Veintiuno
Para algunos es solo un número, pero para Sakura Kinomoto es la lista de lo que su hombre perfecto debe tener, lamentablemente no contaba con que Shaoran Li se metiera en la ecuación, el chico que no cumple con su lista de expectativas y que solo la quiere chantajear después de saber su secreto, ya que ellos no tenían nada en común. O… ¿sí? Además, entre falsificadores de vida todo queda descubierto, sobre todo cuando la perfección crea lo incompleto.
21.1. Diferencias
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Año 2008
Quince velitas rosadas adornaban el pastel de chocolate que sostenía una hermosa mujer de cabellera negra con un vestido verde de verano.
Lo llevaba con cuidado de que las velas no se extinguieran, porque se dirigía a la sala, donde se situaba su hermosa hija que acababa de cumplir sus 15 años, floreciendo para convertirse en toda una mujer.
Colocó el pastel en la mesita de café mientras su hermano y papá aplaudían. Su hija solo sonrió sonrojada por tanta atención.
—Pide un deseo, Sakura —susurró su mamá con dulzura.
Ella frunció el ceño levemente en completa concentración, observando la flama que consumía la cera de las velas, pensando que es lo que deseaba.
Amigos, tenía unos maravillosos amigos.
Familia, se llevaba bien con ellos.
Dinero, aun no lo necesitaba.
Deseo…
¿Cuál era su mayor deseo ahora?…
¿Qué deseaba más que nada en el mundo?
Entonces, como cualquier chica de su edad sonrió con decisión y una mirada llena de ilusión, pues lo que cualquier chica deseaba era:
Una historia de amor.
Pero, cuando estuvo a punto de soltar el aire que se sostenía hacia unos segundos en sus mejillas. Un ruido la distrajo.
Y al girar su cabeza hacia su derecha, su papá se alejaba a la cocina y observó por la ventanilla como hablaba sigilosamente por el celular con una sonrisa en los labios.
Su hermano y madre aplaudieron ajenos, o no dando importancia, a lo que su padre hacía.
Aunque, cuando él abrió la puerta las velas se habían apagado solas.
Y un globo de los que rodeaban la habitación se había atorado en la puerta explotando al instante.
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El Sol estaba en lo alto del cielo, en su mayor esplendor. Un joven de 14 años observó por la ventana las millones de flores que decoraban el jardín trasero de su casa, las que su madre había plantado.
Su vestimenta era completamente blanca, por tradición, para despedir a alguien que había muerto.
Se alejó de la ventana mientras lagrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas, que resaltaban por los rayos del Sol. Todo esto al recordar el vacío que sintió al ver el ataúd de su madre bajar en las profundidades de la tierra.
Algo invisible oprimía su pecho, magullaba su corazón y no podía controlar sus lágrimas. Quería tanto gritar a los 4 vientos, decirles a los Dioses porque le sucedían esas cosas.
Al día siguiente sería su cumpleaños y ahora todo se vería manchado por este suceso. Ahora quien le regalaría una tarta de limón y le cantaría "Feliz cumpleaños".
Sorbió su nariz, a la vez que alguien abría la puerta de su habitación. Era su padre. Y comenzó a llorar de nuevo esperando ser consolado.
A lo que éste camino acelerado hacia él con las cejas uniéndose y los ojos duros hacia su hijo. Se acercó y le golpeo la mejilla con el dorso de la mano, con tal fuerza que el chico se cayó de rodillas apenas sosteniéndose con el reflejo de sus manos.
Las lágrimas se detuvieron mientras escuchaba:
—Pareces una niña llorando de esa manera Shaoran, es mejor que te comportes porque se oyen tus quejidos en toda la casa, hare que te corten ese cabello, en mi casa no andarás como un marica, además…—su rostro serio cambio demostrando una sonrisa de autosuficiencia—ella merecía morir.
Con eso salió de la habitación mientras Shaoran aun con sus ojos acuosos miró hacia la puerta donde el que según se decía ser su padre había salido, mirando con un odio tan profundo que sus ojos ámbar se oscurecieron y se levantó tan digno como pudo sin sobarse la mejilla amoratada.
Lo único que hizo fue apretar los puños con fuerza mientras estos se blanquecían.
"Esto no se va a quedar así, padre".
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Hola!
Pues aquí me tienen, una historia de más de un capitulo: P, he de decir que este es como un prólogo? o eso digo yo. Apenas la estoy escribiendo, llevo el primer capítulo pero tengo ya organizado como se ira desenredando la historia, espero que sea de su agrado y les guste como a mí me encanta escribirla.
Como se darán cuenta las vidas de estos chicos son "diferentes", el tema principal es de cómo las personas más cercanas a nosotros hacen cambiar nuestra vida, la forma en que vemos las cosas y hasta nuestros sueños, muchas veces el tener metas nos hacen crecer y estas a su vez pueden llegar a cumplirse o cambiar. Y eso es lo que quisiera plasmar.
Muchos sueños inesperados!
