Disclaimer: La historia es mía, más los personajes pertenecen enteramente a Himaruya Hidecaz
Notas: Drabble hecho para la tabla de 30vicios.
29. Infierno
Suecia siempre ha considerado el Cielo como un lugar maravilloso. Fresco y pacifico. Recubierto de delicias, repleto de encantos. Siempre ha pensado que debe de ser un lugar placentero, y ha llegado a aspirar a él, dentro de sus sueños más cursis, o incluso, ha intentado compararlo con sus momentos más apasionantes….
Sin embargo, se da cuenta que está en un flagrante error cuando ha intentado comparar al Cielo con aquellos momentos íntimos que ocupa junto a Dinamarca. Aquellos instantes que quisiera, de la manera más enferma posible, fueran tan eternos como el Cielo con el que siempre ha elucubrado.
Pero sabe que no es así, porque el tiempo en esas ocasiones, se le escurre con la misma fluidez con la que su sangre se derrama de las mordidas que el danés le deja en el cuerpo. Sabe que no es así, porque sus brazos son como brazas al rojo vivo, y ahí no hay suavidad ni frescura. Hay violencia, hay lujuria, hay furia; hay un frenesí tan descabellado que a veces piensa que sus venas podrían explotar y detenerse su corazón. No puede tratarse del Cielo, porque no es capaz de sentir paz; ni siquiera en el momento cumbre en que sus músculos se tensan, y con un extenso gemido, recibe los últimos embates ansiosos de su compañero, para finalmente tumbarse uno sobre otro, extenuados y empapados. No puede sentir paz alguna, ni el más mínimo sosiego, porque lo único que puede pensar es en más.
Está convencido de que aquellas ocasiones distan mucho de ser el Cielo, porque mientras Dinamarca le recorre el cuerpo transpirado con la lengua, mientras hurga con sus dedos en sus entrañas aún doloridas y le susurra entre jadeos las vulgaridades más febriles, Suecia reconoce que lo que ellos tienen es algo más profundo y más desconcertante, algo que ni siquiera él termina de entender, porque lo sobrepasa.
Pero posiblemente, está cerca darle una definición, apenas una imagen, por muy pobre que sea; si lo que le hace sentir le carcome por dentro, si cada beso le sabe tan prohibido como el primero, si cada caricia le genera el mismo vértigo y si las miradas generan siempre tan grato fuego, haciéndole constatar que la suma de todo es la oposición a su Cielo…Dinamarca, entonces, es su Infierno.
