Bienvenidos a mi nuevo fanfic.
Disfruten la lectura.
«Maldito tren sin aire acondicionado».
Ese fue el pensamiento de un poni llamado Sawdust, que renegaba por el calor del desierto por donde transitaba. Para su mala suerte, estar encerrado en un vagón sin poder abrir las ventanas no hacía más que acrecentar su descontento.
Con el objetivo de distraerse, siguió con la lectura de su periódico. El ruido del tren circulando era moneda corriente para él, como la música repetida que pasaban en los viajes, pareciera que los maquinistas y los encargados se ponen de acuerdo para pasar el mismo disco de música en cada tren. Le daba igual, uno forzosamente se acostumbra a ello.
Sus ojos verdes claros se concentraban en el artículo principal de aquel periódico. El amor, un tema que evitaba tocar a toda costa, pero le llamaba la atención las palabras bonitas y superficiales que adornaban esa página.
«Puras patrañas y cursilerías carentes de significados».
Más pensamientos se agolpaban en su cabeza mientras sus cascos arrugaban inconscientemente el periódico. Por el bien del periódico, y para evitar tener que pagar uno nuevo, lo dobló y acomodó disimuladamente al otro lado del asiento.
Sin más remedio miró por la ventana ese paisaje desértico lleno de formaciones rocosas, suelo muerto y erosionado, y uno que otro cactus de formas extrañas para él. Con su cabeza apoyada sobre su casco derecho, observó las plantas rodadoras que ocasionalmente pasaban veloces. Un bostezo cargado marcaba la palabra "aburrido" en su frente.
XXX
El tren se detuvo y para su sorpresa fue el único poni en descender en ese pueblo. Con sus alforjas cargadas de papeles vio al tren alejarse y perderse en el horizonte. Se sentó en uno de las bancas de madera a esperar a quien debía darle la bienvenida.
Su motivo para estar sentado casi en medio de la nada era su trabajo. Sawdust era dueño de una empresa de construcción que realizaba medianos y pequeños trabajos, al menos por ahora, y un día recibió una llamada de un alguacil de un pueblo llamado "Appleloosa", para pactar los acuerdos para la construcción de unos cuantos negocios o viviendas residenciales. Hoy era el día acordado y la hora, según el reloj de la estación, daba a entender que faltaba hora y media.
El poni de pelaje color colorado, de melena y cola marrones algo despeinados esperó impaciente a quien se supone, debía recogerlo hace tiempo. Su nombre era Braeburn, o eso creía.
Molesto, decidió levantarse y buscar a alguien que le diera indicaciones de la oficina del sheriff. En un pueblo tan pequeño no sería problema encontrar a alguien o eso pensaba nuestro protagonista.
La única cosa que vio era una planta rodadora, más que un pueblo vaquero era un pueblo fantasma sacado de una película de terror.
—¿Dónde están todos los ponis? —preguntó Sawdust.
En la cercanía pudo divisar a un tumulto de ponis cerca de un escenario de madera que esperaban un espectáculo. Viendo una oportunidad, se acercó para preguntar por la oficina del sheriff al primer poni que se cruzara, pero sus planes cambiaron cuando, lo que parecía ser un dragón o una lagartija súper desarrollada, hizo una señal a una poni rosa que asomaba su cabeza por el telón mientras tocaba unos notas en un piano.
Muy pesadamente decidió esperar a que terminara, sea lo que sea que estuviera a punto de empezar.
El telón se abrió, dejando ver una almeja en el medio que también se abrió, revelando a una poni rosa de melena de un tono más oscuro, despeinada o esponjada y con vestido típico de las bailarinas de lugar de color violeta en varios tonos, con medias de encaje negro y una blusa negra. Todo acompañado de brillo de decoración para darle un mejor efecto. Pero para el poni terrestre era brillo creado por su mente. Era hermosa, en todos los aspectos posibles, físicos y espirituales. Su pecho era presa de un extraño calor que lo reconfortaba de sobremanera. Deslumbrante en todo los sentidos. Y lo que selló el corazón de Sawdust fue un milisegundo, en el cual la poni rosa puso una mirada de lo más coqueta. En ese instante, eran ellos dos solamente, no había ningún otro poni a su alrededor que rompiera ese mágico momento donde sus miradas se entrelazaron.
El resto de la pieza musical se la pasó mirándola sin perder contacto visual con ella, siguiendo cada paso, brinco, corrida y especialmente su voz, su bella voz de cantante.
Al finalizar la canción, sólo se escuchó un aplauso que provenía del dragón que tocaba el piano, ya que Sawdust todavía seguía embobado con la poni rosa que cautivó su corazón hasta que una conversación lo volvió a la realidad.
—Parece que el jefe Silver Star y yo hemos llegado a un acuerdo —dijo el jefe búfalo.
—Así es.
—Esa fue la peor actuación que hemos visto.
La cara de Pinkie reflejaba tristeza por el mal comentario de su canción, lo que hizo hervir la sangre de Sawdust por la ofensa a tan bella poni y performance.
El resto de la discusión hablaba de un enfrentamiento entre búfalos y ponis que se llevaría a cabo mañana al mediodía. Pero claro, el poni estaba demasiado ocupado odiando a ese búfalo como para escuchar.
Momentos después, estaba caminando de vuelta a la estación para esperar a ese poni que le había mencionado ahora que la conmoción cesó. Pero su mente era un desorden total.
—¡No, no, no! Esto no puede estar sucediéndome otra vez. Seguro sólo fue algo físico. ¡Si, eso debió ser! Seguro me cautivaron ese par de ojos celestes y esa melena rosa que emanaba un suave aroma a algodón de azúcar —dijo risueño Sawdust—. ¡No, no, no! Debo quitarme estos pensamientos de mi cabeza.
Y así empezó a agitar su cabeza para alejar sus pensamientos, tan concentrado estaba que no vio al poni naranja con sombrero vaquero parado frente a él, provocando una colisión entre sí.
—Perdóname compañero, déjame ayudarte —dijo Braeburn ayudando a Sawdust—. ¿Qué hacías agitando la cabeza de esa manera? ¿Acaso tenías un bicho del desierto? Pues, esas cosas son muy molestas en este lugar.
—No es eso, es que estaba… si eso, un bicho del desierto —mintió Sawdust.
—Como sea, nunca te había visto por aquí, ¿Cómo te llamas?
—Me llamó Sawdust —dijo volviendo a recuperar la compostura y su seriedad característica.
—Pues bienvenido a… espera… ¿Dijiste Sawdust?
—Sí.
—Entonces tu eres al quien el sheriff había citado para la construcción de las casas aquí en Appleloosa. Lo lamento, pero ahora el sheriff está demasiado ocupado con un asunto muy delicado y no podrá atenderte ahora. Pero insistió a que te hospedaras y seguramente mañana podrá atenderte.
«¿Que este vaquero no se calla nunca? »pensó Sawdust.
—No hay problema. Tengo previsto estos casos de emergencia y puedo quedarme más tiempo si es necesario.
—Okay, entonces te llevare a tu cuarto y disculpa las molestias por este conflicto entre ponis y búfalos.
—No es necesaria las disculpas, es más, déjenme ayudarles en todo lo que pueda —propuso Sawdust.
No era un poni egoísta, pero Sawdust prefería evitar los problemas, y más cuando él no tenía nada que ver. Pero muy en el fondo, quería tener la oportunidad de ver nuevamente a esa poni rosa y poder decirle simplemente hola.
—¡Eso sería estupendo! —exclamó Braeburn con su característico acento— Ven, se donde puedes ser de ayuda.
Ambos emprendieron la marcha con un panorama de lo más agitado. Todos los habitantes del pueblo corrían de un lado para el otro, algunos cubrían las ventanas de los edificios con tablones de madera, otros llevaban suministros a aquellos que lo necesitaban, otros recolectaban manzanas de la llanura cercana y los demás simplemente aguardaban el momento de la pelea, mientras yeguas y potrillos se resguardaban en sus hogares.
—Bien, aquí es. Entra y pregunta en que puedes ayudar. Yo iré con mi prima y sus amigas para intentar parar esta locura.
Con eso Braeburn se despidió, dejando a Sawdust fuera de un granero el cual emanaba un delicioso aroma a tarta de manzana.
«¿Estarán preparando el almuerzo aquí? »pensó Sawdust al ingresar al establecimiento.
—Hola vaquero, ¿Vienes a ayudarnos con los preparativos? —dijo una poni de piel amarillo oscuro con melena de dos tonalidades de verde.
—Claro, ¿Qué debo hacer?
—Te mostraré.
Caminaron por el granero que estaba lleno de pasteles de manzana horneados y por hornear. Cerca de las ventanas otros dos ponis preparaban entre si los pasteles, uno se encargaba del relleno y el otro de la cubierta.
—¿Ves la paleta que está allí? Ayuda a mi amiga a poner los pasteles en el horno una vez que los muchachos los tengan listos. Mientras, yo acomodaré los que están listos para su traslado.
—Entendido.
El resto de la tarde pasó fugaz y no sólo horneando, algunas veces las tareas rotaban y le tocaba cortar las manzanas para preparar el relleno, colocar la tapa del pastel o acomodar los pasteles horneados en la carreta. Todo eso teniendo el ruido de la movilización de ponis en la calle de fondo, que corrían de un extremo al otro para salvar su pequeño poblado. La charla ocasional no faltó y Sawdust les contó un poco sobre su trabajo el cual era el motivo de visita aquí.
Se hizo la noche y Sawdust decidió buscar un lugar para dormir, por suerte las chicas le dieron la ubicación de un lugar donde se podía hospedar esa noche, luego de un largo día de trabajo no remunerado. Aunque fue una bendición no pensar en aquella poni rosa del mediodía y esa era la mejor recompensa de todas.
Llegó a la posada y subió al segundo piso directamente a una habitación rustica, pisos de madera rechinantes, un cuadro antiguo y muebles viejos y polvorientos.
Lo primero que hizo fue arrojar su alforja al costado de su cama e ingresar al baño para darse una buena ducha de agua fría para que su cabeza se enfrie y pueda pensar con calma.
«¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Normalmente me hubiera ido de este pueblucho hasta que la tensión pase pero… me quedé »repitió y cuestionó Sawdust en su cabeza.
Una vez enjuagado, se acercó a la ventana del dormitorio para ver el panorama exterior. Aun había movimiento de ponis pero nada de qué alarmarse. Para despejar su mente, se acomodó en su cama y sacó los papeles de prestación de servicio que había preparado para el sheriff, en caso de llegar a un acuerdo, y se dispuso a revisarlos una vez más. No podía echarse atrás de su compromiso, era un poni trabajador que nunca renunciaba a algo en que dejaba su palabra. Estaba intrínseco en él, como su cutie mark, un martillo y una sierra cruzados entre sí, que denotaba su pasión por la construcción.
Siendo precavido, se fue a dormir temprano para ayudar a los habitantes del pueblo cuando fuese requerido. Con el característico frio del desierto, se tapó bajo los cobertores y cerró sus verdes ojos, conciliando el sueño casi al instante.
XXX
Un reflector iluminó la silla donde Sawdust estaba sentado. Era el único en el lugar, o eso creía él.
—¿Me recuerdas? —preguntó una voz aguda e infantil, pero a la vez provocativa y madura.
Los músculos de todo su cuerpo se tensionaron al escuchar esa voz familiar tan cerca suyo, como un susurro en su oído derecho.
Rápidamente giró para encontrarse con ella pero no encontró a nadie, sólo oscuridad.
—Por aquí muchachote.
Volvió a escuchar aquella voz pero esta vez en su oído izquierdo, pero sólo encontró más oscuridad al girar.
—¿Acaso no puedes encontrarme?
Escuchó de todas direcciones, lo cual lo asustó mucho llegando a tensarse mucho más. Las voces siguieron hablándole y preguntándole cosas que él no escuchaba por lo asustado que se encontraba.
Pasaron horas y horas de tormento en posición fetal en la silla con las voces sobre él hasta que decidió terminar con esto con un grito.
—¡¿Dónde estás?!
El eco de ese grito abarcó todo el lugar, enmudeciendo las voces de aquella poni rosa que se ocultaba en la oscuridad.
Luego de unos segundos, la voz contestó:
—Oh tontito, ¿No te diste cuenta? Yo estoy en todas partes.
La luz iluminó aquel lugar, revelando a cientos de clones de aquella poni que lo miraban seductoramente y acechantes, esperando que moviera un musculo para atacarlo.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó Sawdust asustado.
—Entrégame tu corazón —susurró aquella poni rosa.
Sin darle tiempo a contestar, todas saltaron hacia Sawdust, quedando atrapado en un mar rosa, como si kilos y kilos de helado de frutilla se hubieran derretido y mezclado con agua.
—¡AAAAAAH!
El grito alteró el silencio de la noche en su habitación. Aquel escenario fue sólo un sueño, uno muy extraño por cierto.
Se levantó agitado y entró al baño, abrió la canilla y dejó que el agua se acumule en el lavado, momentos después sumergió la cabeza en ella.
Totalmente mojado sacó su cabeza de allí y respiro pesadamente para recuperar su aliento. Las gotas se resbalaban de su angustiado rostro y melena. Se vio en el espejo del baño y se reconoció a sí mismo, estaba en la misma situación en la que hace muchos años atrás, con una yegua que…
—No lo haré… no lo tendrás —respondió a la nada.
Sin secarse volvió a su cama para dormir el resto de la noche. Si es que podía.
XXX
—Oye, Sawdust, despierta, es hora de la batalla —dijo Braeburn picándolo con su casco.
El aludido reaccionó pesadamente, estirándose en la cama y luego levantándose con desgana. Para su sorpresa, había dormido más de la cuenta siendo casi el mediodía.
—Wow, sí que sudas por la noche —señaló Braeburn al ver la almohada y parte de la cama mojada.
—Es un problema patológico que tengo desde niño, lo siento —mintió Sawdust.
—No importa. Ven, es hora de pelear con los búfalos —dijo Braeburn refiriéndose a la batalla.
Ambos salieron del recinto y lo primero que vieron fue a todos los ponis del poblado, esperando a los búfalos detrás de unas barricadas de madera. Algunos se resguardaban en los pisos superiores de las casas.
—Ve a donde más te guste y prepárate.
—Entendido.
Sin dudarlo un momento, subió al segundo piso de una casa y una poni de piel amarilla con cola y melena naranjas esperaba cerca de la ventana.
El reloj de la torre marcaba las doce del mediodía y los búfalos se hicieron presentes desde la cima de la colina más cercana del pueblo. La tensión se podía cortar con cuchillo a la espera del ataque.
Durante un momento se creyó que el ataque no se iba a realizar. Todos suspiraron en alivio. Sin previo aviso, la misma poni rosa que dio su presentación ayer se puso en medio de ambos bandos y comenzó a cantar nuevamente su canción, haciendo que la ira de los búfalos se intensificara y decidieran de una vez comenzar el ataque.
Sawdust al escuchar esa bella voz aguda asomó su cabeza por la ventana y vio con ojos de corazon, a esa poni que lo tenía cautivado danzar con ese vestido de bailarina. Mas su amor y regocijo se reemplazaron con ira y furia al ver a su amada ser embestida por los búfalos.
«¡Acabare con cada uno de ellos! »pensó.
Mientras tanto, los búfalos arremetieron contra las barricadas de los ponis, llevándoselas de frente como si de papel se tratase. Los ponis esperaron pacientes a que sus enemigos se acercaran lo suficiente para poder atacarlos con su arma secreta, pasteles de manzanas. Cualquiera pensaría que esas cosas no servirían en una batalla, pero se demostró todo lo contrario. El caos provocado por el ataque de los pasteles permitió un gran contraataque de los ponis.
En ese momento, Sawdust vio su oportunidad para vengarse por su amada poni.
Sin dudarlo siquiera, saltó del segundo piso y se agarró de un búfalo que pasaba por debajo de la ventana comenzando un reto de jineteada.
Y los resultados fueron más que esperados ya que, al no tener experiencia montando nada en su vida, Sawdust fue derribado unos segundos después de caerle encima.
—¡Ja! ¡¿Eso es todo remedo de toro?! —gritó furioso Sawdust.
El búfalo ofendido cargó contra el poni. Esté intento refugiarse dentro de un edificio pero momentos antes de llegar fue embestido a gran velocidad, lo que provocó que Sawdust ingresara por una de las ventanas de la casa y se estrellara contra las escaleras de madera, estas cedieron y cayeron como escombros contra él, enterrándolo semiconsciente.
«Esto va a dejar una marca».
Antes de cerrar los ojos y desmayarse, un último pensamiento pasó por su cabeza, o más bien, un recuerdo de su pesadilla:
—Por favor, entrégame tu corazón —se escuchó con una voz tierna y amable.
Y hasta aqui llegó el capitulo señores, espero que les haya gustado.
Como dije, este es una introduccion mas que nada, si algo se me olvidó poner del personaje OC lo pondre a medida que siga la historia.
Recuerden, si les gustó el capitulo dejen un review y compartanlo con sus amigos, si tienen alguna duda pueden mandarme un MP, no muerdo, tambien pueden darle like a la pagina de facebook "Exelion fanfiction" para estar enterados de avances y otras cosas, link en mi perfil o pueden buscarlo por fb.
Hasta la proxima, se despide, Exelion.
