, y esperaba que fueran muchos, los que estaban por venir.