KorrAsami: Nueva estudiante
Hacía poco un taxi la había dejado en ese enorme instituto, no conocía a nadie en Ciudad República y no sabía hacia dónde ir.
El instituto se llamaba "Cuatro Elementos" por sus cuatro sectores diferentes que eran dirigidos por cuatro directores diferentes.
Ni siquiera estaba segura de cómo había llegado hasta allí, según sus padre había ganado una beca y no podía perder aquella oportunidad, y por no decepcionar a sus padre había decidido aceptarla. Y ahora se encontraba sin saber dónde estaban los dormitorios.
―Bienvenida ¿tú debes ser Korra?
Una chica bastante parecida a ella le hablaba, tenía el pelo de su mismo color, castaño un poco más corto, ojos verdes y piel tostada.
―Emm si soy yo y tu eres…
―Lo siento ―se sonrojó, no se había presentado― Opal, Opal BeiFong.
―Mucho gusto― dijo feliz Korra, estaba muy emocionada.
― Yo seré quien te llevará hasta tu habitación.
―Bueno, vamos. Me encantaría instalarme, ya sabes, el viaje me dejo cansada.
―Si, por supuesto.
Opal decidió ayudar a Korra con su equipaje. Opal era un chica algo tímida al principio pero le había caído muy bien, era muy amable.
Para llegar hasta los dormitorios de las chicas tenían que pasar por el Sector Aire, en aquel sector se encontraba la Filosofía, Ciencias Sociales y ese tipo de cosas que realmente no le llamaban para nada la atención.
Estuvieron charlando de muchas cosas hasta que llegaron a los dormitorios, eran un gran edificio de seis pisos porque el número más grande de estudiantes eran de chicas.
―Tu cuarto esta en el último piso ―dijo Opal mientras que subían al ascensor.
―¿En serio? ¡Genial!― dijo dando un salto con su puño al aire.
―SI, tu compañera será Asami Sato.
Asami Sato, me suena conocido. Pensaba
Llegaron hasta el último piso, era un largo pasillo y según había notado eran muchas habitaciones.
―Tu habitación es la número 220― dijo mirando el papel que la directora de los dormitorios, Pema, le había entregado.
―Asombroso― estaba ansiosa por llegar a su habitación y a su nueva cama.
Mientras caminaban una chica llegó buscando a Opal.
―Lo siento pero estoy ayudando a Korra― le dijo.
―No es necesario Opal, ya tengo la llave, ve con ella.
―Bueno ― dijo no muy segura.
―Muchas gracias.
―No, de nada― dijo sonriendo antes de marcharse.
Korra estaba cerca de la habitación, cuando llegó introdujo la llave y entró.
No parecía haber nadie, la habitación era simple, a la entrada las paredes eran blancas, también una gran repisa llena de libros y dos escritorios llenos de papeles bien organizados y un par de sillones con una pequeña mesilla. Echó un vistazo, pero lo que más le llamo la atención era aquel delicioso olor que no era capaz de describir.
―Asami Sato― susurró.
¿Quién sería esa chica? Abrió la segunda puerta que separaba aquella con la habitación. Sus ojos se abrieron a más no poder, su mandíbula casi se le sale por abrir tanto la boca. Sus mejillas se sonrojaron y podía jurar que una hemorragia nasal caía por su nariz. No sabía qué hacer, sus músculos se tensaron. Justo en ese momento a su cerebro se le ocurría desconectarse. Por dios, allí se encontraba una chica de un hermoso y sedoso cabello negro, ojos tan verdes como esmeraldas y una blanca piel como si estuviera hecha del más fino marfil, con una figura espectacular que jamás había visto antes.
"Por los espíritus Korra, ¡Contrólate! Es un chica, hermosa, una diosa… no, no, no puedes babear por una chica"
Lo que sucedía era que aquella chica solo se encontraba vistiendo unas pantis rojas. Todo lo demás se encontraba libre.
― ¡AH!―pegó un gritó la chica cubriéndose los senos.
― Lo-lo-lo si-siento― Tartamudeaba Korra por los nervios.
― ¡SAL YA!― gritó tomando unas prendas de ropa para cubrirse.
Korra salió de allí lo más rápido que pudo. Cerró la puerta y se sentó en uno de los sillones para intentar tranquilizarse. Pero de su mente no salía aquella imagen.
―Mal primera impresión― dijo echándose para atrás suspirando.
Era extraño, jamás había pensado que una mujer podía ser tan hermosa, es decir, jamás se había fijado en una. ¿Pero que estaba pensando? De seguro solo había sido la situación.
Cuando sintió el girar del picaporte se tensó y sus mejillas se volvieron a sonrojar por lo incomodo que sería.
Cuando salió vestía una falda corta gris, una camisa blanca y encima de esta una chaqueta roja, y calzaba unas botas negras. aquel era el uniforme del instituto, a Asami le quedaba espectacular ¿pero a ella? Korra en cambió vestía unos pantalones azules, unas botas de cuero marrones, y una simple blusa azula sin mangas, su cabello largo marrón recogido en una cola de caballo con dos mechones en dos pequeños tubos enmarcando su cara y un brazalete familiar en su brazo.
Asami acercó hasta ella y Korra se puso de pie.
―Lo siento, no fue mi intensión― se disculpo cabizbaja rascándose la nuca.
―Deberías haber tocado la puerta, me estaba cambiando―dijo algo malhumorada.
―Si, fue mi error.
―Pero ¿Cómo entraste si la puerta estaba cerrada?
―Tengo una llave, seré tu nueva compañera de cuarto.
―Debes ser Korra, bienvenida―dijo sonriéndole.
―Humm…― dijo pasmada por su sonrisa― Gracias.
Que rápido se olvido
―Bueno, ¿sabes qué? Te perdono, sería malo si nos lleváramos mal desde el primer día. Aunque tenía entendido que llegabas mañana.
―Si, pero no, llegue antes― no era muy buena explicando.
―Sí ―rió por su forma de hablar le parecía algo ¿tierno?
Ahora que podía estar frente a frente notó que Asami era más alta que ella, aunque ella medía 1,70.
Eran alrededor de las cuatro y media, en el instituto tenían clases desde las ocho en punto hasta las tres de la tarde, y luego tenían hasta las nueve para llegar a los dormitorios sin que Lin, la directora de seguridad comenzará con lo suyo y no querías que ella comenzará con lo suyo.
Ella y Asami salieron a dar un paseo recorriendo el instituto y los sectores. Le explico en que el sector tierra se encontraba todo lo relacionado a Ingeniería, Arquitectura, que en el sector Agua era principalmente la Biología, Bellas artes, Ciencias. En el sector Fuego era la química, física y matemáticas, y que en el sector Aire era mas de la Filosofía, Historia, Ciencias Sociales. Solo le explico lo básico, por supuesto había sub-sectores y muchas, muchas más aéreas pues el instituto los Cuatro Elementos era el más famoso y reconocido por su extensa variedad y diversidad de aéreas.
―Asami, Asami ¿sabes qué?―le dijo contenta tratando de llamar su atención.
Se encontraban en el centro del Instituto al lado de la fuente de agua sentadas. En solo cuestión de minutos aquella chica le había caído realmente genial, estaba segura que podía considerarla como su primera amiga, después de Naga, su enorme perra que no había podido traer consigo.
―¿Qué?― pregunto Asami igual de contenta que ella.
―Te invito un helado, pero con una condición― le dijo con un dedo extendido.
―¿Cuál?―dijo ella riendo por la forma de actuar de Korra.
Parecía tan inocente e infantil que despertaba en ella algo que no había sentido hacía mucho tiempo, diversión.
―Llévame hasta una Heladería.
Ambas rieron como no salían hacerlo.
―Conozco una cerca de aquí, te llevo.
―Vamos.
Asami la llevó hasta un lugar apartado de los dormitorios, un pequeño galpón, entraron por una puerta y Asami prendió las luces.
―¿Qué hacemos aquí?
―Vinimos a buscar esto― dijo mostrándole una motoneta con la marca Sato.
―Ya sé quién eres, eres la hija de Hiroshi Sato, dueño de empresas Futuro―dijo boquiabierta.
Siempre había pensado que ella habría de ser la típica niña de papi, la que no puede hacer nada por si misma, la arrogante y malcriada chica que nada le falta pero Asami no era nada de eso, no debió haberse dejado llevar por las apariencias.
―Si… bueno no dejes que eso afecte nuestra relación―dijo algo decaída.
―No, por supuesto. No me dejo guiar por ese tipo de cosas.
A Asami se le subió el ánimo.
―Genial… entonces ¿vamos?― dijo extendiéndole un casco.
―Vamos.
Salieron del pequeño lugar en la motoneta, Asamí conducía. Sus cabellos negros eran alborotados por el viento al igual que los de Korra.
―Agárrate―dijo Asami, el camino se pondría algo turbulento.
Korra dudo en si pasar sus brazos por su cintura o no, pero al final así lo hizo. Su cintura era pequeña y al estar ceca podía oler su dulce aroma. La sensación que Asami sentía era diferente, era extraño sentir los cálidos y bien torneados brazos de Korra en su cintura, era un sensación que no le desagradaba para nada, al revés le transmitía seguridad.
