¡Hola! No voy a decir que soy nueva aquí porque llevo mucho tiempo leyendo historias en Fanfiction, pero sí soy nueva en esto de subir mis propias historias para que la gente las lea . Me ha costado mucho dar este paso y espero que os guste. ¡Gracias por leer!
PD: Me encantaría saber vuestra opinión, aunque sea de forma anónima, no hace falta mucho, pero si me dais algún consejo os lo agradeceré el doble ya que me ayudará a mejorar .
Recuerdos y... ¿encuentro?
Desde que había salido de ese túnel, Chihiro ya no era la misma, sus padres no lo habían notado y al principio ella tampoco. Pero, al llegar a su nueva casa se dio cuenta de que ya no era la niña débil que había sido, se cansaba menos y podía levantar más peso que antes, también descubrió que era más independiente y que podía valerse por si misma sin problemas.
El tiempo fue pasando y Chihiro, a pesar de sentirse más realizada, notaba que le faltaba algo. Al cabo de los años aprendió a vivir con ello diciéndose a si misma que era una tontería y que ya se le pasaría. Un día, cuando Chihiro tenía dieciséis años, sus padres decidieron que sería buena idea hacer un picnic y recordaron aquel campo en el que habían ido el día que llegaron al pueblo y pensaron que sería el sitio perfecto.
Chihiro aceptó, ya que pocas veces hacían cosas en familia y por otra parte sentía curiosidad por aquel lugar, ya que no recordaba mucho de él, solo que era todo verde y que desde allí el cielo parecía infinito.
El viaje no duró mucho, aunque tardaron un poco más de la cuenta porque no recordaban bien el camino y la gente a la que preguntaban parecía no saber nada de aquel lugar.
Cuando llegaron todo estaba igual que la primera vez, excepto por la maleza, que se encontraba más espesa. Atravesaron la entrada, no sin que Chihiro mirara a las estatua de dos caras de la entrada con desconfianza. Entonces entraron por ese largo túnel, y a diferencia de la primera vez, Chihiro no iba fuertemente agarrada al brazo de su madre si no que iba delante de sus padres y caminaba con rapidez debido a una extraña sensación que la empujaba a seguir avanzando rápidamente, ni siquiera se fijó en los hermosos colores que reflejaban las vidrieras. En cuanto vislumbró el verde de una colina, camino aún más rápido, hasta casi correr.
Entonces salió al exterior y el viento golpeó suavemente su cara, se quedó paralizada ante tal paisaje, la hierba era de un verde claro, salpicado de vez en cuando de gris, por piedras con distintas caras que miraban a su alrededor con ojos vacíos, o alguna que otra casa deshabitada y, sobre todo, quedó impresionada por como se veía el cielo desde allí, sus recuerdos no eran nada comparado con aquello, un azul cristalino, con nubes de distintas formas que le recordaban a los estilizados cuerpos de los dragones que se veían en las ilustraciones de las leyendas.
Sus padres también quedaron prendados del paisaje, pero siguieron avanzando hasta llegar a lo que parecía ser el cauce de un río y decidiendo que ese era el sitio perfecto para comer. Chihiro ayudó a colocar las cosas y comió una bola de arroz, entonces dijo a sus padres que no tenía más hambre y que quería investigar un poco, sus padres accedieron, con la condición de que no se alejara mucho.
Avanzó saltando por las piedras hasta llegar a las escaleras, algo la empujaba a avanzar más y más rápido hasta que acabó subiéndolas de dos en dos. Al otro lado de las escaleras había un montón de tiendas y puestos abandonados, cuando avanzó unos pasos más sintió una mirada sobre ella, se giró para ver si sus padres la seguían, pero pudo verlos sentados sobre el mantel hablando tranquilamente, entonces, por un impulso, miró hacia el cielo y creyó ver un destello verde junto a una nube, pero lo pasó por alto diciéndose quería sido un pájaro .
Siguió avanzando hasta que llegó hasta un puente de madera, avanzó hacia él y se quedó parada unos instantes esperando que sucediera algo. Pasaron los minutos y nada cambió, entonces se asomó a la barandilla descubriendo unas vías de tren que parecían no haber sido utilizadas en años. Suspiró y miró a su alrededor, por qué había pensado que algo pasaría. el lugar estaba abandonado y no había signos de otras personas aparte de sus padres a parte de ella, no tenía sentido, pero igualmente lo dejó pasar.
Como ya se había alejado bastante de donde estaban sus padres y se estaba haciendo tarde decidió regresar. LLegÓ al prado sus padres ya estaban recogiendo y en pocos minutos ya estaban listos para irse.
Cuando dejaron el campo atrás Chihiro, escuchó un susurro suave:
–Nos volveremos a ver Chihiro, lo prometo.
Se quedó parada de la impresión, estuvo a punto de girarse, porque esta vez estaba segura de que no había sido su imaginación, había sido demasiado real y aunque no recordaba haber escuchado nunca esa voz, en su pecho afloró un sentimiento cálido que la invadió por completo, volvió a tener el impulso de girarse, pero antes de completar su cometido algo en su interior le dijo que no lo hiciera y, por una vez, no discutió.
Entonces sintió una suave caricia en el rostro, ligera como una pluma, que le transmitió cientos de sensaciones y sentimientos, entre ellos cariño, alegría, añoranza y una que sorprendió mucho a la joven, algo suave y a la vez apasionado que no podía ser otra cosa más que amor.
En ese momento Chihiro comenzó a recordar. Al principio eran sueños confusos en los que veía figuras de formas extrañas que avanzaban sin tocar el suelo o sentía el viento chocar contra su piel, pero poco a poco se fueron aclarando, las figuras empezaron a definirse y, aunque seguían sin ser normales, se podía ver que llevaban máscaras, y ahora, además del viento notaba que estaba sobre algo vivo, cubierto de escamas pálidas y con una larga crin de cabellos verdosos a los que ella se agarraba.
Tras abandonar el campo ese día no paró de recordar, hasta que todo cobró sentido,cuando en uno de esos recuerdos vio unos ojos verdes que parecían leerla . En ese momento su mente fue bombardeada por todo lo que había vivido al otro lado de ese río, sin lagunas o partes borrosas. Sus padres convertidos en cerdos, Yubaba, Kamaji, Sin Cara, Haku. Todo.
También descubrió que era lo que le faltaba, era él, Haku. Al darse cuenta de ello, también comprendió que lo que sentía por él no era el únicamenre cariño, sus sentimientos habían madurado con ella. Lo que sentía era amor, le quería y estaba feliz de darse cuenta y de poder recordarlo, quería decírselo, pero como no sabía cómo.
Se quedó pensando hasta que decidió intentar algo. Abrió la puerta de su balcón y salió al exterior, al salir el aire nocturno removió sus cabellos y aunque no estaba segura de que fuera a funcionar, susurró.
– Haku, cumple pronto tu promesa– entonces sintió que la misma brisa que había sentido el día del picnic la acariciaba, pero esta vez no era en la mejilla, era en los labios y comprendió que no tardarían mucho en volver a encontrarse.
