Compro tu amor
InuYasha
Por: Ivanov Shinigami
Summary: "Lo que es verdadero, jamás termina"
Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no son míos, esta es solo una historia de fanáticos para fanáticos, es ficción, no tiene ninguna relación con personas, instituciones o hechos reales. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Que la disfruten... n-n
Category: AU, OCc, Angst, generalmente.
Raiting: Lima olemon suave, masturbación, violación, PG-13 yo señalo el NC-17.
Warnings: lima o lemon suave, masturbación, violación... Si consideran ofensiva esta historia, no se lea por favor, no deseo dañar u ofender a ninguna persona con el contenido de este texto, arigato.
Nota 1: - Diálogos –, "Pensamientos", - Sueños-, (Flash back).
Nota 2: Inspirado en el fic "Compro tu amor" de Gundam Wing escrito por Kary-chan. Espero les guste.
- Prologo –
POV´S KIKYOU
¿Cómo puedo comenzar a relatar mi historia?
Primero debería decir que mi nombre es Kikyou Higurashi, hija de la prestigiosa y de buena posición económica familia Higurashi.
Es el año de 1830, esta es una era en la que solo importa el buen nombre de una familia y el dinero, en el que el pensamiento de los que no son de la "alta sociedad" quedan descartados, era donde el racismo y el machismo están muy presentes. Y yo, lamentablemente, nací en esta era.
Nací en una noche de tormenta, donde lamentablemente, el médico o alguna partera no pudo llegar a atender el parto de mi madre, así pues, después de tenerme junto a un gran sufrimiento y una gran fiebre quedo un poco mal de sus capacidades mentales, a tal grado de que cuando fueron gemelas las que tuvo, rechazo a una de ellas, lamentablemente yo fui a la que rechazo...
Olvide decir que tengo una gemela, su nombre es Kagome y ella es la reconocida hija de la familia Higurashi y yo, pase a ser su hermano gemelo, así es, me hicieron pasar por hombre.
Ella quería a una niña, literalmente como lo digo, una niña y a un niño. Así formaría a su preciosa y perfecta familia.
El primer varón, yo había sido la primera en nacer y la primera en ser escogida para ser pasada por el primogénito de los Higurashi. Fue tal el estado de esquizofrenia de mi madre al ver que había dado a luz a unas gemelas, que mi padre, con afán de calmarla y al mismo tiempo controlarla, había dicho que no era varón si no niña y un niño y así fui criada, como un varón. Claro, todos los sirvientes de casa y la hacienda viven bajo el juramento de no decir nada a nadie lejos de la casa grande, ni siquiera murmurar al pueblo que yo soy una mujer y no un varonil y fuerte niño. Mi padre al principio creyó que después de un tiempo mi madre recuperaría un poco la razón, y así yo podría ser criado como la primera hija de las gemelas de la familia, pero no fue así. En la casa, todos inclusive mi hermana Kagome me dicen Kyo.
Kikyou es nombre de mujer, papá lo escogió para mí, dice que significa flor de campanilla, la flor que compadece, que se compadecía del triste destino que me esperaba y que todos deberían de compadecerme, pero eso no les interesa, a nadie le importa, todos me llaman el joven Kyo. Ahora me doy cuenta de que mi padre cometió un error al darle la razón a mi madre, al no querer decirle la verdad por no querer ver sufrir a la mujer que amaba y decirle tal mentira, pero de pequeña eso no me importaba, yo amo mi nombre de mujer. Disfrutaba que todos me trataran con tanta amabilidad. Todo lo que pedía todo me era dado, en mi tierna infancia no me daba cuenta de que no era normal que yo, siendo una mujer vistiera con aquellos pantalones cortos, zapatos cerrados, camisas elegantes y gorros incómodos. Miraba con extrañez como mi hermana era vestida con amplios vestidos coloridos y peinados bonitos. Por un capricho mío, mi cabellera negra jamás fue cortada, era demasiado larga y eso me encantaba, me llegaba a la cintura, ese era mi legado de feminidad. Pero repito, en aquel tiempo no me importaba, no me daba cuenta de las cosas, no tenía conciencia del entorno que me rodeaba. Fue cuando llego la adolescencia que todo me pareció demasiado, yo era una mujer al igual que mi hermana, mis pechos crecieron, salió bello donde antes no había, mi voz se hizo más aguda y mis caderas se ensancharon, por lo tanto quería actuar como tal, quería actuar como lo que era, una mujer. Le tenía mucha envidia a Kagome, siempre tan femenina, maquillándose y actuando tan coquetamente, su vanidad, usando vestidos caros, envidiaba eso y más. Quería salir a donde me placiera sin necesidad de compañía, pero esto no podía ser, padre decía que era peligroso salir sola, pues si a alguien lograba descubrir me naturaleza real, sería la ruina de toda la familia.
Si a una señorita "decente" se le ve sola es catalogada como de mala calaña, pero me extrañaban sus palabras siendo que parecía un hombre por mi apariencia, fue en ese momento donde todo comenzó a tener sentido.
Quería ejercer mi derecho a ser mujer, no me importaba que las mujeres fueran tomadas como un cero a la izquierda, y que solo los hombres tuvieran derecho en esta era, al igual que los pobres y bastardos, en esta sociedad. Yo quería ser una mujer completa.
Pero un día decidí ejercer ese derecho, tendría máximo trece años en ese entonces, tome algo de la antigua ropa de mi hermana, un vestido sencillo, sin amplios holanes ni bordes estorbosos, solo un vestido azul sencillo que podría usarse en un verano caluroso y que por suerte me calzo a la perfección, desate mi cabello de la cola de caballo que siempre traía, quería dejarlo suelto y libre como siempre había querido portarlo, me vi en el espejo de mi habitación, no podía creerlo, parecía toda una bella mujer, mostrando mis blancos hombros destapados del vestido que solo los cubría los encajes, mi esbelto cuerpo se marcaba a la perfección en aquel bello vestido, me sentí contenta y escape de la casa, hacia el campo.
Era tal mi libertad que me sentí tan abrumada, podría ir a donde me pareciera sin necesidad de darle cuentas a nadie, corrí por todo el campo, bañándome del aroma de la hierba y el roció de los pastos, me comporte como yo antes había visto comportarse a las hijas de las sirvientas en la casa, libres y femeninas mientras bailaban al compás del viento. Pero, en mi carrera disfrutando de tal libertad me topé con alguien, choque y fui a dar con el suelo, al levantar la mirada, mire horrorizada como me miraba con sorpresa mi hermana, ahí mismo mi femenina y siempre imponente hermana estaba frente a mí con la nana.
- Her...- trate de pronunciar pero callé, no estaba segura si me había reconocido, pero al levantarme el capataz y mano derecha de mi padre, me acerco a su cara y me reconoció de inmediato, lo que hizo que mi hermana se acercara y me susurrara molesta - ¿qué cree que hace aquí señorita Kikyou y con mi vestido? – me reprocho mirándome de arriba hacia abajo.
- ¡Bájala Muso por favor! - le dijo con voz pausada mi padre, quien me veía con una profunda tristeza - tiene derecho, tiene todo el derecho de hacerlo – termino mirándome dulcemente.
- Su derecho es estar en casa, tomando lecciones de esgrima o haciendo otra cosa como los "hombrecitos" de su edad - comento mi hermana mal humorada. Fue en ese entonces que esas palabras me calaron en el fondo de mi alma como ningunas otras, fue cuando me canse de que las cosas fueran así - ¡no soy un hombre!- grite, mas mi padre me tomo por el hombro e indico que subiera al caballo, al parecer me había visto correr por el campo cuando regresaban de un viaje a la hacienda. - Kikyou, sabes que ya es demasiado tarde para decirle al mundo que eres una mujer, ese escándalo... – dijo mi padre pero Kagome le interrumpió.
- Acabaría con el buen nombre de la familia – término de decir - Y ese escándalo acabaría de volver loca a nuestra madre al fin – pronuncio Kagome riendo divertida ante el comentario, sin embargo padre no le dijo nada.
Apreté los nudillos y los dientes con fuerza al escucharla, así que por el buen nombre de la familia yo debería de enfrentar las consecuencias de sus estupideces, yo debería de pagar los errores y miedos de mis padres ante la verdad. - No sé por qué a usted padre, ¡le importa más el buen nombre de la familia que su propia hija! - le dije con rabia a mi padre en cuanto entramos a la casa, mi padre me abrazo con cariño y fue la primera vez en toda mi corta vida que lo vi llorar, estaba sorprendida, esperaba un regaño o una bofetada por esa falta de respeto, pero en lugar de eso recibí un abrazo lleno de amor. - Tienes todo el derecho y razón para odiarme por siempre Kikyou, mi bella flor de campanilla, a la cual deben compadecer - dijo mirando mi cara sorprendida, yo no pude seguir odiándolo después de verlo llorar por mí y más aún, después de entender el verdadero significado de mi nombre, el nombre que él me puso, solo baje la cabeza y susurre débilmente - no lo odio padre – el me sonrió felizmente mientras más lagrimas brotaban de sus ojos.
- ¡Pero Kyo! – Dijo mi madre interrumpiendo la escena cuando entro a recibir a mi padre y me vio vestida como lo que era - ¿qué haces con esas fachas?, ¡ve a tu cuarto a bañarte y ponerte ropa decente niño!, van a decir que estás loco – me dijo mi madre empujándome hacia las escaleras para que subiera a mi cuarto. La mire por eternos segundos, a ella tampoco debía odiarla y más porque ni siquiera se daba cuenta en que mundo vivía.
- Si madre - conteste y entre corriendo a mi habitación, me quite el vestido y la ropa interior como si me quemaran y me sumergí en el agua...
Desde que había cumplido trece años me bañaba sola, ya no venían las sirvientas a tallar con tanta fuerza que la verdad dolía, dejaban mi cuerpo sin poder mover un dedo, ¿realmente estaba tan sucia como para que me tallaran de esa manera?. En parte lo agradecía, ahora que estaba sola, el ritual del baño se volvía parte de mi única intimidad. Me sorprendió ver que el pueblo por la noche eran tan diferente, mas lleno de vida que en la tarde, y también me sorprendió ver que no le era indiferente a los hombres que pasaban por mi lado, estoy muy consciente de que está mal que una señorita este sola en las calles por la noche, la pueden confundir con una mujer poco digna digámoslo así, pero por primera vez en mi vida me sentí hermosa para alguien. Así vivía una doble vida... Nunca mencione a Naraku, hijo de una de las criadas de la casa, y con el único varón que se me permitía jugar, le divertía el saber que yo aun siendo chica vestía como chico, fue mi mejor amigo, mi compañero, mi confidente, pero más que eso... Fue mi primer amor. Su cabello era castaño oscuro como la madera, al igual que sus ojos castaños oscuros tiernos, con una astucia en ellos que se veía a cien metros de distancia, su piel era blanca, por lo que también lo hacían sobresalir y ser medio aceptado de estar siempre en la casa grande, por cierto mi madre es racista en toda la extensión de la palabra, pero ese es otro tema.
Pero esas escapadas no fueron las únicas, escape muchos más veces, solo que por la noche, y vestida como toda una dama en lugar de vestidos simples de mi hermana, los cuales había tomado a escondidas, la primera vez y por lo tanto fui más obvia, pues era raro ver a un campesina con mis facciones.
Y para mi fortuna, el me correspondía, así pasamos varios años, escondiendo un amor inocente y temeroso, saliendo de noche como una pareja de enamorados, paseando y divirtiéndonos como nunca en la vida, era perfecto, ¡claro! que cuando nos encontraron una vez en el jardín a plena luz del día besándonos mi hermana se horrorizo, mi querida e hipócrita hermana, solo cuando le convenía me trataba como chica. Está de más mencionar lo que sucedió después, a él lo molieron a palos hasta perder el sentido y a mí, las bofetadas e insultos no se hicieron esperar, pero gracias a la intervención de mi padre yo no tuve el mismo destino, aun que estuve muy cerca de probar las mieles de la hiel.
Llore con pesar su partida, se había ido la única persona que me entendía completamente, pero no se fue del todo de mi vida, me mandaba cartas contándome todo lo que hacía, cuanto me extrañaba, y cuando estaba cerca. Todas ellas las guarde en mi diario, mi nuevo amigo.
Mi padre no dijo nada al saber que me había enamorado de un chico, como siempre que sabía que algo me lastimaba o me hacía infeliz me abrazaba, y unas lágrimas escapaban de sus ojos, me decía que me amaba, que pasara lo que pasara yo sería su hija y de nuevo repetía que tenía derecho a odiarlo y yo, secando sus lágrimas y dándole una encantadora sonrisa le decía que no lo odiaba.
¿Cuantos sueños truncados habían en mi vida?, mi naturaleza exploradora y curiosa era opacado por el velo de ser "hombre", tenía que ser varonil, serio, caballeroso, inteligente, audaz, toda una farsa de mi verdadero yo, un yo juguetón, alegre, femenina y demasiada terca. Naraku me iba a librar de ese engaño, me liberaría de esas cadenas sociales y esa gran mentira de la casa Higurashi, huiríamos en cuanto yo cumpliese la mayoría de edad, huiríamos lejos, donde nadie me conociera y pudiera ser ella y no el.
- Solo espero que me sigas amando cuando eso pase - decía la última de sus cartas, ese plan aún no ha quedado perfecto, pero eso no importaba, el vendrá y por fin podre ser libre de esta farsa. Y así, entre engaños y mentiras han transcurrido diecisiete años de mi vida.
Fin del POV´S KIKYOU
- Fin del Prólogo -
Notas de la autora: Palabras dulces de un conejo.
Hola gente bonita, he aquí el Prólogo de esta nueva historia, es una de los tesoros que mantenía guardados y como digo, ahora que se puede pues a subirla para compartirla.
Tratare de subir los capítulos a la par que los de El Derecho, muchas gracias por leer y escribir cada una de mis historias, espero esta también sea de su agrado e interés. XD
Cuídense mucho y ya saben:
Dudas, criticas, comentarios, jito matazos, naranjazos, ladrillazos y todo lo que termine en zos es bien recibido... No me enojo... Todo menos virus ya saben ¬¬U...
Dejen reviews porfis, porfis, mientras más dejen más rápido subo el otro cap (chantaje ¬¬) jejeje n-n, no de verdad, es una estimulación para mí, lo juro jeje.
Matta ne!
Propaganda: lean mis fics n-n. Chuus! (Besos!).
