Disclaimer: "Este fic ha sido programado por el foro/comunidad Retos fanfiction"
Advertencia: Es un ligero Femmeslash, muy ligero, pero si a alguien no le gusta estos temas, que no lo lea.
Palabras: 428
Santana no puede aguantar a Rachel.
Rachel es enana, con una enorme nariz, y con una voz chillona que saca de quicio a la sexy latina.
Detesta su carácter, y más cuando se pone en plan arrogante, como si fuese la mejor en todo.
Detesta por todas las maneras posibles a Rachel Berry, y más que se crea la protagonista de la historia, y todos los demás fuesen los malos, cuando la muchacha no era ni la mitad de buena de lo que aparentaba.
La morena era egoísta, solo se preocupaba por sí misma. Quería que todo el mundo centrase su atención en ella, y si no lograba lo que pretendía, montaba un berrinche que era secundado casi siempre por Lady Hummel, que apoyaba a la pequeña en casi todo.
Esa era otra cosa... ¡Era enana! A Santana le parecía un pequeño minion al que le daba ganas de aplastar de vez en cuando.
No podía con ella.
Ni podía con su carácter impertinente cuando ella solo había intentado ser su amiga; tal vez no de la manera más delicada, pero si su amiga después de todo. La vida no era fácil, y menos sencilla, y la latina tenía claro que Berry necesitaba muchos encontronazos y golpes para empezar a madurar como en verdad debía. Tenía que empezar a preocuparse por lo importante, y no por conseguir o no un papel. Rachel tenía que comprender que la fama era efímera, aunque eso no quitaba que no tuviese que luchar por sus sueños.
Y pese a que Santana López detestaba en muchas ocasiones a Rachel Berry, le gustaba pasar tiempo con ella.
Le encantaba cuando se reían juntas porque le habían preparado alguna trampa en casa a Kurt, y adoraba poder tener charlas con ella, aunque siempre usase un tono mordaz que la pequeña "estrella" se tomaba como una ofensa, o un ataque hacia su autoestima.
Le parecía entretenido cantar con ella de vez en cuando algunas canciones. Le parecía fascinante poder estar con la morena sin ganas de querer matarla. Sin lugar a dudas, le encantaba pasar tiempo con ella, y estar tranquila a su vez. Le agradaba cuando la otra se comportaba de una manera que hacía que fuese una persona a la que era posible aguantar durante unos minutos.
Y en el fondo, admiraba la entereza de Rachel, y a su vez, sus ganas de luchar por lo que quería, sin que nadie lograse vencerla.
En el fondo, por mucho que lo negase, a Santana le gustaba un poco Rachel.
Pero ese sería su pequeño secreto.
