Disclaimer: No soy Jotaká, no soy Warner. Inherentemente Harry Potter no me pertenece. Lastima.

Este fic participa en el Reto #16: "Los opuestos" del foro Hogwarts a través de los años.

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"La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros".

Diógenes Laercio.

Era un día normal en La Madriguera; Fred y George en su cuarto, Ginny dormía, Percy estaba leyendo un libro en la mesa de la cocina, Arthur leía el periódico, Molly cocinaba y Ron esperaba impaciente el desayuno.

—¡Mamá! —Se queja el pelirrojo más joven—. Tengo hambre, mamá.

—Ten paciencia, Ron—le regaña su madre.

—Pero, mamáááá...

—Ya va a estar.

Y, efectivamente, luego de unos segundos Ron tenía frente a él un plato lleno de humeantes salchichas, panecillos de mantequilla y tocino frito. El pelirrojo suspira emocionadamente antes de atacar su plato.

Cerca de la humilde casa una elegante lechuza parda remontaba el vuelo. Cuando la lechuza se acerca a los límites de La Madriguera le toma cinco segundos atravesar las barreras mágicas, planeando un poco entra triunfal a la cocina de los pelirrojos.

—Mamá, una lechuza ha llegado—informa Percy cerrando su libro, esperaba ansiosamente cierta carta.

Molly deja en seguida de atender la estufa y camina entusiasmada a la lechuza, toma los sobres y, cuando ve el sello de Hogwarts, un grito sale de ella.

— ¡Es la carta de Ron! ¡La carta de Hogwarts, Arthur! —Chilla Molly antes de abrazar a su hijo.

—Mamá, estaba comiendo—se queja Ron con la cara llena de comida.

—Felicidades, hijo—dice su padre palmeándolo en la espalda.

Lo cierto era que Ron estaba feliz con toda esa atención, teniendo seis hermanos, a veces, pasaba inadvertido. Pero ahora no...

—Me nombraron prefecto, ¡lo conseguí! —Grita Percy.

Y Ron lo pierde. Ya no es él el que está en los brazos de su madre, ni siquiera el que recibe las palmadas de su padre, es Percy.

— ¡Otro prefecto! ¡Estamos tan orgullosos, Percy, querido!
—Todo un honor, hijo.

— ¿Acaso escuché la palabra... ni siquiera puedo decirla—Fred finge escalofríos entrando en la cocina.

— ¡Estamos malditos, hermano! Tenemos la enfermedad prefectitis aguda en la familia—dramatiza George.

— ¿Quién está maldito? —Pregunta Ginny bostezando.

—Oh, Ginny, pobre Ginny—Fred alza a la pelirroja que, aún sin entender nada y medio dormida, ríe alegremente.

—Debemos salvarla, Fred—sentencia George—, no podemos dejarla infectar.

— ¡Suficiente! Compórtense, Fred, George—regaña Molly—. Deberían estar felices por su hermano que, en contra de lo que ustedes hacen, le da un buen ejemplo a Ginny.

—Oh, Percy...—comienza Fred.

—Mi buen muchacho...—continúa George.

—Felicidades, hijo. Felicidades—Fred toma la mano de un Percy que exhibe la insignia de prefecto con orgullo en su pecho.

—Por tu maldición. ¡Estamos tan alegres! —Culmina George haciendo una reverencia.

Y mientras Percy enrojece de la vergüenza, Ginny ríe descontroladamente, Molly regaña a los gemelos y Arthur desdobla el periódico con una sutil sonrisa Ron no puede evitar sentirse apartado, excluido.

Porque él nunca sería tan inteligente y disciplinado como Percy, nunca sería tan gracioso o ingenioso como los gemelos o amigable y carismático como Ginny.

El solo era Ron Weasley, uno de los tantos hijos de los Weasley.

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N° de palabras: 478.

¡Hola, hola!
El reto consistía en escribir dos viñetas donde predominara equis opuesto, cuando a mí me tocó envidia/caridad el primer personaje que se me vino a la mente, para envidia, fue Ron, no lo sé, fue algo inmediato.

Luego lo consulté con una amiga y sí, ella también pensó en el pelirrojo.

Y no es que tenga algo contra él, pero hay que aceptar que Ron se menospreció mucho al inicio, e incluso siguió haciéndolo durante los siete libros.

En fin, espero haber logrado plasmar bien el opuesto aquí.

¡Besos!