Como bien lo dice el título, son una serie de historias cortas, no necesariamente cronológicas unas con otras, que complementan mi fic "Brisa Ártica". Es altamente recomendable que lean ese primero, pues de lo contrario los personajes o las situaciones probablemente no tengan mucho sentido para ustedes.

La Competencia
Capítulo único

La espera era molesta, más molesta que en cualquier otra situación. La razón principal era porque no podían ver los otros combates a menos que ya hubieran concretado el propio. En la sala con la puerta al exterior, esperaban los guardianes de Epsilon y Eta. Hacía tiempo que habían dejado de compartir la estancia con Zeta, puesto que fueron una de las parejas inaugurales. Y cómo había durado esa pelea, casi parecía que llevaba una hora, tal vez más.

En el sillón de gamuza, Ártica se había quedado dormida. Reydar se entretenía jugando con la trenza de la otra, moviéndola para acá y para allá, con una sutileza tal que no despertaba a su igual. Eso, o la Sombra de Alioth Epsilon tenía un sueño bastante pesado. Mime leía de uno de sus numerosos libros y Fenrir los observaba a todos tras sus visores ambarinos. Bueno, en realidad no. Observaba a Ártica dormir, Reydar y Mime simplemente caían dentro de su rango de visión.

Esa era la ventaja de los dichosos visores; escondían del mundo su mirada, a menos que se estuviera lo suficientemente cerca. Apoyado contra la pared, encontraba poco qué hacer para matar su aburrimiento. Hasta pereza le estaba dando tener el Manto Sagrado puesto pero cuando hizo el ademán de quitarse las hombreras, apareció uno de los guardas del Palacio. -Epsilon, es su turno-

Fenrir asintió en silencio a modo de respuesta y se dirigió hacia su Sombra. Luego le tocó la cabeza con el dedo índice. Ésta abrió los ojos de inmediato. -Es nuestro turno-

Ártica reprimió un bostezo, se puso de pie y tomó sus visores, que estaban sobre la mesa. Reydar cruzó las piernas en su lugar. -Diviértanse-

-Prometo que tardaremos lo menos posible para que no esperen tanto- dijo ella, saliendo por la puerta detrás de su Dios Guerrero. Una vez que quedó a su lado, se estiró un poco. -Ahh, estaba soñando sobre un día en que mis hermanos me llevaron a deslizarnos en trineo-

-Hmm- fue lo que le respondió el otro, mirando fijamente el cúmulo de árboles a lo lejos. Era una sensación extraña, saber que se iba a luchar sin que nada estuviera en juego. Miró de reojo a su Sombra, y le pareció curioso lo tranquila que se veía. -¿No estás nerviosa?-

La otra miró hacia el cielo. -Sí, pero si no lo estuviera, no tendría gracia-

Los primeros árboles comenzaron a rodearlos, a pesar de que todavía no era visible el claro hacia el que se dirigían y donde les esperaba un reto singular. Ártica hizo que sus nudillos crujieran y se acomodó la trenza atrás de la cabeza. Seguidamente se puso el casco sobre la cabeza. Fenrir se detuvo y volteó hacia ella. Subió sus visores y la miró fijamente, con el puño elevado. -Somos los Lobos del Norte-

-Somos los Lobos del Norte- repitió ella con una sonrisa. Chocó su propio puño con el de él. -Y no vamos a caer-

-Y no vamos a caer- dijo Alioth Epsilon, bajando sus visores una vez más. -Ten cuidado-

-Tú también- replicó Ártica y se colocó sus propios visores. Se quedó ahí como queriendo hacer algo más, pero finalmente se dio media vuelta y desapareció entre los árboles. Fenrir siguió recto hacia donde los árboles estaban más juntos y llegó al claro. En medio de él, le esperaba Hagen de Merak Beta y su Sombra, Asgrim.

-¿Hm?- dejó escapar el rubio con una ceja elevada. Miró a su alrededor. -¿Dónde está Ártica?-

Fenrir se carcajeó con ganas. -Ciertamente, ¿dónde podrá estar mi Sombra...?-

Asgrim frunció el entrecejo. -Maldición- murmuró, y desapareció.

-¿Oh...?- dejó escapar Bud desde su posición, justo al lado de Hilda. El pequeño "palco" que se había montado para observar las peleas estaba a un costado del claro, resguardado tras varias filas de árboles en caso de algún golpe perdido. Ahí estaban los que ya habían luchado y las Princesas.

-¿Qué pasa?- preguntó Baldur.

-La decisión correcta, que la Sombra ya esté oculta antes de que el combate comience- respondió, colocando su casco en una mesa cercana.

-Ciertamente- concordó Hilda, bebiendo de una copa en su mano. -Y válida, puesto que la presencia de Ártica en los alrededores es más que obvia-

Se puso de pie y dejó la copa de lado, luego caminó hasta el balcón del improvisado palco. -Merak Beta y Alioth Epsilon, les recuerdo las reglas. Cada Dios Guerrero tiene un cuarzo rojo y sus Sombras uno verde. Para ganar deben derrotar a sus oponentes y quitarles dichos minerales. No es válido simplemente robárselos así que deberán neutralizarlos a como dé lugar. Igualmente les recuerdo que no tienen permitido apoderarse del cuarzo de su pareja a menos que sea quitándoselo a sus oponentes. En caso de que los derriben, deben darle diez segundos a sus contrincantes para responder, de lo contrario pueden proceder a tomar el cuarzo. Si pierden su cuarzo pero se logran incorporar después, pueden seguir combatiendo-

Los Dioses Guerreros asintieron para mostrar su comprensión. Hilda sonrió. -Bien, entonces comiencen-

Compartían una estatura similar, que sería más evidente si Fenrir no se encorvara un poco cuando adoptaba una pose de combate. Por un momento, ninguno de los dos se movió, y de repente, Alioth Epsilon saltó a un lado, esquivando el puñetazo de Hagen que mandó a volar varios escombros y nieve. Giró sobre sí mismo y le lanzó una patada a la cabeza, la cual fue bloqueada por la mano del rubio. De inmediato lo lanzó hacia arriba.

Fenrir logró acomodarse para recibir a Hagen de frente, bloqueando su puño y encajando el propio en el rostro del otro. Cayeron de pie en el suelo y percibieron un destello entre los árboles, pero sin señas de sus respectivas Sombras. Los Dioses Guerreros de Epsilon y Beta se enfrascaron en una ráfaga de golpes y patadas de velocidades impresionantes, en la cual ninguno se estaba conteniendo. No fue hasta que Fenrir logró hacerle unos cortes en el brazo que el otro se alejó de él unos pasos. Alioth Epsilon aprovechó el momento para llevarse unos dedos a la boca y silbar.

-¿Qué crees que haces? Tu lobo no tiene permitido participar-

-Jin no es el único que responde a mis silbidos- dijo, al tiempo que otro silbido, algo más corto, le respondía a la distancia.

Hagen se limpió las gota de sangre en su brazo. -Nada mal, Fenrir. Siempre había tenido curiosidad sobre cuán resistente eras...-

-Más que tu Sombra- dijo el otro.

El rubio apenas tuvo tiempo de arquear una ceja, cuando el cuerpo de Asgrim salió de entre los árboles y lo tumbó al suelo. Se puso de pie de inmediato e irguió a su Sombra lo mejor que pudo, pero no falló en notar que no tenía el pendiente de cuarzo verde alrededor de su cuello.

-Curioso, ¿no?- comentó Syd, mirándolos desde el palco. -Que le dieran ese uso a los silbidos que usaba Fenrir para controlar a sus lobos-

-Creo que más bien era natural- replicó Hilda, muy entretenida por el enfrentamiento. -El objetivo principal de esta competencia es poner a prueba a Dios Guerrero y Sombra en combate. Sería lamentable si no hubieran adaptado las cosas-

Flare bufó, ligeramente molesta. -No significa nada, ¡Hagen les va a ganar!-

El gemelo y la Princesa le sonrieron de vuelta, pero había una gota de sudor bajando por sus sienes.

Al instante, Ártica estaba a unos pasos de su propio Dios Guerrero, tratando de recuperar el aliento. Fenrir olfateó cabello chamuscado en el aire, aunque no parecía tener ninguna quemadura. Eso sí, estaba sudando copiosamente y había algo raro en la manera en que mantenía su brazo izquierdo tras la espalda.

-Buen trabajo- le dijo, y ésta asintió como respuesta. -Parece que al caballo de ocho patas lo han acorralado dos lobos-

Hagen si acaso se rió. -Vengan por mí, entonces-

En un ataque doble, cada uno se acercó por un flanco diferente. El puñetazo y la patada fueron esquivados con facilidad y de inmediato respondidos con una ráfaga de aire frío que los obligó a cubrirse. El rubio emergió y logró acertar una patada al pecho de Fenrir, mientras que Ártica apenas logró esquivar otra ráfaga de viento helado. Dio un salto con el que disponía atacar a Merak Beta, pero fue interceptada por una ráfaga de fuego que le iluminó toda la cara. El golpe la mandó varios metros hacia un lado.

Hagen ladeó la cabeza con una sonrisa. -Vamos, Ártica. Si te pasas tanto tiempo tratando de esconder tu mano congelada de mi vista, te voy a terminar incinerando-

La otra entonces reveló que, efectivamente, tenía aprisionado en hielo sólido desde la mitad del antebrazo hasta la punta de los dedos. -No esperaba nada menos del Dios Guerrero de Merak Beta y su Sombra-

-Yo tampoco esperaba menos de Asgrim. No sé cómo lo neutralizaste, pero sabía que no caería sin una buena lucha- dijo, orgulloso. -Y ese hielo... no se va a romper fácilmente-

-Me di cuenta- replicó Ártica. Aumentó su velocidad y se lanzó en una patada doble hacia Hagen y éste la esquivó con facilidad. Sin embargo, no notó que Fenrir venía por detrás y la patada de él sí dio en el blanco.

La Sombra de Alioth Epsilon, por su parte, no tuvo tiempo de contrarrestar el sorpresivo golpe de quien creía ya no combatiría más. Asgrim le dio duro en el abdomen. -¿Me extrañaste?-

Ártica dio grandes respiros para estabilizarse. -No...- apenas pudo articular, corriendo hacia él y haciéndolo retroceder con una serie de puñetazos. Lo arrinconó contra un árbol y sonrió con satisfacción. Sin embargo, cuando iba a darle el golpe de gracia, el que sonrió fue él. Saltó en el momento justo y las garras de la armadura de Ártica se clavaron profundamente en la corteza. La joven jalaba con desesperada insistencia para sacarlas, porque sabía que la Sombra de Merak Beta estaba justo tras ella. Con un brazo atrapado en la corteza y el otro en hielo sólido, era el blanco más fácil del mundo. -No, no, no. NO. NO. NO. NO. ¡NO...!-

-Buenas noches, Ártica- dijo Asgrim al levantar el puño donde estaba acumulando una gran cantidad de cosmos. -Como siempre, ha sido un placer combatir contigo-

Lo que fuera que iba a lanzar se vio desviado cuando Fenrir lo embistió violentamente. -Que ni se te ocurra-

Un movimiento de su mano generó un corte en el árbol en que Ártica estaba clavada y éste se fragmentó en grandes pedazos. Seguidamente se colocó espalda a espalda con su Sombra. -Sabes bien que no podemos dejar que ataquen juntos o nos van a cocinar. ¿Puedes luchar con la mano así?-

-No es un problema. Asgrim sólo me agarró desprevenida- dijo ella, chocando su mano libre contra el hielo de la otra. -Esta vez lo neutralizaré para bien-

-Entonces ve, y derriba a ese caballo- terminó Fenrir antes de lanzarse nuevamente contra su igual. Rodó hacia adelante para esquivar la ráfaga de fuego que Hagen lanzó en su dirección y le hizo una barrida para tumbarlo al suelo. Logró acertarle un puñetazo, antes de que el rubio usara sus pies para quitárselo de encima. Se puso de pie de un salto y se volteó. Sus ojos destellaron. -GREAT ARDENT PRESSURE-

La violenta ráfaga de fuego le dio de lleno, pero Alioth Epsilon cruzó los brazos frente a sí para evitar el peor de los daños. Seguidamente hizo una serie de saltos que lo llevaron otra vez dentro de un rango de ataque físico hacia su oponente. Hagen le acertó un golpe a un costado y otro en una pierna, mientras que Fenrir logró dejarlo sin aire unos segundos antes de que lo contraatacara con otra ráfaga de fuego. La misma le dio justo en la espalda.

Por el lado blanco del asunto, Asgrim y Ártica tenían un enfrentamiento bastante diferente. Dada la condición de una de sus manos, la joven se enfocaba en usar sus piernas, mientras que el otro aprovechaba los constantes saltos de su oponente para obligarla a gastar energía. En el momento en que la vio pausar para darse un respiro, la aprisionó en un potente abrazo constrictor. La Sombra de Alioth Epsilon no encontraba cómo soltarse, pataleando y forcejeando, puesto que una de sus manos ni siquiera le servía de apoyo para agarrarse de Asgrim.

Cada vez que intentaba apoyarla en la otra armadura blanca, se resbalaba y perdía aún más el control de la situación. Sin embargo, en uno de sus ataques de pánico, se le quedó viendo a la mano y luego a su oponente, luego a la mano otra vez y de regreso a su oponente. Las cejas de Ártica se elevaron en un gesto curioso del cual Asgrim si acaso se percató, porque lo siguiente que vio fue el puño atrapado en hielo darle duro por la cabeza y, sin falta, dejarlo inconsciente. El cuerpo de la Sombra de Merak Beta le cayó encima, pero a como pudo, Ártica se arrastró lo suficiente para quedar libre. Se le quedó viendo a su contrincante unos momentos. -No quiero quejas después, Asgrim. Tú fuiste el que me lo dejó así-

Hagen se rió. -¿Qué pasa? ¿Será que el lobo no le puede seguir el paso al caballo?-

Fenrir respiraba de manera entrecortada. Había varios hilos de sangre que recorrían su cara y los golpes que había recibido en las piernas estaban comenzando a causarle muchos problemas. Una mirada rápida del campo le llevó a notar la ubicación de su Sombra. Chocó un puño contra la palma de la otra mano y apretó los dientes. -El caballo que descontrola su paso termina tropezándose-

Una vez más se lanzó hacia Hagen, inflamando su cosmos hasta donde el cansancio le permitía. Le hizo retroceder un par de metros y luego se levantó los visores. -WOLF CRUELTY CLAW-

Hagen se volvió a reír. -¡Esto no será suficiente, Fenrir!- exclamó, pero donde antes estuvo una sonrisa ahora había una cara de shock, porque la ráfaga lo hizo retroceder aún más y de la nada se tropezó con algo que hizo sus piernas ceder y se fue de espaldas. Ese algo era Ártica, que todavía no se había logrado poner de pie y al estar arrodillada, había fungido como el obstáculo perfecto. La otra se irguió como pudo con una cara de shock igual o peor que la de Hagen. -¿¡Qué demonios...!?-

-Vamos, prepárate- replicó el otro, tomando a Hagen de un pie y comenzando a girar con él. Después de la cuarta vuelta lo lanzó hacia arriba y su Sombra de inmediato se lanzó tras él. Con el último gramo de fuerza que le quedaba, Ártica le clavó el codo al rubio en el abdomen y eso, más el golpe de cuando chocó contra el suelo, terminaron el trabajo. Los diez segundos pasaron en silencio y Hagen de Merak Beta no dio ningún signo de poderse levantar otra vez. Fenrir se inclinó y arrancó el pendiente de cuarzo rojo que tenía colgando de su cuello. -Tropezones- fue todo lo que dijo.

-¡El segundo combate es una victoria para Epsilon!- gritó Hilda desde el palco. Algunas exclamaciones de celebración de parte de los demás también se colaron entre sus palabras. Ártica dio un pequeño e infantil salto de alegría. -¡Lo logramos!-

Fenrir no dijo nada, simplemente la levantó y la cargó en su hombro hasta el palco. Su Sombra, muy sonrojada, se trató de bajar, pero su mano no le ayudó en nada. -Ahh, Fenrir bájame, ¿qué haces...?-

Su Dios Guerrero la depositó frente a la mayor de las Princesas. -Señorita Hilda, ¿podría... romper ese hielo?-

-¿Hm? ¿Por qué no lo haces tú?- le preguntó Bjarna, quien tenía algunos vendajes en la mejilla después de su combate contra los gemelos de Zeta. -Tienes la fuerza para romperlo de un golpe-

Fenrir miró hacia un lado y torció la boca. -Sí, pero no sé si puedo controlar la fuerza de tal manera que rompa el hielo y no su mano...-

Hilda parpadeó unos momentos y luego sonrió de manera misteriosa. -Por supuesto-

Tomó la mano apresada y concentró su cosmos en sus propias manos. A medida que el aura luminosa cubría el hielo, éste comenzó a rajarse y después de unos momentos, se partió en pedazos. La piel de la mano se veía pálida y ligeramente azulada, por lo que Hilda comenzó a frotarla suavemente usando su cosmos como un generador de calor. Luego de varias veces, algunos dedos reaccionaron. -Eso es. Ve y sumerge esa mano en agua caliente, Ártica-

La otra apenas tuvo tiempo de agradecerle, porque de inmediato Fenrir la jaló a la parte posterior del palco donde esperaba Andri con un recipiente que humeaba y varios vendajes. Ártia se sentó en un banco y se quedó muy quieta mientras la vieja sirvienta hacía una revisión general de su estado. Lo mismo hacía Fenrir en otro banco, aunque la mirada que le dirigía al joven siervo que lo atendía evidentemente no estaba causando la mejor de las impresiones.

Bud se sentó cerca de ambos. -Felicitaciones por un buen combate- dijo con una sonrisa.

-¿Buen? ¡Fue un gran combate!- intervino Syd de pronto. -Mi parte favorita fue cuando Fenrir usó a Ártica para hacer tropezar a Hagen-

Alioth Epsilon desvió la mirada ante su comentario, pero Ártica sonrió. -Apuesto que esa táctica no la conocías-

-Y yo apuesto que tú tampoco, niña- replicó el gemelo y ambos estallaron en carcajadas. -Así que ahora que tenemos a Zeta y Epsilon, sólo falta ver quién ganará entre Gamma y Eta-

-¡Oh! ¡Entonces derrotaron a Bjarna y Alberich!- exclamó ella al ver que la otra Sombra femenina presente se acercó.

-Sí... creo que nunca me habían dado una paliza de tal magnitud- dijo la joven de ojos turquesa con el cejo fruncido. -¡Me las van a pagar en otro momento, gatitos...!-

-Hey, hey. Las amenazas dáselas a Alberich- replicó Bud con un gesto manual. -Él es tu compañero de equipo-

En ese momento llegó Hagen, apoyándose pesadamente en Siegfried. Asgrim hacía lo mismo con Baldur. En el momento en que Duphe Alpha colocó a su compañero en una silla cercana, la princesa Flare lo empujó con relativa violencia fuera del camino. -¡Hagen! Hagen, ¿estás bien?-

El rubio asintió. -Sí, no es nada, querida Flare. Será pan comido recuperarme del ataque de los Lobos del Norte. No quiero presumir, pero creo que ellos se llevaron la peor parte-

-¿Cómo?- exclamó Asgrim de pronto. -No sé tú, pero yo tengo un golpe del tamaño de Jörmungandr en mi cabeza-

Hagen se rió, pero la mirada que Flare le lanzó a ambos Alioth Epsilon fue bastante intimidante. Bjarna, por su parte, le estaba dando la vuelta a Ártica, cuando notó algo en su espalda. -¡Vaya, Ártica! ¡Tienes toda chamuscada tu tr...-

Pero se quedó callada en medio de su oración, porque de pronto en su mano tenía el tercio inferior de la trenza de Ártica. El silencio sepulcral se apoderó de Flare, Syd, Asgrim, Bud, Hagen, Fenrir y Bjarna mientras la otra se tomaba un momento para asimilar la situación. Un chillido de horror salió de su boca. -¡Mi... mi cabello! ¡¿POR QUÉ ME ARRANCAS EL CABELLO?!-

Bjarna se alejó unos pasos al tiempo que Ártica se ponía de pie de golpe, botando el recipiente de agua caliente. La Sombra de Megrez Delta salió disparada para huir del agarre de la otra, quien se veía empeñada en atraparla -¡ERES UNA ENANA INFELIZ!-

-¡PERO SI FUE ASGRIM EL QUE TE QUEMÓ EL CABELLO!- gritó Bjarna, tirando el tercio de trenza al aire, que todavía estaba atado con la banda azul. La persecución seguiría un rato más, hasta que finalmente Hilda anunció la siguiente pelea. Thor y Sigurd saldrían victoriosos en su batalla contra Mime y Reydar, pero no ilesos. Los vendajes escondían los innumerables cortes que los otros los les habían causado con sus Réquiem de Cuerdas.

Terminada la jornada, regresaron al Palacio para una merecida cena y una ducha. Inmediatamente después regresaron Andri y el otro siervo para vendar las heridas que estaban debajo de los Mantos Sagrados, aunque Fenrir apenas le dejó vendar sus puños y piernas. Entró a la habitación de Ártica para verla acostada en la cama y a Jin acostado sobre su brazo. -No sé qué le pasa, me ha estado siguiendo por todo lado desde que llegué. Hasta se metió a la ducha conmigo-

Fenrir elevó las cejas ante lo último, tic incluido, pero no dijo nada. -Y ahora que me senté en la cama, de inmediato se acostó sobre mi brazo...-

-Sabe que algo le pasó, supongo que quiere calentarlo con su cuerpo- replicó el otro. -¿Estás segura de que no te duele?-

-Sí. Está entumecido todavía, pero no me duele ni nada- dijo ella. -Ya con todos los vendajes y demás en su lugar, me siento mucho mejor. ¿Ya terminaron contigo?-

-Sí, ya- dijo él, dándose la vuelta para ir a su habitación.

-Espera, Fenrir- llamó Ártica al erguirse en la cama. Jin se acomodó para sentarse sobre su mano. -Quítate la camisa-

El aludido se quedó en su posición. -No-

-Quítatela, por favor-

Alioth Epsilon dejó escapar un gruñido inconforme, pero hizo como se le pidió. Tenía un moretón en un costado. -No es nada-

-Date la vuelta-

Otro gruñido inconforme resonó cuando lo hizo. Una gran parte de su espalda se veía roja e irritada. Ártica se puso de pie y lo obligó a sentarse en la cama. -No te muevas, ya regreso-

Jin se fue tras ella y Fenrir se sumió en fastidio por un rato mientras ella regresaba. Cuando lo hizo, venía con un pequeño tarro en mano. Se sentó detrás de él, abrió el tarrito y comenzó a untar el ungüento en toda su espalda. El otro se encorvó un poco. -¿Cómo te diste cuenta?-

-No sé tú, pero yo estaba pendiente de qué estaba pasando en tu lado del claro- decía mientras pasaba su mano por la espalda. La otra no, porque Jin estaba empeñado en no soltarla y hasta la había aprisionado entre sus patas. -Vi claramente cuando recibiste la ráfaga de fuego en la espalda y aunque el Manto Sagrado te ahorró la peor parte, era obvio que se había calentado por el ataque. Alguna quemadura te iba a dejar-

-Claro que estaba pendiente de tu lado del claro, ¿acaso no embestí a Agrim cuando te quedaste atrapada en la corteza?- replicó el otro, ligeramente indignado.

-Sí, eso es cierto- dijo ella, tapando el tarrito y dejándolo en su mesa de noche. -Me salvaste, gracias-

Le hizo voltear un poco y depositó un suave beso en la mejilla del otro. Esto lo incomodó, pero Ártica sabía que era un tipo bueno de incomodidad. Fenrir miró hacia otro lado y torció la boca. -Siempre lo he dicho. En este caso es el Dios Guerrero el que tiene que proteger a su Sombra-

-Bueno, es hora de un merecido descanso- dijo Ártica en medio de un bostezo. -Ha sido un día muy largo...-

-Sí...- respondió él al ponerse de pie, ponerse la camisa otra vez y dar unos pasos hacia su habitación-

-Fenrir-

-¿Hm?-

-¿Por qué no duermes aquí? Ya Jin dejó claro que lo hará, así que no veo por qué tú no puedes- dijo con una sonrisa.

El otro se encogió de hombros. -Dos lobos en una cama, uno más no hará mucha diferencia. ¿Por qué no?-

Se metió entre las cobijas y se acostó boca abajo, porque poner su peso sobre la quemadura iba a causarle más dolor del necesario. Ártica y Jin se acomodaron a como el lobo permitió. Apagó las luces. -Buenas noches, Fenrir-

-Buenas noches, Ártica- murmuró él. El ungüento tenía un efecto raro en el cual bajaba la irritación de la quemadura, pero al mismo tiempo le causaba cierto ardor. Gruñó muy calladamente por eso, pero al instante sintió que unos dedos frotaban muy suavemente su espalda y esto disminuía el ardor. En la penumbra de la habitación, cerró los ojos con satisfacción y tal vez, una pequeña sonrisa.

XXXXXX

Ártica miraba el juego con una expresión algo confundida. Nunca había entendido bien el ajedrez y para ser sinceros, sólo estaba ahí porque no tenía nada mejor qué hacer. Alberich y Reydar dejaban escapar sonrisas maliciosas cada vez que movían una pieza, pero sin decir palabra alguna. La Sombra de Alioth Epsilon pensaba que era un choque invisible de titanes, porque sentía la tensión, pero no la entendía.

Cuando se dio por vencida en comprender la partida, se puso a jugar con el caballo de Reydar que Megrez Delta había capturado. Para arriba y para abajo lo movía por la mesa con una infantil sonrisa de satisfacción, tumbando las otras piezas desechadas. No fue hasta que de manera poco sutil Reydar le quitó el caballo que Ártica se puso de pie, ligeramente fastidiada. (1) -Bueno pues, al cabo que ni entiendo esta cosa-

-Si usaras un poco tu maní, lo captarías sin problemas- le recriminó la otra Sombra.

-¿Mi maní...?- repitió Ártica con una ceja enarcada, pero cuando cayó en cuenta de a qué se refería, por poco bota el tablero. -Eres una enana insolente. Si no fuera porque sería irrespetuoso con Alberich, agarraría esas piezas y te las metería entre la oreja-

Megrez Delta se carcajeó. -No, por favor, no dejes que te detenga. Voy ganando la partida, pero me entretendría mil veces más ver eso-

-Fenrir, así no se juega Jenga- dijo Syd en la otra esquina del Salón Blanco.

-Vete al diablo- le dijo el otro, acomodando los tuquitos en su lado de la mesa para formar una casa muy rústica. Cuando necesitaba más, simplemente agarraba los de la parte superior de la torre con la que jugaban el gemelo y Sigurd. Mizar Zeta suspiró, derrotado, y le cedió el resto de las piezas, mientras iba al armario a buscar un mazo de cartas. Dicho mazo era bastante colorido.

-¡UNO!- exclamó Ártica al sentarse al lado de Syd de inmediato. -¿Puedo jugar?-

-Pero cómo me preguntas eso, niña, claro que puedes- respondió el otro y comenzó a repartir las cartas entre Sigurd, ella y él. Apenas unos minutos después, Syd tenía casi todo el mazo en la mano y no porque estuviera repartiendo. -Caray, qué malo soy en este juego-

-Já- exclamó Reydar desde su asiento. -No me sorprende que vayas ganando, Ártica, UNO ciertamente tiene un nivel más manejable para tu maní -

La otra no dijo nada, simplemente agarró un puñado de tucos de Jenga (para total indignación de Fenrir) y se los tiró a la otra con cierta furia. Reydar se rió cuando los esquivó, al tiempo que las puertas del Salón Blanco se abrían de par en par. Hilda y Siegfried ladearon un poco la cabeza al ver a Ártica con otras dos piezas de madera en mano y en medio de lanzarlos. Parpadeó unos segundos al verlos, pero no renunció a sus acciones. La Sombra de Benetasch Eta frunció el entrecejo como nunca cuando sintió las piezas en su nuca, ya que había confiando en que la presencia de la Princesa iba a inhibir cualquier represalia en su contra. Alberich se carcajeó con ganas ante toda la escena. -Ah, Princesa Hilda, éstas son las Sombras Guerreras de Asgard-

La sacerdotisa logró disimular su risa como una tos medio rara y caminó hacia el centro del Salón. Detrás de ella, Siegfried y los restantes guerreros que acababan de llegar entraron en la estancia. -Bien, quería hacerles una sugerencia en relación a la competencia...-

Ártica se sentó al lado de Fenrir y le sonrió, pero el otro la fulminó con la mirada. Su Sombra parpadeó varias veces tratando de entender y luego elevó las cejas con congoja. Le había destrozado su casita en el arranque de ira. Fenrir se cruzó de brazos y cerró los ojos, indiferente a las disculpas de Ártica.

-Hay tres duplas que se tienen que batir para enfrentar a Alpha, pero si siguen recibiendo golpes como los de ayer, no van a estar en buenas condiciones para el combate final- continuó Hilda, ignorante ante el pleito de Lobos en la mesa. -Así que quería saber si Gamma, Epsilon o Zeta estarían dispuestos a aceptar un combate directo con Alpha. Si ganan, ustedes serían la nueva dupla a vencer-

Unos segundos de silencio fueron preludio para el choque del puño de Thor contra su otra mano. -Gamma acepta el reto-

Epsilon y Zeta no dijeron nada, así que eso decidió el asunto con rapidez. Hilda asintió. -Bien, entonces mañana a medio día será el combate. Las demás duplas estarán en el palco conmigo y veremos qué hacer una vez terminen-

Se retiró con Siegfried y alguno que otro que salió del Salon, mientras los que se quedaron retomaron lo que fuere que estaban haciendo. Todos menos los Lobos, donde el blanco no lograba que el azul le dirigiera palabra. Ártica suspiró, derrotada, y se puso de pie. Se fue a la cocina a buscar algo, pero no notó que alguien le seguía los talones. No fue hasta que casi tira el azúcar del susto que se percató que la princesa Flare estaba ahí con ella. -Princesa Flare, por favor no haga eso-

La rubia la miraba de manera intensa con el cejo apenas fruncido, pero con mucha concentración. Una expresión tan seria en su rostro era muy raro de ver, y sinceramente le daba escalofríos a la otra. -¿Necesita algo de mí?-

-No realmente- respondió la otra, sirviendo algo de té para sí. -La verdad, me ha estado comiendo la curiosidad en saber cómo vencieron a Hagen y Asgrim ayer. No me tomes a mal, no es que creo que no tengan la capacidad, es solo que...-

-Hagen es más fuerte que Fenrir y definitivamente más fuerte que yo- concordó Ártica al revolver el contenido de su jarra con la cuchara. -Como no sabíamos con quién nos teníamos que batir, hicimos varios planes dependiendo del contrincante. Por ejemplo, si nos tocaba contra Eta, Gamma o Zeta, los podíamos enfrentar al mismo tiempo, porque sus ataques son más físicos... no enteramente, pero más físicos que por ejemplo el fuego de Beta, el cual implica mucho más peligro inmediato que los cortes de Zeta, por decir algo...-

-¿Y entonces?- dijo Flare, aparentemente no satisfecha con lo que le acaba de decir.

-Pues, que para esos dos en especial lo mejor era neutralizar a uno primero. Por eso yo hice lo posible por dejar a Asgrim fuera de combate para luego ir y enfrentar a Hagen junto a Fenrir-

-¿Y cómo lo hiciste?- preguntó la rubia al beber un poco de té. -Asgrim es muy fuerte también. No tanto como Hagen, pero digno de ser su Sombra-

-Pues... ¿con mucho empeño?- respondió la otra, no del todo confiada. -En medio de una batalla, por lo menos a mí me pasa que me pongo como en automático. No sé cómo explicarlo... Más que nada aproveché los árboles para evitar algunos de sus ataques y tomarlo por sorpresa-

Ártica se rascó la nuca y con pesar sintió la recientemente alterada longitud de su cabello. -Obviamente no lo logré en todas ocasiones...-

Flare pasó sus dedos por la coleta de Ártica con una sonrisa. -Lamento que tu cabello haya sufrido este daño, realmente se siente raro tenerlo corto. Bueno, "corto" considerando que ahora ni siquiera te da para trenzarlo como te gusta...-

Ártica regresó al Salón Blanco con la taza en su mano y la colocó con cierta timidez frente a Fenrir. El otro miró con sospecha el contenido y luego a su Sombra. Entrecerró sus ojos y bebió de ella con cierta prisa. -¿No te da vergüenza chantajearme con chocolate caliente?-

-No- respondió ella con una sonrisa y se sentó a su lado.

Fenrir elevó una ceja y torció la boca. -Bueno, ayúdame a hacer una casita más grande- le dijo, dejando que ella se sentara más cerca.

XXXXX

Era un buen día. El viento era poco y el cielo estaba relativamente despejado para estándares asgardianos. Cinco Dioses Guerreros y sus Sombras esperaban en el palco junto a las Princesas mientras que los guardianes de Gamma y Alpha se analizaban los unos a los otros en medio del claro. Hilda se aclaró la garganta. -Ya saben las reglas del encuentro. Una vez finalice, se decidirá cómo proseguirá la competencia-

Los cuatro guerreros asintieron y asumieron poses de batalla. Fenrir miraba sin prestar mucho cuidado. Era una lucha de tipos diferentes de fuerza. Gamma tenía más fuerza bruta mientras que Alpha más potencia en su ataque. El estruendo de los golpes, el destello de los ataques, el silbido de las hachas cortando el aire, la fuerza de las técnicas chocando una con otra. Sin duda había pocas cosas que se podían comparar a esa batalla.

Sin embargo, a pesar de que el encuentro fue muy intenso, no se extendió mucho. Apenas diez minutos después, los guardianes de Gamma yacían inmóviles sobre la nieve. Hilda de Asgard anunció la victoria de Alpha y éstos ayudaron a sus contrincantes a caminar hasta el palco. Intercambiaron unas palabras que Alioth Epsilon no escuchó porque miraba extrañado el temblor en las manos de Ártica. Comenzaron a caminar de vuelta al Palacio y los Lobos del Norte se quedaron atrás en relación al grupo.

Ártica se mordió el labio inferior. -¡E-es demasiado fuerte...! ¡Yo no duraría ni cinco segundos contra él...!-

El Dios Guerrero arqueó una ceja. -¿Qué no has luchado con Baldur antes? ¿No es lo mismo?-

-¡Claro que no! ¡Jamás!- replicó ella, nerviosa. -No hay punto de comparación...-

-Siegfried es un hombre muy fuerte- concordó Fenrir con los brazos tras la cabeza. -Pero tienes la mala costumbre de pensar que no puedes hacer nada. Si eso fuera cierto, no serías digna de ser mi Sombra-

Ártica volteó hacia él con una media sonrisa. -Sé que lo dijiste con buenas intenciones, pero esa frase no salió del todo bien-

-El punto es- dijo el otro al girar los ojos en sus órbitas. -Que el resultado de un enfrentamiento sólo se puede determinar cuando se lleva a cabo. Una vez perseguí a un cervatillo convencido de que sería lo más fácil del mundo. Al final del día terminé con una pezuña marcada en la cara producto de una patada y sin nada para comer-

No habían puesto un pie dentro del Palacio cuando Hilda les habló. -Alioth Epsilon, acaba de surgir una propuesta muy interesante para el terminar la competencia-

Los aludidos se quedaron viéndola en silencio, esperando a que continuara. La Princesa hizo un gesto manual en relación a Siegfried y Baldur. -Duphe Alpha ha propuesto que ustedes y Mizar Zeta los enfrenten de manera simultánea-

-¿Eh?- dejó escapar Ártica con cierto shock. -¿Epsilon vs Zeta vs Alpha al mismo tiempo?-

-¿Para qué?- preguntó Fenrir en ningún tono en particular.

Siegfried sonrió. -Pues, ¿no te parece más interesante? Cuatro oponentes en lugar de dos y éstos se pueden neutralizar entre ellos-

-Una gran descarga de testoster...- comenzó a decir Baldur, pero luego de mirar a Ártica, reconsideró lo que iba a decir. -Adrenalina-

-¿Qué dicen? ¿Les parece?- preguntó Hilda, expectante.

La Sombra de Alioth Epsilon miró a su compañero con inquietud, y éste se encogió de hombros. -Sí sí, qué más da. Así terminaremos más rápido con todo este alboroto-

-¡Excelente!- exclamó Siegfried al ver a Fenrir pasar junto a él. -Mañana a las dos de la tarde-

Alioth Epsilon giró a la derecha para salir al pasillo y a medio camino dejó escapar un silbido largo seguido de uno corto. Ártica pareció regresar a la realidad después de mostrarse totalmente aterrada ante la respuesta afirmativa que su Dios Guerrero acababa de darles a los demás. De inmediato frunció el cejo y se fue tras él. -¡N-no estoy llorando...!-

De vuelta en sus habitaciones, Fenrir se acostó en la cama al lado de Jin. Éste le lamió la cara y se acomodó sobre él. Minutos después apareció Ártica, quien se sentó al borde de la cama. -Espero tengas una buena estrategia para esto, porque de lo contrario nos metiste en un rollo difícil de superar-

-Bah, ¿no te emociona un reto de este calibre?- dijo él, rascando a Jin tras las orejas.

-No, me aterra- replicó la otra. -Y si tengo que decirlo yo, tú no te ves muy emocionado tampoco-

Fenrir puso un brazo tras la cabeza. No le iba a decir nunca a su Sombra, pero el prospecto de tener una excusa para golpear a Bud y hacerle pagar por lastimar a Jin lo ponía de buen humor. -Tal vez Baldur tiene razón y es pura testosterona-

Ártica torció los labios en lo que tal vez pudo haber sido reproche. -Claro, como soy la única chica en este encuentro, nada tiene sentido para mí-

-No lo dije con esa intención- aclaró el otro. -Pero sería mejor para ti si ves esto como lo que es: entretenimiento. Es una competencia tonta, nada malo va a pasar, así que puedes relajarte-

-¡Lo dice al que no le quemaron el cabello...!- replicó ella en medio de una risa. -Sin embargo, eso no responde a mi pregunta-

-Ah, cierto. La cosa es sencilla, rómpele la cara a Syd y yo se la romperé a Bud, para que me ayudes a rompérsela a Siegfried. De Baldur nos podemos encargar paralelamente-

-Muchas caras por romper-

-Por eso digo, relájate-

-¿Y por qué yo a Syd? ¿No sería mejor a Bud?- inquirió Ártica con un dedo en la barbilla. -Después de todo, como él me entrenó, sé bastante bien cómo ataca y defiende-

Fenrir cerró los ojos. -Bah, ponle algo de emoción al combate, Ártica. Lucha con alguien nuevo, te garantizo que cuando le rompas la cara a Syd, te va a dar más satisfacción que rompérsela a Bud. (Cosa que ya has hecho antes, por cierto...)-

-Hm…- meditó ella. –Está bien. La verdad no hace mucha diferencia. Ahora si me disculpas, iré a tomar una siesta-

-¿Una siesta?- dijo, estirándose con pereza y rascándose la frente. – ¿Duermes como un tronco y aún así vas a tomar una siesta?

-M-me gusta dormir- fue todo lo que Ártica dijo, poniéndose de pie y yéndose a su habitación.

El resto del día siguió sin eventos, aunque la expectativa tenía a todos de puntillas. Durante la cena como el desayuno al día siguiente, el combate de las dos de la tarde era lo único de lo que podían hablar en el Palacio Valhalla. Los cocineros, los siervos, las Princesas y los guerreros mismos debatían una y otra vez qué iba a pasar en el encuentro de tres equipos, pero Ártica no lograba bajar nada más que yogurt para desayunar. No fue hasta que Fenrir la obligó a comer salchichas, huevo, tostada y beberse un vaso de jugo que finalmente se llenó. –El yogurt es para perdedores. Tienes que comer proteína para luchar en tu mejor nivel-

-Si no me vomito en medio combate será un milagro- replicó ella, frotándose la barriga con una cara de agobio.

-Con tal de que no sea encima de mí, siéntete libre de hacerlo- dijo Baldur con una sonrisa.

Un poco de calentamiento antes del almuerzo y una comida ligera fue todo lo que quedó antes de que finalmente fuera hora de que los seis guerreros se reunieran en el claro entre los árboles. Fenrir colocó su mano en la muñeca de su Sombra, que no dejaba de temblar. –Somos los Lobos del Norte-

La otra no pudo articular respuesta, pero asintió y en su mirada se vio más determinación que antes. Diagonal a ellos estaban los gemelos de Zeta y en el otro lado, los guerreros de Alpha. Hilda se aclaró la garganta. –Conocen las normas, así que sólo me resta desearles un buen combate, y que gane el mejor equipo… o el mejor guerrero, si es el caso-

Al instante los guerreros desaparecieron de su lugar y justo después se escucharon impactos sobre metal, piedra, madera y nieve. Todos menos Siegfried, quien se había quedado en su posición con los brazos cruzados y una sonrisa tranquila. Con mucha maestría, Bud bloqueó el puño de Fenrir al mismo tiempo que de una patada mandó a volar a Baldur. Le torció el brazo a Alioth Epsilon, pero éste le hizo una zancadilla y lo tumbó al suelo. Le dio varios puñetazos hasta que Baldur llegó por detrás y lo atrapó en una llave. Fenrir giró en el momento justo y el golpe que Bud intentó propiciarle le dio a la Somba en el hombro, aflojando su agarre. Los tres se dieron unos momentos para retomar el aliento, con una pequeña sonrisa en sus labios. Sin duda alguna entre ellos lo que había era pura testosterona.

No muy lejos de ellos, Syd y Ártica se observaban con atención. Su choque inicial había sido de puños, pero ahora analizaban mejor al oponente, siendo éste uno que nunca habían enfrentado. Syd sonrió y le hizo un guiño. -Espero no tomes a mal lo que resulte de este combate, niña -

-Lo tomaré a mal si me dejas ganar- replicó ella al bajarse los visores. -Que ésta no sea una riña entre perros y gatos, sino un combate entre un lobo y un tigre-

-Así se habla- dijo Mizar Zeta, y se enfrascaron en un ir y venir de puños y patadas que daba poco espacio para pensar. Casi todas las reacciones de Ártica eran por instinto, lo que en algunas ocasiones no le fue de gran ayuda. Sin embargo, el mismo Syd calculaba mal ciertos ataques, brindándole una mejor oportunidad para contraatacarlo. En un intento por derribarla, el gemelo usó su pierna para hacerla tropezar, pero con una agilidad sobrenatural, Ártica apoyó sus manos en el suelo y rodeó el cuello de Syd con sus piernas. Seguidamente lo lanzó hacia adelante y de un salto se puso de pie otra vez.

-¡Caray! ¿Dónde aprendió Ártica eso?- exclamó Asgrim en el palco.

-Yo le enseñé- respondió Bjarna de inmediato, llevándose la mano al pecho.

-No sabes ni saltar hacia atrás, qué le vas a estar enseñando a Ártica esas patadas de ninja- dijo Alberich, arqueando una ceja.

Su Sombra se volteó, molesta. -Tú no conoces mis habilidades secretas-

-No tienes habilidades secretas-

-Ya cállense los dos, no me puedo concentrar en la violencia autorizada con ustedes discutiendo- les reprendió Reydar, comiendo ansiosamente de los bocadillos sobre la mesa.

Los lugares habían cambiado varias veces, así que se habían turnado entre Ártica vs Bud, Baldur vs Syd, Fenrir vs Baldur y hasta por descuido, Syd y Bud casi se rompen los dientes el uno al otro. Fenrir dio un salto y generó un potente corte con su pierna que hizo retroceder a Alcor Zeta varios metros. Éste le respondió con un golpe al hombro, otro al muslo y finalmente uno al abdomen. Su oponente rodó un poco sobre la nieve antes de ponerse de pie otra vez. Le acertó una patada a Bud en el costado y un puñetazo a la cara. Se enfrascaron tan intensamente en su combate que olvidaron por completo sus alrededores.

Aprovechando la oportunidad, Syd se alejó de los otros dos y se lanzó contra Fenrir en el momento en que su hermano lo hizo retroceder algunos pasos. -VIKING TIGER CLAW-

-¡No, señor!- gritó Ártica, interponiéndose de pronto entre ambos. Sus visores relampaguearon al instante. -SHADOW WOLF CRUELTY CLAW-

Debido a la poca distancia entre ellos, el choque de técnicas generó una gran onda de impacto que mandó a volar tanto a Syd como a Ártica a lados opuestos del claro, donde terminaron golpeándose contra árboles cercanos. Fenrir y Bud también fueron lanzados hacia atrás, pero la distancia les permitió aminorar la velocidad y evitarse el daño. Sacudiendo la cabeza, Alioth Epsilon se puso de pie y analizó lo mejor que pudo el escenario frente a sí. Vio a su Sombra al extremo izquierdo y tuvo ganas de correr hacia ella, pero se quedó en su lugar con los puños bien cerrados. -Uno... dos... tres...-

En silencio pasaron los segundos, pero el único movimiento en el claro provino de Baldur, quien nuevamente trató de tomar a Fenrir por sorpresa. Sin siquiera voltear a verlo, éste le conectó un puñetazo justo en medio de la cara que sin más lo dejó inmóvil. -Ocho... nueve... diez-

Con un paso seguro, se fue hacia el lado derecho del claro y le arrancó el pendiente de cuarzo rojo a un Syd que estaba por desmayarse. Donde lo vio, el gemelo de cara ensangrentada dejó escapar una muy débil carcajada. -Carajo, iba en serio lo de que no fuera una riña entre perros y gatos...-

Al otro lado, Bud miraba con descontento el cuerpo inactivo de su amiga de la infancia. Ártica estaba boca abajo sobre la nieve y a diferencia de su hermano al otro lado del claro, no se movió en lo absoluto. Alcor Zeta le dio la vuelta y la recostó contra el árbol con el que había chocado. Luego tomó el pendiente verde que tenía una pequeña Ɛ grabada en el cuarzo y regresó al centro del claro, donde Fenrir le dio un golpe a un malherido Baldur en el cuello para que finalmente colapsara.

-Tu Sombra es molestamente insistente- dijo Alioth Epsilon, mirando a su líder.

-¿Puedes culparlo? Le rompiste todo el puente de la nariz, yo también estaría molesto- replicó Siegfried. -Sin embargo, esa es la cualidad más valiosa de Baldur, su perseverancia-

-La próxima vez le romperé eso también- refunfuñó el otro, guardando el cuarzo rojo de Syd y el verde de Baldur entre sus ropas.

-Ah, ya te pusiste de mal humor- dijo Duphe Alpha al ponerse el casco. -¿Qué le pasó a toda esa emoción de cuando te estabas dando de golpes con Bud y los otros?-

-Se me acabó- fue todo lo que dijo, alejándose unos pasos a saltos al sentir a Bud caminar cerca de él. El gemelo no podía comprobarlo por los visores, pero podía sentir una penetrante mirada clavada en él tras ellos.

-Bien, comencemos- dijo Siegfried y los alrededores se impregnaron del poderoso cosmos que emanaba de él. Los otros dos también elevaron los suyos, conscientes de que era el todo por el todo de ahora en adelante. Fenrir miró una última vez el lado izquierdo del claro y apretó los dientes. -Somos los Lobos del Norte...-

Todos en el palco estaban al borde de sus sillas, puesto que la batalla se había vuelto tan intensa que incluso a veces era difícil saber qué estaba pasando. Si no era porque luchaban a una velocidad sobrehumana, era por las grandes nubes de polvo que se levantaban cada que alguien lanzaba una técnica especial. Siegfried ni siquiera se molestó en esquivar la ráfaga de goles de Bud y más bien aprovechó un descuido del gemelo para tomarlo del brazo y lanzarlo hacia adelante. De inmediato apareció tras él y de una patada lo envió varios metros hacia la derecha.

Fenrir le acertó un puñetazo en el brazo que el otro probablemente ni sintió y recibió de lleno un golpe de cosmos que le sacó el aire. La gran potencia de los ataques de Siegfried rápidamente cansó a los otros dos, quienes apenas podían mantener el ritmo para que no les diera de lleno.

Alioth Epsilon finalmente pareció cansarse de esta situación y puso todo lo que tenía en su siguiente ataque. Con un giro evadió el golpe de Bud y de un salto se posicionó justo sobre Duphe Alpha. Los visores ambarinos brillaron con fuerza. -NORTHERN GUNROU KEN (1)-

-ODIN'S SWORD- fue lo último que escuchó y de repente todo se volvió negro.

Abrió los ojos y se irguió de pronto, respirando de manera agitada. Hizo el intento de ponerse de pie, pero el dolor en sus costados lo hizo dejar escapar un alarido. A su izquierda algo se movió y Ártica se irguió, restregándose el ojo de la cicatriz. Fenrir se le quedó viendo con el cejo fruncido, más por el dolor que por cualquier otra cosa.

Estaban en su habitación y él estaba cubierto de vendajes. Su Sombra tenía uno en la cabeza, y otros en las manos. Ártica le sonrió, todavía somnolienta. -Qué bueno que ya recobraste el sentido-

-¿Qué carajos...?-

-Siegfried ganó el combate, te desmayaste después de recibir su Odin's Sword- le informó, dándose media vuelta y acostándose otra vez. Se acurrucó un poco y Jin, que estaba en medio de ambos, se recostó a ella.

-Hey, hey- exclamó él. -No te duermas, ¿qué pasó con Bud?-

Ártica reprimió un bostezo. -Siegfried lo venció con su Dragon's Bravest Blizzard-

-¿Cómo sabes todo esto? ¿No estabas inconsciente?-

-Bjarna me dijo cuando desperté. Luego me pidieron que te vendara, porque aparentemente Jin estaba por comerse las manos de cualquiera que te quisiera tocar. No le hizo mucha gracia verte en tan mal estado- dijo la Sombra con algo de lentitud. -¿Ya me puedo dormir otra vez?-

Fenrir torció la boca, todavía con muchas preguntas en mente. -Sí, descansa- le dijo, aunque ella parecía ya haberse dormido otra vez. El Dios Guerrero se volvió a acostar y se llevó una mano a la cabeza. Claro, el Odin's Sword. De por sí un ataque difícil de esquivar y de feria lo recibió en el aire. Fenrir gruñó en voz baja y se acomodó para seguir descansando. Era mejor recobrar fuerzas ahora y refunfuñar después.

A la mañana siguiente, los otros guerreros felicitaron a los combatientes y les hicieron una descripción más detallada de cómo había acontecido todo. Fenrir escuchó con atención el recuento que Mime le hizo sobre la batalla, ligeramente más interesado en las partes que incluían a su Sombra. Syd se sentó al lado de Ártica; él también tenía la cabeza vendada. -Niña, tienes que decirme dónde aprendiste ese espectacular movimiento de piernas-

-No te rías...- La Sombra de Alioth Epsilon se sonrojó un poco, rascándose un brazo. -Lo vi en una película que me mostró Bjarna el otro día-

-Les dije que yo se lo había enseñado- recalcó la Sombra de Megrez Delta al otro lado de la mesa.

-Si tengo que decirlo yo, me salió mejor de lo que esperaba- dijo Ártica al asentir. -No creí tener la fuerza suficiente para lanzarte en esa posición-

-Estas niñas de ahora se tienen cada truco bajo la manga...- respondió Syd, negando con la cabeza y encogiéndose de hombros.

-Dado el gran trabajo y esfuerzo que han hecho, les otorgamos estos pequeños y deliciosos premios- dijo la Princesa Flare, colocando una bandeja con seis cupcakes ricamente decorados sobre la mesa. Todos tenían estrellas de jengibre encima; un par eran doradas, otro plateadas y el tercero era de un color similar al bronce (3). Éste último fue depositado frente a los Lobos del Norte.

Ártica tomó uno, le quitó la estrella y le dio un mordisco. -¿Sabes? Al final tenías razón, fue muy emocionante luchar sabiendo que nada malo podía pasar-

-Tomaré eso como un "me encantó romperle la cara a Syd"- replicó Fenrir, agarrando el otro cupcake.

-Técnicamente él también me la rompió a mí, pero la verdad es que sí- dijo la otra con algo de azúcar refinada en la nariz. -Sólo que la próxima vez, la meta van a ser esos-

El Dios Guerrero la vio señalar el par de las estrellas doradas que se estaban comiendo Siegfried y Baldur. Fenrir le quitó el polvo blanco de la nariz con un dedo. -Hecho, pero tienes prohibido perder antes del oponente principal-

-Sí, señor- dijo Ártica y se terminaron los cupcakes con cierta satisfacción misteriosa.

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(1) ノーザン群狼拳/ Northern Gunrō Ken / Golpe de la Jauría de los Lobos del Norte - sólo quería aclarar que es NORTHERN, no "Rozan", como por la razón que sea la mayoría de la gente parece traducirlo owoUu