¡Yei! Me disculpo porque mi nota del final de mi fic "Un poco más" fue confusa y quería informarles que no era que planeara retirarme de fanfiction, sino que planeaba retirarme un rato para actualizarme en todos los maravillosos fics que he encontrado en este fandom. ¡Mil disculpas por la confusión!

Así que como disculpas les dejo este pequeño fic que hice en un momento de inspiración, espero que lo disfruten.

Disclaimer: Miraculous: Tales of Ladybug & Chat Noir no me pertenece.


"No otra cita a ciegas"

Marinette acomodaba su vestido, había llegado con 10 minutos de anticipación y con nerviosismo le informó a la chica que anotaba algo en la libreta del restaurante su reservación. Con una sonrisa profesional y dos menús en sus manos, la chica dirigió a la joven de pelo negro por el lugar hasta un cómodo rincón con una mesa y dos sillas, encendió la vela y le preguntó si deseaba ordenar algo en lo que esperaba. Marinette sólo pidió un vaso de agua.

Sacó un espejo de su bolsa y checó su cabello por séptima ocasión. Acomodó de nuevo su vestido y vio por décima segunda vez su celular. 10 minutos tarde. "Tal vez se retrasó." Pensó con cautela. "Hubo mucho tráfico y él está atrapado buscando un atajo para llegar." Suspiró y se dispuso a observar sus alrededores, parejas cenaban a la luz de las velas, familias celebraban cumpleaños o un examen pasado, trabajadores se reunían para recuperarse luego de un día agotador y el bar al fondo sólo era ocupado por unos cuantos que a pesar de ser las 7:00 pm habían comenzado con unos tragos. A su derecha vio una mesa vacía con una hoja con letras doradas, no le puso mucha atención a lo que decía y mejor sacó su celular para corroborar que no hubiera llamadas ni mensajes perdidos. "Nada" suspiró.

Alya estaba convencida de que cualquier chico estaría encantado de salir con Marinette. Su amiga en cambio pensaba que como la chica de lentes había encontrado a un chico amable y divertido ahora sentía la responsabilidad de verla a ella también con un chico para no dejarla abandonada por sus citas.

"¡Vamos! ¡Tienes que ir! Sólo dame esta oportunidad." Decía Alya mientras caminaban hacia el cine. "De acuerdo a Nino es un chico genial." Alya se había puesto en frente de ella y usaba su famosa mirada que le impedía a su amiga negarse.

"Está bien" La mirada lo había conseguido. "Pero ¿estás segura?" De verdad no quería ir a una cita con un desconocido.

"¡Por supuesto! Nino dijo que es extrovertido, alegre, gustoso de la buena vida y el vino, rico, ha viajado por el mundo y es muy apuesto." Alya parecía estar imitando a esos comerciales que te ofrecen la solución a tus problemas con un simple producto, en este caso, un chico que parecía demasiado bueno para ser verdad.

"De acuerdo" accedió aún dudosa de todo este asunto de las citas a ciegas. Alya festejó y de inmediato le informó a su novio de las buenas noticias.

No importaban las promesas o lo que se dijera del chico, porque el resultado era este: Marinette con el cabello ondulado con un hermoso vestido de color verde bosque sentada en una mesa para dos, sola y sin que el tipo, ya había sido rebajado de chico a tipo, apareciera o diera señales de vida. La joven era amable, podría pensar insultos peores, pero aún se mantenía con la esperanza de que todo fuera un malentendido. "Es demasiado tarde para que sólo sea un malentedido." Dijo después de leer la hora en su celular. 7:50 pm. A este punto la mesera que la atendía evadía su mesa, pero la chica de ojos azules podía sentir la mirada de pena que le lanzaban los que trabajan en el restaurante."Sólo 10 minutos más" se dijo. "Sólo 10 minutos más y si no aparece me iré de aquí, no necesito que me vean plantada más personas."

La esperanza la hizo quedarse 15 minutos más. Se bebió lo última de su agua, vio a la mesera que atendía su mesa y le hizo señas de que le pasara la cuenta. La joven no notó que la mesa que había estado desocupada al inicio ahora tenía a un joven que la veía con atención desde que él había llegado. El chico vio el intercambio con interés, notando que la joven estaba por retirarse a pesar de que no había ningún rastro de que hubiera consumido algo, salvo el vaso de agua, pero cuando vio que la chica limpiaba disimuladamente sus ojos y susurró con enojo algo como "estúpidas citas a ciegas", el joven de ojos verdes no dudó en levantarse de su mesa reservada de todos los viernes y se sentó en la silla frente a la joven.

Marinette saltó un poco cuando vio movimiento en la orilla de su vista y una vez más controlada su respiración levantó su vista para encontrarse con el color verde más hermoso que hubiera visto en su vida.

"Señorita, ¿puede prestarme dos menús por favor?" Dijo el rubio cuando vio a la mesera que traía una cuenta en ceros en una pequeña cartera. "Lamento llegar tarde." Dijo en voz bastante alta para beneficio de la chica frente a él.

La joven de ojos azules parpadeó. No entendía qué estaba pasando.

El chico pasó su brazo detrás de su cuello y cuando se aseguró que nadie podía escucharlos agregó. "Te estaba observando desde que llegué, hace como 15 minutos. No soy nadie sospechoso, lo juro, es sólo que al verte sola pensé que sería mejor que nos acompañáramos. No sé si eso tiene sentido" Bajo su mano y su vista y la joven lamentó no poder ver esos ojos tan brillantes.

"¿No eres mi cita?" preguntó la joven.

"¿Decepcionada?" El joven levantó sus ojos un poco, cubriendo ligeramente con su cabello su rostro para no tener que enfrentarse directamente a la posibilidad de ser corrido por la hermosa chica frente a sus ojos.

"De hecho, no. Sólo sorprendida." Rió la joven mientras por instinto tomaba un mechón de su pelo negro. "Más que decepcionada he de decir que afortunada." Agregó mentalmente. Si esperar más de una hora por un tonto que no se iba a presentar le había premiado con el increíblemente atractivo joven frente a ella, de verdad que era afortunada. "Tal vez al final sí tenga que agradecerle a Alya."

El chico por su lado sonrió. "Tenía la sospecha de que serías más hermosa sonriendo y no estaba equivocado." La joven se tornó roja por el cumplido sin poder articular una respuesta coherente. "Déjame presentarme, Soy Adrien." Extendió su mano y la joven correspondió el saludo.

"Marinette" dijo con voz suave y aún con un sonrojo en sus mejillas. Las cartas llegaron y ambos comenzaron a leerlas.

Adrien la veía tiernamente de reojo ocultándose un poco con el menú. "¿Qué gustas ordenar Marinette?" La joven saltó un poco y ojeó el menú tratando de leerlo con prisa. "¿Puedo sugerir algo?" La chica dejó el menú al lado y asintió, aún no confiaba que pudiera decir algo coherente frente a él.

El chico pidió por los dos y la mesera sonriente y con aire de complicidad inmediatamente fue a encargar sus órdenes. Adrien se lanzó a preguntarle sobre su vida a Marinette, que hablaba emocionada de su pasión por el diseño y la moda cuando la mesera trajo dos velas y las encendió. Luego dejó dos platos vacíos frente a cada uno y un plato de spaghetti a la bolognesa con albóndigas en el centro.

"¡Wow! ¡Se ve delicioso!" dijo la joven que veía el platillo para compartir.

"¿Vino?" el chico ya estaba abriendo la botella y tomando su copa antes de que ella asintiera.

"Gracias" tomó la copa y bebió un poco. "Comamos antes de que se enfríe." Y sin ver cómo el joven le hacía una seña de gracias a la mesera que sonrió por un plan bien ejecutado, comenzó a servirse.

El rubio bebía otra copa de vino, sonriendo como chico enamorado al ver a la joven frente a él disfrutar su postre con aire infantil. Había aprendido mucho sobre ella durante la cena y todavía quería conocer más. "Marinette" la llamó sólo para ver cómo la joven levantaba su vista y bajaba la cuchara con lentitud. "¿No quieres acompañarme todos los viernes a cenar en este restaurante? Es mi costumbre venir aquí porque soy un buen amigo del chef, pero tenerte aquí ha sido maravilloso. Tienen razón en decir que se disfruta más la comida acompañado. ¿Qué dices?"

La joven se sonrojó, pero con una mirada juguetona respondió. "Suena a que me estás invitando a una cita."

"Cierto, pero creo que para que de verdad sea una invitación a una cita, debería pedirte tu número de teléfono." La sonrisa felina en sus labios era tan encantadora que Marinette no sabía cómo controlar sus nervios, sus látidos que iban a mil por hora ni sus ganas de decir que sí.

"Me encantaría" Dijo con toda la calma que pudo, que no fue mucha, pero que el chico no notó porque estaba en un estado similar al de ella, feliz de escuchar la afirmativa.

Intercambiaron teléfonos y antes de que la joven pudiera checar cómo se había registrado el chico, la mesera recogió sus platos vacíos y les agradeció su visita.

"La cuenta" dijo insegura Marinette.

La mesera sonrió y le aseguró que ya había sido pagada ante la confusión de la joven que de repente era conducida hacia fuera por el brazo del rubio que como todo un caballero se había ofrecido a llevarla a casa, sin darle tiempo a negarse.

En frente de la panadería de los Dupain-Cheng, Adrien tomaba la mano de Marinette y la besaba ante la mirada curiosa de sus padres que se asomaban por las ventanas al ver la limosina. "Te veré pronto princesa."

La joven asintió roja y sin saber exactamente en qué momento la había comenzado a llamar así. El chico se despidió una vez más y la chica entró a la panadería aún caminando por las nubes. Sus padres sólo sonreían sin hacerle notar a la joven que probablemente había sido lo más tarde que había llegado de algún lugar que no fuera trabajo o sus salidas con Alya. Marinette llegaba a su habitación y escuchó la notificación de un mensaje en su celular. "¿Es mañana demasiado pronto?" Leyó y la joven casi grita que no, pero respiró hondamente durante 2 minutos para armarse de valor y contestar, hasta que fue interrumpida por su tono de celular y por primera vez notó el nombre con el que joven estaba registrado. "¡¿ADRIEN AGRESTE?!" Ahora sí había gritado, pasando el celular de una mano a otra hasta que por fin respondió. "¿Sí?"

"No sé si así contestas el teléfono, pero tomaré eso como respuesta afirmativa a que está bien vernos mañana. ¿Café a las 9 de la mañana?" Un sonido ahogado fue su respuesta. "¡Excelente! Te veo en…" Y el chico le dio indicaciones que la joven no supo cómo pero memorizó, tal vez era su voz o querer saber más de él, pero aquí estaba, haciendo planes para verse de nuevo con nada más ni nada menos que Adrien Agreste, el modelo más famoso de París, que además de ser guapo, era el chico más amable y gracioso que hubiera conocido, si omitía sus juegos de palabras que usaba de vez en cuando.

Eran las 8:20 am y Alya recibió una llamada de una alegre Marinette. "Tenemos que hablar" Escuchó por la línea y la periodista supo entonces que estaba en problemas.

La joven de lentes pasó 15 minutos disculpándose y otros 5 prometiendo que mataría al patán que había dejado plantada a su amiga, además de hacer sufrir a su novio por sus promesas mal fundadas. En otra parte de la ciudad Nino sentía escalofríos a pesar de que estaba bien abrigado.

Eran las 8:45 am y Marinette ya estaba llegando al café donde se encontraría con Adrien, aún hablando con su amiga que aún no se quitaba de la cabeza la idea de que le encontraría un buen partido.

"No otra cita a ciegas. ¡Alya! No te preocupes. No, no es necesaria." dijo la joven mientras veía al chico acercarse sin despegar sus ojos de ella. "Te contaré luego."


Esta historia comenzó porque alguien en tumblr puso el prompt: "No otra cita a ciegas" y alguien más agregó "Imagina si dejan plantada a la chica y un joven que la ve sola decide sentarse con ella y fingir que es su cita". No quedó exactamente cómo imaginaba pero espero que al menos les haya sacado una sonrisa jajaja

Tengo otras dos historias planeadas que ya están en proceso, pero les iré informando en mi perfil si hay más o los posibles avances.

¡Muchas gracias!