Descargo de responsabilidad: Skip Beat no es mío. Tú ya sabes eso…
LOS SIN NOMBRE
Existen ciertas profesiones que por no estar cualificadas, son inadvertidas por la mayoría de la gente. La señora que te limpia el despacho cuando tú no estás, el vigilante que camina por los pasillos vacíos, la amable señora que te sirve el café por las mañanas… O quizás el muchacho que se recorre el edificio entregando la correspondencia, o el señor que riega todas las plantas del edificio… La gente tiende a no verlos y hablan delante de ellos como si fueran una parte más de la decoración.
¿Cuántas veces has tenido una conversación telefónica en el taxi o en el autobús? ¿O en la cafetería cerca del trabajo? Ellos te escuchan, ellos te ven…
Para Takarada María, LME es su casa, su refugio y su ventana al mundo de los adultos. Así que ella los conoce a todos. Los llama por su nombre y sabe de sus miedos y sus alegrías, y es por ellos que se entera de lo que sucede de verdad en la empresa de su abuelo. Cosas que se suponen que son secretos… ¡Shh...!
Sawara-san comía chocolate a escondidas en la azotea.
Yoshida-san usaba alzas en sus zapatos para parecer más alto.
Matsuoka-san tenía cuarenta y dos años y no veintinueve, como afirmaba desde hace seis años.
La Bruja gastaba en su trabajo una cantidad insana de tintes rubios y morenos.
Su abuelo salía tardísimo, muy muy muy tarde, y siempre silbando o tarareando, de la sección de estilismo.
Moko-san recibía cartas de amor de cierto mánager con gafas y un problema tecnológico.
Ese mismo mánager había sustituido carnes por ensaladas. Solo por amor.
Su onee-sama llevaba ocho días seguidos vomitando por las mañanas, dejándose el alma en el inodoro.
Estos últimos días, su Ren-sama se quedaba mirando a la nada con una sonrisa que dejaba ciegos a quienes tuvieran la desdicha de encontrarse cerca.
Muchas, muchas cosas aprendió María gracias a los sin nombre. Secretos… Historias y hechos que deberían permanecer ocultos e ignorados… Pero que ellos saben...
Y si de algo ha de valer tener los genes fabuladores de su abuelo, María apreciará ciertos patrones, ciertas conductas, y sin duda extraerá sus propias conclusiones.
Ajá. Claro que sí.
¡Estaría ocupadísima preparando dos bodas y un bautizo!
¡Kyaaaaah!
Así que no creas que puedes guardar un secreto. No podrás.
Los sin nombre lo saben todo. De todos.
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NOTA: El Hatsumiyamairi (abreviado como Omiyamairi) es un ritual shintoísta de paso para los recién nacidos en Japón. El ritual se lleva cabo después de un mes del nacimiento del bebé, cuando los padres y familiares cercanos lo llevan al santuario local para agradecer a los dioses por su nacimiento y pedir por la salud del niño. Este acto ceremonial se asemeja al bautismo cristiano (Fuente: mirandohaciajapon (punto) com /2015/07/miyamairi (punto) html).
