AU. Peeta se ha extraviado en el bosque durante una excursión, cuando despierta no reconoce donde está, mucho menos a la persona que lo ha estado cuidado.


Peeta abrió los ojos, la gran oscuridad lo rodeaba. Sentía un profundo dolor de cabeza, como si esta hubiera sido aplastada por una gran multitud enfurecida.

Trató de levantarse pero su cuerpo le dolía. La sensación de como tenía grandes arañazos sobre su espalda. Intentó llevarse una mano a su rostro pero se dio cuenta del temblor que le sacudía. Podía ver rastros de hojas sobre ellas, cubriendo la sangre que al parecer ya se encontraba seca.

Cerró los ojos para tratar de acordarse de lo que había sucedido pero el repentino dolor llegó de nuevo. Gimió del dolor.

Tal vez si dormía un rato, eso le ayudaría a calmar el dolor que lo atenuaba pero no podía hacerlo. ¡Ni siquiera sabía en donde se encontraba!

—Delly... —susurró a la oscuridad. Nadie le respondió.

Era de noche, la poca luz que se infiltraba por la ventana lo delataba.

¿Cuánto tiempo?

Una ligera sábana le cubría el cuerpo, pronto se dio cuenta que estaba casi desnudo. Se sonrojó ante eso, quién quiera que le hubiera quitado su ropa, habría descubierto el arma que llevaba... ¿Por qué llevaba esa arma?

Una vez más las preguntas comenzaron a bombardearle la mente: ¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba desnudo? ¿Quién lo había herido tan terriblemente?

Trató de ver en la oscuridad pero fue en vano.

Decidió que dormiría un rato, quién quiera que lo estuviera cuidado no lo iba a matar pronto.

Al menos eso esperaba.