¡Uf! Esto es algo a lo que le tenía ganas desde hace tiempo, de hecho esto lo empecé mientras estaba escribiendo Calurosa Bienvenida hace ya eones. De hecho aún no me he dignado a terminar el segundo capítulo, porque esto probablemente quede como un Two-shot, pero si no publico, no lo terminaré jamás. El lemon se me complicó horrores porque me cuesta mucho hacer algo un poco tierno sin que me sepa soso o muy cursi xDD

Por cierto, el lugar que aparece en el fic es real (aunque no está en una isla) y fue donde diseñé un hotel en la U el año pasado y estoy completamente enamorada de ese sitio. En fin, no más introducciones xD


Disclaimer: Los personajes de este fanfic, así como todo el universo de One Piece pertenecen al gran Eichiro Oda. El fangirling corre por mi cuenta. La imágen de portada le pertenece a 苺12個@大宴海オ35 [pixivID: 4698433], y en realidad aunque tiene que ver con el fic, se me hace rara, pero igual la pongo xD

Advertencia: Yaoi. Lemon. Advertiría cursilerías, pero ya tengo comprobadísimo que lo que a mí se me hace demasiado rosa, a los demás les parece súper normal xD


Paradisíaco (1)

El Moby Dick descansaba orgulloso sobre la arena blanquecina de la bahía, cuyas aguas sorprendentemente cristalinas parecían demasiado limpias hasta para un lugar paradisíaco como aquel. La tripulación, afanosa, se reabastecía de provisiones para emprender un nuevo viaje por el Grand Line. Una travesía que prometía ser larga y no pisar puerto seguro en mucho tiempo.

Tres días de descanso, ese era el tiempo que les había otorgado Shirohige antes de zarpar, pero todos, incluido el capitán, sabían que no se largarían de allí hasta bien entrada la mañana del cuarto día, cuando la resaca de la última fiesta comenzara a menguar.

Sólo dos presencias se extrañaban en el cercano pueblo donde la tripulación pasaría sus días de descanso: Los comandantes de la primera y segunda división tenían un encargo especial por parte de Padre.

Las verdaderas intensiones del capitán habían sido bastante claras para Marco, quien seguía a Ace, que a corta distancia de él avanzaba con rapidez hacia el lugar señalado. El segundo comandante parecía no haberse percatado de aquel pequeño gran detalle, era eso, o que se estaba haciendo el tonto y tenía una veta de actor de la que el comandante de la primera división no estaba enterado.

La información que habían recibido de su capitán era un poco extraña como para que esto fuese algo serio, pensaba Marco. Primero, porque sólo eran rumores. Segundo, porque era sabido que aquella isla era territorio de Shirohige y eso era suficiente como para prevenir casi cualquier amenaza de algún ataque externo o de alguna traición interna, aunque era esto último de lo que su padre sospechaba. Por eso les había enviado a investigar al interior de la isla, donde se decía que últimamente rondaba una persona misteriosa, la misma que había puesto en peligro la vida de los habitantes de aquel pueblo en el que habían desembarcado, cuando estos se adentraban en la selva.

En tercer lugar, Shirohige no era un hombre descuidado y a pesar de la incuestionable fuerza de ambos comandantes, los habría enviado a investigar con sus respectivas divisiones, no a solas, como estaban en ese momento. Para Marco había sido más que obvio, siendo confirmadas sus sospechas con las fuertes risotadas que habían escuchado al salir del camarote del capitán. El rubio estaba convencido de que sólo era una treta de su Padre para que Ace y él pudiesen tener tiempo a solas.

Porque si, Padre lo sabía. En realidad, todos lo sabían. Porque aunque lo hubieran intentado, habría sido imposible ocultar su relación por mucho tiempo, Thatch se había encargado de que hasta la última alma en el barco lo supiera. En su momento no les faltaron ganas a ambos de echarlo por la borda por pesado, pero después de algún tiempo se habían dado cuenta de que casi, casi les había hecho un favor, porque ya hace bastante que sabían que no había razones para ocultar que se querían más que como camaradas y amigos, y aunque al castaño jamás le reconocerían ese mérito, Marco ahora le agradecía en silencio. Seguro de que había sido su amigo la mente maestra tras aquella mentirilla piadosa de parte de su padre.

Habían llegado al sitio señalado, una quebrada aprisionada entre dos grandes cerros, rodeado de una vegetación exuberante que enmarcaba el paisaje. Abajo, un pequeño riachuelo corría veloz junto a algunos pozones formados por la naturaleza. Lo único que vulneraba aquel paisaje virgen era una construcción abandonada, donde se suponía que los lugareños habían visto a la persona que se decía que merodeaba peligrosamente el bosque.

Ace se perdió de vista un momento, llegando Marco justo a tiempo para evitar que incendiara la selva al abrirse paso con sus poderes a través de la densa vegetación que se había apoderado de la escalera de piedras que descendía al valle. Tras un ligero regaño y un golpecito cariñoso al que Ace respondió con un mohín, comenzaron a atravesar la espesura a base de diestros machetazos que el segundo comandante propinaba a las indefensas ramas que les entorpecían, para finalmente llegar al fondo.

Expectantes, se fueron acercando a aquella construcción, que resultaba demasiado grande para ser una cabaña, pero demasiado pequeña para ser un almacén o alguna edificación estratégica. Las viejas mesas y sillas que se encontraban a un costado, como si alguna vez hubiera sido un lugar turístico, le dieron a Marco la pista para recordar que no era la primera vez que estaba en ese lugar. Las ocurrencias de Shirohige no podían menos que darle risa.

— ¡A si que esta isla era esa isla! —exclamó para sí mismo, riendo.

— ¿Ah? ¿Que la isla es la isla? ¿Qué es lo gracioso? —Inquirió Ace, extrañado por la reacción de su compañero.

—¿No te parece inusual? Todo esto, el que Padre nos haya enviado aquí solos.

—Si, es un poco extraño —contestó el moreno— ¡Pero es porque Padre confía en nosotros más que en nadie!

— En este caso en particular, no es precisamente por eso, pero será mejor que tú mismo lo descubras, Ace

Marco se colocó tras del segundo comandante, abrazándolo por la espalda y sonriendo contra su nuca. Ace de verdad no se había dado cuenta. En ocasiones el moreno podía ser muy ingenuo.

— Oye, no es ni el momento ni el lugar, Marco —protestó—. Tenemos... Tenemos que... —El rubio comenzó a besarle el cuello, haciéndole perder el hilo de lo que estaba diciendo.

— No. Es precisamente el momento y el lugar. Mira, ven.

El primer comandante se alejó un poco, tomando a Ace de la mano y dirigiéndolo hacia aquellos pozones entre las rocas que se veían a unos metros de allí. Al llegar, se agachó junto al borde y metió la mano. Ace lo imitó

— Es agua termal... ¿Cómo lo supiste? —comentó el moreno con una amplia sonrisa. El agua se sentía realmente agradable.

— No había reconocido el lugar porque está muy descuidado, además que venía muy ocupado en el barco como para fijarme a qué isla nos estábamos acercando —Marco se rascó la nuca al admitir su despiste— pero cuando vi más de cerca ese edificio, recordé que esta fue una de las primeras islas que visité cuando me uní a Padre, lo había olvidado por completo.

—No es propio de ti pasar de ese tipo de "pequeños detalles", Marco —contestó el moreno divertido, haciendo las comillas con las manos.

— He estado pensando... ¿Porqué tomarse todas esas molestias para darnos tiempo a solas? ¿No te parece una historia muy absurda? El que haya alguien que planee algo contra la gente de la isla. Además, por donde pasamos es la única forma de bajar aquí y de haber pasado alguien, la vegetación habría estado cortada ya. Seguro es un animal salvaje el que ha estado atacando a los aldeanos.

— Ahora que lo dices, si suena bastante raro, pero bueno, Padre tiene ideas extrañas a veces. —respondió Ace— ¿Pero sabes? Tengo un mal presentimiento... Si el río suena es porque piedras trae. Aún si es un animal deberíamos hacernos cargo...

— Oh, que pirata más noble resultaste ser, Ace —Marco le contestó con mofa

— ¡Marco! No lo digo por eso... —el moreno bajó la mirada—Se supone que Padre protege a esta gente.

— Está bien, sólo estoy bromeando. Haremos algo al respecto -concedió el rubio, acercándose a su oído- Pero cuando compruebes que no pasa nada, serás mío todo, Ace.

Se sonrojó hasta las orejas al oír esas palabras.


Tal como Marco había previsto, aquella construcción que en sus años mozos había sido una pequeña hostal, no mostraba señales de haber sido habitada en mucho tiempo. El polvo y la cantidad de telarañas les habían convencido de que les tomaría menos tiempo armar un campamento improvisado que ponerse a limpiar y hacer ese lugar medianamente habitable, porque ya no alcanzarían a volver al barco antes de que se pusiera el sol.

Ace llegó a bromear con que si él fuese aquel hombre misterioso del que hablaban los rumores, ni loco se habría refugiado allí. Tras decir eso, se dispuso a abandonar el sucio lugar, siendo asaltado por un estrecho abrazo por la espalda tras dar dos paso fuera de allí.

— Ahora te toca cumplir con tu parte, no hay peligro en el lugar que debíamos investigar - le susurró el primer comandante al oído. Ya seguiremos buscando mañana...

El estar con Ace completamente a solas en un lugar paradisíaco con toda la noche por delante... Había estado conteniéndose hasta entonces para no saltarle encima al moreno, quien no ayudaba precisamente con la costumbre que tenía de andar mostrando siempre su trabajado torso. El rubio no estaba dispuesto a esperar más tiempo.

Eran pocos los momentos que tenían para pasar tiempo juntos en el barco. Siempre había mucho trabajo que hacer y mucha gente en todas partes. Incluso cuando se refugiaban en el camarote de alguno para estar a solas, era frecuente que al poco rato apareciera alguien buscando a alguno de los dos. Era un trabajo demandante ser comandante en una tripulación tan numerosa.

Por eso, ambos sabían que este momento era especial. Sin más dilación y aún abrazado a la espalda de Ace, comenzó a repartir besos por su cuello, suavemente, deslizándose hacia su nuca, sintiendo cómo aumentaba el calor del chico entre sus brazos, que a pesar de estar completamente solos, se esforzaba por mantener su respiración bajo control.

—¿Sabes? —Marco volvía a hablar contra su cuello, dándole unos agradables escalofríos al segundo comandante— Hay otra cosa especial respecto a este lugar, pero creo que es mejor que lo averigües por tu cuenta. —El primer comandante levantó a Ace, cargándoselo al hombro, con los pies hacia delante.

—¡Hey! -protestó el comandante de la segunda división, algo sonrojado por la acción de Marco —¿Qué rayos crees que haces?

— Algo muy interesante —respondió al tiempo que le quitaba el sombrero y los zapatos a Ace, se sacaba los suyos y se metía a uno de los pozones de agua termal, bajando a su compañero para quedar juntos en el agua, que les llegaba hasta la mitad del pecho, era bastante profundo—. ¿Y?, ¿Qué tal?

— Esto es... —Ace dudó un momento antes de sonreír ampliamente y sumergirse por completo en el agua, emergiendo tras unos breves segundos— ¿Porqué? —rió. A pesar de ser un usuario no se sentía débil con esta agua.

— Porque esta agua no ha estado en ningún momento en el mar, y por lo tanto no tiene la maldición de la fruta del diablo —Marco se sentó en una roca del borde, sacándose la ropa mojada y dejándola fuera de la terma, quedando sólo con la ropa interior puesta— Esta isla es única hasta dentro del Grand Line, por sus condiciones climáticas únicas y el cinturón de corales que le rodea, tiene un ciclo del agua completamente interno y...

Pero Ace no estaba prestando atención a la explicación que él mismo había pedido, y se entretenía entrando y saliendo del agua, con una radiante sonrisa en el rostro. Era algo verdaderamente especial para un usuario.

— Esto es genial, Marco —exclamó el moreno.

— Si, lo es —El rubio sonrió, pensando que lo que era realmente genial era la posibilidad de compartir ese momento con la persona que más quería

El segundo comandante se hundió una vez más para emerger con sus bermudas en la mano, lanzándolas junto a la ropa del rubio, aunque después de darse cuenta de lo que había hecho de forma impulsiva, no pudo evitar avergonzarse un poco por su arrojo, quedándose con el agua hasta las mejillas, con un sonrojo que ya no se sabía si sería por el calor o porque realmente se había avergonzado. Marco sonrió ante esa idea, acortando la distancia entre ambos para rodear al moreno en un tierno abrazo.

—Te quiero, Ace.


Aww 3

Ains. He hecho todo lo posible para que los personajes me quedaran IC y siento que no lo he logrado. Ya me dirán ustedes qué les ha parecido :)

Es la primera vez que escribo con este pairing... y es que ya me siento bastante confiada con el Kid/Law, pero quiero ampliarme a otras parejas que tengan dinámicas diferentes :3 No se olviden de que los reviews son lo que hace a mi hamster mental correr en la ruedita de las ideas :3

Publicaré la siguiente parte, si todo sale bien, el próximo miércoles a más tardar :)

¡Nos leemos! :D