Twilight no me pertenece, solo la historia.

Beteado por Silvana Olvera

Betas FFAD

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PSICÓPATA

Bella es una chica fuerte, luchadora y soñadora; trata de sacar adelante a su hermano, ya que sus padres murieron en el incendio del Sanatorio Mental de Forks. Se ve envuelta en una serie de problemas cuando su novio Edward y su mejor amigo Jacob luchan por su amor.

Edward es un chico de 19 años que ha pasado toda su vida encerrado en un sanatorio mental. Cuando finalmente logra escapar de ahí, encuentra Bella, la hija de Charlie Swan, el director del sanatorio el cual él incendió.

¿Podrá Bella perdonar el que él haya asesinado a sus padres? ¿Qué pensará cuando se entere que el hombre que ama es un psicópata?

Capítulo 1

BPV

Hoy era Noche Buena, Jake y yo caminábamos por la calle, buscando un regalo para mi hermanito Robert, quien tenía 3 añitos; lo sé, es todo un encanto. Nos paramos en una pequeña tienda en donde vi un Play Station, la verdad, a Rob le encantaban los videojuegos; por lo que creía que sería un buen regalo.

—Sí, ¿qué desea?, ¿en qué le puedo ayudar? —preguntó una chica, pero no se dirigió a mí, si no a Jake; me puse enfrente de él.

—Quiero ese Play Station, ¿cuál es su costo? —pregunté, la verdad, no tenía mucho dinero, ya que lo que ganaba en la cafetería no era mucho. Pero yo era la única familia de Rob. Nuestros padres habían muerto hace poco, en un incendio en el Sanatorio Mental de Forks, su pérdida había afectado mucho a mi hermanito, pero yo tenía que ser fuerte, por él.

—Son 387 dólares —bien, tenía 500, lo suficiente.

—Ok, démelo; y lo pone en una linda fundita de regalo. Gracias —le dije, un poco molesta porque no dejaba de observar a Jake, aunque él no le prestaba atención, solo me veía a mí. Yo sabía que estaba enamorado de mí, pero yo, yo solo lo veía como mi amigo, el único.

—Tenga. Gracias por su compra —salimos de ahí y Jake se quedó en su trabajo, él era abogado. Caminé y caminé, y, cuando estaba a solo dos calles de mi casa, empecé a escuchar unos pasos detrás de mí, desde hacía rato tenía la sensación de que alguien me observaba; pero no le había prestado atención. Ahora sí estaba asustada.

EPV

¡Noche Buena! ¿Qué tenía de buena?

La vida era un asco, lo único que podía celebrar era que hacía poco había dejado el sanatorio mental, no había sido tan fácil escapar. El imbécil del Dr. Swan no me había facilitado las cosas, por lo que tuve que incendiar su sanatorio. No tenía dinero para nada, vivía de lo que la gente me regalaba; cosa que no era mucho, pero sí lo suficiente para no morirme de hambre.

Estaba caminando por las calles, esperando que la gente me diera algo de dinero. Entonces vi a una hermosa mujer, estaba acompañada de un chico corpulento, aunque no tanto como yo; era moreno y más alto que ella. Ambos entraron a una tienda. Esperé a que salieran y pude observarla completamente, era perfecta, su piel era blanca como la cal, su cabellera color marrón caía en ondas por debajo de sus hombros; tenía un muy buen cuerpo. En resumen, era perfecta.

Ambos caminaron juntos, hasta que él se quedó en el Bufete de Abogados de Carlisle Cullen; el culpable de toda mi desgracia.

Cuánto lo odiaba, si él no me hubiese encerrado, golpeado y vio… violado cuando era niño, quizás yo no sería así. Pero, ¡la vida no era justa! Jamás lo había sido.

Seguí caminando, ella paró de la nada, esta era mi oportunidad, Me acerqué corriendo a ella, ella también empezó a correr; pero me fue fácil alcanzarla; ya que no corría tan rápido. La tomé del codo y la hice girar, sus ojos eran color chocolate, eran preciosos, sentí que a través de ellos podía observar su alma; me empujó y caí al suelo, eso me enfureció muchísimo.

— ¿Quién mierda te crees para ponerme un dedo encima? ¡Maldita idiota! Vuélvelo a hacer y te mato. ¿Oíste? ¡Te mato! — ¡Mierda! ¿Qué había dicho? No, no, yo ¡Maldición! —No, no, perdóname, yo lo siento, no debí gritarte. Perdón—. Ella no decía nada.

— ¡Bella! ¡Bella! ¡Apúlate..! Ya mismo es navilal, pol favol apúlate —dijo un niño pequeñito que había salido de una casita. Le calculaba unos tres o cuatro años, ¿sería su hijo? No lo creía, Bella no aparentaba más de unos 18, así que debía ser algún familiar.

—Sí, Rob. Ya voy. Ve a la casa, yo ahorita te alcanzo —dijo Bella.

—Bella, perdóname. No debí gritarte, es solo que... lo lamento, de verdad lo lamento.

—Usted es un grosero, patán, egocéntrico y muy, muy descortés. ¿Con qué derecho me toma del codo y me insulta? ¿Quién mierda se cree? Agradezca que es Noche Buena, porque si no, lo molía a golpes —bien, eso había gracioso, ¿cómo alguien tan pequeño podía tener semejante bocota? Me reí y ella se enfureció; y eso la hacía verse hermosa—. Y, además, ¡no debería estar molestando a las personas! Es Noche Buena, vaya y moleste a su familia —sentí mis ojos arder, desde hacía diez años no tenía familia. Mi hogar había sido el sanatorio. Sentí que las lágrimas caían por mi rostro, ella se acercó a mí y me abrazó —. ¡Perdona!, lo siento, no debí. Yo, mierda, soy una estúpida. Lo siento, lo siento, no debí decir eso, yo… —ella se sentía culpable por mi dolor, pero ella jamás lo sería, el único maldito culpable era Carlisle.

—No, no te sientas culpable, yo… no… —puso su delgado dedo sobre mis labios, y ese roce se sentía tan bien.

— ¿Te gustaría pasar con nosotros Noche Buena? —preguntó, ¿debía aceptar?

—No quiero molestar —dije, quizás sus padres no estuvieran de acuerdo en que metiera un extraño a su hogar.

—No, no es una molestia, además, solo estamos mi hermano y yo; así que tenemos un lugar para ti, ¿qué dices?, ¿aceptas? —dijo haciendo un pucherito, ¿quién podría decirle que no?

—Está bien —ella quiso separarse, pero yo enredé mi brazo alrededor de su cintura, al principio se tensó; pero terminó por relajarse.

Entramos a su casa, era linda y acogedora. Su hermanito ya estaba sentado en el comedor, y vaya que este era grande, tenía 6 sillas. Pero había dicho que solo estaban ella y Rob, ¿por qué tantas sillas? Seguro eran los lugares de sus padres.

—Bella, ¿quién es elte señol? —preguntó Rob mientras me señalaba con el dedo.

—Primero Rob, se saluda, segundo, no se señala con el dedo, y, tercero, se llama... —mierda, no le había dicho cómo me llamaba.

—Me llamo Edward, Edward Cu... Masen —. No, yo ya no era un Cullen, desde hoy sería Edward Masen.

—Mucho gusto, soy Lobelt Elías, helmano de Bella, pelo, ¿pol qué eltásaquí?

—Lo he invitado a pasar con nosotros Noche Buena, mi amor, ahora ve y lávate las manitas para poder servir la cena.

BPV

Edward era muy apuesto, y algo en él me había incitado a invitarlo a pasar con nosotros Noche Buena.

—Edward, esto… vuelvo enseguida, ¿puedes quedarte con Rob un momento? —le pregunté, ya que quería comprarle algo a él.

—Claro, Bella, yo lo cuido.

Tomé el auto y conduje rápidamente, llegué a una tienda y le compré una chamarra de cuero negro que estaba segura que le quedaría. Hice que la envolvieran. Volví a casa y lo que vi fue la imagen más tierna del mundo, Edward estaba abrazando a Rob.

—Hola muchachos, ¿me extrañaron?

—Mucho, Bella —dijo Edward. ¡Wow! Eso, ¡dios! ya estaba sonrojada.

—Sí, helmanita, ahola mueve tu bonito tlaselo a la mesa pala que polamos cenal —dijo, y eso ayudó a que me sonrojara más.

Terminamos de cenar y dieron las 12:00, era hora de abrir los regalos (N/A: No se si en el lugar donde ustedes viven abren los regalos en Noche Buena, pero aquí sí, aunque en otros sitios lo hacen el cinco de enero, ya que es Día de Reyes)

—Este es para Rob, espero te guste, hermanito —le dije y le entregué su regalo, se veía inquieto y sabía el porqué—. Adelante, ábrelo —sonrió y empezó a rasgar el papel, sus ojos se abrieron como platos al ver mi regalo. Lo puso en la mesita y se abalanzó sobre mí, llenándome el rostro de besitos.

Glacias, glacias, helmanita, te amo, te amo, ¡eles la mejol! —dijo mientras me soltaba y corría a su habitación, dejándome a solas con Edward. Fui a la cocina, ya que ahí tenía su regalo. Lo saqué, y se lo iba a entregar, pero Rob interrumpió.

Helmanita, pala ti —me entregó un dibujito muy lindo. Éramos él y yo con muchos corazoncitos—. Glacias pol cuidalme desde que mamá y papá mulielon. Eles como mi mami, y te amo —dijo abrazándome, las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, me sentía tan mal porque mis padres no estuviesen aquí, pero no podía rendirme, no ahora—. No lloles, helmanita, si no te gusto mi legalo hago otlo pelo no lloles —dijo. Ay, mi pequeño, como lo amaba.

—No, no, mi vida. Gracias, está precioso; es el mejor regalo del mundo, me encantó.

— ¿De velas? —solo asentí —. Entonces voy a dale su legalo a Elwal —se separó de mí y fue donde Edward. Le entregó otro dibujito —. Bueno, me voy a lolmil, los amo, y, Elwal, ¿mañana también jugamos a la pelota? —preguntó.

—Claro, Rob, las veces que quieras —Rob se fue muy feliz a su habitación, yo fui hacia donde estaba Edward, quien otra vez estaba llorando.

—Ed, ¿qué sucede? —dije, mientras con mi dedo limpiaba una lágrima que se le había escapado, él me abrazó fuertemente.

—No me dejes, Bella, jamás me dejes —dijo mientras lloraba.

—Jamás, jamás lo haré, te lo juro —el acortó la distancia entre ambos y me dio un casto beso. Yo estaba más que sonrojada y no sabía qué hacer —. ¿Quieres ver tu regalo? —le dije, no dijo nada, así que me levanté y volví a la cocina, y llevé su regalo.

— ¡Feliz Navidad! — le dije, él lo tomó y volvió a abrazarme.

—Gracias, gracias, Bella. Eres la mejor —sin duda esta había sido la mejor noche de mi vida.