Capítulo 1
Han pasado seis años desde que Aizen intentó crear la llave del rey.
La batalla que sostuvieron los shinigamis y los arrancar fue sangrienta y muy pareja. El vencedor no se decidió hasta el último enfrentamiento.
El traidor de Aizen tuvo que enfrenarse cara a cara con el shinigami sustituto. Sin importar lo exhausto y gravemente herido que estaba Ichigo le hizo frente con valor. No podía rendirse. La seguridad de todos dependía de él.
En su cabeza sólo estaba la imagen de su familia y amigos. Por ellos lucharía hasta el final.
Fue una dura pelea pero al final el bien fue el ganador.
Los shinigamis del Gotei 13 y el shinigami sustituto habían protegido una vez más al mundo humano. Trayendo de regreso la tranquilidad que tanto añoraban. Aunque siempre había Hollows que purificar y plus a los cuales debían hacerle el entierro de almas para enviarlos a la sociedad de almas. Nada fuera de lo común.
Una vida pacifica era la que todos vivían desde ese entonces.
Sin embargo, nadie imaginaba que pronto todo estaba a punto de cambiar. Todo iba a dar un giro inesperado.
Un nuevo enemigo que amenazaba con acabar con el mundo humano y con la sociedad de almas estaba por aparecer…
*****
La gente gritaba y corría sin control. Estaban asustados por los extraños sucesos que estaban ocurriendo.
Muchas explosiones que destruían el suelo y los edificios alredor. Los postes de luz se doblaban frente a sus escépticos ojos con tanta facilidad, como barras de plastilina en las manos de un preescolar. Los carros estacionados eran convertidos en chatarra y los que circulaban por la avenida chocaban estrepitosamente causando que muchos salieran heridos.
Ante los ojos de un humano normal aquello no era más que un ataque terrorista. Pero alguien con un poder espiritual mayor al de un simple mortal se hubiese dado cuenta que aquel gran alboroto era causado por un enorme hollow.
Un grito desgarrador salió de la garganta de aquel monstruo devorador de almas haciendo que los vidrios de los aparadores de las tiendas y los carros se hicieran pedazos por la fuerza de su voz.
- ¡Detente ahí! – ordenó un chico que se encontraba justo detrás del hollow.
El hueco se giró de inmediato y se encontró con una katana apuntando su rostro.
La fuerza espiritual del chico era mayor que la de una simple alma humana. Aquel chico de kimono negro lucía apetitoso ante los ojos del monstruo enmascarado.
Sin dudarlo el enorme hollow se abalanzó sobre la frágil figura del shinigami. Pero de un hábil movimiento de su espada rebano su máscara de hueso en dos, purificando aquella alma corrompida en el acto.
Hollows cada vez más fuertes estaban apareciendo con frecuencia en la ciudad. La máscara de ese hollow tenía un pequeña fisura lo que le indicaba al shinigami que había comenzado ha convertirse en un arrancar.
Las cosas se estaban saliendo de control. Pronto él no sería capaz de lidiar con la situación.
Estaba seguro que algo estaba atrayendo a esa gran cantidad de hollows. Pero no tenía la menor idea de que era.
- ¡Que problemático! – el shinigami enfundó su espada.
Su mirada estaba fija en el cielo. La aparición de todos esos hollows le daban mala espina. Tenía un mal presentimiento. Algo muy malo se estaba cocinando en los suburbios de Shotokan.
Debía informar de la situación a la sociedad de almas y dejar que shinigamis más fuertes se encarguen del asunto.
*****
- ¡Desapareció! – susurró.
La horrible sensación que oprimía su pecho y que le impedía respirar con naturalidad se había desvanecido como por arte de magia.
La azabache apartó la mano que mantenía sobre su pecho que trataba de aliviar el dolor que la atacó hace unos momentos. Dejó que su espalda se apoyará contra la pared y cerró sus ojos negros con lentitud.
"Era una de esas cosas", pensó la chica.
La sensación que le provocaban la presencia de esos horrible monstruos con máscara de hueso era una mezcla de miedo e impotencia. Miedo de la fuerza oscura que ellos emanaban e impotencia de no poder hacer nada al respecto.
"Probablemente fue derrotado por un Shinigami", era la única explicación.
La chica frunció el ceño y apretó sus manos con fuerza formando un puño.
La posibilidad de que un maldito cegador de almas estuviera cerca la enfurecía. Pero era un alivio saber que ese Hollow ya no podía lastimar a nadie.
Odiaba con todas sus fuerzas a los Huecos pero también a los Shinigamis. Era algo que no podía evitar.
- ¿Estás bien, Kurosaki –chan? – preguntó una chica pelirroja.
La voz de su amiga la sacó de sus pensamientos. Relajó las facciones de su rostro y dejó ir la tensión de su cuerpo y luego, abrió los ojos sólo para ver frente a ella el rostro preocupado de su compañera de clases.
- ¡Estoy bien! – las palabras que salieron de su boca no fueron totalmente sinceras.
Kurosaki fijó su vista en la ventana que estaba frente a ella. Perdiéndose por completo en el horizonte. Más allá de los muros que rodeaban al Instituto. En el lugar donde había percibido la oscura presencia del Hollow.
- Creo que mejor vamos a ver a Isshin-san para que te examine. - la pelirroja no estaba muy convencida. Karin parecía un zombi mirando a través del ventanal.
- Ya te dije que estoy bien.- Karin apartó su vista de la ventana y comenzó a caminar por el pasillo.
- Últimamente has estado muy rara – el comentario de su amiga la hizo detenerse -. Y no me gusta.
Conocía a Karin desde hace más de cuatro años, cuando se hicieron amigas durante el primer año de secundaria, y sabía que ella no era una chica común. Karin y su hermana, Yuzu, era un tanto especiales. Por así decirlo.
Pero en el último mes su amiga se estaba comportando más rara de lo normal.
- ¿Qué es lo que te pasa?
- No es nada de lo que te tengas que preocupar, Riko.
Riko era su amiga pero no podía contarle nada. Lo mejor para ella era que siguiera ignorante de ese mundo que no podía ver.
Karin siguió con su camino sin decir nada más.
La pelirroja se quedó observando a través del ventanal tratando de encontrar aquello que había mantenido a su amiga tan concentrada. Pero no halló nada inusual.
Un gran jardin lleno de flores y chicas por doquier era lo que veían sus azules ojos. Era la típica imagen que tenía el patio del Instituto durante la hora del receso.
Estaba confundida. Por más que lo intentara no podía comprender a su amiga. Definitivamente Kurosaki Karin era una chica indescifrable.
- Nunca podré saber lo que está pensando. – dijo soltando un suspiró.
Se había resignado a no averiguarlo nunca. Ya que preguntar no servía de nada.
Un estruendoso sonido llegó a sus oídos sacándola de su mundo y asustándola en el proceso.
La campana había sonado anunciando el final del receso.
Todas las chicas que se encontraban en el jardín se apresuraron a entrar al gran edificio. Los pasillos del instituto estaban colapsados de chicas jóvenes. Y al igual que todas ella, Riko avanzó por el largo pasillo para ir a su salón de clases.
*****
Estaba cansado de hacer todo el trabajo del décimo escuadrón. De qué le servía tener un teniente si no le ayudaba en nada. Lo único que hacia Matsumoto era darle dolores de cabeza.
- ¿Eh, Taichou? No sea tan amargado. Le van a salir arrugas prematuras. – la voluptuosa rubia se asomaba detrás de un sofá.
Su cabello estaba desaliñado al igual que su kimono. Además su aliento apestaba a sake y aunque estuviera a unos metros de distancia, su capitán era capaz de percibirlo.
El chico dejó pasar el comentario. Se limitó a concentrarse en su trabajo.
La indiferencia de su capitán no era normal. Por lo menos la mujer esperaba un gran regaño de su parte después de haber utilizado su oficina como lugar de reunión para beber sake con sus fieles compañeros hasta el amanecer.
"Esta vez si que está enojado", pensó la rubia.
"Toc, toc", tocaron a la puerta de la oficina con fuerza.
- ¡Adelante! – dijo el peliblanco.
- ¡Buenos días, Capitán Hitsugaya! ¡Buenos días, Matsumoto-san!
Un hombre con lentes apareció tras la puerta corrediza.
- ¡Buenos días, Sairenji-san! – respondió el chico.
La rubia sólo respondió con un ademán de su mano.
- ¡Señor acaba de llegar Kleim-san y dice que desea hablar con usted!
La noticia de la llegada del shinigami lo tomó por sorpresa.
Kleim era un miembro de su escuadrón asignado al mundo real como vigilante de una ciudad. Su presencia en la sociedad de almas era muy extraña. Hitsugaya no le había dado órdenes para que abandonara su posición.
- ¡Déjalo pasar! –ordenó con seriedad.
Matsumoto observó intrigada a su capitán. Era obvio, ella también estaba sorprendida por la llegada del shinigami.
No tardó mucho para que Kleim ingresara a la oficina.
Frente al capitán del décimo escuadrón y su teniente se encontraba el shinigami de oscuro y corto cabello. El cegador de almas encargado de custodiar la ciudad de Shotokan en Japón.
Su subordinado se dirigió a ellos con mucho respeto. Con cada una de sus palabras la curiosidad de las cabecillas del décimo escuadrón del Gotei 13 se acrecentaba.
La cantidad de huecos que habían aparecido en aquella pequeña ciudad en el último mes sobrepasaba las cifras promedios en grandes proporciones.
Después de que Kleim terminó de dar su informe de la situación se retiró por órdenes de Hitsugaya. El shinigami debía partir de inmediato al mundo real para ocupar su puesto nuevamente.
Las palabras de Kleim habían dejado intrigado al capitán. Le resultaba imposible que algo así estuviese pasando en sus narices y él ni por enterado. Si su subordinado no hubiese tomado la decisión de regresar a la sociedad de almas para informarle personalmente de la situación él nunca se hubiese enterado de lo que estaba pasando en una de las ciudades que estaban bajo la protección de su escuadrón.
- ¿Qué diablos están haciendo los del doceavo escuadrón? – refunfuñó el chico golpeando el escritorio con fuerza.
El escuadrón liderado por Mayuri eran los encargados de monitorear la aparición del reiatsu de los hollows con todos sus aparatos tecnológicos.
Toushirou tomó su zanpakutou y salió de su oficina.
- ¿A dónde va Capitán Hitsugaya? – preguntó la rubia tratando de levantarse del sofá con la intención de seguir al chico.
- ¡No tardo! Voy a ver al Comandante Yamamoto.
- ¡Voy con usted! – sentenció la mujer una vez de pie.
El peliblanco recorrió con la mirada la figura de la teniente. Lucía peor de lo que había imaginado. No podía presentarse con ese aspecto frente al Comandante del Gotei 13.
- ¡No! – dijo totalmente convencido.
- Pero Taichou…
- Pero nada. Voy a ir sólo. Tú tienes mejores cosas que hacer.
- ¿Eh? ¿Cómo que?
- Como tomar un buen baño.
Sin decir más el peliblanco se marchó dejando a una abrumada mujer.
- ¿Tan mal me veo?
La rubia corrió al espejo más cercano y se miró con sumo detalle en él. Lo que vio definitivamente no le gustó. Su capitán tenía razones para no dejarla salir. Le debía una a Toushirou. Con esas fachas podía espantar a todos los posibles pretendientes que le pudieran aparecer y eso no era nada bueno.
*****
Toushirou puso al tanto al viejo Yamamoto de la constante aparición de hollows en esa ciudad. La reacción del anciano fue la esperada por el joven capitán. Genryuusai no se había sorprendido ni un poco con la noticia. Aquello no era ninguna novedad para él.
Tal y como lo había sospechado Hitsugaya, el viejo estaba al tanto de la situación desde el principio y todo gracias al avanzado sistema del equipo de investigación del doceavo escuadrón. Mayuri estaba haciendo bien su trabajo después de todo. Al parecer el único que no estaba informado de la situación era él.
El viejo Yamamoto ya había tomado cartas en el asunto. Según él, pronto todo estaría bajo control y por lo tanto la intervención de décimo escuadrón era innecesaria.
La opinión de Hitsugaya difería de la de Yamamoto.
Según el testimonio de Kleim las cosas se estaban poniendo peor en la ciudad. Los huecos no paraban de aparecer y cada vez eran más fuertes. A su parecer el Gotei 13 debía investigar a fondo el asunto y el décimo escuadrón debía intervenir, ya que Shotokan estaba bajo su responsabilidad.
Pero el Comandante del Gotei 13 había dado una orden y él no iba a ser quien lo desobedeciera.
*****
Los cuerpos ensangrentados de diez shinigamis se encontraban esparcidos por el lugar, el cual estaba destrozado. Una gran batalla había tenido lugar entre ellos y su misterioso enemigo que aguardaba a un lado de sus cuerpos con una sonrisa demoníaca en sus labios y con los largos y afilados dedos de su mano derecha completamente cubiertos de sangre.
El desconocido de larga melena se dio la vuelta y avanzó lentamente dejando un camino de pequeñas gotas de sangre a su paso.
- ¡Eso no es justo, Onii-chan! ¡Yo también quería jugar con algunos shinigamis! – una voz infantil reclamaba su derecho.
Un joven delgado y de cabellos verdes que destacaban entre la oscuridad de la noche permanecía a una distancia prudente del escenario sangriento. El chico estaba acuclillado admirando con sadismo el hermoso trabajo que había realizado su hermano con los cuerpos de los cegadores de almas.
- ¡Te prometo que la próxima vez te dejaré jugar! – el azabache se acercó al chico y revolvió sus cabellos de forma juguetona con su mano limpia.
El peliverde le lanzó un paño a su hermano y éste lo atrapó en el aire y lo utilizó para limpiar la sangre de su mano derecha.
- Te dije que podía con esos malditos con una sola mano.
- Nunca lo dudé, hermano.
El más joven se levantó y sacudió el polvo de sus pantalones.
- ¡Aquí tienes! – el chico le dio una gabardina roja al azabache. Idéntica a la que él llevaba puesta.
El azabache se la colocó y le sonrió a su pequeño hermano. La noche había sido más divertida de lo que se había imaginado. Ser descubiertos por un grupo grande de cegadores de almas no estaba entre sus planes. Resolver ese pequeño problema no fue nada difícil. Aquellos shinigamis sólo habían resultado ser unos debiluchos.
Ya era hora de partir. El hombre más alto atravesó el aire con su mano como si lo apuñalara. Su mano desapareció por un instante. Con un movimiento vertical de la misma, abrió un portal. El agujero que se había formado en el tiempo y el espacio estaba rodeado de llamas negras.
Los dos sujetos avanzaron a través del portal y desaparecieron a la vez que éste se cerraba detrás de ellos sin dejar ningún rastro.
*****
El escuadrón que había enviado Yamamoto al mundo de los humanos para investigar la constante aparición de los huecos había sido aniquilado. No hubo ningún sobreviviente. Y el asesino no había dejado ningún rastro.
La situación se había salido de control. Ya no se trataba de unos simples huecos. Algo más poderoso estaba detrás de todo.
-¡Órdenes! – anunció el viejo y poderoso shinigami.
Los demás capitanes aguardaron en silencio.
- ¡Hitsugaya Toushirou! – pronunció con seriedad.
El aludido dio un paso adelante.
- Estarás a cargo de está misión. Lleva los hombres que creas necesario - La voz de Yamamoto resonó en el salón.
Por órdenes del Comandante del Gotei 13, Hitsugaya debía investigar las extrañas apariciones de Hollows en la ciudad de Shotokan y, la repentina y cruel muerte de los diez Shinigamis.
*****
- ¿Dónde vamos a comenzar a investigar? Esta ciudad es muy grande.- la rubia sonaba desanimada.
Era la primera misión importante que tenían desde lo sucedido con Aizen y ahora no tenía ni idea por donde empezar.
- ¡Justo aquí! – dijo con seguridad el peliblanco, señalando un punto fijo en el mapa que tenía entre sus manos.
La rubia se abalanzó sobre él para tratar de ver el mapa. En el intento aplastó al chico con sus pechos de enormes proporciones.
- ¡Matsumoto! – gritó mientras trataba de quitarse de encima a su teniente.
Un poco más y se hubiese asfixiado.
- ¿Dónde, Taichou? – Rangiku estaba ansiosa por conocer el lugar que investigarían.
- ¡Aquí! – dijo señalándolo nuevamente y colocando el mapa de la ciudad frente a ella.
- ¿Por qué? – no entendía la razón de comenzar por ahí.
De todos los lugares de la ciudad tenía que escoger un colegio privado de señoritas. Por qué no pudo ser un centro comercial, o una universidad. Ahí por lo menos habría chicos lindos para admirar y algo más.
La mujer le dedicó una mirada picara a su Capitán.
- No será que usted...
- Deja de pensar estupideces- el joven sabía perfectamente lo que la retorcida mente de la rubia estaba maquinando - . La única pista que tenemos es el lugar donde han aparecido lo huecos.
- ¿Y eso qué?- dijo aún sin entender una palabra.
Toushirou tomó un marcador de la mesa y empezó a señalar en el mapa muchos lugares. Uno, dos, tres, cuatro… quince en total fueron los lugares que terminaron marcados con una equis roja, y justo alrededor de ellas se encontraba una gran propiedad. El prestigiado High School Yonaka para señoritas.
- Ahora sólo debo buscar una forma para entrar en el colegio – el hico tenía un semblante de completa seriedad. Sus ojos estaban cerrados y una de sus manos se aferraba a su quijada.
Mientras Hitsugaya se encontraba sumergido en un estado de concentración, la rubia había sido iluminada con la respuesta a su problema.
Era el plan perfecto.
- ¡Deje todo en mis manos, Taichou!
Al abrir sus ojos, Toushirou notó el sonrojo de las mejillas de su teniente y su sorpresiva agitación. Matsumoto estaba muy emocionaba con la misión.
- ¿Qué se te ocurrió? – preguntó confundido.
- No se preocupe por eso. De – je - to – do - en - mis - ma –nos. – volvió a repetir separando cada sílaba de la oración para darle un toque de picardía a lo que le sumo un pequeño guiño de ojo.
Tanto entusiasmo por un trabajo no era normal. Tenía un mal presentimiento con lo que tramaba Matsumoto.
- Está bien. Puedes encargarte de todo. – soltó un suspiró. Había decidido darle un voto de confianza a su subordinada.
*****
Desde la comodidad de su habitación, la rubia marcaba un número en su celular. Colocó el móvil cerca de su oído. El repique del telefono se escuchaba a través de la bocina.
Tres veces sonó el telefono antes de que alguien contestara.
- Buenas tardes, Tienda Urahara – la voz de una pequeña contestó con amabilidad.
- ¡Buenos tardes, Ururu –chan! Por favor pon a Urahara –san al telefono.
- ¿De parte… de quién? – dijo con timidez.
- Matsumoto… Matsumoto Rangiku. – dijo a todo pulmón.
Disclaimer: Bleach y todos sus personajes son propiedad de Tite Kubo-sama.
N/A: Espero que este Fanfic sea de su agrado y que me dejen un review. Su opinión es muy importante para mí.
