Disclaimer: los personajes, así como todo lo que les resulte conocido en la historia, no son míos, sino de Rumiko.
¡Lean, lean! (Sí, el título está inspirado en The Nightmare Before Christmas de Tim Burton, ¿problem? XD).
The nightmare before Sengoku.
At the beginning...
Me paso la mano por debajo de la nariz, sintiendo un hilo de líquido cálido: sangre.
Volteo a ver a Naraku con desprecio y me llevo la mano al carcaj, sacando una flecha. De reojo soy consciente cómo Sango prepara su boomerang para un Hiraikatsu y Miroku trata de luchar sin abrir su agujero negro. InuYasha, por otra parte, no ha aparecido en toda la batalla. Y Kikyô tampoco.
Sé que no debería ser precisamente eso lo que me importa en este momento, pero tampoco puedo disipar el pensamiento así como si nada.
Disparo y fallo. Por un poco, pero es decisivo en cuanto a lo que el siguiente movimiento de Naraku respecta.
Estamos atrapados.
Veo como, finalmente, Miroku decide usar su Kazaana para sacarnos del aprieto a Sango y a mí, pero es demasiado tarde. Hakudoshi aparece por detrás y le pone las manos alrededor del cuello, ahorcándolo. Él debe defenderse, así que lo cierra nuevamente y voltea a su nuevo adversario.
Naraku ríe.
—¿De verdad creen que van a ganarme? —pregunta socarronamente.
Su voz me irrita y le respondo.
—No lo creemos, lo sabemos. —Él alza la ceja, desafiante.
—¿Ah, sí? ¿Tú, un monje maldito y una exterminadora herida con un gato envenenado? No me digas.
Disparo nuevamente, presa del enojo, y él desvía mi tiro perfecto. Reconozco en seguida mi error: no coloqué mi energía espiritual en ella. ¿O a caso ese hanyô se ha vuelto más fuerte?
Él ataca y me veo atrapada por uno de sus tentáculos.
Me retuerzo, presa del miedo. Naraku acerca sus labios a mi oreja y susurra:
—No te preocupes, no planeo matarte. En cuanto Byakuya regrese, sabré cómo deshacerme de ti de una vez por todas... —Su aliento a miasma me revuelve el estómago.
Hay una explosión en el lugar que me ciega durante unos segundos. Entonces los veo: InuYasha, Sesshômaru y Kikyô han llegado.
Me relajo al instante, pero vuelvo a tensarme.
La guerra aún no está ganada.
Un Viento Cortante destroza el tentáculo y caigo directo a los brazos de InuYasha. Me baja y le doy las gracias. Asiente y gira, cara a Naraku.
Su semblante confiado cambia a uno de sorpresa.
Tengo la imperiosa necesidad de burlarme, pero no lo hago. «Esto es serio, Kagome» me recuerdo.
Entonces, todo sucede a una velocidad flash.
Byakuya aparece y me toma por detrás. Hakudoshi, que ha dejado inconsciente a Miroku —a saber el cómo— me amenaza directamente al rostro. Kikyô y Sesshômaru apuntan a Naraku, InuYasha a Hakudoshi y Sango a Byakuya.
El malvado mayor ríe.
—No podrán matar a mis extensiones antes de que ellas maten a su preciosa.
InuYasha gruñe. El comentario lo enfureció, se nota.
A mí, por otra parte, no hizo más que aterrarme. No eran promesas vacías, y todos lo sabíamos.
El demonio de los sueños le avienta algo —un frasco, por lo que alcancé a ver— a su creador. Éste lo agarra y, en un abrir y cerrar de ojos está frente a mí.
Todos atacan. Sin embargo, Hakudoshi es mucho más rápido y pone una barrera al rededor nuestro.
Me estremezco.
Naraku toma mi boca entre sus manos y la abre. Me cruje la mandíbula y siento un pequeño sabor a sangre de la nada: sé que me ha roto algo. Mantiene mi boca abierta mientras yo lanzo patadas a diestra y siniestra y mis compañeros gritan mi nombre. Kikyô lanza una flecha y ésta se desmorona, ¿qué tan fuerte será el campo de fuerza?
Hakudoshi agarra mis piernas y Byakuya, mis brazos. Estoy atrapada. Más que atrapada: estoy jodida.
El frasquito, que contiene un líquido blanco, reluce frente a mis ojos. Naraku lo destapa bruscamente con los dientes y la mano izquierda, mientras su derecha sigue sosteniendo firmemente mi boca.
—Con esto me aseguraré que no vuelvas a interferir en mis planes. —Y vierte el líquido en mi boca.
Intento, por todos los medios, escupir, pero me cierra la boca y tapa mi nariz, obligándome a tragar. Y lo hago.
El mundo comienza a darme vueltas. ¿Veneno? ¿Es veneno? Sí, es veneno.
Primero, una extraña calidez me envuelve. Después se convierte en calor y luego en llamas. Me abrasa. Comienzo a gritar y retorcerme mientras mi cuerpo es consumido por unas llamas invisibles y dejo de pertenecerme a mí misma.
Me estoy yendo. Me estoy yendo a un mejor lugar.
Y lo sé. Y él lo sabe. Todos lo sabemos.
Lo último que escucho es la risa de ese demonio.
Lo último que veo es el rostro angustiado de Sango.
Lo último que deseo es que, sea como sea, ganemos esta guerra feudal.
O bueno... ellos la ganen.
.
Nah, Kagome no muere, ¿me creen capaz de asesinarla tan cruelmente?
Anyway, este es un nuevo Long-Fic que traigo para ustedes. Está inspirado en una escena de película que vi el otro día (ni idea del nombre, estaba haciendo Zapping y no me quedé para investigar). Por otra parte, estoy probando un nuevo tipo de narración, en presente y más compleja (o al menos para mí es complicada), así que acepto críticas. ;)
En fin, comenten, coshis lindas.
Les regalo a tods una sonrisa,
Smile(L)
PD: sí, Moun, estoy aún trabajando en la historia que te dedicaré. Quiero que sea PERFECTA :)
