Este es mi primer fic. Lo empecé a escribir a mano hace como mas o menos 2 años. wow! 2 años ya? no habia reparado en ese hecho jajaja. Bueno, mi historia es sencilla, Despues de terminar de leer una obra maestra como El Señor de los Anillos, El Hobbit y el Silmarillion, mi corazón quedó hambriento de aventuras, y apesar de que respeto mucho la obra como para arruinarla con mi pobre e inexperta redacción, no puede evitar dedicarle una historia, una última aventura a los personajes lterarios que por tantos meses protagonizaron mis pensamientos. En especial a mi querido Frodo, quien ha dejado una huella profunda en mi mente.
Dudé mucho en si debía publicarlo o no, pero después de mucho pensarlo, consideré que sería mas divertido compartir este fic, en lugar de dejarlo adquiriendo polvo cibernético en las viejas carpetas de mi escritorio.
Los personajes utilizados le pertenecen al genio literario J.R.R Tolkien, quien espero disculpe mi intromision en su obra.
Pocas personas han conocido mis historias, así que a ti lector, que te has tomado un tiempo para conocer mi historia te agradecería mucho tu opinión, si te gustó, o no y ¿por qué?, quiero mejorar y no hay mejor forma de hacerlo que escuchando las críticas.
Gracias y que lo disfruten. :)
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Capítulo I
Las olas acariciaron dulcemente el navío gris que desde hacía pocos minutos había partido desde los puertos rumbo a las tierras imperecederas, el viento se deslizaba ligero y veloz llevando consigo recuerdos y sonidos capaces de traspasar el corazón.
El mar tan misterioso y apacible, siempre astuto y a la vez perfecto. Aquel día de otoño el océano deslumbraba con sus cantos cualquiera que estuviera dispuesto a escucharlo; pues su música es inaudible para muchos pero profunda y sencilla para los que saben escuchar.
Frodo Bolsón se encontraba observando con tranquilidad el océano, aquel era un día importante pues era la hora de separarse de muchas cosas que desde tiempos inmemoriales habían acompañado a su persona; pero las heridas del pasado eran duras y dolorosas; pues por mucho tiempo se alojaron en su corazón, torturándolo hasta el oscurecimiento…
Ahora que se hallaba a bordo, el hobbit no pudo evitar una mirada de añoranza a los puertos, donde sus amigos aguardaban con los ojos inundados en lágrimas. Aquello estremeció su corazón, pues por primera vez en tanto tiempo Frodo terminó de comprender que, (aunque había evitado pensar en ello), el presente se había hecho camino hasta tomar su posición y había llegado el momento de despedirse.
Más en aquel instante, pese que era la última vez que vería a sus amigos, la última vez que se había despedido de su bien amada Comarca. El canto del mar traspasó profundamente sus sentidos, alimentando los anhelos de paz que desde hace tanto tiempo reclamaban por saciarse en lo más profundo de su alma.
Entonces el hobbit cerró sutilmente los ojos y una dulce sonrisa se asomó en sus labios con alegría, pues las dudas, los miedos y el odio se esfumaron de su ser, ya no sentía el peso del anillo y las heridas en su pecho, tan oscuras en un principio comenzaron a sanar.
Para cuando volvió a abrir los ojos el navío había zarpado ya y se alejaba de las costas con paciencia y melancolía; Frodo elevó su mirada a los cielos y contempló el atardecer desde otro punto de vista, el rojo y el azul se mezclaban con armonía, las aves volaban al compás del viento, mientras el sol despedía a la Tierra Media con el más impresionante de los destellos.
Sin darse cuenta el hobbit caminó hasta la proa y posó sus manos con firmeza sobre la barandilla del barco, se sentía a gusto en aquel lugar bañado por la intensa luz del sol. El viento alborotaba sus cabellos mientras recordaba a sus amigos al momento de partir… cuanto habían cambiado Merry y Pippin, sus primos más jóvenes y a los que les tenía más afecto, tanto habían sacrificado por él, que jamás sabrían lo agradecido que estaba Frodo por aquellos actos tan poderosos de valentía… y Sam no había criatura en el mundo por la cual sintiera tanta admiración, tantas veces este hobbit pudo abandonarlo todo, pero nunca desistió, porque sencillamente a veces las personas más humildes y sencillas son las que prevalecen siempre hasta el final. Aquello era lo que más impresionaba a Frodo Bolsón, pues ni después de transcurrido mucho tiempo supo discernir ni volver a presenciar cuan valiosa podía ser una amistad sincera y más aún cuales podían ser las maravillosas cosas que el amor podía hacer repercutir en el futuro.
Pero tantos eran los pensamientos que traspasaban la mente del hobbit que pese a aquella paz tan intensa que experimentaba su ser, no pudo evitar sentir nostalgia y tristeza por aquello que hoy quedaba atrás para siempre…. Y así repentinamente descubrió sus ojos aguados y fue incapaz de contener algunas dulces lágrimas teñidas de melancolía, que sutilmente surcaron su rostro, humedeciéndolo.
-Hasta siempre.- Murmuro Frodo en un suspiro y delicadamente concentró su mirada en el mar imponente…
…...
Una noche el hobbit levantó el frasco de Galadriel, el cual misteriosamente, había comenzado a brillar incandescente dentro de los bolsillos de su abrigo, curioso y a la vez consciente de lo que hacía, había elevado el frasco hacia las estrellas y un resplandor gigante ilumino todos los senderos del mar, e inclusive el navío completo resplandeció con aquella luz tan perfecta proveniente de las estelas más puras de las estrella; justo después, la luz centelleó y se apagó finalmente.
Ninguna persona en el barco profirió palabra alguna pues aquel momento fue tan sublime que cualquier palabra, inclusive corta y carente de fuerza sonora habría impedido la perfección de aquel instante de paz.
Sólo la Dama Galadriel se acercó a Frodo con una sonrisa y una mirada de entendimiento, el hobbit comprendió entonces que la magia de los elfos después de cientos de años comenzaba al fin a descender.
Los viajeros se internaron con cada ola perezosamente en Alta mar, rumbo al oeste, siguiendo una estela invisible para sus ojos ciegos, pero completamente sensible para sus corazones hambrientos. Esto era lo que el viejo Bilbo Bolsón había denominado: "una nueva aventura"
Pero de lo que no estaban realmente conscientes los viajeros, era que el navío súbitamente había comenzado a elevarse, no lo parecía claro estaba, pero desde que el frasco de Galadriel había empezado a brillar, el barco navegó por nuevas aguas, desapareciendo en el horizonte como una suave brisa, el velero atravesó los límites de Arda, por lo tanto también los límites del universo, extraviándose en un pequeño infinito repleto por otros más grandes y definitivamente inexplorados.
