01. Sorpresas

Londres

John Watson estaba sentado en su silla habitual con su laptop, intentando concentrarse en un nuevo artículo para su blog, pues tenía varias cosas por contar ahí, pero el paseo furioso de Sherlock le impedía concentrarse; en su afán de escribir, intentó ignorar a su amigo como pudo, pero simplemente no pudo y le preguntó molesto:

-¿Podrías sentarte por un instante? Me estás poniendo nervioso.

-¡Estoy aburrido!—respondió Sherlock aún paseándose.

-¿Y no podrías aburrirte estando quieto?—preguntó John.

-¡No sé como lo hace la gente común para vivir sus aburridas vidas sin desesperarse!—dijo Sherlock deteniéndose-¡No soporto estar aburrido, quiero un caso!

-¡Yo también, a ver si con eso dejas de actuar como loco!—exclamó John, que bien sabía de lo que Sherlock era capaz cuando se aburría al no tener casos.

John siguió intentando concentrarse, pero todo lo que consiguió escribir fue un par de palabras inconexas, así que por ese instante se rindió. Sherlock ya se había sentado, pero no dejaba de mover las manos y los pies y murmuraba cosas ininteligibles, mirando por todo el piso como si allí fuese a encontrar lo que pudiese quitarle el aburrimiento que lo estaba sofocando durante días. De pronto, llegó la señora Hudson, que sin esperar pregunta, anunció:

-Un señor viene a verlos.

-¿Qué señor?—preguntó John.

-No lo sé, supongo que vendrá por un caso—respondió la señora Hudson—¿Lo hago pasar, o están muy ocupados discutiendo?

-Hágalo pasar—respondió John.

Un señor que se veía de cuarenta años entró; llevaba puesta una gabardina azul encima de un terno, y en su mano derecha llevaba un maletín café.

-Buenos días—saludó John.

-Buenos días—respondió el hombre mirando la sala un tanto nervioso—¿Acá vive el señor Sherlock Holmes?

Sherlock miró de reojo al hombre al tiempo que John preguntó:

-¿Usted es...?

-James Barnicot—respondió el hombre.

-Tome asiento, doctor Barnicot—dijo Sherlock.

-¿Y cómo sabe que soy doctor, si solo me presenté con mi nombre?—preguntó Barnicot sorprendido.

-Por su maleta—respondió Sherlock—Y además, hasta el último momento no estaba seguro de venir, y es más, ni siquiera ahora mismo sabe si está en lo correcto.

-Pues sí, tiene razón, la verdad es que el asunto que me trae es algo raro, y se me ocurrió que tal vez usted me podría ayudar—dijo Barnicot.

-Tome asiento, señor Barnicot—dijo John.

Barnicot se sentó, y solo cuando Sherlock lo volvió a mirar, se explicó:

-Verán, soy doctor y atiendo pacientes en dos sitios: Kennington Road, que es mi consultorio principal y mi hogar, y en Lower Brixton Road. Debo reconocer que soy un ferviente seguidor de Napoleón y su obra, tengo muchos libros sobre él, así como retratos y reliquias y bustos con su imagen, uno en el vestíbulo de mi casa y otro en la repisa de la chimenea del quirófano de Lower Brixton Road. Bien, sucede que esta mañana, al levantarme, noté que anoche alguien había entrado a mi casa, pero lo único que se llevaron fue mi busto de Napoleón, que después encontré hecho añicos en el jardín.

-¿Y no forzaron puertas ni rompieron las ventanas?—preguntó Sherlock.

-Solo abrieron la ventana, pero todo lo demás se ve como si nada hubiera pasado—respondió Barnicot.

-Continúe—invitó Sherlock.

-Gracias. Hoy debía estar al mediodía en Lower Brixton para realizar una operación en el quirófano, y al llegar, descubrí que alguien abrió la ventana en la noche y destrozó el busto de Napoleón, que estaba desparramado por toda la habitación, y al igual que en mi casa, no se llevaron nada más.

-Ya veo—respondió Sherlock pensativo con las manos en su mentón—En primera instancia podría decir que su caso no es más que un simple acto de vandalismo, dado que no se llevaron nada, y las únicas cosas que rompieron fueron los bustos de Napoleón. Dígame, ¿Usted conoce a alguien que, a diferencia suya, no sea partidario de Napoleón, o bien, alguien con quién usted haya tenido problemas y haya querido vengarse rompiendo los bustos?

-Mmmhhh, no, la verdad es que no tengo problemas con nadie, al menos no que yo sepa—respondió Barnicot.

Sherlock permaneció por un instante en silencio, hasta que finalmente le dijo a Barnicot:

-Doctor Barnicot, agradezco que haya venido a mi consulta, pero me temo que lo que me está diciendo no es más que un caso común y corriente de vandalismo sin sentido, así que…

-¡Espere un momento, señor, hace algunos días ocurrió algo similar en otro sector de Kennington Road!—añadió Barnicot.

-¿Cómo dice?—preguntó Sherlock un poco más interesado.

-Esta mañana, con todo el alboroto causado en mi casa, hablé con uno de los vendedores de Morse Hudson, la tienda en donde compré los bustos, y cuando le conté lo que pasó, él me dijo que hace cuatro días pasó un momento a la trastienda cuando escuchó que algo se rompió, y al volver, encontró hecho pedazos un busto de yeso de Napoleón que estuvo expuesto en el mostrador. Lo primero que hizo fue salir a la calle a buscar a quien sea que haya roto el busto, pero aunque no vio nada, algunos transeúntes le dijeron que habían visto correr a un hombre del negocio, y nadie pudo identificarlo.

-¿Y ese hombre no hizo una denuncia a la policía?—preguntó Sherlock.

-No lo sé, supongo que sí, yo solo sé que yo no he hecho más que venir a hablar con usted de lo que sucedió—respondió Barnicot.

-Esto sí que se volvió interesante—dijo Sherlock—En un principio pensé que lo suyo no era más que un caso de típico vandalismo sin sentido, pero si el destructor de Napoleones ya ha roto tres bustos y no se lleva cosas de valor, resulta, por decirlo menos, curioso, y tal vez encierre algo más que un odio genérico a un personaje tan antiguo. Doctor Barnicot, acepto el caso.


Estocolmo

Tiempo… y dinero. Esas eran dos cosas que le sobraban a Lisbeth Salander, que se la pasaba la mayor parte de sus días en su piso en Fiskargatan, y solo cuando estaba muy aburrida, accedía a ayudar a Dragan Armanski con los casos que se le hacían difíciles de seguir. Noche tras noche, se dedicaba a ingresar a los ordenadores de gente que conocía, sin intervenir más allá. Aquella noche ingresó al ordenador de Mikael Blomkvist, y se llevó una desagradable sorpresa al ver que él se comunicaba por correo con Monica Figuerola; leyendo los correos, se daba cuenta de que esos dos tenían una relación más que cercana, algo que Lisbeth reconocía, muy a su pesar, que le causaba resquemor, y en los últimos correos, de aquella misma semana, ambos habían acordado pasar un fin de semana a solas en un balneario en la costa de Bohuslän. Lisbeth decidió salirse un momento de su ordenador al tiempo que no dejaba de maldecir a Kalle Blomkvist de los Cojones por tener la relación que fuese que tuviera con esa tal Monica Figuerola de los Cojones, y aunque había pasado los últimos dos años intentando mantener la mayor distancia de él, de alguna manera le resultaba imposible no saber noticias de él, pues una parte de ella quería saber qué estaba haciendo ese hombre jodidamente apuesto que le había salvado el pellejo y con el que estaba en deuda.

Más adelante, cuando se calmó, volvió a su ordenador e ingresó a los correos de Milton Security, pero nada le había llamado la atención hasta que leyó el correo de Niklas Eriksson, un personaje que a ella personalmente no le caía del todo bien, y precisamente porque no lo tenía por alguien muy inteligente, le sorprendía notar que había enviado un correo con un mensaje críptico de una sola línea a un correo de nombre inglés.

"Primera parte concluida, cinco en vista, azabache en camino cubierta con niebla espesa"

No se podía imaginar qué rayos podía significar ese mensaje de Eriksson, el cual había sido escrito la semana anterior, pero de todos modos decidió mantenerlo bajo vigilancia, pues en su opinión, nada bueno podía salir de un hombre que anteriormente se atrevió a vender fotos privadas de clientes a la prensa.


Hello sweeties! Primer crossover que intento en serio, y los protagonistas son el sociópata altamente funcional conocido como Sherlock Holmes, y la peculiar Lisbeth Salander. Un día me pregunté qué podría surgir de una historia entre esos dos, y el resultado es algo que aún no me imagino, así que esto también será una aventura para mí. Cualquier actualización o sugerencia serán bien recibidos. Nos leemos :)