Ron bajó las escaleras hasta la sala común, sumido en sus pensamientos, todo el mundo dormía y él no conseguía pegar ojo. Llegó al final de la escalera y ojeó la habitación, parecía que no era el único despierto a tales horas de la noche: Hermione estaba sentaba en el suelo, junto al fuego, leyendo un libro. Se acercó a ella, inseguro. Una parte de él no se sorprendió de encontrarla allí e, incluso, se alegró. Tenía, no, necesitaba hablar con ella. La chica levantó la cabeza del libro para ver quién era, y, como ya se temía, le lanzó la misma mirada despectiva, que le llevaba dedicando en los últimos meses. Se le cayó el alma a los pies, ya bastante le costaba expresar lo que tenía que decir y esa mirada no le ayudaba en absoluto.

- Her…Hermione…- consiguió pronunciar en un susurro, sobreponiéndose al nudo que se había formado en su garganta.

Ella le miró inquisitiva y un poco apremiante, dando a entender que no quería perder su tiempo con él. Ron se dejó caer a su lado, tragó saliva y continuó, mirando sus rodillas.

- Hermione…por favor, perdóname. Sé…

Volvió a callar, pues había cometido el estúpido intento de mirarla a los ojos. Esos ojos castaños que tanto le gustaban, que tanto reflejaban, que decían más que cualquier palabra… Bajó la mirada otra vez, recordándose que era la única oportunidad que tenía de hablar con ella.

- Sé que me he portado imbécil, que siempre lo hago y que esta vez me he superado. Sé que diga lo que diga no me creerás, que siempre hago lo mismo. Sé que te he hecho daño, que he querido vengarme de ti por algo que ni siquiera sabías y de lo que no tenías culpa, y, por culpa de eso, hemos terminado así, apenas mirándonos a la cara, después de todo lo que hemos pasado juntos…

Hermione abrió la boca para hablar, pero sus miradas se cruzaron, y vio en la de él tal sinceridad y arrepentimiento que volvió a cerrarla, no solo para no interrumpirle, sino también para intentar contener el impulso de saltar y abrazarle, de besarle…

- Sé que posiblemente no quieras perdonarme, pero necesito intentarlo- continuó, esta vez, mirándola a los ojos-. No aguanto más esto, cada vez que te veo pienso que un día de estos Quien-tu-sabes aparecerá, y nos matará a alguno de nosotros, y yo no habré sido capaz de hablar contigo. Me da pánico pensar que pueda ocurrir, pensar que te estoy perdiendo, pensar que te perderé del todo si continúo así. Hermione, por favor, perdóname- repitió.

La chica tenía una lágrima cayendo por su mejilla, Ron alargó la mano y se la secó. Entonces Hermione no pudo contenerse más, saltó encima de él y le abrazó, undiendo la cara en su hombro, Ron cerró los ojos y se deleitó del tacto de su pelo entre sus dedos.

- Hermione- dijo, al rato.

- ¿Mmm?- soltó a modo de respuesta, sin levantar la cabeza.

- Te quiero- le susurró al oído, abrazándola aún más fuerte, como si temiera que desapareciera entre sus brazos.

Hermione levantó la cabeza y le volvió a mirar a los ojos, se acercó más a él y le besó.