_ ¿Alguien se atrevió a entrar aquí?

En fin xD ya que entraste, este fic es NaruIno… una pareja que me parece de lo mas adorable, y me encanta 3. La historia esta basada en "Besos de vampiro" (buenísimo el libro!), escrito por Ellen Schreiber, por lo que, básicamente, la historia no me pertenece. Dejare el titulo y los capítulos con sus mismos nombres, pero tal vez haré varios del libro. Por cierto, esta narrado desde el punto de vista de Ino.

Disclaimer: Naruto no me pertenece, la historia Besos de vampiro tampoco, son de Masashi Kishimoto y Ellen Schreiber. Nada me pertenece excepto el hermano de Ino xD.

Summary: En el aburrido pueblo de Konoha jamás ocurre nada interesante o emocionante. Hasta que llegan dos personas excepcionalmente particulares. Fic Naruino, AU.

Besos de vampiro

Capitulo 1: Pequeño monstruo

Ocurrió por primera vez a mis cinco años. Yo coloreaba muy tranquilamente mi cuaderno lleno de extraños dibujos de mis padres, collages hechos de papeles de colores muy brillantes y variados pegados entre si, y las respuestas a preguntas escritas por la profesora Kurenai. (Color favorito, mascotas, mejor amigo, nombre de padre y madre,…) Mis compañeros de clase y yo estábamos formando un semicírculo en la diminuta sala de lectura.

-Dime, Lee, ¿Qué quieres ser cuando seas grande?-Pregunto la profesora Kurenai, una vez contestadas las otras preguntas.

-¡Bombero!-Contesto enérgicamente el chico de cabello negro y ojos grandes.

-¿Y tú, Hinata?-

-Pues… Enfermera-Contesto dócilmente Hinata Hyuuga.

La profesora Kurenai pregunto lo mismo al resto de la clase. Policías, astronautas, doctores, futbolistas, actores y cantantes eras la mayoría de las respuestas, hasta que me toco a mí.

-Ino, ¿Tu qué quieres ser cuando seas mayor?-Pregunto ella mirándome con sus penetrantes ojos rojos. Yo no conteste-¿Doctora?-Pregunto, y yo negué con la cabeza-¿Actriz?-

-No-oh-Dije cantarinamente.

-¿Entonces que?-Pregunto la profesora Kurenai, ya irritada. Lo pensé por un momento.

-Quiero ser…-

-¿Si?

-Quiero ser… ¡Vampiro!-Casi lo grite, haciendo que varias personas se sobresaltaran. Luego sonreí. Los asombrados compañeros y profesora me miraron con ojos como platos. Por un momento creí que se iban a reír, y tal vez así fue. Los niños que se sentaban junto a mi comenzaron a apartarse lentamente de mi. Y así fue toda mi infancia, todos se apartaban de mí al ver a alguien extraño y desconocido.

Mis padres eran dos almas gemelas que no podían dejar atrás los sesenta: amor verdadero mezclado con drogas, olor a frambuesa y música de la época. Imagino a mi madre y padre como una chica descalza con vaqueros recortados, un top escotado y collares abrazada a un chico bronceado de pelo largo, sin afeitar, con gafas a lo Elton John, chaleco de cuero, pantalones de campana y sandalias. Creo que tuvieron suerte de que no saliera más excéntrica. ¡Podría haber querido ser un hombre lobo hippie con abalorios en el pelo! Pero de algún modo acabé por obsesionarme con los vampiros.

Tras traerme al mundo, mis padres dejaron de tener la mirada tan perdida. Vendieron la furgoneta hippie donde vivían y compraron un pequeño apartamento. Solíamos jugar mientras comíamos twinkies y luego nos quedábamos viendo películas de Drácula y Batman hasta muy entrada la noche.

Tiempo después, yo solía acariciar la barriga de mi mamá, la cual, con el tiempo, se hacia mas grande y producía sonidos extraños. Pensé que daría a luz a una sustancia viscosa, pero todo cambio cuando nació "el raro". El había dañado nuestras veladas de twinkies y películas hasta tarde. A partir de entonces, mamá y papá se iban a dormir temprano y esa cosa que mis padres habían llamado "Hotaru", se la pasaba protestando y llorando toda la noche.

De repente, me encontraba sola. Únicamente Drácula –El Drácula de la televisión- era mi compañía. Mis padres estaban más interesados en el raro… dándole de comer, cambiando sus pañales, calmando su desesperante llanto.

Y por si eso fuera poco, un día me enviaron a un lugar lejos de mi apartamento, sin Drácula y sin twinkies. Un lugar lleno de niños y niñas de mi misma edad. Le habían llamado "Jardín de infancia".

-Ellos serán amigos tuyos-Trato de tranquilizarme mi madre, mientras que yo me aferraba a ella como si mi vida se fuera en ello. Luego, se fue, con el raro en brazos, dejándome junto a una linda señorita, la cual, si no había escuchado mal, se llamaba Kurenai. Pasé toda la mañana coloreando en un pequeño libro, sin prestar demasiada atención a los demás. Ese día me alegre de ver al raro cuando mi madre, finalmente, fue a buscarme.

Aquella noche, me encontré tratando de besar los labios de Drácula, pegando mis labios a la televisión.

-Ino, ¿Qué haces despierta a esta hora? ¡Mañana tienes que ir al colegio!-Me reprocho mi madre.

-¿Qué?-Exclame-¡Pero si yo creía que tenia que ir una sola vez!-

-No, querida, ¡Si tienes que ir todos los días!-

Todos los días, esa frase resonó miles de veces en mi cabeza. ¡Eso era mi infierno personal!. Esa noche el raro no pudo competir con mis lamentos y lloros. Desee que más nunca amaneciera, pero logre ver como el sol salía lentamente del horizonte, y yo tenia un terrible dolor de cabeza, y, obviamente, tuve que volver al infernal lugar.

Quería conseguir alguien con quien congeniar, pero no lo conseguí, ni en la casa, ni en el colegio. Mis padres ya no eran los mismos, ni tampoco teníamos "fiestas" de twinkies. En la escuela, prefería cantar bajito alguna canción de rock en lugar de una de esas tontas canciones infantiles.

A mitad de curso, trate de convertirme en vampiro. Sasuke Uchiha, un chico de ojos negros y cabello de igual color y perfectamente peinado fue mi objetivo. Me odiaba, porque era la única que no le temía. Los niños y adultos le obedecían y temían, porque su padre era el dueño de la mayoría de los terrenos donde se encontraban sus casas.

Estábamos en el patio, de pie junto a la canasta de baloncesto, cuando pellizqué la piel de su bracito tan fuerte que creí que la sangre saldría a borbotones. Se puso colorado como un pimiento. Permanecí inmóvil y esperé. Sasuke temblaba de ira y sus ojos rezumaban venganza mientras yo le sonreía maliciosamente. Entonces dejó la huella de sus dientes en mi mano expectante. La profesora Kurenai tuvo que obligarle a sentarse junto al muro de la escuela y yo bailé felizmente por todo el patio esperando transformarme en un murciélago.

—Esa Ino es extraña —oí que le decía la profesora Kurenai a otra profesora, mientras yo pasaba dando saltos al lado del lloroso Sasuke, quien ahora descargaba su ira contra el suelo. Le lancé un agradecido beso con mi mano mordida y mostré la herida con orgullo mientras me subía al columpio. Ahora podría volar, ¿verdad? Aunque necesitaría algo que me hiciera coger mucha velocidad. Me subí al columpio, planeando alcanzar las esponjosas nubes. Cuando salté, el oxidado columpio empezó a arquearse. Tenía planeado volar a través del patio hasta alcanzar al sorprendido Sasuke. Sin embargo, me precipité al fango, lastimándome aún más mi mano mordida. Lloré más por el hecho de no poseer poderes sobrenaturales como los de mis héroes de televisión que por mi carne palpitante. Con el mordisco envuelto en un trapo con hielo, la profesora Kurenai me sentó contra la pared para que descansara mientras Sasuke, el mocoso mimado, jugaba con total libertad. Me lanzó un beso burlón y dijo "Gracias". Le saqué la lengua y le dediqué un insulto que había oído alguna vez. La profesora Kurenai me hizo entrar inmediatamente. Me hicieron entrar muchas veces durante mis recreos infantiles. Mi destino era tomarme un descanso de mis descansos.

Fin del primer capitulo

¿Reviews?