Del otro lado del cristal
Capítulo 1: Introducción
Ella miraba con ceño y aire de superioridad, odiaba cuando se encontraba en ese tipo de situaciones, ambos sentados lado a lado, mirando en dirección contrarias uno del otro, la rubia cruzada de brazos y con cara larga y el molesto pero incomodo, al pasar por un bache ellos se rozaron rompiendo así el silencio.
-creí haberte dicho que no me tocaras Arnoldo
-como si yo quisiera tocarte Helga
-entonces no lo hagas y vete a otro asiento
-con eso que hay tanto lugar en este GRAN AUTO
-no me mires a mí, yo no traje este transporte, de eso te encargas tu
-¿yo? Tú tenías que encargarte de eso
-ja, ahora resulta que yo tengo la culpa de estar atascados en esta lata de sardinas
-pues claro, ESA ERA TU TAREA
-no me grites Arnoldo, para empezar tu don bondadoso con tu estúpida campaña humanitaria tienen la culpa
-pues si no querías venir no lo hubieras hecho y nos hacías el favor de no tener tu encantadora presencia
-pues no fue que me muriera de ganas de venir, obligada estoy y deja de tocarme –empujando a Arnold al otro extremo-
-no te estoy tocando y no me empujes –empujando de vuelta a Helga- como quisiera que dejaras de ser tan odiosa y antipática
Todo fue borroso, entre tantos empujones que se daban uno al otro en conjunto con que el chofer perdió el control por haber caído en una gran zanja en medio del camino solo recordaba como la cabeza de la rubia chocaba estrepitosamente contra el cristal, al instante su rostro se tiño de un gran rojo vivo
-¡HELGA!... ¡HELGA! Pare el auto por favor –ella no contestaba, estaba totalmente inconsciente, la sangre no paraba de brotar– o por dios… o por dios ¡HELGA!
Despertó adolorida, la luz le irritaba los ojos, todo le daba vueltas y tenía nauseas, se miró la ropa y estaba teñida de algo rojo, no entendía nada, intento hablar pero de sus labios solo salían balbuceos, de un movimiento brusco intento levantarse pero solo consiguió sentirse más nauseabunda. Alguien la recostaba nuevamente – tranquila- le escucho decir, ella no podía enfocar su mirada todo le seguía dando vueltas, le lloraban los ojos ante esa endemoniada luz y esa maldita punzada en la cabeza -¿Dónde estoy? logro decir -¿Qué me paso?
-te golpeaste en la cabeza muy fuerte … Helga yo..
-¿Helga?... ¿q.. Quien es Helga?
Arnold sintió la sangre en los pies, si de por sí ya se sentía miserable, rogaba internamente por que se tratara de una pesadilla que no fuera verdad tal vez despertaría en cualquier momento o la misma Helga soltaria una risa burlona diciéndole caíste zopenco
-Helga… t.. tú.. Tu ¿no sabes quién soy?
Ella se le quedo mirando fijamente al rubio tratando de no cerrar los ojos ante esa maldita intensa luz, se sentí desvanecer la punzada se volvió más fuerte, ella frunció el ceño en señal de malestar.
-n… no, no sé quién eres
-¿de verdad? ¿No me recuerdas? Soy yo, Arnold
El doctor presente aparto al rubio de la cama y comenzó a revisarla, ella seguía aturdida pero contestaba el interrogatorio.
-lo que me suponía, tiene amnesia
-¡AMNESIA!
-si, según lo que me contaste ya le había pasado antes ¿verdad?
-s…si doctor
-tomare nuevamente una tomografía y se quedara en observación ¿ya le han informado a sus padres?
-no, no puede comunicarme con ellos, están de viaje y regresaran dentro de dos semanas
-ya entiendo, estaré al pendiente de ella, mandare a unas enfermeras para que la cambien de ropa si me disculpan –saliendo del cuarto-
La noche fue horrible para el pobre oji verde, su conciencia no lo dejaba en paz, aunque Helga lo sacaba de quicio sabía perfectamente que la verdadera Helga se escondía detrás de una barrera de cristal para resguardarse y poder observar todo mientras que la malhumorada y ruda Helga se hacía cargo de la situación, y sin embargo él no se pudo contener y de nuevo estaba sin poder recordar nada y otra vez por su causa.
Observaba como se movía de vez en cuando en su cama ya con la bata del hospital, se veía tan frágil, tan sola, se le revolvió el estómago como es que consiente o inconscientemente siempre le terminaba haciendo daño, es acaso que era un maestro de la idiotez.
Continuara…..
Esta es otra historia espero no sea muy larga o que no se me seque el cerebro para seguir escribiendo
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